Rinoceronte negro de África: Una especie menos
El rinoceronte negro de África Occidental fue oficialmente declarado como extinto. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza alerta que, pese a los programas ecológicos, muchos animales siguen el mismo destino.
La más reciente actualización de la Lista Roja de las Especies Amenazadas en el mundo, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), no es motivo de alegría. Y es que el rinoceronte negro de África Occidental (Diceros bicornis longipes), la subespecie más rara de rinoceronte negro, fue oficialmente declarada como extinta.
Tristemente —como mismo sucede con el tigre de Tasmania, la gacela arábiga o el ualabí de Grey— las generaciones del futuro solo podrán conocer al rinoceronte negro a través de fotos, videos o libros especializados.
Algo similar sucede con el rinoceronte blanco de África Central (Ceratotherium simum cottoni) y el de Java (Rhinoceros sondaicus), que han sido catalogados como «posiblemente extinguidos». Y es que, según el sitio web oficial de la UICN, los rinocerontes son gravemente afectados por la falta de voluntad política para acometer esfuerzos de conservación en muchos de sus hábitats, unido al aumento de la caza furtiva de cuernos con fines comerciales.
Pero el panorama se torna aún más sombrío. Luego de analizar 61 000 especies en todo el planeta, la organización indicó que, pese a los programas de conservación, el 25 por ciento de los mamíferos se encuentra actualmente con altas posibilidades de extinción.
El tarsero de la isla Siau (Tarsius tumpara), especie que habita en la pequeña isla volcánica de Siau, es uno de los 25 primates más amenazados del mundo. Está considerado en «peligro crítico» después de que su población ha disminuido en un 80 por ciento.
En los últimos años la UICN ha evaluado numerosas especies de reptiles, sobre todo los de la isla de Madagascar, en el corazón del océano Índico. La Lista revela, por ejemplo, que el 40 por ciento de los reptiles terrestres de esta región está en peligro.
Las 22 especies malgaches identificadas como en «peligro crítico» incluyen al camaleón de Tarzán (Calumma tarzan), al camaleón de nariz extraña (Calumma hafahafa) y a la lagartija sin extremidades (Paracontias fasika).
La situación de amenaza en Magadascar de reptiles que tradicionalmente no han sido tenidos en cuenta en los esfuerzos de conservación, tales como las lagartijas Paroedura masobe y Uroplatus pietschmanni, ambas clasificadas «en peligro», ocupará un lugar más prominente en los planes.
En el caso de las especies acuáticas, la UICN presta especial atención a la manta raya de arrecife (Manta alfredi) y la raya gigante (Manta birostris), ambas catalogadas como «vulnerables».
La manta raya gigante es la más grande conocida hasta ahora, y puede alcanzar un diámetro de más de siete metros. Los derivados de esta especie son muy cotizados en el mercado internacional por sus valiosas branquispinas, utilizadas en la medicina tradicional china.
El escenario se torna particularmente grave en el caso de los atunes. Los resultados de la Lista Roja de la UICN muestran que cinco de las ocho especies figuran en una categoría de «amenazada» o «casi amenazada». Estas incluyen al atún rojo del Sur (Thunnus maccoyii), al rojo del Atlántico (T. thynnus), al ojo grande (T. obesus), al aleta amarilla (T. albacares) y al atún blanco (T. alalunga).
Otro de los grupos vigilados de cerca son los anfibios, uno de los que corre más riesgo. Entre estos, la rana venenosa (Ranitomeya benedicta) está clasificada como «vulnerable», mientras que la rana venenosa (Ranitomeya summersi) se considera «en peligro». Ambas están amenazadas, fundamentalmente, por la pérdida de hábitat y la recolección para el comercio internacional de mascotas.
Las plantas no escapan a la irracionalidad humana, sobre todo las coníferas. El ciprés chino (Glyptostrobus pensilis), por ejemplo, que antes se extendía por toda China y Vietnam, ha pasado de ser considerada «en peligro» a «en peligro crítico».
Al decir de la UICN, la pérdida de hábitat se debe, sobre todo, a la expansión de la agricultura. En China parece no haber restos de plantas silvestres y en Vietnam son muy pocos los cipreses chinos que en estos momentos producen semillas viables, lo cual sugiere que esta especie va camino a la extinción.
El Taxus contorta, planta utilizada para producir Taxol (droga para combatir el cáncer), ha pasado de «vulnerable» a «en peligro», debido a la sobreexplotación para uso medicinal y la recolección descontrolada para leña y forraje.
Muchas otras especies de plantas tropicales también penden sobre la cuerda floja. La mayoría con flores endémicas de las islas graníticas de Seychelles han sido evaluadas y los estudios actuales muestran que el 77 por ciento está en peligro de desaparecer.
Entre esas, el coco de mar (Lodoicea maldivica) ha subido de la categoría de «vulnerable» a «en peligro». Conocida por sus supuestas propiedades afrodisíacas, esta especie sufre las consecuencias del comercio ilegal de sus granos.
No obstante, no todo son malas noticias. Según la UICN, algunos esfuerzos de conservación ya han rendido sus primeros frutos. Ello incluye a la subespecie del rinoceronte blanco (Ceratotherium simum simum), que ha pasado de una población de menos de cien al final del siglo XIX, a una población salvaje estimada de más de 20 000.
El caballo de Przewalski (Equus ferus) también representa otro paso esperanzador. Si bien en el año 1996 fue declarado como «extinto en estado silvestre», gracias a un programa de cría en cautiverio y a un programa exitoso de reintroducción, su población salvaje se estima ahora en más de 300.
«La Lista Roja es fundamental como indicador de la salud de la biodiversidad, en la identificación de las necesidades de conservación y para informar los cambios necesarios en la política y la legislación para impulsar la conservación», afirmó Jean-Christophe Vié, director adjunto del Programa Mundial de Especies de la UICN.
«El mundo está lleno de maravillosas especies que van camino a convertirse en cosas de mito y leyenda, si los esfuerzos de conservación no se implementan con más éxito. Si no actuamos ahora, las futuras generaciones podrían no saber qué es un ciprés chino o un camaleón de nariz extraña», concluyó.
(Con información de Patricia Cáceres. Periódico Juventud Rebelde)
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