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Como cantan las cigüeñas

Como cantan las cigüeñas

La tasa de mortalidad infantil aparece como la más baja en el país, mientras seis municipios mantienen el indicador en cero.

Por Ricardo R. González
Foto: Carlos Rodríguez Torres

Benito y Yakelín contaron los días. Parecía que transitaban por un tiempo a cámara lenta entre el ir y venir de mañanas, tardes y noches en la espera hasta que aparecieron aquellos dolorcitos que «rompieron la fuente».

Pasaron nueve meses desde que el galeno confirmó el embarazo. Y hace pocos días, el pequeño Jean Carlos se aburrió de su estancia en la placenta materna, y decidió su arribo al mundo para comenzar a explorarlo a plenitud.

Ahora le molesta la claridad, confunde el horario, y avisa a la familia con ese llanto que rompe cuando el hambre recorre su diminuta anatomía. Y el nacimiento aparece entre los 4 mil 593 ocurridos en Villa Clara hasta el 26 de agosto, con 61 menos si se valoran las estadísticas de idéntico período en el año precedente.

Sin embargo, su provincia registra una tasa de mortalidad infantil de 2,4 por mil nacidos vivos (4,7 de enero a agosto de 2009) para inscribirse como la más baja en el país.

Algo significativo es que seis municipios mantengan el indicador en cero como detalle sin precedentes, a tenor de que solo restan unos cuatro meses para despedir el 2010. Un distintivo compartido por Quemado de Güines, Sagua la Grande, Encrucijada, Camajuaní, Caibarién y Remedios; en tanto Manicaragua, con 2,3, y la capital provincial (2,8) muestran cifras bajas en este índice que mide el desarrollo de cualquier nación.

Al examinar las cifras correspondientes a la etapa de 2009 se observan 22 decesos de menores de un año con solo 11 en el actual, lo que demuestra un seguimiento exhaustivo a cada detalle correspondiente al Programa de Atención Materno Infantil (PAMI).

Contribuyentes al logro resultan el vínculo entre la atención primaria y secundaria, el aporte de las instituciones que asisten los partos en la provincia, y la intersectorialidad apoyada en organismos que velan por los sueños de la infancia.

También la labor de los servicios de neonatología, las unidades de cuidados intensivos, las salas de cuidados prenatales, el trabajo de los 29 hogares maternos que disponen de 287 camas en diferentes localidades villaclareñas, y los programas de genética encaminados a la detección temprana de malformaciones congénitas, entre otros factores.

Si bien los saldos dignifican, unido a la ausencia de muertes maternas, resulta lamentable que la mortalidad prescolar (1-4 años) y la escolar (5-14) mantienen la cara triste al reflejar que el primer grupo experimenta tres fallecidos, aunque disminuye en uno respecto al año anterior, mientras el segundo, se adjudica 12 pérdidas, contra 13 en los ocho meses del pasado el año.

Mas, es inconcebible que la mitad de estos decesos, en el período actual, se deba al abismo causado por accidentes diversos, en los que predomina el atropello por camiones, y la osadía de infantes y adolescentes de desafiar el peligro cuando, verdaderamente, existe y resulta invencible a esas edades.
Padres, familiares o tutores deben mantenerse alertas en los días finales de vacaciones a fin de que las aulas no dispongan de un pupitre vacío debido a la negligencia.

Y otro detalle a cuidar recae sobre una mayor responsabilidad ciudadana en torno a las consultas de riesgo preconcepcional que preparan a la gestante para asumir el momento del parto, y la responsabilidad posterior derivada de la maternidad.

Benito y Yakelín disfrutan de su descendencia, y velan por el sueño de una criatura deseada. Ahora viven el momento, aunque comparten esa avalancha de pañales y culeros que cambia el contexto del entorno hogareño. No obstante, Jean Carlos es el fruto de una adecuada planificación familiar. Un elemento decisivo para apreciar como cantan las cigüeñas.

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