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Liuba María Hevia: «El arte es el cómplice de mi vida»

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Por Ricardo R. González

Aquella niña que le imploraba a su madre una guitarrita de madera como juguete anhelado creció. Tampoco es ya la principiante presentada en el programa Todo el mundo canta y quien cautivó desde su primera aparición. Ha pasado el tiempo dentro de un compás indetenible… Lo cierto es que Liuba María Hevia se ha impuesto, a base de talento y esfuerzos, para inscribirse entre las voces primordiales que engalanan la música y la cultura cubanas.

De nuevo enamora a Santa Clara arropada con motivaciones especiales. Una celebración en grande, el viernes en el teatro La Caridad, para dar continuidad a sus 35 años de quehacer artístico compartido con la Orquesta Sinfónica de Villa Clara, bajo la dirección del maestro Enrique Pérez Mesa, la Cantoría Infantil y el Coro Provincial. Algo que lleva varios ensayos, mas se asume como reto seductor en lo que la propia intérprete denomina: «un verdadero privilegio que forma parte de un sueño cumplido».

El concierto abarca todos los géneros por los que la cantautora ha incursionado. Desde el tango, la música campesina e infantil, el folklore latinoamericano hasta la habanera.

Trae, también, el tributo a otra de las imprescindibles: a nuestra Teresita Fernández, con la presentación, este jueves, del documental dedicado a su obra, básicamente para adultos, en la pantalla grande del cine teatro Camilo Cienfuegos, en la propia ciudad que acogió la niñez y juventud de la trovadora y a la vez alimentó a Vinagrito, el gato más famoso que conserva el pentagrama.

No se concibe a Liuba sin acercarse a la infancia. Apenas llegó a la urbe anduvo por el hospital pediátrico José Luis Miranda para regalar amor y esperanzas. Y entre profesionales, padres, familiares y los propios infantes hicieron esa ronda gigante de niños «que juegan el mundo a mirar»; en tanto, aguarda para su presentación dedicada a los infantes, en la mañana sabatina, acogida por el Complejo Vista Hermosa del Cabaret Cubanacán.

Ella es siempre un abanico de sorpresas, y entre tantos temas hablamos de Vidas Paralelas, la más reciente producción discográfica devenida detonante principal para conferirle el Premio Especial Cubadisco 2018, aunque «No soy muy partidaria de los premios. No creo en eso. La música, el arte y el sentimiento no se pueden medir», precisa.

El fonograma constituye una especie de resumen de su existencia y el que más trabajo le ha costado. Diríamos que resultó una descarga de adrenalina desmedida.

«Entraba al estudio a innovar como detalle que no suelo hacer, a cambiar muchos acordes una vez grabados porque esas crónicas desnudan bastantes aristas de mi vida y quedan recogidas en cuatro discos integrados por 68 canciones».

— ¿Una complicidad entre asombros y misterios compartidos?

— Una especie de deuda con la trova cubana, con mis amigos y nos apoyarnos en dúos. Compartí en el disco no solo una canción mía, sino que canté un tema de la propia autoría de colegas que admiro, de esos que escucho en mi casa y forman parte de mi banda sonora personal y familiar.

«Con Silvio Rodríguez hice Segunda cita y Puertas. Pablo Milanés aparece con Si me falta tu sonrisa y Ya se va aquella edad, con Raúl Torres (Se fue y Canción breve), Polito Ibañez (Se busca y Me muero de ganas), y con David Torrens (Llegó a mí y Los sueños), por citar algunos.

—Sin embargo, al revisar la lista de participantes observamos que existe un equilibrio entre intérpretes muy conocidos y otros que no lo son tanto.

— Hay cantantes fabulosos que invité porque son defensores de la canción y con ellos abordo uno o dos temas. Está la maravillosa Gema Corredera con quien grabé Algo y Tan solo un bolero, pieza que está incluida en el CD Ilumíname en vivo, pero figura también Ivette Cepeda con la magistral entrega de La Habana en febreroAgosto bajo la piel, mientras Maridalia Hernández hace roles en Ausencia y Pasaba un ángel. Danny Rivera, por su parte, realiza otra versión de Ausencia y se crece en Si me falta tu sonrisa.  Beatriz Márquez interpreta Mi Vieja Habana, y Luna Manzanares recrea Ilumíname.

«Aparecen, además, los españoles Luis Pastor y Javier Ruibal, los dominicanos Pavel Núñez y José Antonio Rodríguez, la argentina Georgina Hassán, María Tejada, de Ecuador, María Marta (Brasil), y la venezolana Amaranta, entre otros».

— Incluyes a Mariadalia Hernández, la formidable exvocalista de Juan Luis Guerra y 4.40 ¿Cómo llega a esta producción?

— Nos conocimos en un evento en República Dominicana vinculado a la trova en el Caribe, y le comenté la idea de poder grabar con ella. No hubo ningún obstáculo y ahí está el resultado.

— Retomo los pormenores del tema Tristeza que interpretas junto a Ana Belén en tu disco Puertas. Ahora se incluye de nuevo. ¿Cómo fue el vínculo con la intérprete española?

— Ana es la voz femenina que más se ha escuchado en mi casa, fue mi ídolo en la juventud. Cuando recibí su grabación resultó fabuloso. Ella le puso voz en España.

«Quedé maravillada con el resultado. Fue un regalo para mi madre a quien dediqué el disco Puertas. Ella lo escuchó aun cuando yo no le había puesto voz. El timbre de Ana es incomparable. Aceptó grabar el tema y me envió varias preguntas. No conocía lo que era la yagruma mencionada en el texto, y no vaciló en dar el sí».   

— Estos últimos tiempos han sido de duro bregar en la discografía de Liuba María Hevia…

— Es un período, como lo definió Sara (González) en una de sus canciones, Con apuros y paciencia. El rescate y la perseverancia en la música infantil han sido constantes en mi trabajo. Primero salió el dedicado a la música de Teresita Fernández, después el homenaje a la argentina María Elena Walsh, y está en preparación el del mexicano Francisco Gabilondo Soler porque siempre digo que son los tres grandes en Latinoamérica que han escrito canciones para la infancia.

«Otro fonograma ya grabado y que no ha visto la luz es Hay quien precisa —Premio Especial de Cubadisco 2016— compartido con la excelente interprete venezolana Cecilia Todd. Con ella hicimos una gira nacional, acompañadas por el maestro José Maria Vitier, que resultó el colofón para echar a volar nuestros sueños y realizar el proyecto.

— Entre disco y disco surgen nuevos proyectos. ¿Es cierto que preparas uno con músicos, predominantemente, salseros?

— Son canciones de mi autoría que saldrán bajo el sello Unicornio con el título de Pasaba un ángel. Estaré solo como productora, y son colegas muy queridos que realizan versiones de mis canciones.

Puedo citar a Wil Campa, Mayito Rivera, Pancho Amat y su grupo, David Álvarez y Juego de Manos, por mencionar algunos.

—Pero habrá una gran sorpresa…

— Siempre admiré y admiro los aportes extraordinarios y el legado que nos dejó Juan Formell. Iba a su casa, conversaba con él y con Mirtha (Medina), y voy a tener el gran placer de que Samuelito y Los Van Van graben mi tema De monte y ciudad. Será el único dueto mío que aparezca en el fonograma. Eso me dio una felicidad incalculable porque es mi tributo al maestro Formell.

— Apartándonos ya de los discos, si bien te has ganado el corazón de los adultos hay un público especial que te adora y sigue tus canciones…

— Esos «locos bajitos» de los que habló Serrat. Yo me preparo con el mismo rigor a fin de enfrentar los conciertos para adultos que los dedicados a los niños. Ellos son los más sinceros, quienes te dicen sin hipocresías lo que les gusta y lo que no. Es la etapa más linda de la vida y hay que llenarlos de esperanzas.

«Me indignan aquellos que piensan que a la niñez le dedicas cuatro canciones y ya. Crasso error, se dan cuenta de todo y abrazo, como profunda martiana que soy, la máxima de nuestro Apóstol cuando dijo: «Los niños son los que saben querer».

«Para ellos todo mi empeño en los vídeos infantiles que tienen que salir con óptima factura, y siempre que voy a provincias o viajo al extranjero incluyo a los hospitales pediátricos, y sobre todo aquellas salas que acogen a criaturas con enfermedades de difícil pronóstico. Incluso me preguntan si yo no lloro o si me da lástima.

«A lo mejor después suelte alguna lágrima porque soy sensible, pero delante de ellos no puedo hacerlo porque tengo que irradiarles mucho aliento, porque llevo la fe inmensa de que van a curar, y un día se sumarán a mi ronda, y mi canto es el regalo para darles fuerzas, para compartir las alegrías de este mundo.

— ¿Cuál es tu mayor temor?

— Me aterra que un día se acabe el amor y las ganas de trabajar. Siento recelo porque en cualquier momento deje de ser útil, o por aferrarme a un escenario cuando las facultades estén vencidas. Espero que si algún día llega esta situación mis amigos me lo hagan saber pues el arte es el cómplice de mi vida, y entrego a los demás lo que sé hacer».

Mientras tanto Liuba, síguenos regalando tu Señor Arco Iris, que prosiga Ilumíname con esa luz que llene nuestros días, y que nunca falte tu sonrisa para seguir disfrutando del encanto de una mujer que vive la libertad de sus canciones y la comparte con su público.

OPINIONES AUTORIZADAS

Maestro Enrique Pérez Mesa, director de la Orquesta Sinfónica Nacional: «Liuba es una cantante muy auténtica y con una afinación extraordinaria, mientras la provincia tiene una Orquesta Sinfónica de excelencia con músicos respetables».

Irina Toledo Rocha, directora de la Orquesta Sinfónica de Villa Clara: « El concierto tiene mucha música para tocar con innumerables matices, lo que permite un trabajo excepcional».

También puede ver este material en:

http://ricardosoy.wordpress.com

https://twitter.com/riciber91

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Liuba María Hevia: «Vivo la libertad de mis canciones»

Por Ricardo R. González

Esta entrevista constituye una de mis deudas acumuladas. Se la debía al lector y a esa mujer que me parece escucharla en la sala de la casa y que se traslada, de una manera mágica, por cada rincón de las habitaciones.

La busco y no la encuentro. Es una especie de duende, como ese que describió en una de sus composiciones, pero la siento apoyada en las notas de su guitarra o con el caudal de conocimientos que posee porque para dialogar con Liuba María Hevia no hacen falta cuestionarios premeditados ni temas eludidos.

Quizás por ser su amigo jamás median secretos en este mundo en que la vida resulta tan corta y en el que ella se toma todas las licencias para disfrutarlas a plenitud.

Es también una entrevista realizada a pedacitos. Con el ruido del ómnibus que traslada de un municipio a otro, al término de un almuerzo y de un sorbo de café, al imponerse al agotamiento que deja cada concierto, o ante la avalancha de un público que la descubre y desea apreciar de cerca a su artista.

Y entre tantos temas hablamos de Vidas Paralelas, la más reciente producción discográfica convertida en un resumen de su existencia. El disco que más trabajo le ha costado porque entraba al estudio a innovar, a cambiar muchos acordes una vez grabados y porque esas crónicas que desnudan bastantes aristas de su vida están recogidas en cuatro discos integrados por 68 canciones.

— ¿Pudiéramos afirmar que deviene reto?

— Me llevó más de cinco años grabándolo a pedacitos. Incluso el título fue en lo último que pensé y vino de repente durante un vuelo hacia La Habana. Me di cuenta que ocurren cosas maravillosas en los camerinos, en las reuniones entre colegas, en el lobby de un teatro o en las tertulias que nunca quedan registradas y llegan a perderse.

— ¿Una complicidad entre asombros y misterios compartidos?

— Es una especie de deuda con la trova cubana, con mis amigos y nos apoyarnos en dúos. Compartí en el disco no solo una canción mía, sino canté un tema de la propia autoría de esos colegas que admiro, de esos que escucho en mi casa y forman parte de mi banda sonora personal y familiar.

«Con Silvio Rodríguez hice Segunda cita y Puertas. Pablo Milanés aparece con Si me falta tu sonrisa y Ya se va aquella edad, con Raúl Torres (Se fue y Canción breve), Polito Ibañez (Se busca y Me muero de ganas), y con David Torrens (Llegó a mí y Los sueños), por citar algunos.

—Sin embargo, al revisar la lista de participantes observamos que existe un equilibrio entre intérpretes muy conocidos y otros que no lo son tanto.

— Hay cantantes fabulosos que quise invitar porque son defensores de la canción de autores y con ellos comparto uno o dos temas. Está la maravillosa Gema Corredera con quien grabé Algo y Tan solo un bolero, pieza que está incluida en el CD Ilumíname en vivo, pero figura también Ivette Cepeda con la magistral entrega de La Habana en febrero y Agosto bajo la piel, mientras Maridalia Hernández hace roles en Ausencia y Pasaba un ángel. Danny Rivera, por su parte, realiza otra versión de Ausencia y se crece en Si me falta tu sonrisa.  Beatriz Márquez interpreta Mi Vieja Habana, y Luna Manzanares recrea Ilumíname.

— Me hablas de Mariadalia Hernández, la formidable exvocalista de Juan Luis Guerra y 4.40 ¿Cómo llega a esta producción?

— Nos conocimos en un evento en República Dominicana vinculado a la trova en el Caribe, y le comenté la idea de poder grabar con ella. No hubo ningún obstáculo y ahí está el resultado.

— Retomo los pormenores del tema Tristeza que interpretas junto a Ana Belén en tu disco Puertas. Ahora se incluye de nuevo. ¿Cómo fue el vínculo con la intérprete española?

— Ana es la voz femenina que más se ha escuchado en mi casa, fue mi ídolo en la juventud. Cuando recibí su grabación resultó fabuloso. Ella le puso voz en España.

«Quedé maravillada con el resultado. Fue un regalo para mi madre a quien dediqué el disco Puertas. Ella lo escuchó aun cuando yo no le había puesto voz. El timbre de Ana no se parece a ninguno. Es ella, incomparable. Aceptó grabar el tema y me envió varias preguntas. No conocía lo que era la yagruma mencionada en el texto, y no vaciló en dar el sí».   

— ¿Pudiéramos afirmar que Vidas Paralelas resulta una producción antológica?

— Desde el propio título es algo singular. Cada uno de los intérpretes trovamos, cantamos, subimos al escenario, sentimos la pasión por lo que hacemos y después cada quien sigue su camino, por lo que a mi modo de ver ha surgido una antología peculiar al cantar los temas de mis invitados y aquellas que más me han motivado. Una especie de fraternidad en la composición, la dicha de compartir el mundo fascinante de la creación entre unos y otros.

— Conociendo la exquisitez que pones en cada uno de tus conciertos y producciones discográficas ¿hasta qué punto Vidas Paralelas provocó una adrenalina desmedida?

— Sabes que soy obsesiva y la gente obsesiva sufre mucho, pero además duermo poco. A veces en ese escaso sueño viene una melodía o una metáfora y me levanto de inmediato a fin de que no escape, pero te confieso que este disco me provocó un desvelo prolongado aunque después sentí la enorme dicha de tenerlo.

                                                                                       Con Cecilia Todd

— Si hablamos de nostalgias ¿cuáles te quedarían?

— Lamentablemente la vida no es perfecta ni duradera y algunos de nuestros seres queridos se nos van antes de tiempo. En este caso me quedan los vacíos entrañables de Sara González, Santiago Feliú, y Sonia Silvestre.

— Estos últimos tiempos han sido de duro bregar en la discografía de Liuba María Hevia…

— Diría que ha sido un período, como lo definió Sara en una de sus canciones, Con apuros y paciencia. El rescate y la perseverancia en la música infantil han sido constantes en mi trabajo. Primero salió el dedicado a la música de nuestra inolvidable maestra Teresita Fernández, después el dedicado a la argentina María Elena Walsh, y está en preparación el del mexicano Francisco Gabilondo Soler porque siempre digo que son los tres grandes en Latinoamérica que han escrito canciones para la infancia.

«Otro fonograma ya grabado y que no ha salido aún es Hay quien precisa, que resultó Premio Especial de Cubadisco 2016, y que aparece compartido con la excelente interprete venezolana Cecilia Todd. Con ella hicimos una gira nacional, acompañadas por el maestro José Maria Vitier, que resultó como el colofón para echar a volar nuestros sueños y realizar el proyecto.

«Es una especie de intercambio musical. Ella interpreta los temas míos que más escucha y viceversa. Así seleccionamos aquellos textos que más nos identifican».

— ¿Pudiéramos decir que constituye una especie de ajiaco entre la música venezolana y la cubana?

