Liuba María Hevia: «Me aterra que un día acabe el amor y las ganas de trabajar»
Por Ricardo R. González
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Liuba María Hevia es un ser excepcional. Acaricia con la palabra y recorre hasta los recónditos sitios del alma con el pasaporte de sus canciones. Siente que el arte constituye una necesidad, y aun por profesarle esa pasión no vive en una burbuja que la aparta de lo meramente terrenal.
Amada por niños y por varias generaciones de adultos respeta por igual a su público, aunque se cuida mucho cuando se presenta ante la infancia y lo hace con todo rigor siguiendo las enseñanzas de esa cátedra de la música infantil que es Teresita Fernández y cuyos saberes les llega a diario.
A tal punto que muchas veces toma Lo feo o esa «palangana vieja sembrada de violetas» como refugio para cuando tiene un día difícil servirle de aliciente y buscarle a las cosas «un poco de amor».
Con casi una veintena de volúmenes en su discografía su producción más reciente es Para volverte a ver, conformada por 15 tracks, y como la intérprete considera cada disco como uno de sus hijos insisto en sus características.
«Tiene una zona de improvisación a la que no estoy acostumbrada y se fue gestando en medio de las vivencias extremas ocasionadas por la epidemia. Estaba en mi casa, entre marzo y abril de 2020 con un boleto para Bogotá (Colombia) con vistas a una actuación que no pude realizar, encerrada con mi perro durante mucho tiempo, recibiendo noticias del mundo entero que daban pavor.
En ese «universo» surgió el disco. Había canciones que escribí en los últimos años, entre 2019 y el 20, y otras que terminé en plena pandemia».
— ¿A raíz del panorama sanitario imagino que resultó compleja la grabación?
— Lo hicimos en el estudio creado por la inolvidable Lucía Huergo. Su viuda Niurka Sánchez estuvo cerca y nos ayudó muchísimo en esta hermosa experiencia. Fui entrando a la grabación con un músico en cada jornada hasta que mejoró el panorama y comenzaron a llegar dos y tres ejecutantes.
— ¿Alguna particularidad?
— Hubo espacio de improvisaciones porque no estaban concebidas en maquetas. En lo particular me gusta llegar al estudio con las cosas muy hechas y dejar pequeños espacios a lo improvisado como concepto; sin embargo, ello me fue llevando a la búsqueda de colores a la hora de configurar el producto discográfico.
— Respecto a las entregas anteriores ¿qué marca la diferencia?
— Existen elementos rítmicos caribeños, instrumentos más negros, el batá que había utilizado antes de una manera muy discreta aquí tiene mayor presencia.
Hay dos deidades, una dedicada a la Virgen de la Caridad, que abre el disco, y la otra a la Virgen de Regla. La de Yemayá estaba compuesta desde 2003. Cada vez la posponía y me pareció que era el momento porque vivíamos incertidumbres, sobre lo humano y lo divino, y pensé que era su lugar, en tanto Rumor en el Cielo, una especie de tributo a nuestra Patrona de Cuba, la dedico a mi productora desde hace varios años, quien creció escuchando mis canciones e hizo su tesis con mi música. Una situación difícil comprometía su vida y por segunda vez en mi vida le hice una promesa a la virgen, antecedida por la realizada a mi madre, pero en esta segunda ocasión fui escuchada y prometí hacer esta canción si se salvaba.
— ¿Una especie de regalo espiritual?
— Cierto. El tema lo terminé durante el confinamiento e inicia así: «Hay un rumor en el cielo del cobre//hay un altar para ricos y pobres//hay en Santiago un rumor en el cielo//una risa en el aire//, una risa en el aire…».
— ¿Pudiera decirse que es un disco que presenta momentos muy disímiles?
— Aparece el clarinete que antes no lo contemplaba en mi discografía, también la percusión junto a un trabajo vocal especial que se acentúa en este álbum con tres grandes voces: Camila Daniela (Camiela), Vicente Alejandro Trigo, y Laura Sánchez, esta última una cantautora de República Dominicana. Todos resultan verdaderamente excelentes.
Gracias a la tecnología desde Dominicana nos llegó la voz, en tanto
el montaje vocal en general se debe a la concepción de Camiela y Vicente. Se llegaron a plasmar hasta cuatro y cinco voces muy bien pensadas, muy interesantes en su armonía.
— Las novedades no dejan de sorprender en el fonograma ¿Es cierto?
— Hay varias. Se suma la presencia del componente electrónico. Yoyi Lagarza, el formidable jazzista hace dos arreglos, uno para Ciudad de lágrimas y otro para Réquiem de sal que ofrecen momentos diversos como reto y necesidad expresiva.
Hay danzones. También los arreglos se comparten con grandes músicos, como Arnulfo Guerra, con temas importantísimos ejemplificado en Valga que sé, valga que soy compartido con Omara Portuondo, quien repite como invitada.
— ¿Un detalle con Omara?
— Desde que escribía la canción imaginaba su voz. El tema es de 2018, pero al razonar lo que vivimos lo retoqué en medio de la pandemia. Procuré que Omara estuviera y entra al final como regalo inesperado.
— ¿Y Cráter de luna?
— Resume esas oscuridades que forman parte de la vida y que suceden, los desamores y las cosas que se rompen, pero no deja de ser un canto a la belleza. Tuve la dicha de compartirla con Josué Borges (un excelente músico joven que la acompañó en la reciente gira por Villa Clara) como gran flautista, sugerido por Alejandro Falcón el genial pianista que también aparece en el disco.
— Hay otros músicos de probada calidad…
— Se incorpora el pianista Efraín Chivás (Pacho), de Los Van Van, que ejecuta arreglos sinfónicos en el formato que decidas. Un músico de talla extra.
