Santiago Cuellar, el guajiro que piensa con ciencia
Por Ricardo R. González
Fotos: Ramón Barreras Valdés
El sol arreciaba en uno de estos mediodías de agosto y Placetas no era la excepción. De pronto, aparece la imagen de un campesino de pura cepa, aferrado al típico sombrero, que habla con pasión de su paraíso campestre. En verdad, mediaron las palabras necesarias, y vino la presentación: «Yo soy Santiago Cuéllar Magdaleno y radico en mi finca de la Cooperativa de Créditos y Servicios Juan González, ubicada en el consejo popular Hermanos Ameijeiras».
Lo suficiente para dar rienda suelta a todo un aprendizaje de cátedra y seguir conociendo a quien alude ser un persistente en la producción porcina incluso en el país, sobre todo en aquellos tiempos de altos rendimientos que colocaba a la Villa de los Laureles en la avanzada cubana.
No se da por vencido y refuerza su condición de fundador de la crianza de cerdos en un camino iniciado, allá por 1998, cuando realizó todos los estudios pertinentes. Cuenta su historia que lograba 1200 puercos anuales con un aporte estimado de 120 t. aun en momentos en que tuvo carencia de tierras dirigidas al autoabastecimiento familiar.
Como hombre de campo es partidario de lo rústico. Por ello prefiere los ejemplares criollos de capa oscura porque no demandan el nivel de proteínas de las restantes variedades, en tanto resultan ricos en carne y a la vez tienen la dualidad de aportar grasa.
Eso sí, defiende el cultivo de la yuca como pilar básico para el avance de la especie y como ya dispone de 16 ha. más de tierra continuará en estos avatares aunque produzca menos cantidad, «pero con esfuerzo propio incrementaré los cerditos a partir de mi propia cría».
Santiago Cuellar no concibe la inercia e incursiona en la diversidad de cultivos, por ello se inclina a la producción de soya.
«¿Quién dice que no se da? Tengo una prensa que ya no alcanza para producir aceite de soya y hay alianza con los productores. Esta rinde en óptimas condiciones hasta un 20 %, pero hay que ser muy eficiente. En el caso nuestro ofrece entre el 15 o el 16 % porque depende de su calidad, de la limpieza y de otros detalles. Tengo mis planes con el girasol que es rico en aceite. Los niveles de proteínas que lleva el cerdo criollo casi los puede solucionar con este porque es una cosecha muy noble y de mejor manipulación que la soya. El ajonjolí también es muy favorable, y llegas a la conclusión de que la producción de proteínas y aceites para el ser humano resulta una maravilla».
— Si resumo su vida agrícola aparece como productor de aceites, de carne de cerdo y de alimentos humanos, pero ¿concluye aquí?
— Imposible. Soy un principiante en el tabaco. Este es el segundo año, y ya contamos con una escogida y un buen impacto. Constituye un magnífico cultivo aunque lleva muchos detalles. Placetas resulta un municipio muy emprendedor y ha tenido sus logros en esta esfera. Eso sí, lleva cuidados y sentimientos por parte del productor.
— En este sentido ¿cree en los milagros?
— La realidad es la realidad, y los suelos del municipio se prestan también para incluir cosechas diversas y a veces no nos hemos dado cuenta del potencial existente en estas tierras.
— ¿Y el café?
— Aparece incluido en terrenos que no resultaban favorables para cultivos varios. Hasta el momento tenemos un aproximado de 8000 matas sembradas y pienso llegar hasta las 10 mil. El propósito es ir cerrando ciclos en la propia finca.
— Usted se considera un todopoderoso o una especie de hombre orquesta?
— Nada de eso. La fuerza laboral en la actualidad oscila entre 35 y 40 personas distribuidas en las escogidas y en el campo para la atención a los diferentes cultivos, a la vez que propicia una fuente de empleo tanto para hombres como para mujeres en una finca que también incluye segmentes de tomate, de boniato, de soya y árboles maderables, entre otros renglones. Ah, y cuento con todo el apoyo de mi familia.
— Entre el porcino, el café, el tabaco, el aceite… con cuál se quedaría?
— Con todos. Del campo se desprende un sinfín de cosas y miro hacia varios objetivos. Con el girasol obtengo, además, la proteína de las aves, quiero hacer un estanque de peces y esta me sirve, lo mismo para los chivos y los carneros, son muchos detalles de los que uno se enamora. Soy apasionado por todo y a cada una de las opciones le saco rendimiento, por eso aplico la rotación de las tierras para dar vida a los cultivos.
— ¿Qué le faltaría y cuáles serían los sueños por alcanzar?
— Deseo mantener las producciones sin apartarme del cuidado ambiental. He sido muy insistente en el hecho de que en Cuba lo logramos todo sin depender demasiado de la llegada de un barco para mantener una localidad, lo que hace falta es trabajar y tener la sabiduría de lograr producciones en su justo momento y pensar en las maneras de hacerlo.
Mis planes son crecer un poco más en el tabaco, superar las 6 ha. que ahora tenemos. Estoy enamorado del café y en el deseo de producir sin límites.
Con alianzas gubernamentales y el vínculo con la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, a partir del proyecto PIAL (Innovación Agropecuaria Local) hemos roto la inercia en muchas cosas.
— ¿Ha pensado alguna vez «emigrar» hacia la ciudad?
— El día que eso ocurra dejo de ser yo. Seguiré en este campo bendito que no cambio por nada, a pesar de que mezcle el monte con lo urbano. Mis hijos son jóvenes, nacieron aquí y por suerte aman este pedazo.
Así piensa Santiago Cuéllar, un guajiro que crea y labra la tierra sin apartarse de la ciencia.
PIE DE FOTOS
1.- «En el campo hasta mi último día», confiesa Santiago Cuéllar, el guajiro que habla de cerrar ciclos productivos.
2.- Junto a la prensa le explica a Yaíma Ángel Hernández, secretaria del Partido en Placetas, las bondades de la soya en la obtención de aceites.
3.- En pleno proceso productivo.
4.- La muestra de aceite lograda a escasos metros de la vivienda.
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