— Cierto. Yo canto esa música que conocí a través de Cecilia, de penetrar en las raíces de su folclore, de sentir en el alma esa idiosincrasia que, si bien diferente, nos hace latinos, y así conformamos dúos para interpretar tanto la música venezolana como la cubana, siempre con el precepto de recorrer géneros, temáticas y ritmos variados.

— Me llama la atención que casi todos los temas escogidos son tuyos, pero aparecen dos composiciones de Silvio Rodríguez…

— Cecilia seleccionó las canciones cubanas a interpretar. Son 13 temas míos y dos de Silvio: Totí y el que le da título al Cd Hay quien precisa porque resume el sentir de este disco: Hay quien precisa una canción de amor//hay quien precisa un canto de amistad. Constituye una especie de reencuentro, de lo que se ha hecho, de lo vivido, en fin, una reflexión ante la vida.

NAVEGANDO POR UN MAPA

Ese tono intimista, personal, esa especie de autobiografía que se desea compartir con los amigos o conocidos, la sumatoria de la vida con sus momentos de alegrías, de emociones y tristezas resume —para quien escribe— el sentido del disco El mapa de mis canciones.

— ¿Cuál fue la pretensión de Liuba María Hevia al concebirlo?

— La primera idea que me pasó por la mente fue hacerle un homenaje a la guitarra y a otros instrumentos de cuerdas. Bien conoces que es mi compañera de siempre, desde la niñez, fue mi juguete preferido, la que sabe de mí palmo a palmo, y quise que prevaleciera un sentido intimista.

«Lo conforman 17 canciones. De ellas, solo hay cuatro conocidas y las restantes son inéditas bajo un signo acústico, sin grandes orquestaciones. Es decir obras que lleguen al receptor de una manera desnuda, y tiene como particularidad que incluí Homenaje al joven trovador, que fue el tema con el que aparecí por primera vez en la televisión como parte de los finalistas de la cuarta jornada anual del desaparecido espacio Todo el mundo canta. 

— Tu primer fonograma resultó Coloreando la esperanza, un producto en el que, fundamentalmente, recreaste las raíces campesinas con nuevos aires. Lo hiciste con toda tu agrupación con el sello PM Records; sin embargo, ¿por qué después de tantas producciones anteriores te decides a realizar uno con solo guitarra?

— Además de mi tributo al instrumento, como ya dije, creo que la concepción de un disco lleva tiempo. Hay que tener un repertorio ya trabajado. Casi todos los trovadores realizan su primera producción acompañados de la guitarra, por lo que este pudiera resultar fuera de lo común, diría que atípico. Por suerte me demoré y creo que valió la pena.

                                                                  Con la inolvidable Teresita Fernández

—Qué satisfacciones te dejó?

— Muy agradecida de la colaboración que tuve. Músicos de excelencia o de lujo, como se dice ahora. Pancho Amat, en el tres, Barbarito Torres (laúd), Jorge Chicoy (guitarra eléctrica), el cuarteto de guitarras de La Habana, el multinstrumentista Waldo Lavaúd, Jorge Reyes (contrabajo) y Arnulfo Guerra, quien corrió con la  producción musical.

«A ello sumo el inmenso honor de tener en la carta de presentación del fonograma al reconocido maestro Leo Brower. ¿Quieres mayor satisfacción que esa?

— En una de sus partes Leo dice: «En el panorama de las canciones a guitarra este soporte discográfico nos obliga a escucharlo una y otra vez con los ojos cerrados».

—… sin palabras.

— Entre disco y disco surgen nuevos proyectos. ¿Es cierto que preparas uno con músicos, predominantemente, salseros?

— Son canciones de mi autoría que saldrán bajo el sello Unicornio con el título de Pasaba un ángel. Estaré solo como productora, y son colegas muy queridos que realizan versiones de mis canciones.

«Puedo citar a Wil Campa, Mayito Rivera, Pancho Amat y su grupo, David Álvarez y Juego de Manos y solistas como Anabell López, Ivette Cepeda, Beatríz Márquez, Maridalia Hernández, Israel Rojas, Leo Vera, Polito Ibáñez, Kelvis Ochoa, y Luna Manzanares, entre otros.

—Pero habrá una gran sorpresa…

— Siempre admiré y admiro de forma extraordinaria los aportes y el legado que nos dejó Juan Formell. Iba a su casa, conversaba con él y con Mirtha (Medina), y voy a tener el gran placer de que Samuelito y Los Van Van graben mi tema De monte y ciudad. Será el único dueto mío que aparezca en el fonograma. Eso me dio una felicidad incalculable porque es mi homenaje al maestro Formell.

— Apartándonos ya de los discos, si bien te has ganado el corazón de los adultos hay un publicó especial que te adora y sigue tus canciones…

— Son esos «locos bajitos» de los que habló Serrat. Yo me preparo con el mismo rigor a fin de enfrentar los conciertos para adultos que los dedicados a los niños. Ellos son los más sinceros, quienes te dicen sin hipocresías lo que les gusta y lo que no. Es la etapa más linda de la vida y hay que llenarlos de esperanzas.

«Me indignan aquellos que piensan que a ellos les dedicas cuatro canciones y ya. Crasso error, se dan cuenta de todo y abrazo, como profunda martiana que soy, la máxima de nuestro Apóstol cuando dijo: «Los niños son los que saben querer».

«Para ellos todo mi empeño en los vídeos infantiles que tienen que salir con óptima factura, y siempre que voy a provincias o viajo al extranjero incluyo a los hospitales pediátricos, y sobre todo aquellas salas que acogen a criaturas con enfermedades de difícil pronóstico. Incluso me preguntan si yo no lloro o si me da lástima.

«A lo mejor después suelte alguna lágrima porque soy sensible, pero delante de ellos no puedo hacerlo porque tengo que irradiarles esperanzas, porque tengo la fe inmensa de que van a curar, y un día se sumarán a mi ronda, y mi canto es el regalo para darles fuerzas, para compartir las alegrías de este mundo. Me llena de regocijo que se sepan mis canciones, que me pidan Estela o El Gatico Vinagrito porque también siento que Teresita (Fernández) y Ada Elba Pérez están allí compartiendo ese momento».

— Si tuvieras que mencionar a los músicos que más han influido en tu vida…

— Me pones en un gran aprieto. Son muchos, pero no puedo dejar de mencionar a los grandes de la trova cubana de todos los tiempos, Desde María Teresa Vera, Manuel Corona… hasta Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y el resto de los contemporáneos.

«Amaury Pérez Vidal ocupa un lugar especial en mi vida, como también Joan Manuel Serrat, y de las mujeres me han marcado María Elena Walsh, Teresita Fernández y Violeta Parra.

— ¿Cuál es tu mayor temor?

— Yo no trabajo por la popularidad ni por los premios en concurso. Creo que el mayor distintivo es el que uno, humildemente, se gana con su labor y es el público quien lo reconoce, pero me aterra que un día se acabe el amor y las ganas de trabajar. Siento temor porque en cualquier momento deje de ser útil, o por aferrarme a un escenario cuando las facultades estén vencidas. Espero que si algún día llega mis amigos me lo hagan saber.

— Y si tuvieras la facultad ¿qué cambiarías del mundo?

— Muchas cosas Ricardo. Cambiaría los convencionalismos mentales, las injusticias, la mediocridad, los métodos que tienen algunos de conseguir las cosas sin apoyarse en su talento si es que acaso lo tienen.

Cambiaría la pobreza de muchos a costa de la opulencia de otros, los maltratos a las mujeres y niños, todo signo de violencia, las incomprensiones irracionales, los cánones impuestos que no conducen a resultados, las represalias individuales, y desearía mucho que el universo respire esa paz que tanto necesitamos».

—Antes del punto final estás enfrascada en un mega proyecto con la Orquesta Sinfónica Nacional. ¿Es que tú no te cansas?

— Mi vida es el arte, entregarle a los demás lo que sé hacer y sí, montaremos parte del repertorio con la Orquesta Sinfónica Nacional y será compartido con aquellas provincias que cuenten con agrupaciones de este tipo. Será otro de mis sueños cuando se realice.

Mientras tanto Liuba, síguenos regalando tu Señor Arco Iris, que prosiga Ilumíname con esa luz que llene nuestros días, y que nunca falte tu sonrisa para seguir disfrutando del encanto de una mujer que vive la libertad de sus canciones y la comparte con su público.

INTÉRPRETES QUE INTERVIENEN EN EL DISCO VIDAS PARALELAS

Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Carlos Varela, Amaury Pérez, Raúl Torres, Kelvis Ochoa, David Torrens, Frank Delgado, Isarel Rojas, Isaac Delgado, Gema Corredera, Beatriz Márquez, Ivette Cepeda, Omara Portuondo, los españoles Ana Belén, Luis Pastor y Javier Ruibal, los dominicanos Pavel Núñez, Víctor Víctor, Maridalia Hernández y José Antonio Rodríguez, el puertorriqueño Danny Rivera, la argentina Georgina Hassán, y la ecuatoriana María Tejada, la brasileña María Marta y la venezolana Amaranta, entre otros.

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Exclusiva: Lo que un día me contó Elena de Formell

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Por Ricardo R. González

La noticia de la «partida» del maestro Juan Formell, en la noche del primer día de este mayo, me estremeció el alma. Aun no lo concibo, aunque por mucho que no quiera tendré que adaptarme a la irremediable realidad.

Apenas han transcurrido 24 horas de una consternación devenida luto mundial. No solo La Habana llora, lo hace Cuba, y otros sitios donde la huella «vanvanera» roba corazones. Por eso, entre el ir y venir de recuerdos, me vino a la mente una de las tantas conversaciones sostenidas con su Majestad Elena Burke en sus visitas a Santa Clara.

No sé cómo salió a colación Juanito, pero de momento me relató la timidez tan grande que traía aquel día en que venía con el sueño de que aquella señora intérprete cantara algunas de sus composiciones.

«Yo —relata Elena— lo conocía desde hace tiempo como integrante de las orquestas acompañantes de los centros nocturnos y luego en la nómina de la Revé. Por entonces, preparaba un LP (Areito 3297) a principios de los años 70. Buscaba un balance en el repertorio con una mezcla de temas más cercanos a la balada y otros que realzaran lo movidito, según mis particularidades. Entonces llegó Formell que iniciaba los primeros pasos con Los Van Van, Dos temas portaba en partituras: De mis recuerdos y Ya lo sé, sin imaginar el músico que, a la postre, resultarían composiciones claves para el disco.

«Desde que las estudié me di cuenta que era lo que buscaba. Y dije para mí: «a este hay que echarle un ojo»

Y rauda, con la picaresca característica, recalcó; «Mal pensado, solo desde el punto de vista musical».

Fue tanta la impresión que dejó en la Burke que a los pocos días le solicitó más temas.

«Entonces me trajo un shake blues (Lo material), y un afro shake denominado Un diálogo. Por cierto, en este último hicimos una especie de dúo para reforzar el sentido de la canción, y al margen de formar parte del long playing dio título a un sencillo de los entonces 45 rpm (EP Areito 6135) que en aquella época se conformaban con cuatro canciones.

Algo similar ocurrió con Pero qué será de mí, un shake incluido en otro disco sencillo (EP Areito 6101), y que él mismo hiciera el arreglo».

Y ya en los finales de la década de los 60 la bien llamada Señora Sentimiento se percataba del talento de un hombre integral.

«Además de un excelente cronista, que recoge las vivencias, los conflictos, las anécdotas de su pueblo, constituye un innovador incansable. Cuando las técnicas de grabación eran arcaicas ya él estaba adelantado a su tiempo. Por eso al escuchar las instrumentaciones de Ya lo sé, y De mis recuerdos quedé inmóvil. Sé que conservas el disco original, por eso repásalas y comprobarás lo que te digo».
Conocedora del universo musical Elena se detuvo en el trabajo con Los Van Van.

«Nada más que hay que valorar la inclusión del bajo eléctrico junto a otros instrumentos que evolucionaron aquella concepción inicial de la charanga. Después vinieron los trombones, el acople de las voces en los coros, la agudeza de no perder la perspectiva dentro de lo que ocurre en el mundo en torno a la música…».

Con el carisma de una incansable conversadora, aun en los más difíciles estados de ánimos, Elena me confesó que lo único que no compartía con Formell era su predilección por las ranas.

«Vas a su casa y encuentras repisas con las más disímiles formas. Claro hechas de cerámica u otro material, pero relacionadas con estos anfibios que no resultan de mi agrado, y es algo curioso porque cuando sale al extranjero o emprende las giras por el país siempre trae alguna en su equipaje que las compra o se las regalan. Si fuera yo ni me atrevía porque me parece que van a cobrar vida en la maleta y me saltan al abrirla».

La plática fue matizada en todo momento. Elena me hablaba de la sencillez de un cubano normal vestido con extremo respeto, pero sin pelos en la lengua. Cuando tenía que decir pan, era pan, y vino, vino.

«Varias veces me acompañó a la guitarra, y siendo ya quien era notaba que aquel temor inicial hacia mí no lo había perdido. Yo le decía: muchacho tú no te das cuenta de que soy yo quien tiene que subir la cabeza para verte… y solo se reía, mas tuve el privilegio de ser la primera intérprete en cantar sus canciones, y soy muy feliz por este distintivo».

Y es que Formell va más allá del songo y la timba. Incursionó en el filin, en la balada, en la fusión de los géneros de cada etapa. Recuerdo que le pregunté a Elena en qué estribaba el éxito del autor de La Habana no aguanta más.

Y sin pensarlo dos veces ripostó: «En ese laboratorio que lleva consigo, y en su indiscutible talento, Formell, al margen de todo, constituye un trovador. Por eso el día que le llegue la hora definitiva, y ojalá nos durara siempre, habrá que ponerlo en el pedestal de los grandes inmortales de la música cubana y ¿por qué no? del mundo. Que no te quepan dudas».

Elena ya no está. Juanito tampoco, mas desde la eternidad estoy seguro que compartirán los largos caminos entre una Majestad indiscutible y el perdurable rey del songo. Es más, llegan ya sus trinos para beneplácito de todos.

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En exclusiva: Liuba traza el mapa de sus canciones

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Por Ricardo R. González

Te ofrezco el mapa de mis canciones,
la creación, cada paraje y latitud,
tú que conoces esa luz
desnuda, libre, impersonal,
sagrada y mística virtud.

"El mapa de mis canciones"
Liuba María Hevia, 2013.

Cuando Liuba María Hevia canta nos regala un segmento de su vida que penetra como as de luz a nuestras almas. No hacen falta otros atributos porque cada metáfora, cada imagen, encuentra su justo sitio en el afán de trasmitirnos un sentimiento, una vivencia, un desgarro propio o compartido.

Quién sabe cuántas dichas más, y al tener el privilegio de estar cerca de ella, de sentir emociones incalculables, o de trasladarme a la infancia a través de esa música llamada a no languidecer se abren las posibilidades para confesiones exclusivas.

Hace un tiempo me habló de un proyecto denominado El mapa de mis canciones, como próximo trabajo discográfico.

Ya está grabado. Ahora enfrenta el compás de espera, y mientras tanto, hay motivos suficientes para preguntarle si toca a las puertas de lo intimista, si escapa y vuela para irrigarnos el corazón, si constituye un pretexto a fin de estar cerca de ella y descubrir la esencia de las canciones...

Cuenta Liuba que «lo autobiográfico siempre está presente en mi obra de múltiples maneras, pero se trata de (re)descubrir las canciones desde un inicio, saber la génesis de muchas de ellas que son conocidas a través de grandes orquestaciones, y en este disco aparecerán, prácticamente, desnudas. Son temas que se pueden palpar de otra forma, quizás más íntimos, más sencillos».

—Pudiéramos decir que una manera de sentir más cerca a la guitarra..

— En la concepción del disco estuvo implícito hacer un homenaje a la guitarra como causante del nacimiento de muchísimas de esas canciones, por eso el acompañamiento básico es con ese instrumento que conoce mucho de mi y del que me resulta imposible desprenderme.

El 80 % del fonograma es apoyado en ella, y el resto con derivados como la guitarra clásica, con cuerdas de acero, guitarra eléctrica, bajo, laúd, el tres, pero siempre en la base estará mi guitarra.

— ¿Solamente, sin invitados?

Quise rendir tributo a ejecutores fundamentales dentro de la música cubana. De esos indispensables que no pueden faltar, y por ello convide a instrumentistas de la talla de Pancho Amat, Bárbaro Torres, y otros exponentes de primera línea. También estará una Orquesta de Guitarras del ISA en dos temas, y sorpresas con los arreglistas.

— Al repasar tu discografía faltaba este homenaje a la guitarra. ¿Saldas así una especie de deuda?

