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Peligros extremos, en blanco y negro

Peligros extremos, en blanco y negro

Por Ricardo R. González

Si en temporadas anteriores, sobre todo en la estival, eran necesarias determinadas recomendaciones, ahora cuando la situación epidemiológica de Cuba arrecia por innumerables factores se hace necesario abrir los ojos y, sobre todo, las formas de actuar.

No es una etapa fácil ante el agobiante calor y las frecuentes lluvias unido a limitantes diversas y tras dos años de una pandemia aun sin término.

Ya se ven algunos indicios de reaparición, en tanto el vaticinio de los especialistas presupone un incremento de los casos de Covid en los próximos meses motivado por las reinfecciones, y de acuerdo con las aseveraciones del Dr. José Ángel Portal Miranda, Ministro de Salud, mientras el virus circule por el mundo continuarán sus variantes.

Ello por un lado, por el otro la alta infestación del mosquito Aedes aegypti que complica más el panorama sanitario con las arbovirosis y la transmisión del dengue.

El vector no se ha retirado nunca de nuestra demarcación, a tal punto que prácticamente ya es considerado endémico en el país recrudecido en esta etapa por los calores sin precedentes, el nivel de precipitaciones no acostumbrado para un mes de julio, y ¿por qué no? las reiteradas indisciplinas ciudadanas que complican el escenario.

Se ha dicho que Cuba no cuenta actualmente con el combustible necesario ni dispone de otros insumos para emprender acciones masivas de fumigación, se conoce que el cuadro básico de medicamentos presenta notorias afectaciones en más de 150 renglones, que, al menos en Villa Clara, la contaminación resulta el problema cardinal medioambiental, y si cada ciudadano, como parte de la comunidad, da la espalda al asunto y minimiza las medidas necesarias para evitar la propagación del vector estaremos transitando por períodos de suma complejidad.

Todavía el abasto de agua es irregular, insuficiente y caótico en algunos sitios como parte de una historia para nunca acabar, la recogida de desechos sólidos otro tanto, los microvertederos se convierten en macros, y agregue las indisciplinas ciudadanas como el total irrespeto a la convivencia al situar las jabas lejos de las propias fachadas y ponerlas en las de otros vecinos, incluso en aceras opuestas para incitar al almacenamiento de bolsas que crece y crece, y hasta ya existen las que protagonizan actos malabares y resultan «voladoras» al tirarlas por los balcones sin el mínimo escrúpulo.

Los ríos continúan siendo el reservorio de los más diversos objetos y mientras la necesaria percepción del riesgo no sea «metabolizada» por la ciudadanía seguirán los índices de infestación catalogados de elevados en la demarcación provincial con niveles capaces de transmitir cualquiera de las arbovirosis existentes.

No se trata de asustar, el panorama es real, y aunque casi la totalidad de los municipios mantienen un comportamiento similar, en Manicaragua, Remedios, Sagua la Grande, Santo Domingo y Santa Clara se manifiesta una alta focalidad y reportes de no pocos casos de dengue.

A nivel de país se han aislado algunos serotipos y combinaciones de sus variantes como causantes de la mayor prevalencia de personas que derivan hacia la gravedad con trastornos hemorrágicos manifestados por el descenso de las plaquetas, la ocurrencia de hemorragias internas que dañan los órganos sin que exista coagulación sanguínea pudiendo ocasionar la muerte.

Lo cierto es que la responsabilidad individual y colectiva, los cuidados y acciones en domicilios, centros laborales y estudiantiles, y ese autocuidado necesario debe cambiar en algo el giro de lo que hoy muestra un rostro agudo en el ámbito sanitario.

INTOXICACIONES DEL VERANO

Para nadie es secreto la marcada escasez de fuentes alimentarias acompañadas de sus altos precios que parecen traspasar la estratósfera, aun así los descuidos, la descomposición de algunos nutrientes, la incorrecta manipulación, transportación, almacenaje, y de normas entre los llamados a cumplir las medidas higiénico—sanitarias abren las puertas para la aparición de las intoxicaciones alimentarias (IA).

Reportes acumulados en la provincia sitúan al jamón, los embutidos, las pastas de bocadito y algunos dulces entre los principales causantes de IA en las que influyen, también, la carencia de refrigeración en muchos casos, y el inminente peligro de descomposición por los constantes apagones.

El tiempo de preparación es otro de los factores a tener en cuenta, y uno de los renglones más problemáticos resultan las ensaladas frías con el empleo de mayonesas caseras, y si a ello añadimos la preparación por encima de las seis horas antes del consumo están condicionadas las probabilidades para la aparición de brotes alimentarios, aunque existan las mejores condiciones de refrigeración.

Ya que se habla del frío tanto los pescados como las carnes y jamones demandan adecuados niveles de conservación. Guardarlos en el refrigerador no resulta suficiente, algunos exigen congelación, como los propios derivados del mar o el pollo que merecen el espacio de mayor temperatura en el equipo.

Pero mucho ojo con esas personas inescrupulosas que venden el fruto de la pesca en los barrios sin conocerse su procedencia.

