Alientos de alma y corazón

Hay infantes y adolescentes que, por disimiles causas, no permanecen con sus familias biológicas, pero los sentimientos necesarios los encuentran en las casas u hogares de niños sin cuidados parentales. Historias demostrativas para ratificar que la vida es siempre mucho más.
Por Ricardo R. González
Fotos del autor y aeropuerto internacional Abel Santamaría
Son niños, niñas y adolescentes que tejen las esperanzas de la vida. Cuentan sus estados de ánimo, y al escucharlos el universo se hace inmenso por la manera en que configuran sus sueños.
Nueve criaturas dan vida al Hogar número 3 de Niños sin Cuidados Parentales, en las cercanías del Coppelia santaclareño. Cinco hembras y cuatro varones. Aquellas caritas que un día llegaron serias, temerosas, algo tristes al enfrentarse a un panorama desconocido cambiaron con el paso del tiempo. Poco a poco se familiarizaron y aparecieron los abrazos para quienes constituyen su familia.
Allí está Angélica González Rodríguez que lleva muy bien su nombre porque trasmite una dulzura especial. Tiene 8 años, está en tercer grado de la escuela Juan Oscar Alvarado, y aspira a convertirse en una doctora para demostrar su utilidad en la dicha de curar a los enfermos.
«Me siento muy bien aquí», como también coincide Anthony Alejandro Bernal Chacón, el varón más grande que tiene el centro. Cursa séptimo grado en el preuniversitario Capitán Roberto Rodríguez, y no abandona su afán de vestir con su uniforme de pelotero e impulsar cuántas carreras hagan vencer a su equipo.
«Estoy feliz», y a la hora de ver a las personas del colectivo que los cuidan a todos no dudó en afirmar que son: «amables, cariñosos y responsables. Muy a gusto aquí. Son mi familia porque siempre me ayudan en los momentos buenos y en aquellos que no lo son tanto».
DOS HERMANOS Y LA OPINIÓN MATERNAL
Son Rafael Arboláez Carreras y Víctor Manuel Olivera Arboláez. El primero tiene 9 años, está en cuarto grado en la «Juan Oscar Alvarado». Aspira algún día a rodar el balón sobre la cancha y que su impulso llegue a la portería contraria para marcar un gol, sin llegar a convertirse en un «guarro» o jugador que comete varias faltas.
Por su parte Víctor Manuel vence tercer grado en la misma secundaria que su hermano y se inclina por la medicina. Fue de los que quedó maravillado con una visita al aeropuerto internacional Abel Santamaría, de la capital provincial, al resultar «hermoso e interesante. Vimos el despegue de los aviones desde la torre de control y la plataforma, sin pasar la raya amarilla».
Aún es muy pequeño para una vocación exacta. El mundo de la aviación lo fascinó, mas no oculta sus predilecciones deportivas.
Una de las visitas reporteriles coincidió con la de Yuneisy Arboláez Carreras, la progenitora de ambos. La falta de una vivienda la llevó a tener sus hijos en el Hogar; sin embargo, «este colectivo me hace sentir tranquila, los educan muy bien, y siento orgullo al verlos. Eso lo compruebo cuando los saco y veo la educación que tienen, cómo se expresan, es admirable. Estoy muy agradecida a todo el colectivo por lo que logran con estos niños, su desenvolvimiento, y los valores que demuestran, eso es maravilloso».
LAS ESENCIAS DE UN HOGAR
Rayda Marrero Sol es la directora de la institución. Han pasado por allí unos 50 niños desde que llegó a ejercer sus funciones en el centro hace algunos años. Allí su equipo de trabajo despliega extremas cualidades humanas como rasgo prioritario para asumir las labores y amar a los infantes en plena formación.
Además de este hogar en el consejo popular Centro, Santa Clara dispone de otros dos, uno en el reparto Escambray para pequeños de 0 hasta los 6 años, y otro en Virginia que también recibe a los comprendidos entre los 6 a los 18 años.
Inicialmente las dependencias fueron creadas para menores abandonados y huérfanos Con el paso del tiempo han disminuido estas incidencias, y la mayor causa en la actualidad radica en padres que cumplen sanciones penitenciarias.
El azar no interviene en la llegada al Hogar. Son casos determinados por Educación, el Consejo de Menores, la Fiscalía para estas aprobaciones diversas y complejas en las que es necesario cumplir reglamentos.
Antes de entrar al centro los menores deben pasar por el hospital pediátrico José Luis Miranda para dictaminar su estado de salud. Al día siguiente son llevados al consultorio médico donde está enclavado el centro a fin de dictaminar si se hace necesaria la remisión a determinada especialidad.
UNA VEZ EN «CASA»
El cariño resulta evidente, y mediante acciones cubren necesidades alimentarias, de vestuario, de educación, salud, atención y cuidados elementales sin ápice de sobreprotección en los menores, con la respuesta precisa si aparecen interrogantes junto a la interpretación de sus estados anímicos de solo mirar los rostros.
El Hogar dispone de su enfermera con la vasta experiencia de María Elena Martínez Castro y esas manos que sanan ante un repentino malestar, quien administra los medicamentos, procede a las curas en caso necesario, y coordina los turnos médicos en el Hospital Pediátrico donde laboró gran parte de su vida.