— Diría que sí. Me lo debía, y a la vez deviene regalo para todas las personas que siguen mi trabajo, pues resultaba increíble que siendo trovadora no tenía un CD a base de guitarra cuando es lo primero que suele hacer un trovador.

— ¿Por qué no antes?

— Cuando llegó el momento de hacer mi primer disco (Coloreando la esperanza), ya tenía un grupo, un repertorio, y quise grabarlo con este formato. Después la historia se repitió en Alguien me espera, Del verso a la mar, Ilumíname, Ángel y habanera, Puertas, los dedicados a la música infantil (Travesía mágica, Secretos Cantados, Atentos, traigo un cantar, y Liuba canta a Teresita)… hasta que llegó Naranjo en flor para el tango, y ya no podía aguardar más.

«Yo compongo a través de la guitarra, Incluso cuando tengo una idea melódica, y algo que me empieza a dar vueltas me apoyo en sus cuerdas para moldear esa inspiración que permanece dentro».

— Ahora recuerdo a nuestra Teresita Fernández, su pasión por el instrumento…

Siento que está junto a mí, no solo cuando canto sus canciones, si no con otras que ella siempre quiso mucho. Yo le hago homenajes a Teresita desde que tengo uso de razón. Para personas como ella, que ofrecieron tanto, no existen tributos ni conciertos que puedan igualar lo que fueron capaces de entregar.

— Algo en particular del disco Liuba canta a Teresita…

— Coincidir con ella resultó un privilegio. Hacer el disco con sus canciones es otro. Que ella lo escuchara antes de partir, y le haya gustado devino nueva satisfacción. Los temas fueron escogidos entre las dos, incluso el título del disco constituyó una idea de ella.

Cuando voy a un hospital a trabajar para niños enfermos es como si estuviera allí. Cuando voy a un barrio también está conmigo. En escuelas especiales o sin amparo filial sucede igual porque, de por vida, se dedicó a quienes no poseen la fortuna que tienen otros. Con ellos, y por ellos, echó su suerte.

— ¿Una verdadera maestra?

— Primero que todo. Es parte de mi trabajo social, de mi manera de pensar, de mi concepto de vida, de la ética a la hora de enfrentarme a un escenario… el paradigma de la artista que me acompaña en mi vida y en mi labor.

— En tres décadas de quehacer profesional dentro de la música te has ganado un sitio indiscutible, pero la infancia sigue siendo ese público sincero al que respetas extraordinariamente…

Los niños siempre van a tener ese lugar especial, amén de cualquier moda, y de lo que pase. Poseen una trasparencia inigualable que, lamentablemente, se va perdiendo con la edad. Trabajar para ellos es lo más difícil, y a la vez lo más maravilloso que me ha pasado.

— ¿Verdaderamente difícil?

— Lo es, porque te impone rigor, seriedad a la hora de enfrentarlo, demanda mucha entrega, y están pendiente del más mínimo detalle, de una imperceptible equivocación, pero es renovador. Hay niños que a lo mejor no han escuchado tu música pero cuando existe una buena canción no se puede resistir la tentación, porque los pequeños aman la Naturaleza, lo sencillo, la fantasía...

— Enhorabuena, has sido una intérprete de retos… ¿cuál es el próximo a vencer?

Creo que soy una «versionista» por  instinto, pero todavía le debo canciones al sur de América, a Chile, a Perú, a Brasil, y a la zona de la Argentina más campestre. Eso pretendo hacerlo en los próximos años, sin apartarme de la necesidad de ser útil mientras pueda porque el arte hay que respetarlo, y una tiene que saber el momento preciso para dejar una buena estela.

Ese es mi desvelo diario, pero si la vida me ofrece las oportunidades y facultades para trabajar lo haré cada vez que pueda.

—Y sigues durmiendo poco y trabajando mucho?

Una risa acompaña a Liuba, y luego precisa: « Sí, la verdad que sí porque el trabajo es mi alegría, mi mejor sueño».

Entonces, me parece estar oyendo, desde ya, la armonía entre voz y guitarra implícita en ese mapa bendecido que pronto será mío, suyo, de ella…. Una especie de confidencia mágica o real, mística o divina, de la que Liuba María Hevia no se puede separar y que atrapará a su público en complicidad absoluta. Regalos para el alma en medio de un destello que ilumina la vida.

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Chaflán: El Rey de la risa enfrenta la vida

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Por Ricardo R. González

Ahora que el Festival Humor sin sombrero rinde homenaje a la figura de Chaflán quisiera compartir con ustedes esta entrevista exclusiva que le hice en junio de 1990 en el aniversario de Educación para la salud, una sección que escribía para el periódico de mi ciudad. Recuerdo que lo llamé por teléfono, y me dijo «Por día y hora». A él, esté donde esté, mi eterno agradecimiento.

El invitado no viene a hablar de enfermedades, y promete un diálogo SIN SOMBRERO que nos adentre en sus experiencias y ofrezca algunos consejos para permanecer siempre jóvenes, a pesar de que declara «estar muy usado»… Como la sección tampoco quiere envejecer, lanzo la primera estocada al caballero de la risa.

«Mira —subraya— abrazar la vida no es para contar años, si no para aprovechar, justamente, el tiempo que hemos vivido».

Y esta concepción, que no tiene nada que ver con Shakespeare y sí con la filosofía «claflaniana» ¿es un puro retrato? 

«Completamente, soy un hombre que siempre he tenido algo que hacer, y cuando no, lo busco. Me considero profundamente optimista. Y fíjate si es así, que siendo muchacho asistía a un juego de pelota, y aunque mi equipo estuviera perdiendo —oye eso— 17 carreras por 2, me quedaba en el estadio hasta última hora con la esperanza de una victoria»

Muchos piensan que el Argelio García de la escena es el mismo que transita por las calles o aquel que cumple sus deberes ciudadanos ¿Hasta qué punto hay identidad entre uno y otro?

«Chaflán se siente más gente que artista. No tengo la imagen del cómico fuera de las tablas, esta la he ganado a fuerza de trabajo diario porque no he querido ser nunca el eterno artista ni creerme superestrella. Veo la riqueza y la importancia de cualquier oficio y profesión, y las respeto porque la inteligencia de una persona va por dentro… Un barrendero puede ser una eminencia al igual que el más destacado de los letrados o de los hombres de ciencia».

Sin embargo, el humor ha influido en Usted…    

«Es cierto, aunque no tanto como yo en la gente, a la que me satisface verla y oírla reír desde el escenario como regalo más preciado que pueda recibir».

Y vale aquello de que en el hogar de Chaflán es todo rebambaramba…

«!Quien dice eso!.Me satisface tener una familia armónica con un matrimonio de 37 años. Mi esposa Nini y yo hemos insistido en la formación de nuestros hijos, en crearles responsabilidades… Eso que dicen que la casa de un artista es como «el desastre», por favor, no lo tomen como serio, aunque de vez en cuando pueden existir discusiones normales como en cualquier hogar».

Argelio García ha tenido que enfrentarse a dificultades y preocupaciones comunes a todos. En ocasiones ha asistido con ellas al teatro o al cabare, y una vez en escena tan parece que no sucede nada. ¿Cómo logra el artista vencer el dilema humano?

«Los problemas personales, por difíciles que sean, hay que dejarlos en la casa. En nuestro caso es como un dispositivo automático, una vez que te enfrentas al público se te olvida todo, siempre que haya vocación y respeto por quienes te van a ver».

Y de las personas amargadas ¿qué me dice…

«Te digo honestamente que compadezco a quienes conviven con las mismas. Por mucho que las aconseje parece que te están escuchando, pero vuelven a caer en su ciclo… Recuerdo que tenía un amigo llamado domingocon estas características, y una vez le dije a un conocido: «Chico, quién le puso Domingo jamás ha visto un lunes».

A Chaflán no le molesta confesar que el próximo 16 de julio cumplirá 65 «abriles», que se siente muy bien de salud, con un estado anímico excelente, a pesar de la intervención quirúrgica a que fuera sometido meses atrás, y que detesta la ansiedad, o estar un fin de semana sin hacer nada. Por ello le pido su consejo para los jóvenes…    

«Esa edad es como estar en un ring de boxeo. Cada batalla hay que ganarla round por round, golpe por golpe, y sentirse vencedor por sacrificio propio. Estudiar constantemente, no dejarse amilanar por contratiempos, reciprocar a los padres, seleccionar y atender bien a las esposas porque cuando se contrae matrimonio se adquiere una responsabilidad mayor que rebasa el simple placer».

Y como todo ha transcurrido SIN SOMBRERO le pido que se lo ponga…Medita y sale con una de las suyas…

«Hay esposas muy exigentes y la mía me notificó el otro día…Chaflán ya tú no me hablas como antes… Claro hija —le dije— cómo va a ser igual si ahora tengo dientes postizos. Entonces me contestó…«pero tú prometiste que me ibas a querer toda la vida…»

¿Y cuál fue la respuesta?

Bueno…lo que nunca pensé que fueras a durar tanto».

Pregunto sobre las recetas que tiene para no envejecer espiritualmente quien es considerado el entretenimiento humorístico del turista en muchas partes del mundo a través de discos y cassettes que pasan de mano en mano…  

Pienso que el optimismo ante la vida resulta fundamental,  saberle encontrar sus aristas, aunque parezca que el mundo se viene encima. Tener seguridad en si mismo, y la justa valoración y apoyo a los semejantes, a pesar de que en ocasiones falten muchos elementos para que el ventilador de vueltas, el refrigerador enfríe, o la llave penetre en el llavín.

Y todo eso lo aconseja Chaflán de corazón, y SIN SOMBRERO. 

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Rochy Ameneiro: «Canto lo que yo hubiera querido escribir»

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Por Ricardo R. González

Un día Rochy Ameneiro apostó por la arquitectura; sin embargo, el tiempo le demostró que no era su camino porque desde muy temprano descubrió que el arte de cantar despertaba sus motivaciones.

La vida le dio la razón, y aunque estudió apenas unos años de violín se percató de que necesitaba el talento de músicos que le ofrecieran seguridad a fin de emprender ese vuelo alto pretendido por todo artista.

No es su objetivo tocar las alturas, pero sí lograr una huella que hoy tiene en su segmento de público seguidor, ese que tararea canciones, y que por su estilo han llegado a compararla con alguna  cantante foránea. Mas, Rochy es Rochy, propia, sin protocolos, de esas personas que abren puertas para ofrecer amistad, y sobre todo, un ser humano que encamina sueños y acciones por un mundo mejor.

Hace dos años emprendió el proyecto Tod@as Contracorriente junto al doctor Julio César González Pagés, coordinador de la Red Hispanoamericana y Africana de Masculinidades, y otros seguidores, con el propósito de decirle no a la violencia y abogar por mejores aristas dirigidas hacia la espiritualidad.

Recorren el país con espectáculos diferentes, de esos que integran la música a talleres que incitan a reflexiones, y en su segunda experiencia abogaron por la defensa de la diversidad cultural.

Según la cantante, «ha sido vital y muy enriquecedor, no solo en el plano artístico, si no también en mi vida personal. Me he nutrido de información que desconocía, de la magnitud de la violencia, por lo que me renueva el hecho de haber emprendido este proyecto».

— ¿Un reto ante el panorama contemporáneo?  

— No soy una artista de grandes masas pero tengo acceso a varios oídos, y no me podía quedar sentada. Siempre que pueda enviar un mensaje para el cese de estos actos lo haré, pues mientras más personas se sensibilicen con el tema estaremos influyendo en las mentes humanas y en la necesidad de transformar este mundo, aunque existan diferentes proyectos, con otras denominaciones, encaminados a idéntico propósito.

— ¿Cuáles son a tu criterio aquellas manifestaciones de violencia que todavía persisten y que la sociedad cubana está llamada a modificar?

— Lo peor que nos está pasando recae en la pérdida de valores provocado por modelos importados ajenos a nuestra cultura ni apropiados a nuestra idiosincrasia. Asumir la diversidad no significa tomar lo peor de cada pueblo, todo lo contrario, se trata que cada persona, cada país, cada ciudad, cada región, traté de defender lo que tiene, lo que es suyo.

— Una parte de la música sufre la degradación y la pérdida de estos valores, incluso llega a denigrar al ser humano…

En la música se están popularizando muchos cánones estéticos de baja calidad a la hora de transmitir mensajes. Las canciones de amor se han convertido, en gran parte, en letras agresivas, contra las mujeres, y facturadas bajo fórmulas de escaso lirismo que induce a una pobreza descomunal en el uso del lenguaje, sumado al hecho de que son compuestas por personas de muy escaso nivel cultural.

«No hay que ser un Cintio, Lezama, Fina, Dulce María o Carilda, entre tantos otros grandes…, pero algunos autores se informan muy poco, y con dos o tres palabras configuran la composición. Circulan, incluso, hasta métodos penosos de cómo hacer una canción.

« Hemos ido provincia por provincia visitando los vendedores ambulantes que tienen licencia para vender discos u otros materiales, y me parece necesario un control, una advertencia de no ofrecer un producto agresivo o violento. No es censurar, si no orientar a la población».

— Sin dejar de vivir en épocas con sus respectivos códigos ¿ no resulta paradójico ante una tradición cubana poseedora de excelentes canciones?

— Es una pena porque este es un país con un historial bellísimo de canciones avaladas por una poesía respetable. Hay temas rescatables de todas las épocas y que las nuevas generaciones no conocen. Creo que es una labor de todos y todas, máxime cuando los medios de comunicación nos pertenecen y debe ser una política de estos participar en la causa y alejarse de esa saturación de los peores exponentes de cada país.

«Hay cosas que se están haciendo en Cuba y en el mundo de primera factura, y pienso que el mismo racero utilizado para identificar los problemas políticos deben regir a la hora de enfrentar lo chabacano, deformante y vulgar.

«Desde aquí bebemos un manantial prodigioso en las manifestaciones artísticas. Acabamos de tener un Festival de Coros, y me pregunto ¿dónde está la presencia de nuestras magníficas agrupaciones en espacios radiales y televisivos? ¿dónde están los videos clips o la promoción ganada y necesaria hacia esas entidades artísticas?

«Otros ejecutan el jazz y merecen su espacio, al igual que la música de concierto. Hay incluso regaetón bien hechos, pero escogemos los peores.

«Repetimos DVD y conciertos de extranjeros que dejan mucho que desear por la simpleza y superficialidad de su arte, y la población joven, niños y niñas, reciben ese producto y consideran que constituye lo ideal».

— Sin embargo afloran mentes que se han dado cuenta de estos hechos y ya marcan pautas…

— Hay determinados espacios especializados que valen la pena, y me detengo en el sello discográfico Colibrí abierto en su catálogo a importantes figuras de la música. Algunas muy jóvenes, pero con extraordinario talento que merecen su difusión y acercamiento al público.

«Por otra parte satisface el trabajo del Ministerio de Cultura en el rescate de la memoria histórica, mas impera que los medios y otros eslabones se sumen a los buenos propósitos».

— En esa búsqueda de lo sencillo, pero a la vez bello, ¿háblame del tema de Formell que tanto te llega?

—Yo canto desde hace tiempo esa canción de Formell, Tal vez, que la incluí en el CD anterior Dudas. Tiene una letra simple, pero muy bella y excelentemente escrita. Con dos o tres palabras respetuosas se llega al corazón de las personas.

Le gustó a Formell tu versión? 

Me lo hizo saber, a Omara (Portuondo) me la encontré también  muchas veces y me decía te la aprendiste por mí. Son grandes satisfacciones al ver que tanto el autor como la intérprete que la hizo popular manifiesten su conformidad acerca de mi trabajo. Es una de las que más felicidades me ha traído

— ¿Y respecto a Sabor salado, del villaclareño Diego Gutiérrez?

Otra de las indispensables. Él a veces dice: «le pedí prestada esta canción a Rochy», y lo que ocurre es que yo la grabé primero, y por tanto ya es mía. Cuando estoy presente en sus conciertos muchas veces salgo sin avisarle y la canto con él».

— Acabas de terminar tu tercer CD que lleva por nombre Mentiras sanas

— Mantiene la línea general de la canción e incluye autores cubanos y dos versiones internacionales, una de Julieta Venegas (invitada especial a la jornada por la no violencia en el pasado año), y otra de Jorge Drexler, quien va a presentar la campaña de los no violentos en su país, Ellos abogan por una cultura de paz desde sus respectivas naciones.

«Mentiras sanas es una canción inédita de David Torrens, que toma como hilo conductor el amor. La producción musical del CD pertenece a Kelvis Ochoa al quien he estado muy vinculada durante años.

