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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Un arco iris bendecido descendió al Parque Vidal

Un arco iris bendecido descendió al Parque Vidal

Texto y fotos Ricardo R. González

Poco a poco llegaron con esa espontaneidad propia de la infancia. Los más pequeños reían, batían sus manitas ante un escenario inesperado, mientras los mayores tampoco ocultaban sus sentimientos expresados a la manera de cada uno de ellos.

Ocurrió en el Parque Vidal de nuestra Santa Clara donde muy queridos infantes echaron a volar su imaginación gracias al auspicio de la Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual (ACPDI) de Villa Clara dando un toque al corazón con el deseo de unirnos todos para concientizar ese mundo inclusivo y de oportunidades que merecen las personas con Síndrome de Down.

Allí estaban felices Yankiel, Javier Alejandro, Erenildo (Pupy), Osvaldo, Osely y muchos…muchos más conducidos por el abuelo Martinillo y sus enseñanzas, de la que no escapa el legado martiano. O de las ocurrencias del payaso Pepitín con sus juegos y esa competencia de casino, en la que intervino la pareja de Pepe y Anai, con respeto a Raulito que bien lo llaman «el dueño de la pista».

Si algo hizo grande el programa fue la participación de los niños para demostrar ese universo mágico que brota de sus bienvenidas fantasías. Así, Javier Alejandro maneja su Soldadito de Plomo en una interrelación muy entre ellos en la que tendrán secretos que compartir.

O la de otro pequeño que recordó al gatico más travieso existente en la historia musical cubana, ese Vinagrito, engendrado por nuestra Teresita Fernández que, desde donde ella está, agradeció el gesto e, imaginariamente, llamó a cantar «porque tenemos el corazón feliz».

Y la dicha fue compartida por representantes de la dirección de Trabajo, de Asistencia Social, Educación, Salud y la escuela especial Marta Abreu en esta primera iniciativa de la ACPDI que no será la última.

Una experiencia agradecida en los crudos tiempos que llaman a acariciar el alma y a demostrar que tener una irregularidad en un par de cromosomas humanos no cierra puertas ni limita la existencia.

El tiempo se fue entre las manos, y como punto final llegó un «Cuba que linda es Cuba» coreada al unísono para cerrar con una ronda infantil que sumó a los adultos sin tener en cuenta los almanaques.

Cada niño, niña, sus seres queridos, y todos los presentes llenamos de colores esta mañana dominical en la que, sin dudas, un arco iris bendecido descendió a ese Parque Vidal inmenso, plural y nuestro.   

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