Un lustro sin mortalidad infantil ni materna en las montañas de Manicaragua
Por Ricardo R. González
Fotos: Ramón Barreras Valdés
Como algo extraño y desconocido puede considerarse la mortalidad infantil y materna en las montañas manicaragüenses cuando ha transcurrido un lustro con registros que se mantienen en cero para ambos indicadores.
Entre las causas que lo motivan aparece la respuesta en las acciones desplegadas por médicos y enfermeras en el seguimiento a cada proceso de gestación, unido a las coordinaciones del consejo de dirección en el Hospital Paubla María Pérez Morales, de Jibacoa, el aporte de las organizaciones de masas y de varias empresas, así como de quienes intervienen en los programas de Salud cuyas características de terreno los hace desafiar las más complejas contingencias.
Por la propia topografía rural hay que recorrer la geografía ya sea a caballo, en yunta de bueyes, en una volanta, o en un tractor para llegar a las comunidades de difícil acceso.
En no pocas ocasiones debe desafiarse las lluvias, la crecida de los ríos o temporales en función de atender a los enfermos o a una embarazada que demanda el seguimiento especializado lejos de la institución de Salud jibacoense que tiene asignada a más de 4 mil habitantes.
Vale resaltar que cuatro municipios de Villa Clara despidieron 2019 con cero decesos en menores de un año: Encrucijada, Camajuaní, Caibarién y Cifuentes, en tanto Santa Clara, a pesar de las complejidades como capital territorial, concluyó con apenas 2,7 por cada mil nacidos vivos.
A nivel provincial se cerró el año marcando el indicador 4,7 por cada mil nacimientos por debajo de la media en el país, a lo que se suma la ausencia de mortalidad materna debido a causas directas, mientras el índice de bajo peso al nacer alcanzó 5 por cada 1000 nacidos vivos, aunque decrece el número de nacimientos como realidad que no se ha podido superar en un largo período.
En los resultados del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) intervienen todas las instituciones y servicios relacionados con la atención a la madre y al niño, la labor de los hogares maternos y las organizaciones de masas, a lo que se suma el incremento de las consultas de infertilidad y los centros de reproducción asistida.
Punto y aparte para el control del riesgo reproductivo preconcepcional y el suministro de ácido fólico antes de que la mujer quede embarazada a fin de evitar malformaciones congénitas y que logre su proceso sin dificultades.
Durante los últimos años la provincia acumula las siguientes tasas de mortalidad infantil: 2008 (3,3), 2009 (4,4), 2010 (2,5), 2011 (5,7), 2012 (4,8), 2013 (3,9,), 2014 (3,2), 2015 (4,1). 2016 (3.1), 2017 (4,6), 2018 (3,5).
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