«Entre los compositores  no puede faltar Diego Gutiérrez, unido a tres canciones de Kelvis, otra de Raúl Torres, Jorge Drexler, Julieta Venegas, y Gerardo Alfonso, con el tema Quisiera que acompaña el video clip a favor de la diversidad.

«Tengo de respaldo a músicos de lujo como Maykel, Harold López Nussa, en el piano, Yaroldi, en la percusión, Oliver Valdés (batería),

Alberto Luis Gómez y Jesusín en las guitarras, y quien también hizo las armónicas, William Roblejo (violines), Dayana García, en la dirección de las cuerdas, y Aldo López Gavilán, que asumió dos de los arreglos de cuerdas. 

Quisiera no es una canción reciente, pero es como si lo fuera… 

— Pienso que es de esas superactualizadas para con nuestro proyecto, y le dimos esa contemporaneidad a fin de transmitir un mensaje a favor de la diversidad cultural.

«Ahora tengo temas de Descemer Bueno, otro compositor que logra con sus canciones directas un producto de excelencia. Es un artista a respetar que merece ser ampliamente difundido.

—¿Qué diferencias marcan a Mentiras Sanas de tus anteriores producciones?

Las dos primeras corrieron a cargo de Elmer Ferrer. Son diferentes porque él es un músico guitarrista, mientras Kelvis incursiona más a tono de descargas, de esos que penetran por la puerta de tu casa y toman asiento sin pedir permiso.

«Nos sentamos en el estudio por la madrugada a tocar los temas durante varios días, y los músicos aportaron muchos detalles. Ha sido super difícil porque he contado con músicos espectaculares, los coros son del propio Kelvis a la vez que incluyo una canción a dúo con él.

«Estoy muy contenta con todos, y tengo la complicidad de René Baños quien está haciendo un trabajo de revisión de las voces.

— ¿Un disco patrocinado bajo el sello Colibrí?

— En efecto, Colibrí me ha apoyado en extremo, y también por esta casa sale pronto el DVD de la gira anterior (Tod@s Contracorriente) que incluye el documental del recorrido, fotos, encuentros, multimedias, a manera de buenas prácticas de lo que puede hacerse en una gira nacional que tiene la colaboración del Instituto Cubano de la Música y de la propia disquera para concretarlo en un material audiovisual.

— El pasado año compartiste la escena con Julieta Venegas ¿qué opinión te merece?

— Fue impresionante. Ella es reconocida internacionalmente, poseedora de seis Premios Grammy, y es pura amabilidad, muy sencilla en lo personal.

«Le agradezco que haya aceptado nuestra invitación, y el hecho de que al ser una mujer valiente se sume a la causa contra todo indicio de violencia. Sin pensarlo dos veces acudió a este llamado de unirse a nuestro proyecto.

— Dicen que Rochy es muy selectiva a la hora de seleccionar un tema ¿cierto?

— Si, canto lo que yo hubiera querido escribir, me cuesta mucho trabajo hacerlo por encargo, de hecho me ha pasado dos o tres veces y equivoco la letra, en verdad me ocurren cosas raras cuando no escojo la canción.

¿Y la arquitecta no se atreve a componer?

— He hecho mis intentos, pero no son públicas, una de ellas solo la conocen mis padres, y también existen poemas, algunos revisados por Waldo Leyva y su esposa Margarita Sánchez, que es una gran escritora, pero todo en privado.

«Cuando encuentro en otra persona lo que hubiera querido decir y no me salió digo esto era lo que quería, y prefiero ser entonces la intérprete para apropiarme de esas musas ajenas y darle mi propia versión».

Tod@s Contracorriente irá a la tercera edición?

Si, ya preparamos la tercera oportunidad el venidero año. Tendremos, como temática central, la conservación del medio ambiente, una de las tantas formas de luchar contra la violencia porque siempre estaremos a favor de las buenas causas. El mundo lo reclama, y la humanidad lo necesita.

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Catherine Murphy: «El mundo necesita una alfabetización del alma»

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La realizadora durante la presentación del documental en el centro cultural El Mejunje, de Santa Clara.

Por Ricardo R. González

La cineasta y documentalista norteamericana Catherine Murphy resulta un ser sorprendente. Cautiva por su inteligencia, extraordinario dominio del español, y por ese don que la convierte en una amiga de siempre. Cualquiera diría que es una cubana más a su paso por la Rampa habanera o por otro sitio del país, sin sentirse que lleva un pasaporte extranjero.

Una artista de bondades que se apropia del proceso de creatividad atado a las realidades del universo, de este globo terráqueo que gira y gira, y muestra en su rumbo policromías y desgarros.

Un día conoció la existencia del proyecto Tod@s Contracorriente que lideran en Cuba la cantante Rochy Ameneiro, y el doctor Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, y decidió acercarse a este universo que aboga por el bienestar humano en el afán de entregarle a la vida buena dosis de dignidad.

Confiesa que su inserción le ha propiciado enormes satisfacciones, a tal punto que suman años colaborando en esta alianza, pues para ella Rochy «es una cantante de mucha alma. y Julio César un escritor, historiador e intelectual de quilates dispuestos a defender una cultura de paz que gana en fuerza».

Hace poco tiempo Murphy regresó a Cuba, y no trajo sus manos vacías. Quiso participar en la segunda gira de este proyecto dedicada a la defensa de la diversidad cultural. Su documental Maestra —estrenado en 2011 en el cine capitalino de 23 y 12 como parte de las actividades por el aniversario 50 de la Campaña de Alfabetización— impactó a muchos por la manera de abordar el acontecimiento a base de sagacidad y buen gusto.

— ¿Cómo surge la idea si se tiene en cuenta que no fue partícipe de esta experiencia cubana?

— Nada de fortuito. La historia me fascinó y condujo a una inspiración total a partir de las vivencias de un grupo de mujeres cubanas que tuve la oportunidad de conocer. Fui siguiendo las vidas de estas nueve mujeres y de muchas más porque eran parte de la propia historia y cada una encierra un caudal de pasajes, emociones, riquezas, y enseñanzas dignas de compartir.

— Siempre un producto artístico lleva a valoraciones que pueden resultar coincidentes o divergentes desde la óptica del realizador…

— Confieso que veía la historia de otra forma y por eso fluyó la invitación de Rochy y Julio César. Sin pensarlo dos veces me sumé a la campaña Únete junto a la popular intérprete Julieta Venegas debido a la responsabilidad que asume el arte para contribuir a esa cultura necesitada por el mundo.

«Esta unión adquirió una dimensión mayor, y cuando Rochy y Julio César  vieron mi documental le dieron una importancia que realmente yo no la vi desde el punto de vista de visibilizar a la mujer dentro de la historia cubana».

—¿Pudiera hablarse de una lectura de género en su obra?

— Sin dudas, todos los participantes en las labores de alfabetización fueron profundamente transformados como seres humanos. Hombres y mujeres a quienes les cambió la vida. Pidiéramos decir que para la gran mayoría constituyó un antes de y después de… Incluso para los varones fue también transformador».

— Y entre tantas historias que retomó ¿cuáles resultaron las diferencias sorprendentes?

— Hubo algo que me llamó la atención. Cuando los varones fueron a contarle a sus padres que deseaban incorporarse a la Campaña de Alfabetización casi siempre apoyaron la idea. Incluso dado el marcado carácter machista de la sociedad decían: «Ve y hazte hombre».

«Era como el bautizo, una prueba de fuego. Sin embargo, en el caso de las muchachas diría que algunas familias aprobaron la participación pero sin dejar de reflejar dudas y preocupaciones, en otras primó las reticencias, y muchos hogares negaron la participación porque no eran tareas para señoritas dedicadas al hogar.

— Si tuviera que ofrecer su valoración ante tantas disyuntivas ¿cómo lo definiría Catherine Murphy?

Una victoria ante los cánones de la época. Es admirable que en tiempos de patrones de conductas tan aferrados muchas lograron convencer a la familia, y establecieron un nivel de autonomía que nunca antes había sido permitido para la mujer cubana.

«Cincuenta mil muchachas cambiaron su visión del mundo a partir de ese momento. Apreciaron a su país, a su sociedad, de una manera distinta, y se sintieron dueñas de sus propios actos.

«Hubo incomprensiones, pero no miraron hacia atrás. Su vida comenzó en ese momento y se enamoraron del empeño de ser útiles, de tratar de cambiar el mundo».

— El documental Maestra destaca la vida de nueve alfabetizadoras, pero ¿solamente mujeres?

— Cualquiera pensaría que es una visión unilateral, que trata de inclinar la balanza hacia el lado de las féminas y no es así. Esto deviene una primera parte con testimonios impactantes, de esos que marcan en otras vidas y enseñan. Incluso algunas de ellas ya no están, pero habrá continuidad con los hombres y existe la idea de trabajar con ellos.

— Se pueden adelantar nombres?

— Hay testimonios muy lindos de Silvio Rodríguez que alfabetizó cuando apenas tenía 14 años allá por parajes de la Ciénaga de Zapata,

«Enrique Pineda Barnet  cuenta vivencias excepcionales al ser, ante todo, maestro voluntario. Daniel Diez, que después fundó la Televisión Serrana, ha declarado que de alguna manera este canal fue inspirado por aquellas experiencias, el pintor José Fuster dice que ha llevado toda la vida pintando aquellos mundos que conoció entre el campesinado, el monte y la naturaleza cubana... por lo que resulta trascendental incluir estas emociones y las de otros compañeros».

— ¿Una visión solo citadina…habanera?

— Todo lo contrario, a nuestro paso por diferentes ciudades en esta gira hemos grabado nuevos testimonios que enriquecerán las próximas producciones porque siempre habrá nuevos matices por descubrir.

— Si tuviera oportunidad de dominar el mundo aunque sea por unos minutos ¿cómo lo dibujaría?

— Tenemos varios retos como parte de la humanidad que somos. Hay guerras, drogas, problemas ambientales muy serios a nivel global, sin obviar a un Planeta signado por las marcas de la violencia que penetra en los hogares y hiere a las familias.

«Creo que necesitamos una nueva alfabetización, y es lo que busca el proyecto Tod@s Contracorriente para aprender a ser mejores, a crecer como seres humanos. Una especie de alfabetización espiritual que recorra el alma».

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Julio César González Pagés: «Abogo por un mundo sin etiquetas»

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Por Ricardo R. González

Hay neuronas intranquilas que emprenden su vuelo y llegan alto, máxime cuando se trata de configurar ese mundo que necesita —y reclama— un equilibrio a fin de que cada terrícola encuentre su espacio para el desarrollo de una vida plena.

En busca de estas sendas el doctor Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, y la cantante Rochy Ameneiro pactaron su complicidad hace apenas dos años. Así comenzaron a tejer historias alejadas de fantasías e ilusiones, y, sin hilos ni ovillos, surgió el proyecto Tod@s contracorriente que, en su edición de estreno, abogó por un NO a los diversos indicios de violencia.

La gira recorrió gran parte de un archipiélago en el que dichas manifestaciones no están ausentes y ocupan gran parte del día a día. Por eso, al término de aquella experiencia comprendieron que el camino resultaba incipiente y faltaba mucho por hacer.

Un segundo periplo acaba de finalizar. Esta vez en defensa de la diversidad cultural, algo imprescindible que reclama tolerancia, comprensión y respeto a pesar de que algunos la ven como una especie de  «fenómeno», mientras otros la aceptan entre las realidades a asumir con el lastre de los prejuicios.

Para el doctor González Pagés se hace necesario el rescate de nuestra identidad, «porque muchas veces queda relegada por culturas globalizadas lejanas, y lo más triste es que no en pocas ocasiones se acuñan como síntoma de modernidad, incluso hay conductas que lideran y van en detrimento de la salud o el bienestar social».

— ¿Pudiera hablarse de una diversidad inclusiva?

— Constituye uno de sus basamentos; sin embargo, debemos ver lo que somos como cubanos y latinoamericanos, detenernos en aquellos aspectos que guardan relación con la idiosincrasia, sin copiar modelos que poco o nada aportan y nos alejan de las raíces.

— En una era de pérdida de valores estamos llamados a retos…

— El primero sería el rescate de valores encaminados a promover una cultura que no discrimine a las personas por raza, orientación sexual, o por residencia en zonas rurales o urbanas.

«Tributamos a una diversidad cultural mundial mediante una campaña, promovida por la UNESCO, hacia el desarrollo de un ser humano más pleno. A veces nos reímos de la forma de hablar de los orientales, y eso es matar culturas, ignorar la existencia de  formas de ser diferentes que no resultan erradas, pues algo indica que somos diversos y respetables. Por ello sustento que la diversidad es atractiva de acuerdo a la forma en que la miremos».

— Entonces, ¿partidario de su defensa?

— Siempre que se aleje de la violencia, del racismo, la homofobia, y resulte inclusiva consideramos que va a ser diversa, cultural, y con nuevos temas a defender.

— Se habla de una campaña ¿quiénes son sus promotores?

— Inició el pasado 25 de marzo en La Habana con la presentación de un video clip de Rochy que toma como base la canción Quisiera, compuesta por Gerardo Alfonso. La estética de este audiovisual defiende no solo la diversidad sexual, si no también las formas de ser diferentes desde la raza, la estética… en fin… Se trata de promover y defender un abanico cultural que incluya la comida, la música, la ropa… de que no se sigan viendo a los orientales como palestinos o al homosexual como algo podrido de la sociedad.

«Hay etiquetas llamadas a eliminarse, a lograr un mundo que no discrimine, pues la diversidad cultural es el mejor modo de vivir pero sin etiquetas».

— En este proyecto hay una figura joven que, a pesar de sus 15 años, despunta dentro de esas campañas…

Para nosotros Rodrigo García Ameneiro es nuestro líder de la campana El valiente no es violento. Muchas personas nos preguntan cómo se han insertado artistas tan conocidos como David Blanco, Elaín Morales, X Alfonso, Aldo López Gavilán y muchos otros.

«Apostamos por Rodrigo porque representa el futuro en estas temáticas culturales del país, y a la vez por su militancia como Embajador Cultural de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades desde hace dos años.

«Se sintió feliz cuando supo que iba a ser la imagen de la campaña para Cuba como país que la inició a nivel de toda América Latina, por lo que tiene una alta responsabilidad. Ello denota que si les inculcamos buenos valores a los jóvenes desde temprano todo fluye de manera orgánica.

«Con Rodrigo ganaremos miles de ellos que deseamos vean en su imagen una estética diferente, solidaria, no violenta, y culta».

— ¿De qué forma incorporarse a esos buenos propósitos?

— Queremos algo logrado desde una cultura de paz, y a estas intenciones pueden sumarse artistas, deportistas y todo aquel que desee. Ya existen 42 campeones olímpicos y mundiales insertados a la campana que se unieron de una forma increíble.

«Mientras posean más medallas de oro resultan extraordinariamente sencillos. Todos acudieron a una jornada convocada en la Ciudad Deportiva, y estas glorias del deporte se vincularon de manera espontánea, y preguntaban cuáles eran las encomiendas inmediatas para apoyar y contribuir a cambiar lo feo del mundo».

— ¿Músicos y deportistas como especie de gancho?

— No tan categórico, lo que si resulta indiscutible es el liderazgo que poseen entre el público. Hoy en día la juventud sigue más a estas figuras que a otros, y ello puede reportar un efecto saludable para las generaciones.

«No solo admitimos a grandes personalidades si no a todos los que estén dispuestos a contribuir, incluso no tienen que resultar figuras populares, pues desde los CDR, la FMC y otras organizaciones se puede cooperar a tenor de que vale cualquier acción transformadora».

— A mi modo de ver toda campaña demanda nuevas aristas… alejarse de caminos trillados para lograr sus objetivos.

— Debe confluir una especie de complicidad entre lo novedoso y la inteligencia. Me parece excelente la inserción en esta gira del documental Maestra, perteneciente a la realizadora norteamericana Catherine Murphy. Ella buscó nuevas fórmulas para reflejar un hecho tan peculiar como fue la Campaña de Alfabetización.

«El producto artístico llega a sorprender por su factura y originalidad. Un resultado cultural de esta calidad dignifica a estas mujeres que ofrecieron lo mejor de si desde edades muy tempranas, a la vez que constituye una enseñanza para sus respectivos nietos en el afán de respetarlas como seres humanos y por lo que le aportaron a la historia de Cuba. Algo que incita a beber de esa sabia».

— Entonces, Maestra alfabetiza el alma?

— Constituye una lección renovadora en ese viaje al pasado, su tránsito por el presente y el futuro de una nación que pasa inviolablemente por el sustento cultural.

«Yo nací después del triunfo de la Revolución, y gracias al documental aprendí detalles que me eran desconocidos. Fue sorprendente la participación de esas féminas, muchas aun niñas, que le dieron el conocimiento y el saber a este país».

