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Canta Elenita, canta

Canta Elenita, canta

El día del egreso, pero antes de partir hacia casa Elena interpretó una de sus canciones para el colectivo. Junto a ella su hermanita Elaine y su mamá Yaritsy.

La historia de la niña que les regalaba canciones a sus protectores de la Salud mientras permaneció ingresada en el hospital Manuel Fajardo Rivero de Villa Clara.

Por Ricardo R. González

Fotos: cortesía Hospital Militar

Apenas iniciaron los primeros días de este 2021 y el mundo le dio una vuelta inimaginable a sus siete años. De pronto, todo cambió, no asistiría a su segundo grado en el seminternado de primaria Olga Alonso, de Santa Clara, ni recibiría ese universo del saber impartido por la querida maestra Maritza. Tampoco participaría en los juegos que llenan las ilusiones de la infancia ni en los matutinos en los que canta y recita en tiempos normales.

Nada ocurrió por voluntad propia ante un detestable culpable que impuso barreras para tratar de nublar los días de Elena Moreno Abreu. Ella escuchaba hablar del coronavirus y de sus infaustas heridas, pero nunca imaginó que tocara a la puerta a fin de someter a parte de la familia al triste dictamen de la positividad, y en el caso particular resultar sospechosa de alto riesgo.

Marcados por la pandemia quedaban sus padres Alexis Moreno Falcón, gastronómico del motel Las Palmas en la capital provincial, Yaritsy Abreu Gómez, licenciada en Ciencias Farmacéuticas y trabajadora en el Departamento Provincial de Medicamentos y Tecnologías Médicas de la Dirección Provincial de Salud, al igual que su hija Elaine, de seis años y matricula del primer grado también en el seminternado Olga Alonso. Por ello, el hospital militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, de Villa Clara, resultó el «hogar» transitorio en una historia contada así…

— Enero 3: Alexis comenzó con signos de catarro y malestar general. Un día después ingresó en un centro de aislamiento donde luego de los exámenes pertinentes resultó positivo a la COVID-19. Lo suficiente para ser trasladado al Hospital Militar hasta su egreso el 13 del actual mes.

— Enero 4: Yaritsy, Elaine y Elena se mantienen en aislamiento domiciliario en espera de los PCR. ¿Resultados? Yaritsy y Elaine, afirmativas, por lo que el camino hacia la institución hospitalaria no se hizo esperar hasta el 17 de enero en que recibieron el alta.

«Supuestamente adquirimos el virus por otro contacto. En el caso de Elena manifestaba congestión nasal unida a dolor de garganta que experimentó un solo día, mientras Elaine también presentaba tupición como único signo», explica la progenitora quien, en su caso, perdió el apetito y el sentido del gusto.

Una preocupación existía en la familia. Elena padece de una arritmia cardíaca atendida por la Dra. Lisset Ley Vega, en el Hospital Pediátrico, y por el Dr. Juan Miguel Cruz Elizundia, del Cardiocentro villaclareño, pero la comisión de expertos que evaluó la situación, con dominio pleno de los protocolos vigentes, decidió emprender de inmediato las acciones y aplicarle a Elena idéntico tratamiento al de un paciente positivo ante el estrecho contacto familiar existente y sus antecedentes clínicos, según relata el Dr. Richar Godoy León, quien asume la jefatura del servicio de Pediatría en el Hospital Militar durante la etapa del SARS-CoV-2

CANCIONES PARA EL ALMA

Las horas pasaban en ese compás interminable bajo la acción de fuertes medicamentos. Quizás las jornadas más largas en la vida de las infantes hasta que en el segundo día de ingreso Yaritsy le propuso a su hija mayor que le cantara a los médicos y al resto del personal de Salud como agradecimiento por tantas atenciones.

Era el regalo espontáneo para ellos. La niña muy dispuesta aceptó y cada noche, a las 9:00 p.m. llegaban las canciones como una especie de aplauso simbólico.

Cantos a la esperanza, a encontrar los detalles bellos aunque algo presente las huellas de lo deplorable, a realzar el valor del entorno, y sentir la auténtica cubanía llegaban a través de esa palangana vieja, de nuestra Teresita Fernández, en las que un día florecieron violetas para demostrar que aún lo desechable puede tributar satisfacciones, o mediante esa Nana de las mariposas, original de Kiki Corona, que remarca lo autóctono de una flor nacional incomparable.

