Catherine Murphy: «El mundo necesita una alfabetización del alma»
La realizadora durante la presentación del documental en el centro cultural El Mejunje, de Santa Clara.
Por Ricardo R. González
La cineasta y documentalista norteamericana Catherine Murphy resulta un ser sorprendente. Cautiva por su inteligencia, extraordinario dominio del español, y por ese don que la convierte en una amiga de siempre. Cualquiera diría que es una cubana más a su paso por la Rampa habanera o por otro sitio del país, sin sentirse que lleva un pasaporte extranjero.
Una artista de bondades que se apropia del proceso de creatividad atado a las realidades del universo, de este globo terráqueo que gira y gira, y muestra en su rumbo policromías y desgarros.
Un día conoció la existencia del proyecto Tod@s Contracorriente que lideran en Cuba la cantante Rochy Ameneiro, y el doctor Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, y decidió acercarse a este universo que aboga por el bienestar humano en el afán de entregarle a la vida buena dosis de dignidad.
Confiesa que su inserción le ha propiciado enormes satisfacciones, a tal punto que suman años colaborando en esta alianza, pues para ella Rochy «es una cantante de mucha alma. y Julio César un escritor, historiador e intelectual de quilates dispuestos a defender una cultura de paz que gana en fuerza».
Hace poco tiempo Murphy regresó a Cuba, y no trajo sus manos vacías. Quiso participar en la segunda gira de este proyecto dedicada a la defensa de la diversidad cultural. Su documental Maestra —estrenado en 2011 en el cine capitalino de 23 y 12 como parte de las actividades por el aniversario 50 de la Campaña de Alfabetización— impactó a muchos por la manera de abordar el acontecimiento a base de sagacidad y buen gusto.
— ¿Cómo surge la idea si se tiene en cuenta que no fue partícipe de esta experiencia cubana?
— Nada de fortuito. La historia me fascinó y condujo a una inspiración total a partir de las vivencias de un grupo de mujeres cubanas que tuve la oportunidad de conocer. Fui siguiendo las vidas de estas nueve mujeres y de muchas más porque eran parte de la propia historia y cada una encierra un caudal de pasajes, emociones, riquezas, y enseñanzas dignas de compartir.
— Siempre un producto artístico lleva a valoraciones que pueden resultar coincidentes o divergentes desde la óptica del realizador…
— Confieso que veía la historia de otra forma y por eso fluyó la invitación de Rochy y Julio César. Sin pensarlo dos veces me sumé a la campaña Únete junto a la popular intérprete Julieta Venegas debido a la responsabilidad que asume el arte para contribuir a esa cultura necesitada por el mundo.
«Esta unión adquirió una dimensión mayor, y cuando Rochy y Julio César vieron mi documental le dieron una importancia que realmente yo no la vi desde el punto de vista de visibilizar a la mujer dentro de la historia cubana».
—¿Pudiera hablarse de una lectura de género en su obra?
— Sin dudas, todos los participantes en las labores de alfabetización fueron profundamente transformados como seres humanos. Hombres y mujeres a quienes les cambió la vida. Pidiéramos decir que para la gran mayoría constituyó un antes de y después de… Incluso para los varones fue también transformador».
— Y entre tantas historias que retomó ¿cuáles resultaron las diferencias sorprendentes?
— Hubo algo que me llamó la atención. Cuando los varones fueron a contarle a sus padres que deseaban incorporarse a la Campaña de Alfabetización casi siempre apoyaron la idea. Incluso dado el marcado carácter machista de la sociedad decían: «Ve y hazte hombre».
«Era como el bautizo, una prueba de fuego. Sin embargo, en el caso de las muchachas diría que algunas familias aprobaron la participación pero sin dejar de reflejar dudas y preocupaciones, en otras primó las reticencias, y muchos hogares negaron la participación porque no eran tareas para señoritas dedicadas al hogar.
— Si tuviera que ofrecer su valoración ante tantas disyuntivas ¿cómo lo definiría Catherine Murphy?
— Una victoria ante los cánones de la época. Es admirable que en tiempos de patrones de conductas tan aferrados muchas lograron convencer a la familia, y establecieron un nivel de autonomía que nunca antes había sido permitido para la mujer cubana.
«Cincuenta mil muchachas cambiaron su visión del mundo a partir de ese momento. Apreciaron a su país, a su sociedad, de una manera distinta, y se sintieron dueñas de sus propios actos.
«Hubo incomprensiones, pero no miraron hacia atrás. Su vida comenzó en ese momento y se enamoraron del empeño de ser útiles, de tratar de cambiar el mundo».
— El documental Maestra destaca la vida de nueve alfabetizadoras, pero ¿solamente mujeres?
— Cualquiera pensaría que es una visión unilateral, que trata de inclinar la balanza hacia el lado de las féminas y no es así. Esto deviene una primera parte con testimonios impactantes, de esos que marcan en otras vidas y enseñan. Incluso algunas de ellas ya no están, pero habrá continuidad con los hombres y existe la idea de trabajar con ellos.
— Se pueden adelantar nombres?
— Hay testimonios muy lindos de Silvio Rodríguez que alfabetizó cuando apenas tenía 14 años allá por parajes de la Ciénaga de Zapata,
«Enrique Pineda Barnet cuenta vivencias excepcionales al ser, ante todo, maestro voluntario. Daniel Diez, que después fundó la Televisión Serrana, ha declarado que de alguna manera este canal fue inspirado por aquellas experiencias, el pintor José Fuster dice que ha llevado toda la vida pintando aquellos mundos que conoció entre el campesinado, el monte y la naturaleza cubana... por lo que resulta trascendental incluir estas emociones y las de otros compañeros».
— ¿Una visión solo citadina…habanera?
— Todo lo contrario, a nuestro paso por diferentes ciudades en esta gira hemos grabado nuevos testimonios que enriquecerán las próximas producciones porque siempre habrá nuevos matices por descubrir.
— Si tuviera oportunidad de dominar el mundo aunque sea por unos minutos ¿cómo lo dibujaría?
— Tenemos varios retos como parte de la humanidad que somos. Hay guerras, drogas, problemas ambientales muy serios a nivel global, sin obviar a un Planeta signado por las marcas de la violencia que penetra en los hogares y hiere a las familias.
«Creo que necesitamos una nueva alfabetización, y es lo que busca el proyecto Tod@s Contracorriente para aprender a ser mejores, a crecer como seres humanos. Una especie de alfabetización espiritual que recorra el alma».
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