— A propósito ¿cree que el llamado nivel cultural y las categorías científicas ofrecen las credenciales de una persona?

— Podemos ser licenciados, masters, doctores… y resultar las personas más mal educadas del Planeta. No creo que los grados científicos o niveles puedan cambiar la vida. Influyen en mejorar conocimientos en torno a tecnologías, calidad de vida, y otras facetas, mas el espíritu hay que alimentarlo individualmente y orientarlos hacia los buenos caminos.  

— Detengámonos en el papel de los medios de comunicación. ¿Hasta qué punto la prensa, la radio, la TV y otras vías alternativas y sus decisores están llamados a un cambio de mentalidad?

— Resulta un desafío total. Exhibimos lo peor del cine norteamericano, lo banal y reiterativo del thriller. Somos indiscriminados al exhibir productos violentos en la música, en los conciertos, en los espectáculos, Vimos en la Gala de Premios Lucas una coreografía en la que «matan» a todos los bailarines como parte de una puesta presenciada por 5 mil personas en el teatro, y por millones a través de la televisión.

«Son códigos errados, generan violencia, y los decidores tienen responsabilidad. Comparto el criterio de Rochy que los raceros para la política deberían aplicarse, también, en la amplia gama de temas por la no violencia, por lo que habrá que ganar en sensibilidad y en formación, pues en un país donde exista la violencia no puede haber desarrollo».

— Usted tiene el don de resultar un escritor polémico por el abordaje temático, pero matizado por la frescura de sus musas. Macho, varón, masculino y otros textos así lo demuestran. ¿Acaso el Julio César asociado a las editoriales se toma un descanso?

— Apenas un pequeño aire… Para la próxima Feria del Libro estoy terminando uno que se titula: Sexo, música y deportes cosa de hombres que deviene especie de continuidad de Macho, varón masculino, un título que sobrepasó los 40 mil ejemplares vendidos en todo el país, y hasta me cambió mi propio nombre

Ahora con la nueva producción deseo dar respuestas a estas tres temáticas como fuente de discusiones en los hombres por toda Cuba.

— Se atreve a darnos algún adelanto?

— Hay partes muy controversiales. Hablaremos de pornografía, de prostitución masculina, en fin… es solo un avance. Imagino que a algunas personas no les va a gustar tanto porque refleja realidades muy crudas; sin embargo, para eso estamos, para decir cosas que otros no desean o carecen de herramientas. Son verdades dirigidas siempre al mejoramiento humano, a ese que encamine a la consolidación de un mundo mejor y posible que a veces queda en un simple eslogan.

— Hasta qué punto este proyecto de Tod@as contracorriente, que inició degustando un plato de espaguetis en casa de Rochy, ha cambiado la vida de Julio César González Pagés?

— Mi obra está marcada por estas dos giras. Salir del escritorio y estar in situ ha modificado el sentido de mi vida. Estoy más sobre la tierra, pues el proyecto me ha llevado a la raíz, a salir de La Habana y traspasar el túnel, a llegar a ciudades y acercarme a sus habitantes, a compartir espacios con muchas personas.

«Una experiencia dura porque significa viajar, descansar poco, soportar el intenso calor, pero de excelencia porque ha permitido, en dos años, interiorizar muchas de las problemáticas actuales, que de otra forma me hubiera sido imposible».

— ¿Una apuesta por la suma y multiplicación de buenos valores?

— Cierto, en el afán de unir a todas las personas por la no violencia y a favor de la diversidad cultural. Una oxigenación intelectual y personal que me permite ser más sociable e inclinarme por códigos investigativos dirigidos a un mayor número de ciudadanos, sin desprendernos del rigor académico.

«Por todo esto, y por mucho más, creo que ha sido el plato de espaguetis más nutritivo que me he comido en la vida».

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Rostros del Fútbol Adil Rami

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Por Ricardo R. González (*)

Quizás resulte uno de los futbolistas con más apodos, pues puede llamársele La Roca, El Coloso, Mariscal, o Maestre Rami. Se trata de Adil Rami, un jugador francés que se desempeña en la defensa central del Valencia Club.

Su primer equipo fue el ES Fréjus, de su país natal cuando apenas tenía nueve años, aunque nunca pensó dedicarse al fútbol de manera profesional. Más bien lo hacía a manera de divertimento que alternaba con su trabajo en el Ayuntamiento de Fréjus.

Pero su debut lo hizo en la temporada 2003-2004 con la nómina del Championnat de France Amateurs para sumar cuatro partidos. En aquel momento no se desempeñaba como defensa central, si no que ocupaba la posición de un centrocampista ofensivo.

En el periodo 2004-2005 jugó 24 certámenes, y en la venidera etapa se convirtió en defensa central debido a la lesión sufrida por uno de los integrantes de su team. Durante esta jornada sobresale su actuación y totaliza 30 encuentros, lo suficiente para que el Lille fijará su atención sobre él, y le ofreciera la posibilidad de pasar unos días a prueba con el equipo.

Bastó solo una semana para hacerlo miembro oficial de su filial, entonces en el CFA. Con el Lille B se desempeñó en 27 juegos, y repite una gran jornada, y casi al término de la temporada 2006-2007, en la Ligue 1, Claude Puel le hizo aparecer en el primer equipo, el 19 de mayo de 2007, contra el Auxerre como titular, hecho que se repite, una semana después, frente al  Stade Rennais.

Así, el 4 de junio del propio año firmó su primer contrato profesional con el primer equipo. Si bien entre 2007 a 2008 resultó titular en el primer partido de Liga, una lesión severa en los ligamentos de la rodilla lo hizo apartarse del terreno por unos meses.

A su retorno el equipo solo perdió un partido de la Liga, y en la temporada 2008-2009 despertó el interés de varios equipos franceses, y estuvo  a punto de fichar  con el Olympique de Marsella por 12 millones de euros. Ello provocó una gran ira en el jugador, quien amenazó con ausentarse del primer equipo  durante el resto del contrato si no era traspasado, pero en agosto de 2009

Rami  se excusó por tales declaraciones, y volvió a jugar con el Lille. Reina nuevamente como titular, y se erige pieza clave en la escuadra para proclamarse campeón de la Copa de Francia tras derrotar en la final al PSG, con marcador de 1 a 0.

Durante  ese período el equipo obtuvo la Ligue 1, y consiguió el punto faltante en otro partido contra el PSG que concluyó con marcador de 2 a 2.

El Valencia CF lo cedió al Lille durante una temporada a fin de tenerlo a un precio más económico que rondó por los 6 millones de euros, y desde su arribo al Valencia, a principios de junio de 2011, la Roca se ha convertido en figura principal para la zaga valencianista.

Al tener doble nacionalidad (francesa y marroquí) pudo haber jugado con este último país al convocarlo para la Copa Africana de Naciones en 2008, mas declinó el ofrecimiento a fin de compartir con la selección francesa.

El 25 de marzo jugó con Mali en representación del equipo de Francia B, mientras su nombre figuró en la lista de los preseleccionados para la Copa Mundial  de 2010, con sede en Sudáfrica. Ya en agosto de ese año debuta con Francia en partido amistoso contra Noruega.

Durante su estancia en el ES Fréjus disputó 58 partidos sin anotar goles. Con el Lille OSC B, totalizó 27 encuentros sin balonazos, y ya en el Lille OSC la situación cambia al reportar 158 topes, con ocho anotaciones.

Hasta finales de agosto pasado registraba con el Valencia CF 53 confrontaciones en las que había colado seis balones.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Futbolistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo deportivo.

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Sara, juglar siempre viva

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Por Ricardo R. González

Amigos, hace mucho tiempo tuve el privilegio de conversar con Sara González. Andaba de gira por Villa Clara acompañada, entonces, por su grupo Guaicán. Nos reunimos en la habitación de un hotel, y me confesó «Ya cumplí 40 años y se me hace urgente aprovechar cada momento».

Ahora que ha partido, retomo aquella entrevista y la comparto con ustedes como tributo hacia lo eterno.

Allá por la década de los 70 una trovadora despertó la curiosidad de muchos de los seguidores de aquel espacio televisivo Buenas Tardes que nos llenaba un segmento de cada domingo.

Salió desde el final del público, guitarra en mano, hasta ocupar el set, mientras su voz prodigiosa retumbaba con el tema de la aventura Los Comandos del Silencio, en boga por aquel tiempo.

Así, Sara González emprendía un camino sin retrocesos en el arte de expresar a su manera.

«Un hombre se levanta, temprano en la mañana»…Esa anécdota me la recordaste —dice Sara— me parece que fue ayer, no me doy cuenta que el tiempo pasa y tiene ya 20 años», sentencia como parte de su filosofía.

Ahora está inmersa en múltiples proyectos como productora de discos, compromisos internacionales en Cosa Rica, Colombia, Venezuela y Nicaragua… parece no cansarse jamás.

«Las Saraciones», una de sus peñas para el reencuentro con su público en la Quinta de los Molinos, pretende convertirla en un foco cultural del centro de La Habana.

«Me estoy dedicando, además, a la promoción, a sugerir ideas de dirección, de guiones». Prueba de ello será un espectáculo solicitado por la alcaldía de Roma que visitará a Italia con una amplia embajada cubana en todas las manifestaciones del arte.

— ¿Y qué hay con la compositora?

— Se hace algo, no creo en eso de que las musas bajen, pues he trabajado en la creación por encargo, por solicitud de alguien en específico o por la necesidad de decir en ese instante.

Ideas no me faltan. Escucho mucha música y digo «caramba, eso mismo es lo que yo quería decir». Entonces ¿para qué llover sobre mojado?

Hace algunos años Sara integró junto a Virulo, Jesús del Valle, Mirtha Medina, Jorge Guerra, Carlos Ruiz de la Tejera, y otros, el Conjunto Nacional de Espectáculos. El éxito local y foráneo de cada puesta fue rotundo…

— Dónde está la humorista y comediante?, ¿acaso desapareció?

— Esa resultó una etapa muy interesante, muchos me censuraron, pero me llenó de experiencias vitales, a tal punto que cuando regresé de nuevo a cantar vine más madura, sabía lo que quería hacer en la escena, cómo mesurar la pasión y en qué momento ofrecerla.

El buen humor lo respeto muchísimo, y allí se hacía muy buen humor, y es posible que cualquier día vuelva a retomarlo porque para mí no fue tiempo perdido.

— Cuando de piezas antológicas se hable habrá estandarte perenne para Su nombre es pueblo. Vivencias inolvidables en el teatro del Kremlin, un nudo en la garganta ante compatriotas en Angola, escalofrío estremecedor en la Plaza de la Revolución… ¿Qué sientes luego de cada a capella?

— No puedo cantarla de otra forma porque la historia de esta canción es parte de todo el mundo, su texto se hace universal. Nunca la programo en un concierto, y no quiero convertirla en un slogan o en algo reiterativo.

Por lo indescriptible que siento y la honra personal  la interpreto cuando las circunstancias me lo piden, cuando brote por la emoción de algo que haya ocurrido y lo merezca, no por simple complacencia.

La disciplina en Sara es régimen de vida, adora a su grupo Guaicán al que considera su familia, siente la amistad como ese «amor de millones», y ve en aquel Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC la escuela más fuerte.

Habla de Silvio, Noel, Eduardo, Sergio, Leo… y acentúa a Pablo «por enseñarnos las intrigas y vericuetos el escenario. Me ha donado de su dinero todo el equipamiento de sonido. También lo hizo con Xiomara Laugart, Adalberto Álvarez y la Original de Manzanillo. Solo un Pablo Milanés hace esto».

— Sobre la música cubana ¿qué piensas?

— Voy a referirme a la buena música cubana. Es elaborada, superior a mucha de la que suena en América y en otras latitudes, pero arrastramos los archiconocidos problemas de la difusión y publicidad. Ha sido un mal trabajo en estos aspectos y de quienes mueven la cultura cubana internacionalmente, no se aprovechan los triunfos de los nuestros, y sin embargo, ahí tienes al famoso «General», en mi concepto anticultural, y ya ves la difusión y como lo «alimentamos aquí»

Sara sigue siendo la tímida en extremo, la tensa disimulada sobre las tablas, la típica cubana cuando suelta su humor, la misma anhelante de un público heterogéneo, y quien siente la popularidad como el respeto al respetable con decoro y dignidad profesional.

— A los 40 años cómo ves a Sara González?

— Juglar siempre viva, partidaria eterna de lo inconforme, pensando que lo último realizado nunca es lo supremo, que andas aún como el primer día en que subiste a un escenario.

Me gusta lograr las cosas pero que me cuesten trabajo porque seguiré yendo a la montaña y amando a esta tierra presente en continentes, en la añoranza de las distancias, inseparable en mi canto.   

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Dúo Blanco y Negro: ¿Soñadores terrícolas o terrícolas soñadores?

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Mientras preparan variadas sorpresas, y esperan que una disquera cubana lo asuma en su catálogo, el dúo villaclareño, integrado por Yenobis (a la izquierda) y Reymi, hace su historia.

Por Ricardo R. González              Foto: Carlos Rodríguez Torres

Dos terrícolas marcados por la magia de la música decidieron unirse, primero, en un formato más limitado hasta que la propia vida los convenció en el empeño de seguir los pasos acompañados por una agrupación que ya arribó a su primer aniversario.

Se forjó en el día a día. Según su director Yenobis Delgado Alba encuentra

en Reymi Pérez Bauta, vocalista y compositor, la contrapartida que lo sitúa como el mejor amigo de su vida, el colega por excelencia. «Él es un virtuoso compositor que canta, y yo soy un cantante que compone».

La pasión de uno es la composición y del otro la interpretación. De aquí que fluya esa química necesaria para nutrir una afinidad revertida sobre el pentagrama.

Entonces Yenobis recuerda un pasaje bíblico que asevera «Dos personas caminan por tres cuerdas»… y da pie para indagar si han sentido esta trilogía.

— Siempre hemos caminado por ellas, y en los momentos en que nos hemos sentido desanimados por disímiles circunstancias, el otro te levanta y nos ayudamos mutuamente.

— Es cierto que con solo mirarse ya existe una interpretación del lenguaje?

— Los años nos hacen sentir ese pensamiento con solo mirarnos. Él toca la guitarra y yo lo miro, y ya sabe el acorde que necesito para ese momento.

¿Cómo inició este camino a tenor de que tú eras cantante del Coro Provincial, y Reimy también poseía una formación musical?

— Fue muy atrevido por nuestra parte. Yo le agradezco mucho a la maestra Yolanda Martínez Ordoñez, directora del Coro, esa influencia en mí formación, mientras Reimy es graduado de guitarra clásica, y en aquel momento fungía como intérprete de una orquesta de música popular.

Nos integramos al elenco artístico que comenzó a trabajar en la cayería del noreste villaclareño, y en una ocasión se hizo necesario montar una actuación especial para la Tribuna Abierta que se realizaría en Caibarién.

Dijimos… somos un dúo y tenemos montadas más de 100 canciones… Aquello no era cierto, y en medio de bromas hasta algunos dudaron. Pedimos una guitarra prestada y comenzamos a formar un repertorio improvisado. En realidad no nos salía nada, al final hicimos una canción y gustó bastante.

A partir de ese momento comenzaron a pedirnos temas. Al parecer no lo hacíamos muy mal, y continuamos… Así tuvo su génesis Blanco y Negro.

—Exactamente el 23 de octubre pasado arribaron al primer aniversario de contar con un grupo que los respalda ¿Obedeció a un proyecto más ambicioso o a la propia necesidad?

— Doy gracias a Dios a estos músicos que decidieron seguir nuestra aventura y caminar todos juntos por las sendas del arte. Algo difícil y muy duro en que se mezcla la cultura, la popularidad, y el deseo de hacer cosas novedosas ante una profesión que lo requiere y que no permite detenerte.

— Casi todos los músicos le cantan al amor, al desamor, a las dichas a las desdichas, a la esencia de la vida… ¿pero le han cantado también a esas cosas que son feas pero que llevan mucho de amor?

— Hubo una temporada que pidiéramos decir fue rebelde. Lo criticábamos todo o casi todo. Le cantábamos a todo o casi todo que los demás no le cantaban. Tomamos esas aristas que también forman parte de la vida pero que no alcanzan ni belleza ni vuelos. Llámense enfermedades, problemas personales y sociales que si no los reconocemos es imposible seguir adelante porque forman parte de la existencia aunque con matices tristes.

— Pudiéremos decir que resultó una primera etapa con letras y canciones comprometidas?

— Una realidad de compromiso con el pueblo, con la sociedad, con nosotros mismos. Necesitábamos decir cosas sin pensar en la popularidad. Eran nuestras armas para decir eso que necesitábamos expresar.

