Autismo, manos tendidas
Por Ricardo R. González
Cada 2 de abril el mundo tiene espacio reservado y dedica el día a la concientización del autismo. Lo declaró la Asamblea General de las Naciones Unidas como acceso para mejorar las condiciones de vida de niños y adultos que sufren este trastorno inherente al neurodesarrollo, caracterizado por alteraciones o retardo en la comunicación, la conducta y las relaciones sociales.
Según cálculos lo padece una de cada 700 a 1000 personas en el universo y, generalmente, refleja sus síntomas durante los primeros dos años de existencia, aunque puede diagnosticarse a cualquier edad.
Para la ciencia los orígenes del trastorno del espectro autista (TEA) resultan desconocidos, pero algunas hipótesis suponen el predominio de mutaciones genéticas, sin excluir otros factores naturales que influyen en la determinación de un diagnóstico complejo muy asociado a las particularidades de cada caso.
Predomina sobre los varones a razón de cuatro veces más que en las hembras, mientras no se excluyen las posibilidades de que aparezca un nuevo miembro en familias con antecedentes de pacientes autistas.
La experiencia del Dr. Omar Hernández Rivero, especialista de II Grado en siquiatra infantil, lo lleva a afirmar que hasta el momento no existen tratamientos curativos ni exámenes que corroboren su detección prenatal; sin embargo, quien ha dedicado parte de su vida a la salud mental y en específico al autismo sabe que el horizonte no se cierra y necesita el apoyo de todos.
En este sentido, el servicio específico del hospital pediátrico universitario José Luis Miranda, de Villa Clara, diseñó un sistema terapéutico integrado con base interdisciplinaria e intersectorial. Desde la década de los 80 del siglo pasado diagnostica y trata a niños y adolescentes con TEA, y en la actualidad funciona una consulta con especialistas de múltiples ramas en un nuevo local puesto en marcha en octubre de 2019.
De acuerdo con la base de datos unas 133 personas viven con TEA en áreas villaclareñas, aunque se registran 28 pacientes con residencias en provincias cercanas que continúan su atención por expertos formados en la provincia.
En cada municipio existen consultas de siquiatría infantil que remiten los casos al centro rector villaclareño, por ello no resulta extraño los remitidos por especialidades específicas como logofoniatría, neurología, genética, otorrinoralingología, endocrinología, y los procedentes del Centro de Neurodesarrollo y los del Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO).
El universo del TEA no se circunscribe solo al componente médico. Una vez realizado el diagnóstico constituyen fortalezas la labor de los terapeutas ocupacionales y rehabilitadores sociales, unido a la inserción al sistema educacional a partir de los círculos infantiles y los diferentes niveles que puedan admitir, según el caso, desde discapacidades profundas hasta rendimientos intelectuales demostrados.
De no ser posible se cuenta con las modalidades en la educación especial demostradas a partir del círculo infantil Alegre despertar y la escuela Rolando Pérez Quintosa, como centro de referencia de los centros especiales existentes en casi todos los municipios, pero tampoco se descuidan otros factores dietéticos ni los vínculos con el INDER, Cultura, y otros sectores que aportan a la espiritualidad y engrandecen el alma.
Si una nota destaca desde que apareció la pandemia detestable del SARS CoV-2 es que ninguno de los autistas de nuestro territorio ha enfermado con el virus, en tanto la campaña internacional en torno al TEA centró su lema «Puedo aprender, puedo trabajar» como exhortación y llamado a la vida, a buscar ese arco iris que también muestra sus colores para todos.
Hablando de tonalidades el azul es el símbolo del autismo en asociación con el mar que muchas veces regala su calma, mas otras se muestra turbulento como las propias conductas de estos casos caracterizadas por el aislamiento, la contemplación ante el espejo, las reiteraciones de frases, sonidos y movimiento de las manos, o el juego con las sombras.
Aun así algunos muestran valiosas habilidades con los números por encima de las letras, y están dotados de destrezas manuales desarrolladas a través de la pintura, el modelado y la música.
Sin dudas el autismo resulta un trastorno crónico, por lo que se hace necesario aceptar y aprender a convivir con sus portadores a fin de lograr su pleno desenvolvimiento. Tenemos que incluirlos y nunca marginarlos, que haya tolerancia y respeto a quienes no escogieron el TEA para venir al mundo. Ellos están y necesitan de todos, con nuestras manos tendidas.
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