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La insidia de los insensibles

La insidia de los insensibles

Por Ricardo R. González

Me atrevo a decir que no hay nada tan sagrado en el universo como esa infancia que llega al mundo para ser feliz y realizar sus sueños. Hacer por ella lo posible y hasta lo imposible debe revolvernos el alma como seres humanos racionales; sin embargo, los destinos de la vida no siempre regalan dichas y existen algunos en que las cabecitas comienzan a perder el cabello o que en los tiernos brazos aparecen las marcas de agujas por penetrar con frecuencia en la piel.

Pregúntenle a las doctoras Marta Beatriz García Caraballoso, Tamara Cedré Hernández, o a cualquier integrante de la Sala de Oncohematología del hospital pediátrico universitario José Luis Miranda, de Villa Clara, las tensiones vividas a diario en historias increíbles, pero ciertas.

Barcos que no arriban a tiempo, mercados foráneos que al albergarse cierto indicio de esperanzas se aparecen con un rotundo no por resultar un destino para Cuba, trasnacionales que presionan y vetan, inescrupulosos que aprovechándose de la situación triplican los precios porque en sus mentes lo único valedero es el dinero.

Mientras tanto lo real está y no se esconde. Hay criaturas necesitadas de esos recursos mayoritariamente importados para garantizar la prolongación de la vida.

No se concibe en el mundo dividir dosis de un citostático entre quienes lo reclaman. Es intolerable que ante la reacción adversa de un infante a un fármaco se impida adquirir el requerido porque la patente pertenece a un consorcio norteamericano, y aun en terceros países tienen prohibida su venta a Cuba como el caso de la L-asparaginasa.

¿Habrá corazón que resista ante aquellos menores que logran su sobrevida, y en algún momento sorprenda una infección sin disponer del acceso a catéteres permanentes imprescindibles?

¿Cómo es posible que existan estas trabas cuando la mirada de los pequeños reclama piedad y sus familias piden a la ciencia y a Dios que algún día cambie este panorama verdaderamente incomprensible?, ¿por qué no despertar con la tranquilidad de que aquellos niños que demanden 30, 40 o más bulbos de un medicamento super costoso encuentren las disponibilidades necesarias en sus ciclos de atención?

Mas, no basta solo con los fármacos. La isla antillana tiene cerrada las posibilidades de obtener equipamientos de primera línea destinados a la radioterapia antitumoral, esos que posibilitan aplicar más dosis de radiaciones con menores efectos tóxicos.

Están los microscopios inutilizados porque en muchas ocasiones no disponen del lente necesario o se requiere un contador de células indispensable para precisar diagnósticos y minimizar el margen de error humano. Cuba no lo puede adquirir debido a esas trabas comerciales que tratan de asfixiar. Imagine cuando hay que determinar una célula entre millones de ellas…Solo altas tecnologías están facultadas para lograrlo, y también se les cierra las puertas a la mayor de Las Antillas

Las aberraciones llegan al campo de la reparación y mantenimiento de instrumentales que intervienen en la exactitud de resultados. Ahí están sobre un armario, añejándose entre el polvo, los hongos provocados por la humedad, y la fatídica inactividad que pesa sobre la vida útil. Ahí están inactivos debido a que sus componentes son de factura Made in USA y no hay acceso ni concesiones.

Indague las razones del por qué en marzo de 2020, un donativo de ventiladores pulmonares mecánicos, kits de diagnóstico, mascarillas y otros insumos médicos necesarios para enfrentar la COVID-19, enviado por la compañía china ALIBABA, no pudo arribar a raíz de que la empresa transportista contratada se negó a enviar el cargamento alegando que su principal accionista era una sociedad estadounidense.

Pregunte los motivos por lo que, el 16 de julio de 2019, la línea aérea EMIRATES rechazó un embarque del medicamento Carbidopa-levodopa contratado por Medicuba al fabricante indio APEX DRUG HOUSE, argumentando que no podían transportar mercancías cuyo destino fuera Cuba.

O la respuesta dejada en el aire por la farmacéutica Jansen, como filial de la Johnson & Johnson, al solicitarle el Acetato de Abiraterona, para el tratamiento del cáncer de próstata, pero… todo quedó en el olvido.

Hay infinidades de ejemplos y no me canso de pensar en esas detestables miserias humanas que endurecen corazones cuando los últimos tiempos reportan el incremento de los diagnósticos oncológicos en general, incluida la leucemia linfoide aguda que constituye la enfermedad más frecuente en la edad pediátrica con aproximadamente el 75 % de todos los reportes de ese tipo de afección en la infancia.

La adquisición en terceros países de algún insumo, de ser posible, trae un recargo enorme que se suma a los altos impuestos derivados de la transportación, pero la vida, en cierta medida, premia y trae noticias halagüeñas como la de conocer que la supervivencia de esas criaturas varía según el riesgo, y hoy puede hablarse de un 83 % en las leucemias de mejores pronósticos; sin embargo, las de más alto peligro supera el 70 %.

A pesar de tantos pesares desde Villa Clara, una provincia situada en el centro cubano, puede hablarse de que la agresiva leucemia linfoide aguda tiene casos curados y ha vencido los vendavales impuestos. Profesionales de bien y científicos que se imponen asumen proezas incalculables, y ahí está la historia de la Oncohematología pediátrica a través de los estudios de supervivencia iniciado con los primeros casos atendidos por la Dra. Berta Vergara Domínguez, allá por la década de los 70, con la muestra de más de 160 que hoy son adultos, con vida útil, y tienen hijos.

Si hay algo que no se puede «comercializar» es la sensibilidad de nuestros galenos, del resto del personal de Salud, de los innovadores que a base de su talento hacen milagros y convierten lo inservible en utilidad, y de todo el archipiélago que se empina para vencer obstáculos y limitantes. Así obran los gestores del bien, quienes miran por la humanidad, los que convierten candidatos vacunales en vacunas contra la COVID-19 y se crecen ante los ojos del mundo.

Ellos también viven la crudeza del bloqueo económico, financiero y comercial del gobierno de Es­tados Unidos contra Cuba junto a los que en otros lares comparten la insidia de los insensibles menospreciando la sonrisa infantil de quienes dibujan la vida.

Naciones Unidas será nuevamente el escenario ¿Volverá a repetirse este año la escena ya acostumbrada y culpar la inocencia?

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