Centinelas del tiempo
Por Ricardo R. González
Desafían lluvias, tormentas, bajas temperaturas, huracanes y cuántas adversidades aparezcan en el camino para desempeñar un oficio digno en busca de la certeza, a sabiendas que pronósticos son pronósticos y en ocasiones juegan una mala pasada.
Ahí están los necesarios observadores de las estaciones meteorológicas, vitales para realizar un pronóstico, los que bajo un impertinente aguacero tienen que salir a la plazoleta a fin de «auscultar» el comportamiento de las variables.
No faltan los necesarios administrativos que logran magias en estos duros tiempos, los indispensables innovadores cuyas inventivas hacen que la ciencia no se detenga, o quienes desde otras profesiones abrazaron el camino y lo hacen suyos, los economistas con el timón de los saldos, presupuestos y cuentas, los choferes como parte indispensables del oficio, y todos los auxiliares que sin su apoyo, independientemente de sus funciones, también hacen por la vida.
El reconocimiento para quienes sin pensarlo se convirtieron en comunicadores de todos los medios como servidores públicos, a los jubilados con sus notorias experiencias y labradores de las sendas para las nuevas generaciones.
Y si bien las felicitaciones son para todos, permítanme un distingo a los nuestros, a quienes desde el Centro Meteorológico de Villa Clara también hacen por la existencia como incansables centinelas del tiempo.
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