Historias con alma y corazón
Por Ricardo R. González
Fotos del autor y cortesía de Realce Toledo
Son hombres y mujeres humildes que un día decidieron brindar servicios humanitarios a través de la Cruz Roja. Quizás ni imaginaban la trascendencia de tanta entrega al compartir sus responsabilidades laborales con esta pasión, totalmente voluntaria, por hacerle bien a la vida. .
Están quienes le aparecen canas en el cabello, señal de madurez y experiencia, pero también los bisoños continuadores de las enseñanzas de los maestros, y aquellos que siguen el camino de una tradición familiar que sembró ejemplo en ese universo necesario de valores.
Entre los integrantes aparece quien ha sido apodado «el pionero» de la institución villaclareña. Es Gustavo Díaz Reyes con su historia iniciada a partir de los 9 años, allá en el lejano 1964.
«Todo comenzó en un círculo de interés impartido en el Palacio de Pioneros José Luis Miranda. Allí aprendí el mundo de los primeros auxilios, de lo que se debía hacer y lo que era incorrecto ante un accidente de cualquier tipo y de acuerdo con las contingencias exigidas en cada suceso».
Su relato deja el don de la utilidad, de ir conociendo a profundidad la vida mediante los sentimientos que ha ofrecido en tierras tan distantes como Angola y Etiopía porque «revivir la existencia de otra persona constituye la mayor satisfacción que puedes tener».
En tantos años de trayectoria hay sucesos que marcan la vida de Gustavo Díaz, y no puede olvidar aquel accidente de tránsito ocurrido en Circunvalación y Estrada Palma que no logra apartar, entre tantas vivencias. «Dos de las personas fueron reanimadas; sin embargo, una lamentablemente falleció. Así tienes que enfrentar las crudezas del oficio».
IVÁN, EL JEFE DE OPERACIONES
Bajo sol, intensas lluvias, peligros que acechan y contingencias imprevistas los integrantes de la Cruz Roja deben desplegar su labor. Iván Medina Bravo está al frente de las operaciones en Villa Clara y le satisface hablar de los casi mil 800 integrantes existentes en la provincia.
Son los dispuestos a cumplir principios inviolables resumidos en la imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado y universalidad al ser auxiliares de los poderes públicos llamados a asistir ante cada encomienda.
Si se habla de cualidades Iván prioriza tener mucho sentimiento para salvar una vida en personas que deben tener más de 18 años, acompañados de buen estado físico y amar el sentido de la humanidad y la solidaridad.
«Estamos siempre al servicio de la comunidad y nunca cerramos puertas al aceptar a todo el que desee incorporarse siempre que cumplan los requisitos. Para ello pueden dirigirse a las sedes municipales de la Cruz Roja, y en el caso de Santa Clara a las existentes en la calle Villuendas, (municipal y provincial) detrás del parque de La Pastora».
— ¿Se necesitan conocimientos previos de alguna técnica?
— No son necesarios. Capacitamos a la población en primeros auxilios, en la reanimación cardiopulmonar, en cómo actuar ante un ahogamiento o asfixia, qué hacer si en una zona lejana a un centro asistencial aparece un lesionado y preservarlo para que llegue con vida a la unidad de Salud.
LA DESTREZA DE MIRTA CILIA
Esta mujer constituye una especie de historia cuando se hable de la institución. Sin esfuerzo alguno rememora que su capítulo inició en 1960 en aquella sede ubicada en un albergue del reparto Vigía siendo ella una adolescente.
En el aval de Mirta Cilia Rodríguez Hernández aparecen infinidad de acciones. Compartió destrezas y conocimientos en tantas clases ofrecidas por los múltiples sitiales que ha tenido la organización al menos en Santa Clara e incluye como beneplácito el dedicarle tiempo a niños y adolescentes para motivarlos en el ejercicio del noble oficio.
Con una memoria casi fotográfica recuerda a quienes la han dirigido a lo largo de los años, a todos los integrantes que ya no están pero dejaron huellas, y no olvida aquella prueba de fuego surgida en un ejercicio que si bien resultó un simulacro evaluaba su pericia.
«De repente alguien apareció boca abajo en un camino, y sin pérdida de tiempo tenía que socorrerlo. En ese instante es muy importante la manera de mover a la persona porque de hacerlo de forma inadecuada pone en extremo peligro la vida, este detalle no se puede olvidar y resulta la parte más compleja para nosotros».
Afortunadamente Mirta salió excelente en el proceder y manifiesta algo con la fuerza de su palabra: «Nunca me iré de la Cruz Roja, y estaré hasta el fin de los días».
INQUIETO, PERO CUMPLIDOR
Dicen sus compañeros que Alexander Manuel Roque Marín es la nota refrescante del grupo por su forma de ser. Alivia las tensiones en los momentos difíciles, mas a la hora de ofrecer servicios es como si se transformara porque el deber llama.
Prefiere más actuar que hablar, y ya lleva once años de su vida dedicados al Grupo Especializado de Operaciones y Socorro, por lo que posee experiencias inolvidables que no ocultan momentos difíciles.
