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La ONDI que nunca existió celebra sus 60 años

Por Ricardo R. González

Fotos: Carlos Rodríguez Torres

Todavía algunos villaclareños aluden a la ONDI cuando hablan del hospital pediátrico José Luis Miranda, de Villa Clara, y resulta erróneo.

Cuentan algunos de sus fundadores que la ONDI nunca existió, y la verdadera historia se circunscribe a Marta Fernández Miranda, esposa de Fulgencio Batista Zaldivar, quien dirigía la Organización Nacional de Dispensarios Infantiles y cedió el terreno destinado a lo que sería un futuro hospital.

«El aislamiento social, el uso del nasobuco, y otras medidas previenen infecciones respiratorias que constituyen una de las causas de atención mayoritaria en la institución», afirma el Dr. Jesús Sánchez Pérez, director del centro.

Del aquel proyecto inicial solo se construyeron dos paredes, en medio de una maleza y animales pastando por sus alrededores, pero no avanzó más, hasta que el triunfo revolucionario se encargó de edificar la institución para dejarla inaugurada el 25 de junio de 1960 por el doctor José Ramón Machado Ventura, al fungir como Ministro de Salud.

Desde entonces el centro para la recuperación de la infancia ha crecido con resultados y servicios ni remotamente soñados en aquella época. Su actual director, el Dr. Jesús Sánchez Pérez, describe las potencialidades de algunas dependencias para atender a niños de toda la región central con buena dosis de excelencia, entre ellos el de Nefrología y Hemodiálisis, esta última aplica métodos depuradores de la sangre a pequeños que tienen dañados sus riñones o ante malformaciones congénitas que reclaman los procederes.

Un servicio marcado por los extraordinarios costos en el mundo y que en Cuba se realizan totalmente gratuitos.

En medio de un azote nunca visto por una pandemia que sacude al universo la actividad quirúrgica y los ingresos se han visto deprimidos en los últimos meses, al igual que la afluencia de casos a Cuerpo de Guardia, lo que le demuestra al Dr. Sánchez Pérez que acuden los niños verdaderamente enfermos, «Ello muestra a las claras que en tiempos normales se asiste por causas que pueden solucionarse en la atención primaria de Salud».

Y agrega: «también el aislamiento social, el uso del nasobuco, y otras medidas previenen infecciones respiratorias que constituyen una de las fuentes de atención mayoritaria en la institución».

Una mirada a las salas de Terapia Intensiva e Intermedia denota que han mantenido una actividad primordial de acuerdo con los perfiles de esos colectivos, como tampoco puede obviarse la labor de la Clínica del Adolescente, el Centro de Neurodesarrollo, dedicado a la rehabilitación de los menores con daños neurológicos, y el Proyecto Para una Sonrisa que hace más grata la estancia de los menores hospitalizados con acciones culturales y recreativas.

A pesar de que algunas tecnologías presentan las huellas por paso del tiempo vale decir que todas están funcionando, No existe ninguna paralizada ni por insumos ni por rotura en equipamiento.

— Con esta pandemia universal hay sueños que se han detenido…

— Por nuestras seis décadas de existencia elaboramos un programa que se ha visto afectado, aunque en esta última fase se concluyó una sala de cuidados intensivos neonatales, al tiempo que aspirábamos a concluir la central de esterilización que era la más afectada del resto de los hospitales debido a sus años de utilización. Afortunadamente ya funciona y se le darán sus toques finales.

«En otro orden se trabaja en la cocina-comedor, con un 40 % de ejecución, en el departamento de Anatomía Patológica que nunca tuvo funcionabilidad, y en el servicio de Salud Mental en el local que ocupaba la Clínica del Adolescente, cuya parte antigua ya está remodelada y se ejecuta una ampliación a fin de incrementar las capacidades en función de los niños».

Anabel Rojas Pérez es una de las pacientes de reciente incorporación atendida en el servicio de Cardiopediatría al presentar una atresia pulmonar o defecto cardiaco de nacimiento.

Otras acciones constructivas recaen en el laboratorio clínico que recibió mejoras a fines del pasado año encaminadas al logro de un mejor confort para el paciente. Se logró el área de estar, así como la sección de extracción, y se espera concluir el año venidero su reparación integral.

— Un centro con tantos años tiene que tener marcadas grietas.

— El problema de las filtraciones y el estado deplorable de la red hidrosanitaria constituyen problemas no resueltos. Ello demanda una reparación capital, pero tendrá que ser por etapas y de manera progresiva.

«Son inversiones complejas porque hay que hacerlo todo nuevo junto a un sistema de residuales que cumpla las características establecidas por los organismos reguladores para poder verter a los sistemas de alcantarillado.

«Tampoco se descartan las afectaciones con insumos reforzadas por el bloqueo al que está sometido Cuba; sin embargo no hay faltado soluciones gracias al personal especializado que busca y encuentra alternativas, mientras que en la parte técnica contamos con el personal de Electromedicina y Electromecánica de la institución y de la provincia que logran la vitalidad de los servicios, al igual que influye, sobremanera, el aporte del talento de nuestros especialistas en la sustitución de medicamentos por otros similares.

Con sus 1243 afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Salud se asume el pago de la cuota que aportó 106. 740 pesos en el pasado año, sin descartar el aporte a la Patria, con 5 mil 824 pesos, y que en el actual 2020 se proponen unos 4 mil por encima de lo logrado en el período precedente.

Así transita esa ONDI que nunca existió, pero que a través de los años escribe su historia como un Hospital Pediátrico que trabaja por la felicidad de la infancia.

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