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Sobrevivientes del amor

Sobrevivientes del amor

¿Quién dice que Yumara y Ardiel Salvador vivieron una odisea en el pasado junio?

Por Ricardo R. González

Fotos: Ramón Barreras Valdés

Todavía Yumara Morales Ortiz se pregunta, una y mil veces, si aun pertenece al reino de este mundo. Por momentos le parece mentira la odisea que vivió en el pasado junio cuando transitaba por la semana 32 de su segundo embarazo deseado.

Todo marchaba sin contratiempos. Incluso llegó a bañarse en el río, y quince días después aparecieron los síntomas de un presunto catarro.

No olvidará que fue el lunes 16 de junio el inicio de esta historia. Fiebre que sobrepasó los 38 grados acompañada de un malestar general hasta que el martes 17 se incrementó la falta de aire con decaimiento y mucho dolor de cabeza. Sin embargo, ya en la noche la situación resultaba insostenible.

El policlínico, cercano a su domicilio en el poblado de Calabazar de Sagua, le parecía situado en el fin del mundo. Con la ayuda de su familia fue caminando, y ello provocó que se acentuara la falta de aire.

La rápida actuación de las doctoras Breisy Olivera Torres y Yalila Díaz Ballestero impidió consecuencias mayores. No había tiempo que perder. La gravedad era un hecho evidente

DIRECTO A SANTA CLARA

La coordinación con el Sistema Integrado de Urgencia Médica (SIUM) resultó muy efectiva. Eran cerca de la 11:00 de la noche cuando el equipo médico ni imaginaba la presencia de una urgencia.

«La falta de aire avanzaba, y ya la paciente presentaba cianosis en las manos y en los pies como signo de peligro inminente», destaca la doctora Díaz Ballestero, una de las que asumía la guardia aquella noche, y quien es, a la vez, la especialista del consultorio de Yumara.

Una auscultación inicial reveló ruidos extraños en los pulmones. Presuntamente parecía una neumonía debido a las secreciones acumuladas por el catarro, pero la realidad era más compleja.

Sobre la medianoche la ambulancia arribó al hospital ginecobstétrico Mariana Grajales donde realizaron las pruebas pertinentes que arrojaron la vitalidad del feto, y dadas las condiciones se decidió el traslado para la unidad de cuidados intensivos del clínico quirúrgico universitario Arnaldo Milián Castro.

«Recibí una atención inmediata —precisa Yumara— Análisis, exámenes, radiografías… y los médicos, al examinar dichas imágenes, decidieron mi traspaso a la sala de urgencias. Ya el día 18 me intubaron, y a partir de ese momento no recuerdo nada».

En esta encrucijada estaba la vida de la madre y la criatura por el medio. Los expertos sugirieron la cesárea aun con la progenitora fuera de conocimiento, y así nació Ardiel Salvador Gómez Morales que pesó 4 libras y 4 onzas en el momento de llegar al mundo.

«Yo estaba ajena por completo a lo que ocurría. Recuperé el conocimiento 10 ó 12 días después de lo sucedido. Poco a poco vinieron a mi mente algunos pasajes, pero muy borrosos. Me tocaba el vientre, y no sentía nada. Me hablaban del niño, y pensaba que era incierto, que en medio de todo era imposible que sobreviviera».

Sin embargo, a las pocas horas de nacido Ardiel, y debido a su propia inmadurez y el estado pretérmino, hizo una perforación intestinal que requirió la notable experiencia del equipo de cirugía del hospital pediátrico José Luis Miranda para tratar de reintegrarlo a la vida bajo circunstancias severamente críticas.

«De todo el proceso me entero después cuando mi hermana fue explicándome cada paso. Nunca pensé que el niño se fuera salvar, y lo supe todo a los 26 días de este proceso».

— ¿Y el primer contacto con la criatura?

(Yumara se afloja. Había aguantado bastante durante el recuento)… Ocurrió el pasado sábado 26 de julio. Un mes después de los acontecimientos y el día en que recibí el egreso. Él estaba en su cunita de la sala de cuidados especiales del Materno… Casi no  pude ni cargarlo. Me entraron temblores. Lloré mucho. Por el camino lo traje en mis brazos, mas confieso que estaba muy nerviosa.

