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En zona roja

En zona roja

Expertos del hospital oncológico universitario Celestino Hernández Robau también enfrentan la pandemia unidos por el propósito de salvar a la humanidad.

Por Ricardo R. González

Fotos: cortesía del Dr. Guillermo Pérez Fernández

Son los minutos previos antes de entrar en zona roja. Conteo regresivo 5,4,3.2,1,0. Unos rezan, otros revisan minuciosamente cada detalle o piensan en la familia, Cada uno con su fe de vencer apoyado en la esperanza, esa que les ofrece fuerza y confianza junto al manantial de sabiduría puesto a favor del prójimo. Lo que sí resulta inevitable es la ayuda mutua, por ello entre los propios compañeros se preguntan: ¿me falta algo? No hay tiempo para más… De lleno se abre la puerta y ya están en contacto directo con los portadores del virus que estremece a la humanidad en la era actual.

Entre tantos valientes figura el Dr. Guillermo Alberto Pérez Fernández quien debe reiterar su entrada varias veces en el día mientras transcurre su turno de trabajo en el que no falta el cuidado extremo con los protocolos debido a que cualquier paso omitido puede inducir al contagio.

De ello está muy consciente, mas no concibe el trabajo como gloria individual porque el esfuerzo y la entrega compete a todos. Una misión que abarca desde los diferentes directivos hasta el más simple trabajador que también desempeña un rol protagónico.

El aporte de los rayos X junto a otras pruebas resulta vital para conocer el estado de los enfermos.

El joven cardiólogo no oculta realidades. Confiesa que se siente un poco de temor, «quien lo niega, miente, pero al saber que las normas son cumplidas nos devuelve la tranquilidad, así se descartan las posibilidades de enfermar».

Quizás por ese afán que un día juraron de servir a los semejantes no hubo que dilatar respuestas. «Como muchos hemos dado el paso al frente, ya seas recién graduado, un eminente Dr. en Ciencias, o el estudiante que empieza a recorrer los caminos, y en esta batalla también los cardiólogos del «Celestino Hernández» nos sumamos a una solicitud de la dirección del centro».

Desde hace más de una semana laboran en diferentes brigadas que asisten a los pacientes sospechosos y a los positivos de COVID-19 admitidos en la institución asistencial. Cada equipo lo integra personal de varias especialidades: Medicina Interna, Endocrinología, Medicina General Integral, diplomados en Terapia Intensiva que han venido como fuerza de apoyo de varios municipios, así como los representantes de la Higiene y Epidemiología del propio Hospital y los cardiólogos sumados a este enorme torrente en la propia zona roja.

¿SÓLO MÉDICOS?

Sería una visión estrecha y unilateral. Las acciones del personal de enfermería ocupan planos relevantes, incluso para muchos expertos la exposición al virus pudiera resultar, entre ellos, superior al de los galenos y el desempeño es loable; sin embargo, no puede obviarse la labor de las pantristas y el personas de servicios generales.

Si algo ha demostrado la solidaridad en tiempos de pandemia lo constituye la incorporación de brigadas del personal de Cultura Física a fin de reforzar las tareas de limpieza en el centro hospitalario que no ponen obstáculos para enfrentar cada objetivo.

En el caso del Dr. Pérez Fernández le ata una pasión desmedida por la medicina que lo ha llevado a realizar varias investigaciones sobre la hipertensión arterial en Santa Clara y en otros países. Los resultados fueron destacados, y desde entonces la prevención constituye una cartilla en su vida llevada también a sus libros.

Especialista de I y II Grado en Cardiología, Dr. en Ciencias Médicas, Profesor Titular y quien fuera además investigador principal del primer estudio cubano, aprobado por la Corporación HAMAD, relacionado con los factores de riesgo de enfermedades cardíacas en los adolescentes de Qatar.

El propósito era prevenir la HTA en la adultez, el cual concluyó de manera satisfactoria. Después de sus años de misión en aquel país es otro de los cubanos —y villaclareños— que está ofreciendo su corazón.

