Aborto adolescente, peligro
Por Ricardo R. González
Fotos del autor e internet
La Dra. Nuria Vega Betancourt, ginecobstetra de la maternidad Mariana Grajales, de Santa Clara, se suma al rechazo categórico de considerar al aborto como método anticonceptivo, e insiste en que conlleva a múltiples riesgos sobre la salud sexual y reproductiva de la mujer.
El tema lo retomó en el reciente Taller «Por una adolescencia más saludable» que reunió a varios expertos de diversas disciplinas con particular énfasis en el tratamiento del proceder dirigido a las jóvenes y visto como problema multifactorial complejo influyente en las esferas biológica, psicológica, familiar y social de las afectadas.
A pesar de sus años de experiencia y de tantas vivencias, incluso fuera de Cuba, se conmueve ante hechos que resultan inaceptables, por ello entre los casos que recuerda está el de aquella niña cuya edad oscilaba entre los 10 u 11 años y quedó embarazada.
Para la especialista de II Grado en Ginecología y Obstetricia una vez que el embarazo está concebido la primera decisión adoptada por algunas féminas es la de abortar. «Ello constituye un error, y lo mejor de todo es evitarlo. En el caso de la adolescencia resulta determinante el rol primordial de la familia que debe ganar confianza para que exista una verdadera comunicación, apoyada en una participación colectiva, que impida las relaciones sexuales de manera precoz a base de justos convencimientos y no de imposiciones».
Quien lleva la consulta de ginecología infanto—juvenil, junto al Dr. Jorge Conde Márquez desde 1996, alude a los riesgos provocados por el aborto a cualquier edad, pero más acentuado en las adolescentes que pueden padecer de infertilidad, terminar con secuelas, sufrir las propias reacciones anestésicas, e incluso llegar a un desenlace fatal ante las complicaciones derivadas de un embarazo ectópico, al margen de las hemorragias, infecciones y dolor pélvico crónico.
«Estas resultan las consecuencias biológicas, pero en el plano psicológico aparecen baja autoestima, ansiedad, irritabilidad y depresión, en tanto las sociales provocan el aislamiento y la estigmatización, entre otras».
Vega Betancourt refiere a niñas que han terminado siendo casos muy serios con patologías de cuello del útero porque no están maduras para recibir y desarrollar un embarazo. «Ahora asistimos a una muchacha de solo 14 años con un diagnóstico muy complicado a partir del estado de su cuello».
— ¿Qué panorama caracteriza a sus consultas?
— Resulta diverso. Hemos tenido situaciones en el Hospital que son las madres de las adolescentes quienes asumen el cuidado de los recién nacidos, otras aluden a quién las embarazó, siempre que lo conozcan, y no son pocos los casos en que los masculinos alegan: «eso es problema tuyo y resuelve».
Recordar que son muy jóvenes también e inmaduros y no abundan los que acatan el futuro rol de padre, aunque los hay con absoluta responsabilidad; sin embargo, en otros episodios la diferencia de edades es abismal y ello pudiera influir mucho en el adelanto de las relaciones sexuales.
Existen diversos matices como el de ocultar la gestación y acudir al médico cuando ya no hay soluciones y comienza a crecer el vientre. Otra realidad son aquellas familias que incitan a las hijas a «salir a la calle a ganarse la vida», máxime en momentos de coyunturas económicas muy difíciles, y se da el fenómeno del llamado «poliamor» que son varones con dos muchachas al mismo tiempo y luego intercambian las parejas dentro de un grupo.
— A su modo de ver ¿cuáles son los factores que inciden en el aborto adolescente?
— La inmadurez biológica y psicológica, la inseguridad y las presiones de orden familiar y social, unidas a la falta de educación y formación de valores. Mientras más joven es la madre más peligrosa resulta esta situación que ocasiona malnutrición, partos prematuros, niños y niñas con trastornos en el desarrollo que no escapan de malformaciones.
PIE DE FOTOS
1.- La Dra. Nuria Vega Betancourt durante la exposición en el taller.
2.- Atentos los asistentes a las consideraciones planteadas.
3.- «Muchas adolescentes comienzan sus relaciones sexuales tan temprano que no pocas terminan con una enfermedad de trasmisión sexual», precisa la especialista de II Grado en Ginecología y Obstetricia.
4.- La OMS calcula que unos 17 millones de adolescentes paren cada año. No es ninguna casualidad que el embarazo precoz resulte la segunda causa de mortalidad en muchachas de 15 a 19 años.
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