Ni la madre ni su hijo parecen haber pasado esta odisea. Un cuadro en extremo complejo porque la paciente es hipertensa, diabética y obesa. En cambio, Ardiel Salvador estira sus brazos y piernas con una fortaleza extraordinaria, y ya logra 5 libras y media de peso mediante una alimentación a base de leche en polvo cada tres horas motivada por circunstancias que impiden la lactancia materna.

Esta historia trae ciertos aires mágicos, hasta por momentos increíble, pero es cierta. Una vez en casa, y compartiendo las alegrías con Alián Díaz Morales, el primer hijo de Yumara que ya tiene cinco años y medio, existe un reconocimiento perenne por parte de la mamá y del resto de la familia.

 «Agradezco a todos los que, de una u otra forma, pidieron por nosotros, a los excelentes equipos médicos, paramédicos, y técnicos de tres hospitales villaclareños, al equipo de salud de Encrucijada, y a todos lo que contribuyeron a que esto fuera posible. Son detalles que nunca podremos olvidar».

Y es así. Un hecho matizado por desvelos, preocupaciones, dudas y esperanzas. Otro tanto a favor de la vida que convierte a madre e hijo en sobrevivientes del amor.

MEMORÁNDUM

— Con el apoyo del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, de la capital cubana, unido al talento de los expertos villaclareños, se le diagnosticó a Yumara una neumonía atípica provocada por el virus H1N1 pandémico, lo que complicó más la existencia de la paciente.

— Además del riesgo comprobado en las embarazadas, los grupos que tienen mayor riesgo de contraer la gripe pandémica grave o mortal son aquellas personas con problemas subyacentes de salud ejemplificados en las enfermedades pulmonares crónicas (en particular, el asma), las de origen cardiovascular, la diabetes mellitus, y las inmunodepresiones.

— Algunos estudios preliminares indican que la obesidad, en especial la de carácter extremo, constituye factor predisponente para una gripe más grave.

— Entre los síntomas generales que advierten el H1N1 aparecen la sensación de falta de aire, ya sea en reposo o al hacer esfuerzos físicos, el aspecto azuloso o amoratado de la piel y los labios, dolor en el tórax, alteraciones de la conciencia, y fiebre elevada por más de tres días.

— Según explica la doctora Juana María Fundora Rodríguez, ginecobstetra del policlínico Gregorio Pedroso López, de Calabazar de Sagua, Encrucijada, y quien siguiera el embarazo de la paciente, la gestación transcurrió sin contratiempos al ganar un peso normal, y una altura uterina según la edad gestacional, con ultrasonidos y complementarios normales.

CONTRASTES

El doctor Justo Rodríguez López, al frente del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) en Villa Clara, confirma que no existen antecedentes de este tipo en el territorio, por lo que constituye algo, verdaderamente, insólito.

«Un caso similar en embarazadas se notificó durante la etapa de alta incidencia del H1N1, mas, no resultó de intensa gravedad, como el actual», precisa.

Por su parte, la doctora Anivia Veliz Rodríguez, asesora del PAMI en Encrucijada, no deja de manifestar las preocupaciones en el lugar de los hechos «porque desde los inicios vivimos jornadas de intensa gravedad».

Al revisar la bibliografía aparece que una investigación realizada en los Estados Unidos, y publicada en la revista científica The Lancet,  indica que las embarazadas infectadas por el virus H1N1 pandémico tienen un riesgo mayor de sufrir la forma grave o incluso la variante mortal de la gripe.

También confirma que en otros países donde el virus se propaga se ha notificado una amenaza superior en las embarazadas, particularmente durante el segundo y tercer período del embarazo, a la vez que notifican un incremento de la muerte fetal o del aborto espontáneo en las mujeres infectadas.

Sin embargo, tanto Yumara como Ardiel Salvador evolucionan sin contratiempos, y hasta el momento no registran secuelas.

Ahora bien, lo que ningún reporte consigna es la supervivencia de una madre y un hijo luego de pasar un episodio como este, ni tampoco el costo general si hubiera ocurrido en otro país.

Son detalles para considerar en un mundo cada vez más complejo y unipolar, pero que en un pequeño archipiélago encuentra respuestas sin escatimar gastos ni esfuerzos.

¿Tenemos o no nuestras Razones?

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