Keyla Isabela ya está en su hogar
Uno de los dos casos de niños villaclareños operados por retinopatía de la prematuridad en apenas un mes.
Texto y fotos Ricardo R. González
Luego de 29 días de intervenida Keyla Isabela Hernández Gómez recibió el egreso del hospital ginecobstétrico universitario Mariana Grajales de Villa Clara tras lograr una evolución satisfactoria de la retinopatía de la prematuridad (ROP) que le afectaba.
Así lo valoró la Dra. Zoila Fariñas Falcón, quien encabeza el equipo multidisciplinario realizador de estos actos quirúrgicos ante una enfermedad de vascularización anormal de la retina que pudiera ocasionar desprendimiento de esta membrana y discapacidad visual grave o pérdida total de esta.
El nacimiento de la menor ocurrió a las 30 semanas de edad gestacional y con solo 1500 gramos, por lo que el bajo peso al nacer unido a la prematuridad abrieron las puertas para la aparición de la afección, considerada la primera causa de ceguera en países desarrollados.
Su mamá Kenia Gómez Duardo no oculta su felicidad. La niña logró el peso requerido para recibir el alta médica, y alude a que la pequeña manifiesta un 90 % de mejoría en el ojo derecho y un 80 % en el izquierdo, sin necesidad de aplicar láser.
La progenitora es especialista en Medicina General Integral (MGI) y previo a su embarazo laboró en la Dirección de Salud en Manicaragua al frente del Programa de Infertilidad.
Agradecida por las atenciones recibidas y de todo el personal que intervino en el caso, incluido el equipo multidisciplinario que practicó el acto y al servicio Piel a Piel donde permaneció buena parte de su estancia.
Luego de un embarazo inicialmente normal Kenia experimentó irregularidades que implicaron varios ingresos en la Maternidad provincial y en el Hogar Materno de su localidad, sin descartar los antecedentes de una gestación anterior que también resultó pretérmino, aunque no en extremo.
Al aplicarse los protocolos establecidos ante la prematuridad los expertos procedieron al análisis oftalmológico en busca de la ROP, por lo que al dilatarse la pupila de la menor se notó determinada irregularidad que requirió nuevos exámenes, y acto seguido a partir de una segunda prueba se hizo necesaria la intervención urgente a fin de evitar la ceguera total.
«La niña tiene ya dos meses de nacida, y yo estuve ingresada desde el 25 de junio. He tenido un apoyo considerable de mi familia, de mi mamá que viajaba casi a diario desde La Moza (localidad manicaragüense), y también de mi hermana, la madrina de la niña, amistades y por supuesto de mi esposo Garielis Hernández Turiño, informático de Educación Municipal en Manicaragua».
La historia de Keyla tiene un detalle peculiar con su nombre. «Quería ponerle Kailani; sin embargo, ante tantos contratiempos mi primo sugirió el de Keyla que significa guerrera, por lo que no dudé en aplicarlo».
Para satisfacción familiar ya la pequeña está en casa. A partir de ahora será sometida a consultas periódicas con el objetivo de constatar su evolución, y la primera de ella está programada en esta semana.
«Mi niña está viva y así seguirá», es la mejor conclusión que se le escucha a una madre.
PIE DE FOTOS
1.- Casi a punto del egreso madre e hija junto a parte del equipo del servicio de Piel a Piel que la atendió.
2.- Cuanta ternura encierra la imagen. Para Kenia Gómez valió el sacrificio de tener su segunda criatura.
3.- La pequeña Keyla Isabela fuera del sueño ya muestra rasgos de marcada hiperactividad.
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