Aniversario 65 Hospital Pediátrico de Villa Clara (VII) Dr. Pedro Fernández Busot. «Cumplí el sueño de mi vida»

Por Ricardo R. González
Foto: Ramón Barreras Valdés
La Habana lo recibió con la finalidad de que estudiara su carrera de Medicina que fue concluida en Villa Clara. Desde entonces sus inquietudes rondaban por el mundo de las especialidades quirúrgicas, alimentar el deseo de adentrarse en los principales órganos humanos, conocer cada trazo sobre la piel y llegar a dominarlos, a tal punto que ejerció como alumno ayudante con esa voluntad de entrar a un quirófano cuando estuviera habilitado para la cirugía general y pediátrica.
No hubo un milagro ni tampoco acción mágica. La perseverancia resultó la piedra angular que motivó al Dr. Pedro Antonio Fernández Busot a no declinar en el camino porque siempre mantuvo la esperanza de que su mayor aspiración la iba a lograr, a pesar de que en su tiempo de internado no vino la cirugía especializada en la infancia.
En ella estaba cifrada la meta, y ante las circunstancias optó por la Pediatría en aquel período dirigido a consolidar las competencias profesionales del médico general.
La vida continuó «y una vez graduado fui ubicado en el regional Escambray durante tres años en cumplimiento del servicio social como responsable de Pediatría en una de las regiones, de la antigua provincia de Las Villas, marcada por la alta incidencia de la mortalidad infantil».
En los parajes montañosos estuvo de 1974 a 1977 hasta que fue recibido en el hospital pediátrico José Luis Miranda para cumplir su sueño y hacer la residencia en cirugía pediátrica, algo que muchas veces pensaba si era cierto o irreal.
A inicios de la década de los 80 llegó la graduación como especialista. Ya ostenta el II Grado en la rama quirúrgica y comparte su universo profesional como profesor auxiliar de la Universidad Médica, consultante y máster en Atención Integral al Niño
DEVOCIÖN QUIRÚRGICA
El profesor Fernández Busot rememora detalles de su devoción por la cirugía. «Tuve familiares vinculados, y cuando joven iba de vacaciones a su casa. En el oriente cubano se suscitaban conversaciones muy interesantes, al parecer resultó el detonante para despertar el interés. Después conocí aquí a un residente que me trajo a la sección quirúrgica dedicada a la infancia, y ello se insertó a las motivaciones. Lo demás es historia».
Como profesional cumplió misiones en África. Angola y el Congo Brazzaville. Concluidos esos períodos volvió de nuevo a su Hospital hasta que se acogió a la jubilación; sin embargo, quien siente lo que bien se estudió no puede desprenderse de lo que un día llegó «porque ser médico se es hasta el día final».
Hay momentos de remembranzas, y si de historias se trata la cirugía neonatal y la referida a las malformaciones congénitas, se escapaban en décadas pasadas; «sin embargo, en esta institución los pioneros, entre otros célebres cirujanos, fueron Teodoro Machado Agüero y Rafael López Sánchez, ambos fallecidos, También hay que recordar al profesor Suarez Díaz quienes enfrentaron este reto e iniciaron las complejas operaciones en el recién nacido con marcado prestigio en el país».
Al Dr. Pedro Fernández hay que sumarle su faceta investigativa y publicitaria. Aparece en la Revista Medicentro y al hojear sus páginas encontramos un artículo interesante relacionado con el Traumatismo torácico abdominal en Pediatría originado por una lesión grave en el tórax como causante entre el 7 y el 14 % de los decesos en la infancia, según consigna su autor.
«Si de satisfacciones personales se trata me motivé con la Dra. Magda Rosa Blázquez Casanova a realizar la cirugía de mínimo acceso en niños. Llevamos 25 años de ejercicio en este proceder y los resultados son extraordinarios».
— Entonces ¿valió la pena la perseverancia para cumplir sus anhelos?
— Ser médico para mí es lo supremo. Lo he disfrutado y agradezco aquella inclinación familiar que me iluminó el camino. Tengo la satisfacción de haber cumplido con la vida y conmigo. Aquí están mis sueños, y el sacerdocio de devolverles a varios niños el deseo de que alcancen sus anheladas ilusiones.
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«Siempre valen los sacrificios personales para lograr las metas. Estoy convencido de ello», reafirma el Dr. Pedro Antonio Fernández Busot, especialista de II Grado en la rama quirúrgica.
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