— Era el blanco y negro de Blanco y Negro?

— De ahí el nombre. Todo el mundo nos pregunta eso y aparecen innumerables conjeturas… Si es porque uno es negro y el otro blanco y no tiene nada que ver con esto. Es un juego semántico que se remonta a nuestros inicios porque cuando comenzamos deseábamos que nos conocieran como artistas de al pan, pan y al vino, vino, sin muchos adornos ni metáforas pero con textos comprensibles por todos.

— ¿Al respecto hay una anécdota?

— Viajamos a La Habana para realizar un programa de televisión que ya desapareció de la cartelera, y el director del espacio nos dijo: «cuando vayan a poner un nombre tienen que pensar en la reacción del público, y en este caso se pudieran reír de ustedes». Ya era tarde e irreversible porque queríamos llamarnos así y lo defendimos.

—Sin embargo, existe una segunda etapa en que el repertorio amplía su espectro?

— Incluimos temas de amor y otras modalidades, pero sin apartarnos de la palabra comprometida. Casi todos nuestros números son basados en hechos reales nuestros o de personas conocidas.

— De aquí que surgieran canciones como «Ya no te quiero», «Amor de izquierda», o «Rumbo a tu olvido»…

— En efecto. Nacieron de vivencias o situaciones nuestras, y otras no tanto personales pero muy conocidas por el dúo.

— Transmitir un lenguaje con metáforas pero que no eclipse su contenido pudiera ser el presupuesto vital de Blanco y Negro? 

— Es precisamente una de las estrategias. Somos naturales y sinceros y eso se refleja en las letras. Es una especie de radiografía del grupo que no cae en aires rebuscados.

— El camino artístico es largo. Posee aristas inolvidables, pero tiene otras que derrumban, unas provocan recompensas y otras decepciones. Cuando ustedes se unieron ¿cuáles fueron los sueños iniciales?

— Eran bien pequeños. Somos dos guajiritos. Uno de Santa Clara y otro de Buena Vista, Remedios. Por entonces las pretensiones eran hacer canciones para disfrutarlas en las fiestas familiares y entre amigos. Quemar un disquito y llevárselo a la abuelita a la casa o compartirlo con los socios… Algo casi íntimo, y jamás pensábamos en las pretensiones que tenemos hoy.

— El tiempo pasa y hay camino transitado. ¿Ya vuelven la vista atrás?

—  Lo hacemos muy a menudo. Repasamos y revisamos. Sacamos las buenas experiencias, y reflexionamos con aquellas que no quedaron bien. Nunca olvidaré lo dicho por el maestro Edesio Alejandro, productor de varios de nuestros temas, en una de las visitas. Reforzó que el camino era difícil, pero nos sugirió que diéramos un paso, que nos detuviéramos, y que miráramos atrás para poder autoevaluarnos.

— En una plataforma artístico donde están Buena Fe, Karamba, y otros proyectos, Blanco y Negro mantiene su identidad sin parecerse a nadie…

— Es una premisa. Hay respeto por nuestros colegas, pero tenemos nuestra línea. Pretendemos ser diferentes y llegar diferentes a la gente. Diferentes no quiere decir mejores, mas es un sello a la hora de comunicar.

Qué experimentan cuando tienen que pararse en plazas repletas de público?

— Un sentimiento inexplicable que conocen los artistas. Solo lo siente quien lo vive. Es algo tan maravilloso que uno piensa que a partir de ese momento puedes morir. Recuerdo la gala por el pasado aniversario de la FMC, en el cine teatro Camilo Cienfuegos. Jamás pensamos que tanta gente nos conocian y tarareaban las canciones. Hubo un momento en que nos quedamos en blanco los dos porque fue tanta la emoción que no podíamos concebirla.

Un compromiso gigantesco con el público. Un punto de partida para hacer cosas mejores.

— El público ¿Un premio?

— Diría que el gran premio, el idolatrado, el que pasa por la calle y te canta un pedacito de tu canción. Resulta una especie de termómetro. No trabajamos para especialistas, si no para el respetable. He hecho muchas cosas que a los especialistas no le han gustado; sin embargo a la gente le ha encantado. Ahí está el tema a nuestro equipo de béisbol de Villa Clara (La mecánica naranja).Fue minimizado sin piedad por algunos expertos, en cambio la reacción popular fue otra. No nos interesan ni los festivales ni los premios.

— Ustedes tienen una identidad muy marcada. Le cantan a Santa Clara y a Villa Clara…

— A este terruño le debemos lo que somos. Es nuestra gratitud al sitio que nos ha visto crecer y desarrollarnos. También le cantamos a las santaclareñas, pero es que nuestra cepa es 100 % de aquí

— Hay un vídeo clip dirigido por Alberto Pacheco y con producción de Raúl Fernández Faife, ambos de Tele Cubanacán…

— Nos pidieron realizar una especie de himno que identificara al territorio. Lo estrenamos el 30 de diciembre pasado en la Plaza, y ello propició la idea del clip que tuvo numerosas anécdotas durante la grabación.

— ¿Cuál ha sido la mayor satisfacción de Blanco y Negro, y aquel instante que nunca desearían recordar?

— Hay muchos. El momento de mayor satisfacción fue el confiarnos la tarea de realizar este tema a nuestra provincia, pues desde el punto de vista musical tenemos valiosísimos artistas en el territorio que muy bien pudieron asumirlo, y el más triste sería si llegara el momento en que el proyecto deje de existir.

—Y han pensado en que el dúo envejezca, y de pronto se diluya y diga adiós…

— Tendríamos que Reimy y yo dejar de ser amigos. Es la única razón que nos separaría. Y perderíamos todos.

— Blanco y Negro ¿Soñadores terricolas o terrícolas soñadores?

— Un poco de una y un poco de la otra.

Entonces gracias a la vida por tener a Blanco y Negro, y gracias a Blanco y Negro por aportarle a la vida.


Rosita Fornés: «Mi obra maestra no ha llegado» (Segunda parte)

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Por Ricardo R. González

La tarde habanera avanzó casi sin darnos cuenta. Rosita conversaba y contaba anécdotas y otros sinsabores que calan en la vida de cualquier persona. En verdad, olvidamos la cronología en el tiempo.

Cada minuto traía el deseo de conocer mucho más sobre la vedette en torno a su arte y a lo que cada quien desea saber o imagina…

— Sin embargo, su edad ha causado polémicas y una sumatoria interminable…

— Desde que tenía 20 años comenzaron a situarme 20 más, y me he acostumbrado a esa larga cordillera. En ocasiones hasta risa me ha dado. Yo tengo la edad que quieren que tenga, pero confieso que nací el 11 de febrero de 1923.

— ¿Y es cierto que se considera presumida?

— Eso sí, aunque me han dado más fama sobre mi belleza de lo que en la realidad es. Me siento atractiva, pero no bella. Por ejemplo, mi boca es bonita si me río, pero no cuando estoy seria. Mi nariz no es perfecta, y me hubiera gustado tener los ojos más grandes. Y mi cuerpo ha sido bonito, pero no intachable.

He llegado a países donde mi nombre no es tan reconocido y la gente me miraba, y lo que sí puedo confesarte es que de vez en cuando me llega algún que otro piropo…porque admiro mucho el género masculino.

— ¿En qué sitio sitúa a su familia y a la religión?

— Nunca oculté que era creyente. Siempre tuve en casa el Sagrado Corazón, la Virgen de Fátima, Santa Bárbara, y la de la Caridad del Cobre. Permanecen en mi cuarto, y cuando salgo de viaje me acompañan en sus estampas.

No soy de asistir a misa con mucha frecuencia, mas rezo todos los días y pido mucha salud para las personas, y en cuanto a la familia para mí es trascendental. Muy cierto que mi carrera ha sido la realización, pero mis seres queridos han estado priorizados.

— Hay una faceta profundamente humana suya con El Ríncón o leprosorio de La Habana que incluye desde la presentación espectáculos musicales hasta su propia contribución monetaria…

— Data desde que una vez me invitaron a participar en un espectáculo y vi como esos seres humanos disfrutaban de la puesta. Yo les llevaba a diferentes solistas, orquestas, bailarines como en especie de revista musical al teatro que allí existe.

Me pidieron los enfermos que fuera su madrina, y ningún compañero a quienes llamé dentro de los artistas me dijo que no o puso algún pretexto, y eso lo agradezco sobremanera.

Íbamos varias veces al año, pero las dificultades de transporte han impedido en los últimos años esta afluencia humanitaria para personas que bien lo necesitan.

— Si fuésemos a conformar su autorretrato pudiéramos decir que es optimista, perseverante, amable, en determinados momentos explosiva, recia y tierna a la vez?

— Has dicho muchas verdades. Yo creo que me has estudiado y muy bien. Creo que en esa mezcla se dibuja a Rosita Fornés. En la fuerza, la perseverancia, en el hecho de sobreponerme a las cosas encuentro los mejores antídotos. Tengo días sumamente estresados, y otros más sensibles. A veces me castigo a mí misma, pero si de algo vivo feliz es que no le he hecho nada negativo a nadie, no he puesto zancadillas en la carrera de nadie, ni nadie puede decir que Rosita Fornés expresó una idea desfavorable sobre alguno de mis compañeros de trabajo.

— Uno de sus espectáculos contemporáneos más recordados fue Rosita tridimensional ¿Cierto?

— Recordado tanto por el público como por mí. Subió a la escena del teatro Karl Marx allá en la década de los 80. Estuvo varias semanas en cartelera a teatro lleno en cada función. La gente no se cansaba.

Yo creo que si se hubiera dejado todo un año en cartelera no aburriría, y aunque tenía a Rosita Fornés de protagonista pudiera decirte que todo el mundo brillo de una manera encomiable.

Un elenco de primeras figuras que aglutinó, además, a Mirtha Medina, Farah María, Héctor Téllez, Alfredo Rodríguez, Raúl Gómez, Leonor Zamora, el fonomímico Centurión, Miguel Ángel Piña, en fin… algo extraordinario.

La preocupación de todos era que saliera cada función como el público deseaba, y ese mérito fue compartido gracias al maravilloso elenco. Un espectáculo de lujo por todos ellos.

— Y otro indudable fue la puesta de Hello Dolly…

— En efecto. Algo sensacional. Incluso tiene una anécdota quizás poco conocida. Resulta que casi a punto de su estreno una de las actrices seleccionadas manifestó que no iba a encarar su papel por determinadas circunstancias. Eso nos abrió tremendo cráter.

Nos rompimos la cabeza buscando quién podía reemplazar a dicha artista. Todas las puertas que tocamos estaban ya comprometidas o no le interesaba la oferta, y tomé una decisión.

Mirtha (Medina) se encontraba en México haciendo una temporada muy exitosa en Cancún como primera figura de un espectáculo.

La llamé personalmente, y le dije lo que pasaba. Nunca olvidaré que, sin pensarlo dos veces, me respondió:: «Estoy saliendo para La Habana porque el estreno va».

Eso nunca lo olvidaré de Mirtha. Dejó todo su programa a un lado, y vino con nosotros. La vida la premió porque logró una interpretación fenomenal, aunque representó el segundo papel de importancia en la obra, lo que demuestra que no hay actuaciones de segunda. Todo depende del talento de quien la asuma.

Yo protagonicé a Dolly Levi, el inolvidable Omar Valdés encarnó a Horario Vandergelden, como mi contrapartida, Mirtha representó a Irene Malloy, mientras Luis Castellanos dio vida a Cornelio Hackel, y Rebeca Martínez, a Minni Fay.

Años más tardes la propia Mirtha hizo My fair lady junto a Armando (Bianchi) e hicieron un dúo también sin par.

—El arte le ha traído satisfacciones y sinsabores ¿Cuáles incluye entre los placenteros y aquellos que no quisiera recordar?

— Soy artista por encima de todo. Tengo una colección de medallas, distinciones, premios, diplomas que jamás pensé tenerlos: la Orden Félix Varela de Primer Grado, Distinción Por la Cultura Cubana, la Lázaro Peña, Alejo Carpentier, Juan Marinello…los girasoles de Opina, las llaves de la ciudad de varias capitales cubanas, Hija Ilustre de Camagüey, la Distinción 23 de Agosto de la FMC, y el Premio Nacional de Teatro que jamás pensé lo recibiera tan pronto.

Y sobre todo las conferidas por mi pueblo que las llevo en el corazón.

Entre los sinsabores, a lo largo de la entrevista te he contado algunos, te diría otro de los lamentablemente ocurridos cuando recibí una invitación para filmar en México la película «El quijote cabalga de nuevo». El funcionario de la televisión en aquella época se negó porque él no autorizaba a ningún artista cubano a filmar en el extranjero… Sentí que existía evidente desconfianza sobre mí, y… punto final…, prefiero olvidarlos porque incluso muchos de sus ejecutores ya ni están.

—En cierta oportunidad usted expresó: «El camino del artista está sembrado de escollos que hay que vencer y nunca terminan, y sobre todo, hay que tener un sentido muy agudo de la autocrítica. ¿Cómo enfrenta Rosa Fornés a Rosa Fornés?

— Soy exigente al máximo e impongo metas. A veces una se equivoca, y es saludable reconocerlo. Si no me he dado cuenta de algo me gusta lo señalen de manera constructiva. Hay criterios que enseñan pues no siempre cada actuación es brillante. A veces se aplaude hasta el delirio, y una reconoce que no estuvo a esa altura. Por tanto la próxima vez tiene que ser mejor.

— Cuando comenzó su carrera artística su máxima preocupación era conquistar al público. ¿Para lograrlo se necesita solamente derroche de tecnicismo? 

— El artista nace con una especie de ángel que se va cultivando. He conocido muchos exponentes con un dominio de la técnica impecable, y no han llegado. Quienes escojan este camino tienen que entregarse en cuerpo y alma. Los años te hacen sentirte una especie de psicólogo, y te das cuenta que debes confiar en la gente. Captar la bondad y la hipocresía, y el público no se equivoca. Quizás no domine un detalle técnico, pero identifica muy bien una entrega real de una ficticia.

Yo creo que he tenido ese ángel, sin ser alguien que conozca perfectamente todas las raíces del arte.

— A usted le molestaba que le hablaran de relevos…

— A mí me parece que esa palabra la utilizan indebidamente. Cada quien tiene su estilo, su manera de expresar los sentimientos, y la forma de proyectarse va en evolución con el paso de los años. La forma de hacer arte varía con el tiempo y las generaciones, y hay muchas artistas que hemos coincidido, pero ninguna imita a nadie.

A Rita (Montaner) la vi, pero no la imité, su personalidad era diferente a la mía, pero ella tenía un estilo incomparable. Rita fue y es Rita. La auténtica representación de la cubanía. La única.

A mí me han preguntado: ¿cuál usted cree que sea su relevo? Y he dicho, hay estilos, no relevos.

Y traigo a colación al Benny, a Alicia Alonso, a Bola de Nieve… ¿puede hablarse de relevos? Son personalidades extraordinarias.

Esté donde esté Mirtha Medina es excelente. Actúa, canta, baila y lo hace todo muy bien. Rebeca Martínez es otro ejemplo. Las tres trabajamos juntas en varios espectáculos, y nadie puede decir que una imita a la otra, que ellas me «copian» a mí, no es así. Cada una tiene un sentido muy preciso y delineado dentro de su carrera.

— Hablemos de cine. Muchos actores y actrices influyeron en su vida o compartieron escena; sin embargo hay una película de su estancia en México que aún no ha visto…

— Yo debuto en el cine mexicano haciendo «El deseo», y fue tan convulsa su filmación que no asistí al estreno, e incluso nunca la he visto, aunque me gustaría hacerlo para ver lo que hice.

Era muy exigente, a veces iba a filmar una escena, y cuando la terminaba me echaba a llorar por lo que había visto.

Confieso que el primer rostro que me impactó del celuloide fue Greta Garbo. Su imagen se me quedó para siempre, y también debo adicionar a Marlene Dietrich, Joan Crawford, Bette Davis…

Entre los hombres admiré a Clark Gable, Robert Donat… 

— Pero hay un nombre: Mario Moreno (Cantinflas)…

— Te diría que lo conocí casi de manera casual, Él viaja a Cuba invitado por la entonces CMQ y prepararon un espectáculo para tributarle un grandioso recibimiento porque ya él era muy famoso.

Me designaron como contrafigura en ese programa, y dispusieron que fuera a recibirlo en el aeropuerto. Nos conocimos y lo dejamos en el hotel Nacional donde se hospedó.

Yo lo idealicé un poco. Él se fue fijando en mí en los ensayos. Se acercaba y le gustaba conversar conmigo, y aquello comenzó a motivarme hasta nacer una atracción muy bonita, pero en aquella época las circunstancias eran diferentes

Salimos a diferentes sitios siempre acompañados por el resto del elenco o con alguien de mi familia.