«No podré olvidar nunca la atención a quemados en aquellas parrandas de Remedios del 15 de diciembre pasado. Reclamaban urgencia ante la pérdida momentánea de la visión y otras afectaciones, como tampoco los diversos momentos vividos en los diferentes recalos de haitianos en costas villaclareñas».
Alexander Manuel está convencido que el vínculo con la Cruz Roja «nace del corazón. Tenemos nuestros trabajos, pero no cobramos nada con las acciones voluntarias, pero quieres mayor satisfacción que aliviar el dolor humano. Por ello no me arrepiento de pertenecer a sus filas ya que me gusta salvar la vida humana».
REALSE Y EL PEQUEÑO WARDOSKI
A pesar de sus tantas ocupaciones de trabajo Realse Toledo Gómez sentía la necesidad personal de expresar sus sentimientos hacia el prójimo.
Pasaba por su mente y esperaba algún momento para hacerlo realidad, y al ver un anuncio en las redes sociales en que la Cruz Roja solicitaba personal llegó la oportunidad de cumplir su anhelo.
Lleva poco tiempo en la misión, apenas año y medio; sin embargo, pasó varios cursos que lo motivaron, los suficientes para extender los conocimientos y compartirlos entre todos.
«Actualmente atiendo programas especiales a nivel provincial y dentro de estos tenemos el de donaciones de sangre realizado por los miembros, mas también vamos a las comunidades y buscamos el apoyo necesario en diferentes aristas a fin de garantizar la salud poblacional».
Los integrantes de la Cruz Roja están presentes en cuanto evento se realiza en el territorio, ya sea un festival de música, la Feria del Libro, los desfiles y concentraciones populares y también en los cuatro recalos de haitianos que han llegado a costas villaclareñas.
— En tu caso hay una historia curiosa en el último arribo de personas procedentes de ese país ¿Una mezcla de satisfacción y tristeza a la vez?
— Son hechos que te golpean. Una embarcación frágil de velas que transportaba 38 viajeros con la aspiración de arribar a los Estados Unidos.
El mal tiempo reinante por aquellos días la hizo zozobrar y llegar a la costa norte de nuestra demarcación. Entre los viajeros se hallaba un niño de solo cinco meses de nacido. Wardoski estaba casi deshidratado. Si llega a pasar más horas en la mar el desenlace hubiese sido fatal. Era el único bebé que venía.
La escuela especial William Darias, de Santa Clara, sirvió de escenario para las atenciones a todos. Se les garantizó la alimentación y la asistencia médica, y aquel pequeño se familiarizó tanto con nosotros que no mostró en ningún momento signos de inadaptación.
Viajaba con sus padres que no calcularon el riesgo de lanzarse a un mar en esas condiciones y menos en las consecuencias para un menor. Fue tanta la compenetración que a la hora de la despedida apareció un nudo en la garganta. Ojalá que no vuelva a transitar por situaciones negligentes como estas. Al final todos agradecieron la atención brindada.
— ¿Qué ocurre cuando están en las tradicionales parrandas?
— Estamos muy cerca del peligro, desafiamos el fuego ante la proximidad de los morteros y se hace necesario ubicarnos en las proximidades por si ocurre alguna eventualidad garantizar el apoyo inmediato.
— ¿No hay temores?
— Si digo que no, miento, la adrenalina sale, mas el objetivo de nosotros es salvar vidas, Entre el temor y el salvamento la balanza se inclina a esto último. Independientemente del ruido provocado por los morteros, el calor que desprenden, el olor que a veces no nos deja ni respirar e irrita la vista, aunque para ello existen algunos medios de protección.
Realse Toledo confiesa que cada una de estas vivencias lo ha hecho un ser más pleno y humano. Solo un arrepentimiento tiene en su vida: el de no haber estado en la organización desde años antes.
«Si pudiera volver el tiempo atrás hubiera querido nacer como Cruz Roja».
Estas son parte de las historias de Gustavo, Iván, Mirta, Alexander y Realse, entre muchos otros quienes desafían peligros, sol, lluvias o inviernos para convertirse en cómplices humanitarios de la vida. Quienes tienen el respaldo de sus respectivas familias para resultar protagonistas de alma y corazón.
PIE DE FOTOS
1.- De izquierda a derecha Realse Toledo, el Dr. Orlando Romero, Ismary Caballero, Mirta Cilia Rodríguez, Iván Medina, Alexander Manuel Roque y Gustavo Díaz durante la recién finalizada Feria del Libro.
2.- Realse Toledo Gómez.
3.- Alexander Manuel Roque.
4.- Mirta Cilia Rodríguez.
5.- Iván Medina.
6.- Gustavo Díaz.
7.- El pequeño haitiano que cautivó al personal de la Cruz Roja con solo cinco meses.
8.- Asistencia a los haitianos en el reciente recalo.
9.- Juventud y experiencia a punto de cumplir una misión.
10.- Ayuda a los ancianos, una de las prioridades.
11.- El orgullo de izar la insignia que identifica a la organización.
12.- Las donaciones de sangre impulsadas por sus integrantes.
13.- Presencia en un juego de beisbol.
14.- En tierras de parrandas vale el apoyo.
15.- Humanitarismo y solidaridad, principios básicos.
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