Figura también Samuel González que fue uno de mis instrumentistas hace años y reside en el exterior. Él me envió la música para Nunca olvido. Aquí solo se grabó la batería, el chelo y mi voz, El resto lo hizo él en los Estados Unidos.
No puedo excluir entre los arreglistas la experiencia y calidad del Guajiro Miranda, habitual e imprescindible en mi música, quien sabe buscar el atuendo necesario y justo para la canción tanto en la melodía como en la letra.
— ¿Otros agradecimientos necesarios?
— De manera especial a Javier Valladares quien fungió como grabador, además de ser un trovador de excelencia es un gran ingeniero por su entrega, amabilidad y sugerencias como artista.
Además de tener una niña muy pequeña asumió el riesgo, iba en su bicicleta y estábamos todo el tiempo desinfestando el estudio a la hora de grabar y trabajar por capas. Un día grababa un músico, mañana otro y así.
Estoy muy contenta con los resultados de un disco hecho con mucho cariño y gusto. Las mezclas pertenecen a Orestes Águila, formidable en su trabajo, muy persistente este santaclareño que conoce mi obra de punta a cabo. Gracias infinitas a Lucía Huergo que me lo sugirió.
— Si bien el confinamiento dejó una experiencia sin precedentes ¿le encontraste algo positivo de acuerdo con tu manera de pensar?
— Quizás la oportunidad de estar más con nosotros mismos y conocernos desde la intimidad y tener herramientas para coexistir con todo lo interior que tenemos.
En el disco hay una sola canción que habla de esta situación y es, precisamente, Para volverte a ver que da título al fonograma.
EL ENCUENTRO CON ANA BELÉN
En su ábum Puertas, de 2010, Liuba insertó el tema Tristeza que para sorpresa hace dueto con la gran Ana Belén.
«La grabación fue a distancia. Ella le puso voz en España y escuchó el número aun cuando yo no le había puesto voz.
— ¿Qué recuerdas de ese instante?
— Cuando recibí la grabación resultó fabuloso. Quedé maravillada con el resultado y constituyó un regalo para mi madre a quién le dediqué el disco.
— ¿Por qué Ana?
— Su timbre es incomparable. Es la voz femenina que más se ha escuchado en mi casa y mi ídolo en la juventud. Ella aceptó grabar el tema y me envió varias preguntas. No conocía lo que era la yagruma mencionada en el texto, y no vaciló en dar el sí.
Mariano, su productor, le explicó lo de la yagruma porque le suscitó curiosidad, y por ello un tiempo más tarde le envié una obra de Pedro Pablo Oliva que hizo especialmente para Ana y tituló La historia de la muchacha de la yagruma. Se la hice llegar en un viaje mío a Canarias e hice un breve paso por Madrid.
— ¿Hasta hace unos días no se conocían personalmente?
— Así es. Mi reciente gira por varias localidades españolas me propició enormes satisfacciones. Una de ellas fue la de conocer al maestro José Manuel Solís (Meme), una persona con dimensiones extraordinarias. Otra la de presentar mi libro Mi niña imaginada y el disco Para volverte a ver en la Feria del Libro madrileña, y al fin pude conocer personalmente a Ana Belén.
— ¿Cómo trascendió ese momento?
— Había visto a Víctor (Manuel, su esposo) en México durante un Festival de Trova. Con Ana nos habíamos comunicado a través de terceras personas, mas en mi reciente viaje a España fui a ver una obra de teatro que estaba en cartelera y la incluía en su reparto.
Confieso que andaba de prisa y había un cubano al que le dejé unos discos para que se los entregara y me dijo: aguarda un momento. La presentación de Ana fue espectacular y su hijo toca el piano en la obra junto a otros músicos fascinantes.
Ana me mandó a decir que no me fuera, la esperé, y estuvimos conversando un rato. Una mujer super amable y coherente como es su voz y su obra, al igual que Víctor.
— ¿La imagen que tenías de ella coincidió in situ?
— Evidentemente Es una fortuna poderla ver, aunque tenía referencias por amigos y colegas. Un ser especial y delicada con todos, Una experiencia muy bonita compartir con ella.
Liuba María Hevia cumplió uno de sus anhelos, y en su camino seguirá haciendo arte del bueno a pesar de que sienta recelo porque en cualquier momento deje de ser útil, o por aferrarse a un escenario cuando las facultades estén vencidas.
«Espero que si algún día llega esta situación mis amigos me lo hagan saber pues el arte es el cómplice de mi vida, y entrego a los demás lo que sé hacer».
— ¿Alguna preocupación?
— Me aterra que un día acabe el amor y las ganas de trabajar.
PIE DE FOTOS
1.- «Estoy muy contenta con los resultados de un disco hecho con mucho cariño y gusto».
2.- «Respeto mucho mis presentaciones ante el público infantil».
3.- La carátula del disco es de la autoría de Lidia Morales basada en una obra de Marga, artista de la plástica española, como si saliera entre los girasoles siempre adelante, con un mensaje en la era del confinamiento que combina un poco de cubanía con el morro atrás.
4.- En Madrid ocurrió recientemente el encuentro entre Liuba y Ana Belén (Foto: Liuba María Hevia).
5.- «El disco tiene una zona de improvisación a la que no estoy acostumbrada».
6.- Equipo que la acompañó en su reciente gira por algunos municipios villaclareños como parte de los Conciertos Compartidos.
7.- Muy difícil que la infancia se mantenga en sus asientos durante un concierto participativo de Liuba.
8.- «Desde que escribía la canción imaginaba la voz de Omara Portuondo presente en ella».
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