Dengue, la cadena que se arrastra
Por Ricardo R. González
Expertos dedicados a la epidemiología sustentan que ningún territorio de Cuba está libre de tener casos de dengue en la actualidad, por lo que la alerta y las medidas establecidas son de cumplimiento general dentro de un panorama que, a inicios de septiembre, reportaba 14 provincias, 41 municipios, y 58 áreas de Salud con transmisión de la enfermedad.
Si bien Villa Clara no figura entre los territorios que rebasa la media nacional, mucho cuidado con los descuidos porque en esa fecha ya estaba incluida entre las provincias que incrementa los registros de casos sospechosos junto a otras ocho demarcaciones cubanas.
Más claro ni el agua, y mucha atención en Sagua la Grande, Manicaragua, Remedios, Santo Domingo y Santa Clara que casi siempre aparecen comprometidos por su elevada focalidad y reportes positivos de dengue.
La solución no viene de fórmulas mágicas ni por pura casualidad, está en manos y en las acciones de todos. Se sabe que el Aedes aegypti convive en el interior de las viviendas y que más del 70 % de los focos corresponden a depósitos de agua ejemplificados en los tanques bajos, vasos espirituales, bebederos para animales, macetas destinadas a plantas y objetos situados a la intemperie sin la debida protección.
Se dice una y otra vez, pero gran parte de la población descuida la actuación consecuente, y ante este fenómeno no valen solo las medidas extremas en el interior de la vivienda, también el ojo de los moradores deberá dirigirse hacia los exteriores, con énfasis en los patios.
Es probable que el autofocal proceda de manera irregular y que en ocasiones ni se ejecute en la práctica; sin embargo, las miradas no pueden apartarse de los colectivos laborales que tampoco escapan a infracciones e irregularidades.
¿Cuántas veces son visitados aquellos que por diversas razones permanecen cerrados? ¿Se ha pensado en la cantidad de criaderos que pudieran existir en su interior y resulta un peligro para el resto de la comunidad?
Pensemos que en el capítulo de las arbovirosis no figura solamente el dengue al incidir otros padecimientos transmitidos por insectos como el Zika, el Chikungunya y la fiebre amarilla, mas se reconoce que el incremento del vector no se ha podido erradicar con las campañas de vigilancia y lucha antivectorial, por lo que es necesario unir las fuerzas, los recursos, las prioridades a fin de enfrentar la transmisión en tiempos complejos en que circulan los cuatro serotipos.
Vale recordar que los síntomas recaen en la fiebre, malestares, dolores de cabeza, en los ojos, en músculos y articulaciones, pero mucha atención ante el período crítico que marca signos de alarma al aparecer los vómitos, el dolor abdominal, las inflamaciones, irritabilidad, somnolencia y sangrados.
Y una etapa posterior de recuperación en la que mejorará el estado general, sin dejar de reconocer que la enfermedad deja secuelas, a tal punto que finaliza la afección y muchas personas siguen sintiendo decaimiento en unos 20 días posteriores.
La pregunta clave de esta situación es ¿por qué no se fumiga? De acuerdo con las autoridades la mayoría de los productos son importados ante un cuadro financiero y de disponibilidades de combustible bien difícil.
No obstante, en territorios que no procedan a una acción intensiva (fumigación cada seis días) impera un grupo de acciones cuando aparece un caso sospechoso o un foco.
Por otra parte, habrá que aplicar el tratamiento adulticida siempre que exista un vector «residente» en la vivienda y que puede infestar al resto de los convivientes.
Esto por un lado; sin embargo, existen realidades que conspiran contra la buena marcha de lo estipulado. Por innumerables razones la recogida de desechos sólidos navega entre un mar de irregularidades. Al menos las principales calles de Santa Clara y otros sitios de la provincia exhiben sus microvertederos con su imagen ya habitual, sin descartar las reiteradas indisciplinas sociales.
Tampoco es menos cierto que el abasto de agua muestra sus grietas, por lo que en muchos casos hay que acopiar el líquido porque se desconoce lo que pueda ocurrir en el venidero ciclo o en qué frecuencia será, sumado a la crítica situación en otros puntos en los que no llega.
El llamado está hecho. No se trata de recurrir en estos momentos a estadísticas para ver qué provincia, municipios y áreas de salud presentan las mayores tasas de incidencias porque la coyuntura epidemiológica lo que reclama son acciones y una responsabilidad individual y colectiva ante una amenaza real que induce a la gravedad. Y léalo bien: El dengue mata con independencia de la edad.
En otras palabras, no veamos eslabones aislados, todos somos vulnerables, y al no contar con una vacuna el mejor inmunógeno recae en el autofocal, en evitar el criadero doméstico o laboral y asistir al médico ante los mínimos síntomas.
O como expresara una autoridad: El dengue es el hombre, el insecto, el virus y ese ambiente que propicia la existencia de mosquitos.
También puede ver este material en:
0 comentarios