Cada niño y adolescente está vinculado a los niveles de enseñanza correspondientes, con la particularidad de que quienes cursan la primaria asisten y regresan en compañía del personal del Hogar.
Para la directora Rayda Marrero la disciplina es bastante buena y constituye un aspecto prioritario con su horario a cumplimentar. Hay salidas los fines de semana en dependencia de las posibilidades, y en etapa de receso y de vacaciones el Gobierno municipal, a través de los diferentes organismos, realiza su programación. También en cumpleaños colectivos se planifican actividades apoyadas, además, por las familias solidarias, en tanto la invitación queda hecha a las Mipymes que deseen sumarse, siempre que cumplan los protocolos con Educación.
En este sentido no faltan gestos humanitarios como el de la panadería Pan Pa’ Ti que tuvo la delicadeza de acercarse a la institución con el empeño de donar producciones para los niños e integrantes del colectivo de manera diaria de manera gratuita.
De igual forma lo hace la panadería dulcería Renacer que, además del pan nuestro de cada día, adicionan sus dulces, en sábados y domingos, y al llegar los cumpleaños contribuyen con su cake y un buffet a partir de un diseño apropiado a gusto del niño.
Si de buenos recuerdos se trata fue estimulante la visita que realizaran al aeropuerto internacional Abel Santamaría de Santa Clara en el curso pasado. Apreciar la llegada y salida de las aeronaves desde la torre de control o en el segmento permisible de la plataforma «sin pasar la línea amarilla», como dicen los infantes, resultó una experiencia inolvidable que a lo mejor despierta vocaciones futuras.
En otras oportunidades el propio colectivo ha efectuado donaciones de artículos imprescindibles, al igual que la Sucursal Extrahotelera Palmares que, en tiempos anteriores, los llevó a Caibarién y a la apertura de la Casa del Chocolate.
Mas, la vida en el Hogar no se circunscribe a limites estrechos. Los que tienen su familia pueden salir en período vacacional o en fines de semana al igual que los acogidos a las familias solidarias que disponen de un expediente realizado para ejercer sus funciones, y en ningún momento se prohíbe el vínculo con la familia biológica.
CUANDO LLEGA EL ADIÓS
Pasan los años y la edad contemplada para permanecer en los hogares exige el final. Algunos retornan con su familia biológica, y aquellos que les resulte imposible el Gobierno les ofrecerá la atención pertinente.
Recuerda Rayda Marrero que cada menor que entra aquí trae una historia de vida compleja, «solamente con vivir fuera de la familia biológica es suficiente. Hay que tener sentimientos y deseos de transformar ese horizonte.
Como graduada de Educación Especial, con servicios en varias instituciones dedicadas a la atención social y a quienes poseen discapacidades intelectuales, le satisface que algunas veces estos niños visiten el Hogar para reencontrarse con el colectivo y contarles sus experiencias. «Quien siente el magisterio nos da mucho placer el reencuentro, y nos satisface conocer que encaminan sus vidas».
Son historias que tocan el corazón. Llegan a un centro desconocido para cumplir la etapa más tierna de la vida y necesitan ser acogidos, en esos años que reclaman un consejo, una caricia o un regaño oportuno a fin de guiarlos por el buen camino. Así pasa un día y otro, entre alientos de alma y coraz
MEMORÁNDUM
— Sin cuidado parental es la denominación que reciben los niños, niñas y adolescentes que por diversas razones no viven con los padres y tampoco permanecen bajo el cuidado de estos, independientemente de las circunstancias.
— Cada hogar comprende un grupo de edades. Están los que acogen desde cero a seis años, y otros a infantes y adolescentes desde los seis hasta los 18 años.
— El surgimiento de diversas complejidades brinda atención a una población infanto-juvenil portadora de determinadas carencias sociales
CONTRASTES
Cualquier persona sensible se conmueve por los informes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre el abandono infantil en el panorama internacional. Las principales causas aparecen en la falta de conocimiento de cómo ser padres, las expectativas irreales para con los niños y las crisis familiares frecuentes, entre otras realidades.
Según investigaciones existen 100 millones de infantes abandonados en el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina. Con edades que oscilan entre los 10 y 14 años, son condenados a intentar sobrevivir en el único «hogar» que tienen disponible: las avenidas del continente.
Esos «niños de la calle», como algunos llaman, lamentablemente persisten.
¿Tenemos o no nuestras Razones?
PIE DE FOTOS
1.- Angélica, Rafael. Víctor y Anthony, cuatro de los nueve infantes del Hogar # 3 de Niños sin Cuidados Parentales en Santa Clara.
2.- Una visita de Yuneisy Arboláez Carreras, la mamá de Rafael y Víctor Manuel.
3. Parte del colectivo del centro que se encarga de la atención a los menores. De izquierda a derecha Milagros Hernández Carrazana, en el arte de la cocina, María Elena Martínez Castro, experimentada enfermera, y Rayda Marrero Sol, la directora.
4.- La visita al aeropuerto internacional Abel Santamaría y compartir con su colecivo despertó motivaciones.
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