Llegó el día. San Juan de los Remedios abraza su tradición
Texto y foto Ricardo R. González
Cuenta regresiva. Faltan apenas horas para que San Juan de los Remedios reviva la más hermosa de sus tradiciones. Esas parrandas esperadas durante todo un año que compulsan a los lugareños y a los que, aun distantes, llevan a su terruño en el alma.
Otra noche del 24 de diciembre y un pueblo como protagonista, acompañado de la música, con la muestra de los trabajos de plaza que salen del más hermético secreto, las fastuosas carrozas surgidas de la creatividad y las leyendas, junto al arte de quienes desde los barrios impresionan a sus espectadores como expresión de idiosincrasia a favor de la cultura.
Así, El Carmen y San Salvador llenan la vida de colorido y esperanzas, sin que falten esos fuegos artificiales, quizás la nota peculiar que expresa cierta primacía dentro de una sana rivalidad.
CUENTA LA HISTORIA…
Nadie imaginó que la idea del sacerdote Francisco Vigíl de Quiñonez (Francisquito), de la ermita San Salvador, trascendería de una manera tal que las Parrandas de Remedios se convertirían en las fiestas populares de tradición.
Se fija como fecha alrededor de1820 cuando el propio párroco contrató a niños a fin de que en las madrugadas del 16 al 24 de diciembre llenaran la ciudad de ruidos para despertar a la vecindad que quedaba durmiendo, sin participar en las misas de Aguinaldo.
Aquello resultó un verdadero suceso. Los pequeños sonaron matracas, latas rellenas con piedras, pitos, fotutos y todo lo que propiciara un ruido estremecedor en las ocho barriadas existentes en la época: Camaco, El Cristo, San Salvador, El Carmen, Buenviaje, La Parroquia, Laguna y Bermeja.
En realidad se desconoce si el sacerdote acertó en su intención religiosa, pero no cabe dudas que logró incentivar a los pobladores para que naciera una tradición con buenos ribetes de fiesta nacional, mas lo cierto es que en 1851 se integraron los grupos que hacen grande la Parranda: El Carmen y San Salvador.
EL HOY
El gran espectáculo remediano sobrepasa ya los dos siglos. Declarado, en 2018, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha enfrentado también sus momentos tristes como la suspensión provocada por la terrible pandemia, y en otro instante un desagradable incidente ocurrido por los fuegos artificiales en 2017.
Los malos ratos quedan atrás. Remedios es Remedios, y durante esta noche y la madrugada vivirá otra experiencia espectacular.
Pasarán las horas, entre el jolgorio popular, las dichas y los buenos deseos en la mirada de los infantes que crecerán y serán continuadores de un hechizo que impulso a otros territorios cubanos a desarrollarlas en sus demarcaciones.
Al final, cada quien retornará a su hogar. No pregunte qué barrio resultó el ganador porque se atribuirá al lugar de residencia como pertenencia defendida.
La noche se hará mágica. Quizás algunos agradezcan en el recuerdo al párroco Francisquito, precursor del acontecimiento, pero eso sí, hay un vencedor por encima de todo: su lindo pueblo, sus habitantes que defienden a ultranza la historia para abrazar, en cualquier parte de Cuba o de ultramar, esa identidad forjada entre carrozas, trabajos de plaza, fuegos artificiales, y confraternidad bajo la aplaudible tradición remediana.
PIE DE FOTO
Semanas antes los niños disfrutaron de su Parranda Infantil, esa infancia que Remedios no olvida.
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