«Me sentí muy feliz cuando me dieron el diploma de misión cumplida, pero COVID-19 resulta ahora la tarea inmediata».

— Cómo es el régimen de trabajo?

— Los equipos laboran 24 horas y descansamos 48. Vamos directo del Hospital al Centro de Aislamiento sin retorno a nuestros hogares ni tenemos contacto con las familias».

 ¿Morriñas admitidas?

— Sin dudas. Piensas en los tuyos, en las cosas cotidianas que te gustan realizar, en el libro de cabecera, en la música predilecta… En el vínculo con los vecinos, con el barrio, en la educación de los hijos, en fin en la familia en general. … pero la pandemia algún día terminará y habrá tiempo para retomar cada espacio. Lo que si no puede esperar es el enfermo necesitado que aguarda por su atención. Por él, todo.

— Eres un estudioso de la HTA ¿por qué figura entre las causas que más influyen en las complicaciones del coronavirus?

— La respuesta técnica a esta interrogante seria larga y compleja, pero de forma general el paciente hipertenso o con algún otro factor de riesgo cardiovascular, como la diabetes mellitus o la cardiopatía isquémica, presenta una serie de alteraciones en los mecanismos de regulación de la presión arterial que lo llevan a estados «peligrosos» ante la tendencia a producir factores procoagulantes y sustancias como las citoquinas que el virus «aprovecha» muy bien para provocar daños sistémicos a nivel de varios órganos, lo que podría llevar al fallo irreversible de los pulmones, el corazón, los riñones o el cerebro, entre otros.

A pesar de vivir de manera intensa las complejidades y complicaciones de los enfermos el galeno villaclareño no deja de experimentar sorpresas ante el comportamiento tan agresivo de esta epidemia.

En una de las áreas donde el equipo prepara condiciones para enfrentarse a los pacientes. El cuidado con el vestuario es fundamental.

«Nunca habíamos enfrentado algo así. El personal médico y paramédico permanece ante un virus de alta capacidad de contagio acompañado de una letalidad muy alta, pero lo que más nos llama la atención es la transmisión por pacientes asintomáticos para complicar más la situación en los sistemas de salud del mundo y del que no escapa nuestro país», afirma quien es miembro de la American Coleague of Cardiology (Colegio Norteamericano de Cardiología) e integrante de la Sociedad Europea de HTA.

Guillermo Pérez, como muchos otros, ha tenido que asumir el doloroso momento de la partida definitiva de un ser humano o enfrentar a los familiares para ofrecer la noticia. Eso lo impacta sobremanera, y sabe que se pudiera evitar si la responsabilidad ciudadana ocupara un lugar indispensable en nuestras vidas.

«Dejar de usar el nasobuco, infringir las orientaciones establecidas, salir a las calles sin necesidad, mantener una cola obviando la distancia debida puede costar muy caro. Y no se trata de reiteraciones banales que provocan cansancio. Todo lo contrario, son fundamentos que de violarlos traen consecuencias irreversibles».

Examen minucioso de las terapéuticas a aplicar según la conducta de los hospitalizados. Ello implica la continuidad o los cambios en los medicamentos.

Así prosigue el movimiento dentro de la llamada zona roja donde existen pocos momentos de quietud. Hay que examinar rayos X, realizar exámenes de laboratorio, comprobar la temperatura corporal del paciente, analizar la presencia de expectoraciones o de dificultades respiratorias, y tener en cuenta el comportamiento del resto de los parámetros vitales en una jornada y otra, en un día y otro.

— Cómo imagina el mundo cuando termine esta pesadilla.

— Pienso que seremos más humanos, más sensibles, con mayor amplitud de pensamientos para darnos cuenta que la vida es una y a veces se nos va muy rápido, en fin, un mundo que alimentará de nuevo las ganas de soñar y de amar.

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