Cuidar el medio ambiente es proteger la salud
Por Ricardo R. González
Una percepción de la delegada del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Villa Clara, Dra. María del Carmen Velasco Gómez, resulta clave para articular la necesidad de ver al medio ambiente como plataforma dirigida a proteger la salud.
Algo vital en una etapa muy compleja desde el punto de vista sanitario a pocos días de celebrar el 5 de Junio como llamado a contribuir con el entorno en su día mundial.
En conferencia de prensa se abordaron los principales resultados del período estratégico 2016-2020, los detalles del Macroprograma de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y los retos para el nuevo ciclo 2021-2030.
Sobresale en los últimos tiempos el aporte de la comunidad científica en el enfrentamiento a la Covid-19 en múltiples aristas, sin apartar las miradas del dengue y las arbovirosis.
En este sentido no podrá descuidarse el trabajo comunitario, el mano a mano imprescindible para contribuir a un cambio sanitario que se interiorice en cada individuo.
Respecto a la Estrategia ambiental territorial de 2016-20 resalta que fue un período complejo en función de garantizar el uso racional de los recursos naturales y la conservación de los ecosistemas en busca de la sostenibilidad del desarrollo.
Disminuir la contaminación, como vía para mejorar la calidad ambiental, y la implementación de acciones dirigidas al enfrentamiento del cambio climático son parte de los objetivos de trabajo. Tanto el Citma como el resto de los actores incluyen necesariamente la valoración de los costos.
En materia de conservación y mejoramiento de los suelos falta mucho camino por recorrer, y se demanda mayor dinamismo por parte de la Agricultura.
No todos los municipios han desplegado los polígonos como segmentos destinados a probar tecnologías y enseñar métodos encaminados al mejoramiento de la tierra. Buenas prácticas aparecen en Albarrán, La Herradura, y los establecidos en la zona montañosa de Villa Clara que constituyen ejemplos para Cuba; sin embargo, municipios como Corralillo, Ranchuelo y Placetas tendrán que arreciar en esta cabalgata por el desarrollo.
El índice de boscosidad y la reforestación también demandan acciones en un período caracterizado por la secuencia de fenómenos meteorológicos y el incremento de incendios forestales, entre otras causas.
Punto de primer orden ha sido el trabajo con los desechos peligrosos a partir de la evaluación exhaustiva de las regulaciones ambientales, aunque no se avanza en la situación de los residuales sólidos que prosigue como talón de Aquiles en el panorama sanitario villaclareño, sobre todo en la capital provincial.
Desde otro ángulo satisface el fortalecimiento de las 11 áreas protegidas administradas por la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, el Centro de Estudios y Servicios Ambientales (CESAM) y la Delegación Territorial de Gaviota.
Villa Clara tiene entre sus objetivos de prioridad ambiental la zona costera, las montañas y las cuencas donde se necesita restaurar los ecosistemas y que los habitantes naturales y las instituciones comprendan la importancia de incorporarse a este propósito con sus conductas responsables y acciones que lo demuestren.
La protección de la capa de ozono deviene otra de los aspectos esenciales, y tampoco se descuida el otorgamiento de las licencias ambientales bajo la rigurosidad de lo establecido vinculado a la producción de alimentos, a los programas hidráulicos, constructivos y del turismo, entre otros.
Desde la aprobación del Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida) se evidencian múltiples acciones cumplimentadas, con destaque a los nueve estudios concluidos por la provincia en torno los peligros, vulnerabilidades y riesgos (PVR) relativos a inundaciones por intensas lluvias, por penetraciones del mar, afectaciones por fuertes vientos, incendios en áreas rurales, deslizamientos de terreno y riesgo de sequía.
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