Debo decir que a mi padre le simpatizó mucho, y él insistió en que viajara a México para debutar en el cine.

Me dijo que, en su país, quería formalizar ese romance que nació aquí; sin embargo, conocíamos que él estaba casado. Aún así habló con mi padre, que era una especie de guardaespalda mío y una persona muy recta, y le prometió solucionar su divorcio. Llegué a enamorarme de él. Puedo decir que fue mi primer amor en serio e inesperado.

El tiempo pasó, y se afectó la relación con Mario. Mi padre veía que su situación matrimonial no se solucionaba. Él me pidió que tuviera paciencia y me hizo otras promesas, pero mi padre dijo: «no veo claridad y nos vamos para Cuba».

Aquello terminó, y quedamos como buenos amigos.

— ¿Y Manuel Medel?

— Ya había terminado aquello con Mario Moreno, y sabía de la fama que tenía Medel. Lo conocí personalmente en un vuelo desde México a La Habana. Él venía a pasarse unos días de vacaciones y yo también.

Lo felicité por su éxito, y durante su tiempo de estancia en Cuba no nos volvimos a ver.

A mi regreso a México me llaman porque se iba a inaugurar el famoso teatro Tívoli. Medel era el empresario, actor y director de esa compañía que quería que yo trabajara como vedette.

Después, el tiempo se encargó de lo demás hasta que nos casamos. Fue también una relación intensa y bonita de la que nació mi hija Rosa María Medel.

Ambos trabajamos en la película «Cara sucia», estando ya embarazada de Chiquitina.

Y luego de cuatro años de matrimonio decidí separarme de él.

— En la filmografía cubana el nombre de Rosa Fornés no aparece mucho. ¿Lamenta esta escasa incursión?

— Me hubiera gustado hacer mucho más. El ICAIC surgió en un momento en que yo estaba madurando artísticamente y era más joven. Quizás la imagen mía daba un aire de burguesa, y en aquellos tiempos la temática tenía sus situaciones.

Me hubiera gustado que quedara un documental, pero con «Se permuta» llegó una verdadera realización. Fue mi debut cuando ya el ICAIC cumplía 25 años. La quiero mucho y fue un éxito tanto teatral como en el cine, y me tributó innumerables satisfacciones. Se lo agradezco mucho a Juan Carlos Tabío quien concibió una trama excelente junto a un elenco de primer orden.

Pero la historia no fue tan simple, y te la cuento. El guión inicial fue concebido por Jesús Gregorio,un joven a quien la muerte le sorprendió muy joven, y en realidad la obra transitó por grandes sinsabores.

En un inicio se llamaría Lola permuta, y hasta algunos dudaron en darme el papel estelar, Si no lo reclamo con fuerza no me lo dan, aunque fue escrito para mí.

Con la muerte de Gregorio el libreto lo abordaron Tabío y Titón, pero a todas cuestas el libreto cinematográfico de Tabío resultó momentáneamente rechazado.

Sin embargo, el grupo de teatro Bertolt Brech se interesó por la muestra, y Mario Balmaseda la hizo suya. Comenzamos de inmediato los ensayos, y el éxito fue rotundo.

Al parecer ello conmovió a los más escépticos del ICAIC quienes valoraron la posibilidad de aprobar el rodaje hasta que se logró.

Aún así mi personaje perdió más del 25 % comparado con la puesta teatral, pero logramos una de las más populares películas en la historia del cine revolucionario en la que el propio Mario e Isabel Santos, junto al resto del reparto resultaron de primera línea.   

Después de ello pensé que iba a filmar más seguido, pero hice una participación especial en «Plácido», con el desaparecido Jorge Villazón, un poco para borrar aquella imagen de que si no me proponían protagónicos yo no aceptaba papeles. Media hora de grabación para quedar en minuto y medio luego de las tijeras de edición. De tres secuencias que iba yo a tener solo la dejaron en una, y hasta fue cortada.

Hasta cantaba, y tenía una escena final muy linda junto a Villazón, pero…

Después vino «Papeles Secundarios», del realizador Orlando Rojas, en la que intervinieron el actor español Juan Luis Galiando y la cubana Luisa Pérez Nieto.

En esta tuve un personaje bastante interesante. Pasaron los años y llegó el cortometraje «Quiéreme y verás» en el que me hubiera gustado una actuación más extensa, y cierra «Las noches de Constantinopla» .junto a Francisco Rabal, Verónica Lynn y Jorge Alí, en una coproducción cubano-española. Nada más.

— Repasemos entonces el mundo de los discos en el que tampoco resulta amplio el catálogo…

— Quizás yo tuve parte de culpa. Trabajaba tanto en mis espectáculos y espacios de TV que nunca me preocupé por mi discografía. Terminaba un programa semanal y ya tenía encima el próximo. Tampoco contaba con un representante y de todo me encargaba yo.

Cuando vine a darme cuenta comenzaron a fallar los planes o no se cumplían las propuestas de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM).

No obstante dejé grabado algunos long playing y varios discos de 45 rpm. En México hubiera podido grabar con la RCA Víctor, aun así aparezco en un disco con artistas famosos.

En Cuba dejé, además grabaciones para la firma Panart y Puchito. Tengo infinidades de números con excelente calidad en el ICRT de los cuales muchos se perdieron, y hace un tiempo la EGREM sacó una recopilación en dos CDs, y otro cassette de «Las voces del siglo»

Pero la consagración me la propició Abdala, al grabarme el CD Rosa del tiempo con números clásicos en mi repertorio y otros nuevos.

— En los últimos años las caderas le han propinado varias visitas al quirófano…

— Yo he cometido varias locuras en mi vida, y confieso que no me he cuidado mucho. Jamás hice calentamiento previa antes de salir a escena, y una de mis tantos disparates fue bailar cancán pasados los cincuenta años.

Recuerdo que el climax llegó durante una de las funciones del espectáculo Vedettisima. Luego de estar minuto y medio bailando cancán sentí una especie de contracción muscular sin dolor.

El doctor Rodrigo Álvarez Cambras me atendió, y situó un tratamiento a largo plazo, sin entonces pensar en operaciones, pero seguí y seguí en giras, espectáculos por todo el país y en el extranjero y… ocurrió lo que tenía que ocurrir. La desviación existente en mi columna vertebral influyó sobre las caderas, y de ahí las reiteradas intervenciones quirúrgicas.    

— ¿Con ocho décadas vividas y de ellas gran parte dentro del arte mantiene inigualable la llama de esperanzas?

— Sí, aunque ya no se pueda esperar tanto, pero mantengo esperanzas que me alimentan enormemente. Me siento incansable a pesar de que no soy ya tan dinámica y hay cosas que se han tenido que dejar de hacer.

Abusé mucho de mi trabajo, no me cuidé en algunas cosas, y ello me ha propiciado una lección severa en la cadera que ha conllevado a varias intervenciones quirúrgicas.

Me hubiera gustado visitar algunos países en los que nunca estuve como Francia, Inglaterra e Italia. Me quedé con las ganas de conocer la singularidad de Japón o de China, y de Sudamérica me faltó Argentina y Chile.

— Al cabo del tiempo ¿cómo ve a ese público que generación tras generación la ha convertido en un patrimonio privilegiado de cada cubano, y que desea que la vida le regalara?

Doy gracias a Dios por todo ese pueblo que me situó en un lugar cimero. No tendré nunca como pagarle porque a el me debo.

Pedir más de lo que he recibido sería convertirme en una persona demasiado ambiciosa, y solo quisiera que el día en que llegara mi momento me siguiera queriendo de la misma forma en que Rosita Fornés los quiere a cada uno de ustedes.

— Entonces, inevitablemente, ¿Rosa de Cuba?

— Nací en Nueva York, mis padres son españoles, considero a México mi segunda patria por tanto que le aportó a mi vida desde el punto de vista artístico y personal, pero vivo en Cuba.

Siempre que me he presentado en el extranjero ha sido como artista cubana, así me conocen en todos los países que he visitado., porque aquí me crié, me formé, y el público me ha dado más de lo que merezco. Por eso siento que Cuba es mía y la llevo en el corazón.  

Y así será porque la escena cubana siempre tendrá la distinción de la mejor de las Rosas.


Rosita Fornés: «Mi obra maestra no ha llegado» (Primera parte)

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Por Ricardo R. González

Decir Rosita Fornés es como destapar un cofre inimaginable, percibir la magia de esa caja de Pandora que trata de abrirse hasta recorrer el más diminuto de sus recodos. Es, también, suscitar intrigas, esperar sucesos, alimentar el deseo de conocer cómo transcurre su vida luego de que se apagan las luces de un escenario y el teatro recobra su calma habitual, o qué pasa lejos del set televisivo… En fin, tratar de descubrir su existencia con el simple atuendo que porta Rosalía Palet Bonavía.

El encuentro con la vedette de Cuba y de América era inminente. Quisimos desplegar una plática alejada del glamaour que destella esa mujer admirada por diversas generaciones. Una vez en su casa, resultaron más de tres horas de inmenso placer sin apenas pausas. Las nunca suficientes para conocer el mito que recorre su anatomía, con pinceladas matizadas por Lupe, el ser más querido por Rosa, fallecida un tiempo después de esta conversación, y quien, en su condición de madre, conocía a su hija palmo a palmo.

Un diálogo que inició a raíz de una de las declaraciones de la artista y su argumento —casi paradójico—de tener tres vidas. Las mismas que  sustentaron el documental realizado por José Antonio Jiménez.

— Te diría que ya son cuatro o cinco, (y sonríe)… Cuando te pones a recordar todo lo realizado enmarcas tres etapas. Empecé siendo una adolescente que tuvo la suerte de iniciarse como aficionada.

No sabía nada del arte porque mi familia se oponía a que fuera artista. Comencé a los 15 años cuando me llevaron a La Corte Suprema. Al parecer le caí bien a la gente, y a partir de ahí inició esta larga historia.

Desde pequeña yo tenía mi vocación muy bien definida e imitaba a las grandes de la época. Pese a la oposición hogareña comencé mis estudios de canto, música, actuación con maestros excelentes que también influyeron en la formación de actrices de primera como Raquel Revuelta y Gina Cabrera, entre otras. Recuerdo a Enriqueta Sierra, e incluso tomé algunas nociones de ballet, al tiempo que trabajaba. Esa resulta mi primera vida que desarrollé hasta que marché a México después de llevar cinco años de actividad en Cuba donde abordé todos los géneros en temporadas recordables de zarzuelas y operetas dentro de lo lírico, sin descartar la interpretación de los principales autores.

Fue dirigida por Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig y Rodrigo Prats, los tres grandes del momento, mientras en las temporadas dramáticas conté con la sabiduría y el talento de Mario Martínez Casado, y con primerísimos actores como Otto Sirgo, con quien debuté, y con Enrique Santisteban.

Parto a México y me integro a una compañía de artistas argentinos, mexicanos y cubanos.

— Momento propicio para que aparezca como la primera vedette…   

— Así es. Estuve un quinquenio con muy buena acogida de público y de la prensa, y luego de dos años más ya figuro como la primera vedette de América porque había cultivado todos los géneros necesarios: el canto, el baile, la actuación…en fin…lo que se dice hoy una artista integral.

— Sin embargo, hay un retorno de México precedido por circunstancias muy personales ¿Puede hablarse entonces de una segunda vida?

— Efectivamente. Vine con mi hija Rosa María Medel que iba a cumplir tres años. Tenía idea de regresar a tierras aztecas porque dejé firmado un contrato prometedor en el cine para realizar películas notorias. .. Yo no le había dado mucha importancia a la cinematografía, filmaba una película al año, pero no más.

Entonces me contrataron en exclusiva. El año en que vine debía hacer cinco filmes bajo la guía de los hermanos Calderón que hubiese constituido mi plenitud cinematográfica, mas mi divorcio con Medel cambió todo el panorama, y al llegar a Cuba comenzó la propaganda de escándalos en México. En realidad no me gustó, se removió demasiado el hecho de mi separación matrimonial, y él también asumió una posición drástica… Como la televisión había empezado aquí me propusieron hacerla, y mandé a decir que cancelaba momentáneamente el contrato en México lo que no tomaron a bien.

Después accedí a trabajar en coproducciones mexicano-cubanas para retirar aquella mala impresión porque yo le debo mucho a México en los inicios de mi carrera, pero inicié en Cuba y siempre tuve un programa de radio y de televisión patrocinados por las mejores firmas.

El triunfo de la revolución me sorprende en España donde tuve una hermosa acogida. Allí tenía un contrato prolongado. Paso dos años y los interrumpo en 1959.

Había dejado a mi hija en Cuba, y llevaba casi tres años fuera. Entonces comenzaron las propuestas para diferentes espacios. Fue cuando dejé a un lado lo de España y me quedé aquí. Allá comenzó mi tercera fase que duró hasta que hice el documental «Mis tres vidas».

— Pero usted ha descansado muy poco…

— Apenas nada. Además de la radio y la televisión, con espacios de alto raiting y totalmente en vivo, viajé por todos los antiguos países socialistas y por disímiles lares del mundo. Me identifiqué mucho con Cuba, con su pueblo, y para el trabajé. Viví etapas muy intensas de hasta 12 horas de filmaciones. Salía a las 7:00 o a las 8:00 de la mañana y retornaba tarde en la noche, y ya entro en una cuarta vida que no sé cuándo acabará.

Llevo más de 70 años como artista y el tiempo libre no lo puedo dedicar a descansar.

— Una parte del público la ha visto siempre como una figura antológica rodeada de mitos en la historia del arte ¿Es así Rosa Fornés?

— Eso de ser una figura antológica no lo había pensado. Soy una mujer con mucha sensibilidad que valora cada detalle sin menospreciar ni exagerar. Encuentro el punto medio de las cosas, y ello es muy importante en cada arista de la vida, saber hasta dónde se puede llegar y saberlo admitir, y siempre servir a los demás en todo lo que pueda.

No he puesto trabas ni zancadillas a nadie y por ello estoy muy feliz internamente, y agradezco el cariño que me profesa la gente, y sobre todo la amistad.

He recibido tanto de este pueblo que fue lo que siempre le pedí a Dios, que me concediera el reconocimiento del público como le ocurría a Rita Montaner.

— Ya que menciona a Rita Montaner ¿Qué opinión le merece?

— Ella salía al escenario, y aunque estuvieran otros artistas valiosísimos era el acabose. La recibían con un cariño especial. Yo la seguía, tuve oportunidad de verla, y aunque decía que no se sentía bien de la voz siempre triunfaba. Poseía una vis cómica extraordinaria y una personalidad muy grande, a pesar de su carácter que no siempre se mostraba favorable.

Yo dije cuando empecé: «Ojalá algún día me pueda ganar el cariño del pueblo como lo tiene Rita, ese será mi mejor premio».

Pero ella seguirá siendo la única, y en lo que a mí concierne, paso a paso, he quedado en el corazón del público, aunque no exactamente como ella.

A veces me pregunto por qué me han aplaudido tanto si no he realizado algo de tanto valor…Eso me lo pregunto muchas veces. Y doy gracias porque me han premiado con el aplauso.

He salido a trabajar con fiebre, con estados gripales, con diferentes problemas que ya delante del público los he olvidado todo. Es como una especie de magia, y cuando culminaba el trabajo volvían de nuevo los malestares. Uno no sabe qué misterio sucede.

— ¿Es cierto que bailó un mambo con el mismísimo Benny Moré?

— Así es. A Benny lo admiré siempre. Fue un ser humano incomparable,  y lamenté mucho su deceso. Lo conocí en México, allá por el año 1950, durante un espectáculo junto a la orquesta de Dámaso Pérez Prado.

En aquella ocasión cantó dos temas para robarse el show, y fue cuando bailé con él.

Yo me quedé perpleja. Recuerdo que me dijo: «Muchacha si es muy fácil. Mira para acá», y comenzó a improvisar una coreografía. Al final bailamos, y nos llevamos los mayores aplausos. Parece que todo salió bien.

— No llegar a ser cantante de óperas —como aquellas piezas que escuchaba en la discoteca de su abuelo— le provocó a Rosa Fornés alguna que otra frustración?

— Me conformé con lo que la Naturaleza me dio. Llegué a cantar lo que creía, y me encaminé a la zarzuela y la opereta, pues reconozco que me faltaba para llegar a la ópera.

