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Aniversario 65 Hospital Pediátrico de Villa Clara (IV) «Cirugía pediátrica, la razón de mi vida». Dra. Magda Rosa Blázquez

Aniversario 65 Hospital Pediátrico de Villa Clara (IV) «Cirugía pediátrica, la razón de mi vida». Dra. Magda Rosa Blázquez

Por Ricardo R. González

Foto: Ramón Barreras Valdés

Los años en el otrora hospital pediátrico habanero Pedro Borrás Astorga curtieron la piel. Un mundo inicial desarrollado en lo que fue la primera institución dedicada al abordaje de la Pediatría existente en la capital cubana. 

La Habana quedaba atrás, memorias, recuerdos… Apenas con un año de graduada llegó Magda Rosa Blázquez Casanova al «José Luis Miranda» de Villa Clara. Fue en 1981, y con el paso del tiempo el Dr. José Manuel Cartaya Irastorza, al frente de la institución por entonces, le pidió que asumiera la subdirección quirúrgica que no existía en aquel momento.

Más de una década estuvo en esas funciones. Después ejerció como jefa del servicio de cirugía por cuatro años hasta que llegaron las misiones en Argelia (1987) y otra en Venezuela en 2007.

Con el aval necesario se convirtió en especialista de II Grado en ese universo de vestir de verde, aplicar las normas de desinfección antes de accionar el bisturí junto a las funciones indispensables de todo un equipo.

A través de los años reafirma que el mundo del recién nacido siempre la ha cautivado. «Tengo muchas experiencias adquiridas en la práctica ya que en La Habana solo estaba concentrada en el «William Soler», y aquí debíamos asumirlo de manera integral».

Ello resultó de infinito magisterio en un servicio que disponía de pocos especialistas en sus inicios.

«Siempre existen profesores inolvidables. Los doctores Tomás Mederos Guzmán y José Muñiz Escarpanter, ambos ya fallecidos. También Pedro Fernández Busot, a quien lo tenemos en el centro, pero en aquel tiempo estaba de misiones en El Congo y luego se reincorporó. Imagina que disponíamos de un solo residente, el Dr. Rafael Penichet Cortiza, que se formó aquí y luego asumió la jefatura del servicio de Cirugía en Cienfuegos hasta que la cifra de estos alumnos, ya en postgrado, fue incrementándose».

ANTE TODO, PASIÓN

La Dra. Magda Rosa Blázquez repasa su vida. Cuando era interna la embullaban para que escogiera la cirugía oncológica en la edad más sensible de la existencia; sin embargo, no se convenció, declinó la propuesta, y aunque reconoce que resulta necesario desarrollar esta rama prefiere ver al niño recuperarse bien y marchar a su casa sin dificultades.

«Un menor restablecido es una especie de premio a tu trabajo, a tu profesión y te alivia el alma, a pesar de que hay curas profundas, procedimientos complejos que ante las lágrimas y el dolor de una criatura tienes que imponerte. Pensar en que por muy duro que resulte es para su bienestar porque el servicio de cirugía siempre ha trabajado con el amor que necesita la infancia».

Algo que no escapa de las vivencias del colectivo institucional, que llega una y otra vez, en las evocaciones del personal de entonces, es la epidemia del dengue hemorrágico. Tampoco la olvida Magda Rosa Blázquez. «Dantesca», al decir de la experta, en pasajes que no desearía abordar.

«Solo se operaban los casos de urgencia, mas la misión de un médico, al margen de su especialización, es asistir y afrontar las contingencias, y esta necesitó la colaboración de todos, sin distingo alguno».

Si algo le satisface son los resultados tradicionales que han caracterizado la cirugía pediátrica. «Han sido indicadores significativos, a pesar de las complejidades y la gravedad experimentada por algunos casos, pero nos integramos todos de conjunto».      ,    

Existen reconocimientos que refuerzan la trayectoria de la cirugía pediátrica. «Están en eventos tanto nacionales como foráneos. La historia recoge los saldos impresionantes de la cirugía neonatal, e incluso tuvimos una etapa en que ejercimos la territorialidad. Aun así el pequeño que se remita a este centro, independientemente de su lugar de residencia, recibirá el tratamiento y la atención merecida».

— ¿Cirujana o docente?

— Muy difícil situar en primer o segundo lugares. La cirugía para mi es lo primario, aunque me agrada la docencia. Es un propósito de que el residente salga bien preparado. Ahora está en elaboración un nuevo programa para su formación y el grupo nacional ha solicitado la opinión de Villa Clara. Ello ofrece señales que también se traducen como reconocimiento.

— ¿Profesión devenida reto?

— En parte sí. Ser mujer, atender una casa y una familia tiene su tiempo, pero nunca dejamos de cumplir nuestras obligaciones. Llegamos a realizar guardias cada tres días y seguíamos la siguiente jornada hasta las 4:00 o las 5:00 de la tarde. Nos llamaban a cualquier hora y veníamos. Jamás puedes olvidar el sacerdocio de un médico porque para ello escogiste la profesión.

— A una mujer entregada a la cirugía pediátrica ¿hay momentos en que la sensibilidad le golpea?

— No niego que existen casos con enfermedades terminales o evolución desfavorable, aunque priman las satisfacciones. El servicio de cirugía pediátrica ha sido experiencia y encierra mi vida.

A la Dra. Magda Rosa Blázquez le resulta imposible sacar un aproximado de cuántos casos ha operado. A ello hay que añadir la cirugía de mínimo acceso, como modalidad de avanzada, incorporada desde el año 2000 de conjunto con el cirujano Fernández Busot. «Lo que sí puedo decir es que la infancia resulta muy agradecida, y si volviera a nacer mi camino está decidido porque, una y otra vez, me inclinaría por la cirugía pediátrica». 

PIE DE FOTO: «La profesión me ha proporcionado innumerables gratificaciones personales y colectivas. Es un privilegio dedicarse a la salud de la infancia, y por ello sigo eligiendo la especialidad como la razón de mi vida», Dra. C. Magda Blázquez Casanova.   

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