En exclusiva: Liuba traza el mapa de sus canciones
Por Ricardo R. González
Te ofrezco el mapa de mis canciones,
la creación, cada paraje y latitud,
tú que conoces esa luz
desnuda, libre, impersonal,
sagrada y mística virtud.
"El mapa de mis canciones"
Liuba María Hevia, 2013.
Cuando Liuba María Hevia canta nos regala un segmento de su vida que penetra como as de luz a nuestras almas. No hacen falta otros atributos porque cada metáfora, cada imagen, encuentra su justo sitio en el afán de trasmitirnos un sentimiento, una vivencia, un desgarro propio o compartido.
Quién sabe cuántas dichas más, y al tener el privilegio de estar cerca de ella, de sentir emociones incalculables, o de trasladarme a la infancia a través de esa música llamada a no languidecer se abren las posibilidades para confesiones exclusivas.
Hace un tiempo me habló de un proyecto denominado El mapa de mis canciones, como próximo trabajo discográfico.
Ya está grabado. Ahora enfrenta el compás de espera, y mientras tanto, hay motivos suficientes para preguntarle si toca a las puertas de lo intimista, si escapa y vuela para irrigarnos el corazón, si constituye un pretexto a fin de estar cerca de ella y descubrir la esencia de las canciones...
Cuenta Liuba que «lo autobiográfico siempre está presente en mi obra de múltiples maneras, pero se trata de (re)descubrir las canciones desde un inicio, saber la génesis de muchas de ellas que son conocidas a través de grandes orquestaciones, y en este disco aparecerán, prácticamente, desnudas. Son temas que se pueden palpar de otra forma, quizás más íntimos, más sencillos».
—Pudiéramos decir que una manera de sentir más cerca a la guitarra..
— En la concepción del disco estuvo implícito hacer un homenaje a la guitarra como causante del nacimiento de muchísimas de esas canciones, por eso el acompañamiento básico es con ese instrumento que conoce mucho de mi y del que me resulta imposible desprenderme.
El 80 % del fonograma es apoyado en ella, y el resto con derivados como la guitarra clásica, con cuerdas de acero, guitarra eléctrica, bajo, laúd, el tres, pero siempre en la base estará mi guitarra.
— ¿Solamente, sin invitados?
— Quise rendir tributo a ejecutores fundamentales dentro de la música cubana. De esos indispensables que no pueden faltar, y por ello convide a instrumentistas de la talla de Pancho Amat, Bárbaro Torres, y otros exponentes de primera línea. También estará una Orquesta de Guitarras del ISA en dos temas, y sorpresas con los arreglistas.
— Al repasar tu discografía faltaba este homenaje a la guitarra. ¿Saldas así una especie de deuda?
— Diría que sí. Me lo debía, y a la vez deviene regalo para todas las personas que siguen mi trabajo, pues resultaba increíble que siendo trovadora no tenía un CD a base de guitarra cuando es lo primero que suele hacer un trovador.
— ¿Por qué no antes?
— Cuando llegó el momento de hacer mi primer disco (Coloreando la esperanza), ya tenía un grupo, un repertorio, y quise grabarlo con este formato. Después la historia se repitió en Alguien me espera, Del verso a la mar, Ilumíname, Ángel y habanera, Puertas, los dedicados a la música infantil (Travesía mágica, Secretos Cantados, Atentos, traigo un cantar, y Liuba canta a Teresita)… hasta que llegó Naranjo en flor para el tango, y ya no podía aguardar más.
«Yo compongo a través de la guitarra, Incluso cuando tengo una idea melódica, y algo que me empieza a dar vueltas me apoyo en sus cuerdas para moldear esa inspiración que permanece dentro».
— Ahora recuerdo a nuestra Teresita Fernández, su pasión por el instrumento…
— Siento que está junto a mí, no solo cuando canto sus canciones, si no con otras que ella siempre quiso mucho. Yo le hago homenajes a Teresita desde que tengo uso de razón. Para personas como ella, que ofrecieron tanto, no existen tributos ni conciertos que puedan igualar lo que fueron capaces de entregar.
— Algo en particular del disco Liuba canta a Teresita…
— Coincidir con ella resultó un privilegio. Hacer el disco con sus canciones es otro. Que ella lo escuchara antes de partir, y le haya gustado devino nueva satisfacción. Los temas fueron escogidos entre las dos, incluso el título del disco constituyó una idea de ella.
Cuando voy a un hospital a trabajar para niños enfermos es como si estuviera allí. Cuando voy a un barrio también está conmigo. En escuelas especiales o sin amparo filial sucede igual porque, de por vida, se dedicó a quienes no poseen la fortuna que tienen otros. Con ellos, y por ellos, echó su suerte.
— ¿Una verdadera maestra?
— Primero que todo. Es parte de mi trabajo social, de mi manera de pensar, de mi concepto de vida, de la ética a la hora de enfrentarme a un escenario… el paradigma de la artista que me acompaña en mi vida y en mi labor.
— En tres décadas de quehacer profesional dentro de la música te has ganado un sitio indiscutible, pero la infancia sigue siendo ese público sincero al que respetas extraordinariamente…
— Los niños siempre van a tener ese lugar especial, amén de cualquier moda, y de lo que pase. Poseen una trasparencia inigualable que, lamentablemente, se va perdiendo con la edad. Trabajar para ellos es lo más difícil, y a la vez lo más maravilloso que me ha pasado.
— ¿Verdaderamente difícil?
— Lo es, porque te impone rigor, seriedad a la hora de enfrentarlo, demanda mucha entrega, y están pendiente del más mínimo detalle, de una imperceptible equivocación, pero es renovador. Hay niños que a lo mejor no han escuchado tu música pero cuando existe una buena canción no se puede resistir la tentación, porque los pequeños aman la Naturaleza, lo sencillo, la fantasía...
— Enhorabuena, has sido una intérprete de retos… ¿cuál es el próximo a vencer?
— Creo que soy una «versionista» por instinto, pero todavía le debo canciones al sur de América, a Chile, a Perú, a Brasil, y a la zona de la Argentina más campestre. Eso pretendo hacerlo en los próximos años, sin apartarme de la necesidad de ser útil mientras pueda porque el arte hay que respetarlo, y una tiene que saber el momento preciso para dejar una buena estela.
Ese es mi desvelo diario, pero si la vida me ofrece las oportunidades y facultades para trabajar lo haré cada vez que pueda.
—Y sigues durmiendo poco y trabajando mucho?
Una risa acompaña a Liuba, y luego precisa: « Sí, la verdad que sí porque el trabajo es mi alegría, mi mejor sueño».
Entonces, me parece estar oyendo, desde ya, la armonía entre voz y guitarra implícita en ese mapa bendecido que pronto será mío, suyo, de ella…. Una especie de confidencia mágica o real, mística o divina, de la que Liuba María Hevia no se puede separar y que atrapará a su público en complicidad absoluta. Regalos para el alma en medio de un destello que ilumina la vida.
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