Blogia
soyquiensoy (Ricardo R. González)

A propósito del Día del Archivero Cubano. «Polillas», pero necesarias

A propósito del Día del Archivero Cubano. «Polillas», pero necesarias

Así lo considera Mayli Acosta Pujol quien lleva 32 años en el mundo del Archivo Histórico Provincial.

Texto y fotos Ricardo R. González

No pocos opinan —erróneamente— que las personas vinculadas a los archivos y bibliotecas se ven convertidas en «polillas», que portan unos lentes antiquísimos enquistados por su labor; sin embargo, Mayli Acosta Pujol, con 32 años de trabajo continuado en el Archivo Histórico Provincial (AHP), de Villa Clara, no cree en la aseveración porque «si acaso lo somos tiene como denominador común el de la utilidad, a favor del usuario que es nuestro objetivo supremo».

Y cuando corren las jornadas para celebrar el Día del Archivero Cubano (3 de Noviembre) lejos de molestarse por ese encasillamiento argumenta que, en el plano personal, no lo cree al facilitar las consultas por diferentes modalidades.

«Vivimos dentro de los documentos y extraemos toda su valía. Por ello tienes la necesidad de leer, interpretar, resumir y quizás por tal razón nos tilden de polillas».

A este universo llegó en 1992, una vez graduada de técnico de biblioteca en La Habana y encierra toda su experiencia laboral en este centro afiliado a la Ciencia, la Tecnología y el Medio Ambiente (Citma).

En la capital cubana estudiaba en la Escuela de Diseño, «pero las matemáticas y yo no somos amigas» y obligó a cambiar el rumbo.

Confiesa que el AHP no resultó la primera opción en su mente a la hora de comenzar. Venía con otras ideas, la de formar parte de la Biblioteca

Provincial Martí donde tenía a sus padres como fructífera cantera. Él, Heriberto Acosta, notable encuadernador por muchos años. Ella, Consuelo Pujol, técnico en la propia institución, de aquí que la formación familiar dejaba sus huellas de continuidad.

«Antes de iniciar en el AHP me fui a estudiar técnico medio en Bibliotecología para La Habana hasta que ya me ubican a trabajar en el centro que ha alimentado mis sueños.

— ¿Cómo describe la impresión de los primeros días?

— No puedo olvidar a Fara Elena López Machado que fue la directora que me recibió. Una persona con una preparación extraordinaria y tuve otro aprendizaje porque mi disciplina de formación no tenía nada que ver con el trabajo del archivo. Gracias a sus consejos, a aquellas libretas donde anotaba, y a sus «mata burros» comencé a adentrarme en la labor, roté por todos sus departamentos y empecé a descubrir un mundo incalculable.

— ¿En esa búsqueda pensó encontrar tanta riqueza en el AHP?

— Al inicio no, faltaba la experiencia, y junto a los trabajadores la fui descubriendo. A la vez que procesas un fondo encuentras maravillas y te enamoras de esa temática. Cada día se descubre algo, no solo por ti, si no por el resto de los compañeros e intercambiamos conocimientos. Eso es habitual.

En cada fondo que proceses aparecen cosas nuevas. Son verdaderamente reliquias. Las actas capitulares dentro del Ayuntamiento de Santa Clara, por ejemplo, constituyen una fuente inagotable, es un lujo tenerlas. Apreciar el surgimiento de la ciudad a través del Gobierno, los asuntos tratados, la apertura de caminos, calles, de parques…

— ¿Cuál fue el primer fondo que enfrentó?

— Recuerdo el del Colegio Provincial de Arquitectos que no es de los más antiguos pues data entre 1946 a 1964.

Hicimos los índices de arquitectos, de personas y otros detalles. De hecho fue mi tesis en la Sede Universitaria y procesé la base de datos de manera digital y todo lo que había realizado lo llevé a las nuevas tecnologías.

— ¿Usted no puede divorciarse de la superación?

— (Un rotundo no). Comencé desde muy joven a pasar cursos en el Centro de Superación para la Cultura, los hice con Heidy Águila, la actual Historiadora de Santa Clara, entonces era profesora de allí. De Historia local, regional, de colonia, neocolonia, revolución y de todos los que estuvieran vinculados con mi labor, pero en el Archivo Nacional comencé otros cursos, luego por talleres y en la medida que te vas superando necesitas más, ya sea de conservación, de procesamiento, de información.

— Y esa búsqueda de superación ¿depende de la persona?

— De manera individual, de tu interés, de la autoformación y de lo que quieras lograr.

— ¿Así aparece otro salto en los estudios?

— Ya en el AHP comienzo a estudiar a distancia la carrera de Ciencias de la Información, también en La Habana, y al llegar la Sede Universitaria al municipio me sumo a ella y me convalidan las 10 o 12 asignaturas ya vencidas, pero inicié desde primer año, así concluí mi carrera y me sirvió de base estar trabajando aquí.

¿Contrastes?

— Las nuevas generaciones se concentran mucho en la parte digital, y el verdadero investigador consulta las fuentes originales. Los documentos que están aquí son únicos, exclusivos, no existen duplicados en otro lugar.

La juventud y sus nuevas ideas resultan necesarias.  Me gustaría más que tuvieran el deseo de autoprepararse. Es cierto que las tecnologías ayudan, pero depende del interés que tengan quienes entran a la nómina, en saberse de memoria la estructura y contenido del AHP. Por suerte tenemos buena cantera y somos su apoyo.

— ¿Insatisfacciones?

— Hubiera deseado hacer la maestría en archivos. En aquellos tiempos no existía, y luego estaba vinculada a la Escuela de Arte en La Habana. Ya la vida se complejiza y te impide ir tanto tiempo hacia la capital.

— A pesar de los cursos y las posibilidades tecnológicas ¿sigue en un nivel de actualización constante?

— Quiero. No me gusta quedar atrás, y como me desempeñé mucho tiempo como especialista principal del grupo de información tenía que mantenerme con el tema de la comunicación que se imponía al ser la salida final de lo que se hace dentro del archivo a favor del usuario. Indagar y autoprepararse con las nuevas tecnologías ante quien busca información.

— ¿Le gustaría algún día cursar una maestría?

Está entre los sueños que no he podido cumplir.

— ¿Su futuro dentro del AHP?

— Impulsar a las nuevas generaciones para continuar preservando nuestra Memoria Histórica, dar lo que poseo en conocimientos porque no los veo exclusivos, hay que compartirlos, e insistir en que las personas se identifiquen más con ese sentimiento de búsquedas constantes y logren sus objetivos.   

— ¿Y el entorno familiar?   

— Vivo con mi esposo que ha sido mi apoyo de manera general, Jorge Luis Morales, mi madre Consuelo Pujol que constituye siempre una luz en el camino, y mi hija que reside en el exterior. Creo que complementan un capítulo importante de mi vida y les agradezco todos los sacrificios para que pudiera formarme y ser útil.

PIE DE FOTOS

1.- Prefiero la parte de la comunicación y la información. Al ser técnico trabaje 17 años en la Sala de Información y te enseña todo lo que existe dentro del archivo como si fuera un mapa, señala Mayli Acosta Pujol.

2.- Lo de considerarnos «polillas» depende de la formación que tenga la persona y del alcance de sus conocimientos, asevera quien cuenta en su haber con 32 años de experiencia en el AHP.

También puede ver este material en:

https://x.com/riciber91

http://soyquiensoy.blogia.com

0 comentarios