—Quiero referirme a personalidades e instituciones que han delineado su carrera artística. La Corte Suprema del Arte, Antonio Palacios, Mario Martínez Casado, Adolfo Guzmán, Germán Pinelli…

La Corte Suprema… fue la posibilidad de iniciar mi camino. Debuté cantando la milonga «La hija de Juan Simón» acompañada de Manolo Tirado, un guitarrista andaluz, y es ese premio inicial perdurable en lucha con la oposición familiar para que no fuera artista.

Antonio Palacios es mi padre artístico. Quien me hizo ir a un teatro a protagonizar obras españolas. Allí conocí a Ernesto Lecuona quien me llevó a su compañía pues creyó en mí y me ayudó.

Con Mario Martínez aprendí bastante. Era un actor muy competente en una etapa en que había que estrenar semanalmente una obra. Hice por primera vez con él «Morena clara», y otras puestas de autores argentinos. También «Casa de muñecas», de Ibsen, «Doña Rosita la soltera, de Lorca, en fin… Un maestro de actores.

Adolfo Guzmán constituyó un maestro y amigo inseparables. Me ayudó mucho en mi programación musical. Lo recuerdo de manera especial porque era incansable en busca de la perfección. Para mí él y Rafael Somavilla eran excelentes maestros, pero Guzmán resultaba más completo.

Pinelli fue mi ídolo. Alguien con una cultura vastísima. Me ayudó siempre, y tenía unos conocimientos musicales y un dominio de la escena únicos. Uno de nuestros presentadores y animadores más completos de todos los tiempos.

De repente en TV fue un espacio televisivo inolvidable. Después de «Desfile de la Alegría», «Su noche favorita», «En órbita con la alegría», que duró poco tiempo, resultó el más importante. Lo quise mucho, y le puse alma y corazón.

Después vino «Cita con Rosita» que cerró mis programas fijos en TV…

— ¿Y por qué desapareció casi de la noche a la mañana?

— Se fue del aire porque yo lo dejé de hacer. Deseaba mucho que «Cita con Rosita» no cayera en la rutina y llegó el momento en que consideré que ya estaba obsoleto. Lo cambiaron de horario varias veces. También pasó para el entonces canal 2 con un diluvio de directores que ya no era Condall el exclusivo. Cada uno tenía sus ideas y lo realizaba a su manera, y el programa se convirtió en algo que parecía un remolino dislocado. Tampoco había muchos recursos. Hice algunas propuestas y estuvimos un año en espera de alguna respuesta, al cabo del tiempo me dieron el veredicto, y con los argumentos expuestos…decidí no hacerlo más.  

— Se piensa que Rosita Fornés es una mujer que ha vivido a fuerza de ejercicio, que dispone de un gimnasio en su casa, que ve lejos los desempeños cotidianos del hogar, y que vive bajo estrictas restricciones alimentarias. ¿Falso o verdadero?

— Es una imagen distorsionada. Al principio de la Revolución se pusieron en moda los filminutos de ejercicios por TV. Eso es lo que yo hacía, pues gracias a la vida dispongo de un metabolismo que nunca tuve que ponerme una dieta rigurosa. A veces me pasaba unos kilos, pero moderaba y resolvía.

Claro no ingiero comidas sobresaturadas en grasas, ni en sal o azúcar, mas como de todo.

Incluso tengo una anécdota. Hubo un tiempo en que por exceso de trabajo no comía lo necesario, y padecí de anemia. El médico me dijo: «Usted tiene un sistema que necesita alimentarse porque quema tantas energías que requiere alimentarse».

Si aumentaba de peso después con el empleo de masajes estaba en forma en una semana, y seguía comiendo de todo. Hasta merendaba, y antes de acostarme también comía algo.

Nunca he tenido gimnasio en casa ni voluntad para hacer grandes tandas de ejercicios porque no tengo paciencia.  Y en cuanto a las cirugías…por favor…ya no sé por qué número voy.

Debo decir que solo dos porque les tengo terror, y en la primera pasé un gran susto  al separarse unos puntos y desgarrarse la piel alrededor del cuello. Aquello fue terrible. Tenía 40 años. Después vino otra en los ojos cuando fue a hacer «Papeles secundarios», y como han tenido que operarme tantas veces la cadera no quiero saber de las mesas de operaciones.

— En su vida ha enfrentado golpes duros y avatares impredecibles de la vida. En cierta ocasión dijo: «Soy una mujer que ha sufrido más de lo que la gente imagina».

— He superado cosas que sufrí y han sido muy tristes, aunque, lamentablemente, pienso que hay casos peores. He enfrentado situaciones sensibles, pero sigo adelante.

Y como no he sido una mujer superficial le doy a todo un valor sentimental, y por ello sufro más. Recuerdo a muchos compañeros de trabajo que he perdido, y me da dolor que hayan desaparecido, y también las «cosillas» que aparecen y suceden en los mejores matrimonios.

Me casé dos veces. Logré momentos muy felices y otros no tanto. Perdí a mi segundo marido (Armando Bianchi) de una manera muy trágica luego de 28 años de unión y cuando se recuperaba del alcoholismo.

Estuve un año que me parecía que no podía vencer esa pérdida. Yo misma salí de aquel bache dándome mis autoterapias. Nunca olvidaré que por entonces estaba «Cita con Rosita», e incluyeron en el espacio aquel tema «Llorando en la capilla». Por disciplina lo hice, pero en verdad nunca debió ocurrir…

Armando siempre me dijo que quería pasar de la vida a la muerte, y así ocurrió, sin darse cuenta. Le dio un coma en el agua que le hizo perder el conocimiento y vino el ahogamiento. Algo muy duro porque tuve que enfrentar toda aquella situación.

Con él tuve una experiencia extraordinaria. Me atrajo desde el primer momento. Hicimos muchos programas juntos hasta salir Mr y Mrs Televisión en 1953,  y todo culminó en una unión perfecta.

Viví una vida intensa con él, trabajé mucho, viajé con él…Adquirí nuevas experiencias en diferentes órdenes y partimos para España donde se inicia, como ya precisé, mi tercera vida.

Allí estuvimos casi dos años, y estrenamos varias obras 

Pero tengo muchos motivos para vivir. No solo entre los míos, si no para quienes me necesitan en el buen camino de seguir adelante.

— Rosa, además de los contratiempos impuestos por la vida, ¿Le quedan sinsabores laborales?

— Hay también algunos que me hirieron. Hace muchos años hubo impedimentos e incomprensiones para que no tuviera una programación tan exitosa. Me lo hicieron sentir en varios momentos, sobre todo cuando estaba determinado director en el entonces Instituto de Radiodifusión (ICR) que me propinó hasta ciertas humillaciones al enfatizarme que mi personalidad molestaba porque era la imagen de la burguesía.

Yo siempre quería lo mejor para los programas, y trataban de que me oyeran en función de la calidad y de que todo quedara bonito. Esa persona siempre que me oía decir «porque yo quiero esto o lo otro» a fin de mejorar, me ripostaba «tienes que meterte en la cabeza que se terminó el estrellato, ya aquí no existen estrellas».

Recuerdo que estando el programa «Su noche favorita» en el primer lugar de teleaudiencia lo retiraron de la noche a la mañana. Y soporté, una vez, que me dijera: «Usted no puede salir vestida modestamente, usted siempre tiene que andar con plumas y lentejuelas…»

Y le respondí: «Yo puedo salir con un traje de ir a cortar caña, y sigo siendo Rosita Fornés».

Hay otras situaciones que ni quisiera recordar. Por suerte los tiempos cambiaron.

— ¿Hasta qué punto ser artista, y de su valía, ha incidido en su vida privada. Siente que ha pagado el precio de la fama, le ha incomodado perder su intimidad?

— (Se ríe) Ya me he acostumbrado a no tener intimidad completa, pero eso se recompensa con todas las muestras que he recibido en la vida, hasta tal punto que el día que salgo y nadie se da cuenta me hace sentir mal.

No es que viva pensando en la grandeza, es que necesito a este pueblo pegado a la piel. Me halaga un saludo cordial, un comentario, alguien que venga a interesarse por mi estado de salud. En fin… son esos tesoros espirituales que me hacen vivir.

(Continuará)


Liuba María Hevia: «La creación es como una gran ciudad»

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«Yo veo la vida de una manera mágica con los niños». 

Por Ricardo R. González

Foto: Carolina Vilches Monzón

Cuando Liuba María Hevia canta nos irriga el alma. Llega a la epidermis y con el buen tino de un duende traspasa las fronteras para regalarnos una especie de magia que toca los vitrales del amor, de la tristeza, de los seres queridos, del desamor, de la infancia pasada pero latiente, de las cosas de la vida que pudieran resultar pequeñas y resultan inmensas a la vez.

Mucho más es el arte de Liuba, ese que lleva en todo momento a encontrar el pincel bienvenido a fin de colorear a nuestro antojo el caudal de la esperanza.

«Puertas», su noveno disco como solista y la más reciente producción, trae ese ajiaco de vivencias que, de algún modo u otro, compartimos por las historias parecidas o casi iguales que plantea, o por reafirmarnos al ser humano en toda su dimensión. Un magnífico pretexto para acercarme a su creadora y tratar de que me abriera esas puertas con la premisa de los buenos amigos.

— Los discos son como los hijos. Se gestan, crecen, se toman de la mano y van perfilando su destino. Desde «Coloreando la Esperanza hasta «Puertas» ¿cuáles han sido las fuentes inspirativas?

— Yo no creo para discos. Es algo curioso. Lo que ocurre es que la vida me sorprende con momentos y canciones, y esos temas a veces intercalan complicidades que les permiten viajar en el mismo tren con la posibilidad de unirse en un disco y hacer una buena comunión.

Entre la Liuba de «Coloreando la Esperanza» (el primer CD nacido en 1992 bajo el sello PM Records) y la Liuba de «Puertas» existe una realidad que te la confieso a plenitud.

Una edad es la que tiene el alma y otra la que lleva el cuerpo. Me siento con idénticas inquietudes, con ese susto tremendo que no me abandona, con las mismas dudas y las ansias de búsqueda. Tengo la misma creencia en el amor, la misma fragilidad e intensidad de fuerza que en el primer disco.

Soy la misma mujer que sale nerviosa al escenario, y en la medida que avanza el concierto las reacciones del público me hacer sentir viva.

— ¿Cuál es el valor de una canción?

— Una vez Teresita (Fernández) me dijo «Tengo en el cuerpo 78 años y en el alma no te puedo decir qué edad». Ahora ella tiene 80, y esa sensación la experimento cuando miro mis discos que, muy ciertamente, son como hijos porque crecen de amores que son las canciones, y estas aparecen como flechas que uno lanza a destinatarios, al infinito… A veces el propio destinatario ni se entera, a veces la flecha regresa a ti porque hay composiciones que a mí me han agredido a pesar de que resultan de mi autoría, y con el tiempo he tenido que decir: «como me duele esa canción».

A mi modo de ver, la creación es como una gran ciudad donde nos hacemos las mismas preguntas y estamos inmersos en una búsqueda continua. Yo creo que ese es el milagro de estar vivos, de crecer y creer en las cosas.

— Muchos se preguntan cómo una mujer tan tierna irrumpe en un Hospital Pediátrico para llegar a las fibras más humanas de la eterna inocencia. ¿Lejos de deprimirte en una sala frente a esos duendecillos te llena de vida?

— Lo primero que tengo claro es que yo pudiera ser ese niño, o la mamá de esa criatura, o el profesional que día a día tiende su mano y pone su sabiduría en función de prolongarle la existencia. Somos hijos del amor, del desamor, del dolor, de la alegría, de la tristeza, de la traición, de la lealtad… y es maravilloso regalar un poquito de paz.

Las enfermedades no deberían de existir para nadie, pero menos para los infantes, mas si logras que ese niño o niña que lleva quizás una semana apenas sin hablar, sin reírse o sin apetito, trasforme su imagen y que cante un pedacito de una canción, y que incluso logre que su mamá también lo haga y ella vea a su hijo reír, te sientes tan útil que no hay detalle más importante en esa jornada.

Eso me lo llevo a la almohada como un gran tesoro. Esos menores me han propiciado alegrías incontenibles, y han sido a la vez fuente de dichas increíbles.

 —¿Te han enseñado los niños, te han dado lecciones?

— Creo que es con quienes más he aprendido. A veces te asaltan en la calle o en cualquier sitio y comentan tantas ideas que resultan inimaginables. Tienen una agudeza tal que revierte en mi trabajo y lo incorporo. Han influido hasta en la mezcla de mis discos… ¡Increíble!

— ¿Deviene, entonces, uno de tus grandes premios?

— Para mí es trascendental la opinión del público porque la teoría, el solfeo los tienes como herramientas por los propios años de trabajo, pero lo que puede opinar una persona del pueblo constituye un patrimonio único, incluso cuando alguien expresa algo que no les gusta o consideran que hay exceso de algo o que falta algo… Es a tomar en consideración.

Para mí los premios son esos, los otros están sujetos a jurados, a circunstancias, a estrategias del momento, y a decisiones o juicios no siempre afortunados.

En el caso de la infancia, algunos piensan que trabajar para ella es como situarse en un escalón inferior, como diríamos «bajar el nivel». Un error. De pensar así estamos perdiendo alas, restamos la posibilidad de subir mucho más  Esta etapa de la vida tiene una imaginación extraordinaria que fue muy bien retratada por Fina García Marrúz en uno de sus textos. Yo veo la vida de una manera mágica con los niños. 

Pero el público en general está en un pedestal más alto que el de uno. Resulta un sagrado compromiso.

— Has sentido alguna vez que perdiste la infancia?

—Soy defensora a ultranza y me siento aun niña.

— ¿Cómo esa Niña imaginada de Travesía Mágica?

— En efecto, pero algo curioso me ocurrió y te lo digo. Yo sentí que de cierto modo estaba alejándome de ese período una vez que pasé por la Feria de la Juventud, en La Habana, y vi los caballitos de diversiones tiesos. Me dio una tristeza tan grande que no supe descifrarlo en aquel momento. Sin dudas estaba perdiendo esa visión de la belleza que tiene el niño pues esos caballos hasta hace un tiempo cabalgaban dentro de aquel carrusel, yo los sentía vivos, que me miraban cuando me montaba en ellos, y me sentí desesperada al descubrir que eran unos fragmentos tiesos de madera.

Para los niños hay que trabajar con máximo respeto. Son los más críticos, los jueces implacables que no solo ven parpadear a esos caballos, si no a la propia vida, y quienes buscan y aquilatan la luz en cada estrella.

— Hay en preparación un nuevo disco con canciones de Teresita Fernández…

— Ha llevado un intenso trabajo. La propia Tere escogió el repertorio hace ya unos cinco o seis años atrás.

Por supuesto que no faltará Mi gatico vinagrito, además de Lo Feo, que ya lo incluí en Travesía mágica, y puedo adelantar Tía jutía, La lagartija, y muchas otras casi ignoradas que rescatamos para la difusión de la obra de la maestra Premio Nacional de Música en 2009.

Este CD será mi homenaje a quien constituye un ícono para múltiples generaciones de cubanos.

— Las «Puertas» se han abierto a fin de compartirlas y nunca cerrarlas… ¿Qué pasará después?

— En breve saldrá al mercado otra edición de este disco, bajo el sello Bis Music, que agrega el DVD del concierto realizado en el teatro Karl Marx, y fragmentos de una presentación en la sede de la compañía infantil La Colmenita.

Cuenta, también, con vídeos clip, el making off de Con los hilos de la Luna, y valoraciones de diferentes artistas, entre ellos José María Vitier, en torno a Puertas, y si de sorpresas hablamos está incluido el dúo que hice con Polito Ibáñez en el tema Escapar del pasado.

Tengo canciones nuevas, revolotean las musas que me han tocado las puertas y con gusto las dejo entrar… Después de este disco me han ocurrido cosas muy buenas e importantes en mi vida.

Cuento con un formato nuevo que incluye metales y otros instrumentos, y muy pronto debo visitar a Santa Clara, una ciudad que adoro porque la mitad de mis genes son de aquí. Mi familia paterna es de aquí, tengo seres queridos en Remedios y Camajuaní, y muchas de las personas adoradas tienen identidad santaclareña. La propia Teresita, Iris Fundora, talentosa lustradora que se ha incorporado a nuestro grupo de trabajo, Arnulfo Guerra Ramos, director musical de mi agrupación, y esta ciudad que es como un país dentro de Cuba al dar personalidades muy especiales y solistas con un sello distintivo ejemplificado en los integrantes del Trío Enserie, Leonardo García, uno de mis trovadores preferidos, y tantos otros dentro de una urbe de mucha luz.

Entonces Liuba, Santa Clara es tu casa, y esa luz que distingues en ella que revierta en tus nuevos proyectos y en tu vida porque Cuba es Liuba y Liuba tiene mucho de Cuba.     




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