Un caso insólito en la medicina: «El hombre del pedraplén»
Ni papas ni otro tipo de viandas. Son los cálculos extraídos a este anciano de 76 años que todavía no concibe la experiencia vivida, mientras a su esposa le parece como una novela de ciencia ficción.
Un caso insólito en la urología villaclareña y sin similares reportes de esa magnitud protagonizó Liborio Ramón Bravo Gómez al extraérsele sorprendentes cálculos de su sistema renal que pesaron cinco libras y media. Ante el asombro muchos le han denominado…
«El hombre del pedraplén»
Por Ricardo R. González
Fotos: Manuel de Feria y Ramón Barreras Valdés
Todavía a Liborio Ramón Bravo Gómez le parece transitar por un pasaje a lo desconocido. Se pregunta, una y otra vez, cómo pudo sobrevivir durante meses con cuatro gigantescas piedras extraídas de su sistema renal en el hospital universitario Arnaldo Milián Castro, radicado en la capital villaclareña.
Hace ya justo un mes, y este hombre de 76 años vuelve a nacer. Hubo que rastrear por los alrededores de su domicilio para encontrarlo. Es feliz, y declara que el primero de julio pasado conoció, nuevamente, lo que era la vida.
«Estoy recuperado, tengo buen apetito y ánimo. Ya ni me acuerdo de aquellos desvelos, o de la intranquilidad que padecía. Te diría que paso los días en forma».
Con una picaresca envidiable responde cada pregunta, mientras su esposa confirma las palabras de un hombre que no se considera tan famoso, pero que si ha transitado por los vericuetos de los popular.
«Hay que luchar por la existencia, lo otro… está seguro», afirma tras reconocer que, en esta oportunidad, venció una pelea desafiando muchos vientos y no pocas mareas.
LA HISTORIA POR DENTRO
El caso de Liborio no dispone de precedentes en la urología villaclareña ante unas piedras que pesaron cinco libras y media causantes del asombro hasta del equipo multidisciplinario que asumió el acto operatorio encabezado por los doctores Arnaldo Cepero Gálvez y Yamilé Pina Díaz.
Los episodios iniciaron en enero pasado al experimentar dolores continuos e irritación a la hora de orinar. Eran tantas las molestias que no pudo evadir la visita a su consultorio médico en busca de ayuda.
Con el paso de los meses el cuadro clínico se exacerbó para agregar decaimiento generalizado, falta de apetito, pérdida de peso, insomnio, y sensación de llenura permanente.
Los estudios ultrasonográficos y radiológicos revelaban la existencia de algo indefinido que inquietaba a los expertos, pero no ofrecían la verdadera magnitud del hecho, a tenor de que existen algunos cálculos imposibles de visualizarse mediante exámenes simples.
Cada jornada resultaba un tormento, y ya a fines de junio Bravo Gómez incrementó sus dolencias que obligaron al ingreso. Llegó con fiebre alta al Hospital, escalofríos, y luego de las investigaciones pertinentes no había tiempo que perder. La determinación quirúrgica imperaba y se ejecutó el pasado primero de julio.
El acto rebasó las dos horas, y según los doctores Rafael Rodríguez Delgado, jefe del servicio de Urología en el referido centro asistencial, y Marcos Chaviano Hernández, aparece como un caso insólito.
De acuerdo a los antecedentes el paciente estaba operado previamente de un problema prostático, y quedó con cuadro obstructivo que, debido a la retención urinaria, indujo a la proliferación de cálculos.
Presentaba, además, una debilidad en la pared vesical propensa a la formación de un divertículo o cavidad donde se acumula el orine. En su interior se formó la piedra más grande, mientras las restantes quedaron alojadas en el interior de la vejiga.
Pasados 17 días Liborio recibió el egreso hospitalario. Abandonó la cama 9 del servicio de Urología adonde llegaban curiosos de todas partes enterados del suceso, y en un momento de verdadera encrucijada en el que también su esposa tuvo que ingresar a causa de una fuerte bronconeumonía.
La mala racha va quedando atrás. Liborio agradece a la vida y a la ciencia el volver a retomar el curso de los días, aunque nadie puede quitarle el sofocón de un julio caprichoso en el que fue bautizado como el hombre del pedraplén.
MEMORÁNDUM
— Los cálculos renales resultan acumulaciones duras de mineral formados en la vejiga, y se originan, por lo general, como consecuencia de otra dificultad en el aparato urinario.
— Entre estas aparecen los divertículos en la vejiga, el agrandamiento de la próstata, y las infecciones urinarias, por citar algunas.
— Variados son los síntomas que provocan: Presión o dolor abdominal, orina de color oscuro, presencia de sangre en las micciones, dificultades para orinar, fiebre, dolores en el pene, y la pérdida de control sobre la orina.
— Aunque las piedras de la vejiga pueden formarse en los riñones, existe una gran parte que se desarrolla en la propia vejiga.
— Para las personas con antecedentes de cálculos renales resulta sugerente la ingestión de abundante líquido (entre 6 y 8 vasos de agua al día) a fin de producir suficiente orina.
CONTRASTES
Si bien la situación de Liborio constituye algo sorprendente, lo más significativo del hecho es que resultan piedras múltiples, a tenor de lo expuesto por galenos villaclareños que confirman la existencia de casos anteriores con litiasis grandes pero con un solo cálculo.
Una revisión bibliográfica pormenorizada no ofrece antecedentes mundiales similares, y de existir tampoco fueron consignados por las principales publicaciones científicas.
¿Tenemos o no nuestras Razones?
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