En medio de todo la inspección sanitaria reclama ingentes esfuerzos. Hacer cumplir las normas constituye asunto compartido, por lo que habrá que insistir en mantener los alimentos tapados, sin olvidar el uso de gorros y otros protectores en el caso de los elaboradores y el claro precepto de que quien expende no puede cobrar. ¿Acaso se cumple siempre? ¿O es que a veces hasta las propias administraciones les «engorda» tanto la vista que no les permite observar?

Con la intensidad de este verano ¿cuántas horas permanece la carne de cerdo a la intemperie y sin la debida protección? Y mucha previsión con los productos fritos y refritos a fin de cerrar filas a los principales síntomas de las IA que recaen en vómitos, diarreas, deshidratación, debilidad muscular y fatigas.

Estos aparecen de tres a cuatro horas posteriores a la ingestión, y no podemos minimizar las enfermedades de trasmisión hídrica, por lo que se impone el tratamiento adecuado del agua en tiempos en que se dificulta hervirla, y llaman a la aplicación del Hipoclorito de Sodio, a razón de tres a cuatro gotas por litro de agua, sin obviar las condiciones de las cisternas de los establecimientos públicos que de tener aguas contaminadas constituyen otro S.O.S.

Velar por la salud de los semejantes debe ser un precepto compartido por parte del pueblo y para el pueblo con un mismo lenguaje que lo proteja ante las inclemencias de un verano peligroso.

¿INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS?

Otro tema con tela por donde cortar. La inocuidad de los alimentos (IA) responde a una larga cadena en la que cada eslabón es indispensable. Desde la cosecha de los alimentos, el proceso de elaboración, la transportación, el almacenamiento, los vendedores, el procedimiento de venta y ¿por qué no? hasta nosotros como consumidores, por lo que se dice —con razón— que lo inocuo está en nuestras manos.

Cada 7 de Junio la Organización de Naciones Unidas lo dedica al tema y aparecen disimiles acciones por parte de los vinculados con la temática.

Se preparan mesas con todas las de la ley, comestibles verdaderamente empacados, productos con su debida etiqueta, en fin, sin embargo, pasada esa jornada todo vuelve a la cotidianidad y se olvida que un alimento será inofensivo siempre que esté ausente de riesgos que conspiren contra el bienestar humano y aparezca libre de bacterias, hongos, mohos, productos químicos u otras toxinas. 

¿Puede hablarse de inocuidad al trasladar el pan en un equipo de tracción animal sin un mínimo de protección? ¿Se cumple lo orientado en cocinas y almacenes de restaurantes y unidades gastronómicas cuando no sabemos lo que ocurre en el área de procesamiento ni en qué condiciones?

¿Puede haber inocuidad ante el vendedor que manipula los alimentos directamente con sus manos sin saberse lo que ha tocado antes? ¿Qué decir de algunas ferias agropecuarias en que parte de los productos encuentran como tarimas la propia acera o el pavimento? ¿O cuando no se vela por el etiquetado correcto de los productos y de su fecha de vencimiento? Son mínimos ejemplos porque mucho más pudiera agregarse.

Baste visitar algunos centros comerciales, bodegas y carnicerías para apreciar como en los platos de las balanzas o en el propio mostrador permanecen los insectos, máxime cuando de vez en cuando llega el pollo o algo de carne, o se derrama azúcar.

Los promotores insisten en una acción dentro de esta temática que se repite una y otra vez: «concientizar», pero llevo años escuchándola y no aprecio avances. Es cierto el programa con la realización de numerosas charlas educativas, murales con la temática, matutinos, jornadas de higienización en centros elaboradores de alimentos que resultan buenas prácticas, pero a mi modo de ver son resultados fugaces, de apenas 24 horas, y por lo general caducan o envejecen en muy corto plazo.

Si bien las consignas compulsan a los actores y se habla de inspecciones sanitarias y estatales sería más factible lograr sistematicidad encaminada al logro de la IA que no debe olvidar la limpieza adecuada, separar los alimentos crudos de los cocinados, mantener los nutrientes a temperaturas seguras, el uso del agua y materias primas adecuadas, y proceder de manera completa a la cocción de los alimentos que la requieran.

Son temas que en materia de inocuidad alimentaria falta un largo trecho por recorrer. Entre arbovirosis, intoxicaciones alimentarias e inocuidad se mueve la cuerda floja, y el comportamiento débil ante ellas condicionan peligros extremos que, en blanco y negro, juegan entre la ficción de lo deseado y la realidad de cada día.

PIE DE FOTOS

1.- No solo el Aedes aegypti transmite el dengue, súmele la Chikungunya, el Zika y la Fiebre Amarilla.

2.- La acumulación de desechos sólidos sigue creciendo y los microvertederos pululan por todas las ciudades y poblados hasta llegar a convertirse en macros.

3.- Insectos sobre alimentos. Uno de los tantos peligros potenciales.

4.- Sin dudas una deliciosa ensalada fría, pero ¿qué tiempo lleva elaborada previo a su consumo? Estudios confirmados demuestran que el 60 % o más de las IA ocurren durante el verano.

5.- Abasto de agua, otro problema cardinal.

6.- Nuestros ríos siguen siendo el reservorio de todo tipo de desperdicios.

También puede ver este material en:

https://ricardosoy.wordpress.com

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