En aquellas jornadas no faltó el tierno llamado al cuidado de la Naturaleza, y para ello se entonaba Amanecer de la flor, de Ada Elba Pérez que Liuba Maria Hevia ha hecho suya, o los Versos Sencillos, de José Martí, y el Cuba que linda es Cuba, en la que Eduardo Saborit reflejó la grandeza de un archipiélago que se lleva muy adentro. Todas ellas fueron seguidas por su hermana Elaine quien se incorporó a la iniciativa para alternar en ocasiones como dúo.

Así una noche y otra en lo que ya resultaba un momento esperado. El personal de Salud estaba maravillado, incluso asistían otros facultativos que se encontraban en labores para escucharla.

Aunque no tuvo la vivencia directa el Dr. Godoy León observó un vídeo y confiesa que le resultó muy motivador. «Los pediatras, los clínicos, las enfermeras de lo único que hablaban era de eso, de lo lindo que cantaba y de la emoción al escucharla», precisa.

Para Yaritsy constituyó un gran placer. «A Elenita siempre le ha gustado el canto. Desde primer grado cumple parte de sus sueños con Fidel Barata Hernández, un instructor de música de la Casa de la Cultura, quien la acompaña con la guitarra y montan diferentes canciones que se hacen escuchar en el propio recinto cultural en tiempos normales».

Ella también pertenece al Coro Provincial de niños y adolescentes de Villa Clara en proyecto iniciado hace poco y que aparece en fase de ensayos.

Luego del período establecido los exámenes realizados a la familia resultaron negativos, y el martes 19 de enero llegaba el egreso que dejó un vacío marcado entre el personal de la Sala.

Se extrañan aquellas canciones brotadas del alma que alegraban un segmento de la noche con la voz de una pequeña capaz de minimizar el dolor causado por los pinchazos recibidos y los efectos de los medicamentos porque siempre recibió esa ternura que hizo realidad lo que un día sentenció el más grande de todos los cubanos: «Los médicos deberían tener siempre llena de besos las manos».

Mientras tanto Alexis, el esposo de Yaritsy y el papá de Elena y Elaine, aguardaba en el hogar.

YA EN CASA

Los tiempos ingratos traen a la vez recompensas. No imaginó la familia Moreno—Abreu contar con ese cariño y respaldo que llegan de todas partes cuando las contingencias se tornan difíciles.

Sentirse queridos resulta un privilegio a ganar y queda demostrado desde los compañeros de trabajo de ambos padres, la escuela de las niñas cuyo personal estuvo muy preocupado y llamaban continuamente para conocer la evolución, así como de los integrantes de la zona de cuarentena del Consejo de Defensa Abel Santamaría con los agentes del MININT, de Tropas Especiales, los necesarios activistas y los representantes de las organizaciones de masas, encargados de llevar los víveres, atender los reclamos de la comunidad, y preservar la disciplina durante las 24 horas en toda la demarcación.

Respecto a lo recibido en el hospital militar Cdte. Manuel Fajardo Rivero nadie mejor que la propia Yaritsy al considerar que tanto los médicos como el personal de enfermería, técnicos, y auxiliares en general ofrecieron un trato excepcional. «Estábamos muy preocupados con Elena por su padecimiento de base, pero en todo momento los pediatras estuvieron muy al tanto de su evolución médica. En esta institución la preocupación hacia los enfermos es extrema, son héroes anónimos en una nueva contienda que brindan conocimientos, apoyo y amor a quienes lo necesitamos en esos momentos».

Que reconfortante es, a la vez, escuchar a la maestra Maritza González Portela declarar que son de esas alumnas siempre deseosas de tener por un docente en las aulas. Elena es aplicada, inteligente, participante en los concursos, aficionada al canto, y dispuesta a colaborar en las actividades extradocentes, como también su hermanita Elaine.

Y en medio de todo, vale insistir en esa necesaria prevención que nunca puede parecer reiterativa con un mensaje que implora cuidarnos por usted, por su familia, por la infancia que no tiene derecho a sufrir, y por todos.

Aliviemos el trabajo de nuestros baluartes de la Salud y de cada contribuyente ante ese agotamiento de meses que no admite descanso y les impone seguir. Para ellos todas las dichas del mundo, y regalos como los que ofreció una niña de segundo grado del seminternado Olga Alonso cuando la COVID trató de herir su inocencia. Es pequeña sí, aunque la estatura conspire a primera vista con la edad, mas su corazón está pleno de bondades, por eso canta Elenita, canta porque te lo agradece la vida.

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