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soyquiensoy (Ricardo R. González)

El sitio de la ternura en Amaro

El sitio de la ternura en Amaro

Ariel y María Esther, dos agrónomos de profesión que disfrutan su paraíso terrenal. El hecho de haber estudiado juntos resulta beneficioso, aunque admiten también las contradicciones porque en ellas está implícito el desarrollo.

Por Ricardo R. González

Foto: Ramón Barreras Valdés

Dicen que el amor penetra por la cocina; sin embargo, María Esther Rojas Aguiar y Ariel Peña Alfonso demuestran que ese sentimiento brota y se hace grande bajo cualquier circunstancia. Basta que dos personas compartan sueños e ilusiones por la amplia vereda de la vida.

El de ellos nació en la etapa estudiantil cuando, desde el aula, tejieron sus aspiraciones. Después, los dos cumplieron responsabilidades escolares hasta que pasó el tiempo casi de un plumazo, y un día coincidieron en la carrera universitaria al abrazar idéntica profesión.

El amor por la naturaleza y las ganas de encontrar la belleza aun en los detalles minúsculos hicieron que tocaran a las puertas de la Agronomía a fin de descubrir muchos secretos desconocidos.

Quizás comenzaron a sembrar violetas en aquella palangana vieja que inspiró a Teresita Fernández, y ya suman 34 años de unión en la finca La Lucía, un Patio de Referencia Nacional desde hace seis años, devenido verdadero paraíso en la localidad villaclareña de Amaro. Allí la vida transcurre entre el encanto de las plantas, la belleza de los animales, el trabajo con el barro, y ese silencio que acaricia el alma como parte envidiable del reino de este mundo.

El nuevo día comienza a las 5:40 de la madrugada. De un domingo a otro, y a la caída de la noche todavía sorprenden las acciones en la cochiquera.

Tanto Ariel como María Esther confiesan que no hay cansancio porque todo se hace sustentado por el amor, ese que Cupido trazó desde la escuela, y que prende aun como el flechazo de la primera mirada.

UN TUNERO Y UNA VILLACLAREÑA HACEN HISTORIA

Llegar a este encanto es encontrar la excelente acogida de toda la familia. Ese constituye el mayor incentivo que recibe el visitante en un hogar donde se aprecia, a las claras, la predilección por el naranja beisbolero que identifica a la provincia.

Paredes y columnas están pintadas de ese color. Solo una ventana verde rompe la uniformidad debido a que en la recta final de la pasada serie sacaron boleto occidental, y dieron su apoyo totalitario a Pinar del Río.

Comentarios aparte… más claro ni el agua… a pesar de que Ariel es tunero, y mantiene dualidad al defender los colores de su tierra natal junto a los matices villaclareños.

Entre dichos y hechos la pareja considera que esta provincia central resulta una potencia beisbolera, como lo es también en plantas ornamentales.

«Nuestro jardín lleva unos 25 años de creado. Poco a poco hemos incrementado las especies, y de unos 180 cordeles, 70 están dedicados a la producción de múltiples variedades entre viveros, umbráculos, y otras modalidades», explica Ariel.

Al entorno se integran amplias arboledas repletas de mangos. Ellas también son testigos de esta historia forjada a base de muchos sacrificios y de algunas decepciones surgidas en el camino, pero nunca han sido motivo para alimentar las intenciones de abandonar el jardín.

Cuenta María Esther que la predilección por la flora viene desde su abuela quien le despertó la admiración y sus primeros conocimientos.  

¿Es cierto que las plantas tienen secretos?

Ariel dice que ve a su esposa conversar con ellas, y observa cómo crecen vigorosas, mientras María Esther admite que entabla un diálogo y siente que la escuchan como si reconocieran su trabajo.

Ella figura entre quienes opinan que el riego debe hacerse por la mañana o durante el atardecer, pero nunca por el mediodía cuando prevalece la intensidad solar.

«Cada especie posee sus características, y siempre demandan una ubicación adecuada. Algunas requieren mucha iluminación, otras no tanto, y tampoco puede obviarse los niveles de humedad que oscilan según el tipo».

Cualquiera diría que « La Lucía» constituye solo un remanso de plantas, aves o frondosos árboles. Craso error. Cuando parece que todo termina encontramos un taller de alfarería donde se elaboran las propias vasijas diseñadas de acuerdo con las características de las plantas.

Como parte del complejo existe, también, un área porcina con unos 250 ejemplares de los que se entregan, cada año, 40 t de carne al municipio de Santo Domingo.

Y para regalarle a la Naturaleza un entorno verdaderamente ecológico vale decir que disponen de un biogás como parte de las fuentes de energía renovable.

El de cúpula fija resultó el primero que funcionó en tierras dominicanas, y ya dan los toques finales a otro con el propósito de reforzar su uso en la cocción de alimentos para el hogar, sin obviar los nutrientes dirigidos a los animales, aunque no descartan el proyecto de que contribuya a iluminar el recinto.     

Quizás la mejor moraleja de esta historia la aportan Ariel y María Esther. Los dos se miran en complicidad en busca de una respuesta al unísono, y ambos agradecen la afinidad de sus antepasados al sentir ese encanto por los tesoros naturales.

Ahora la armonía es compartida por los dos hijos del matrimonio, y por el resto de la familia. Gentes sinceras y de nobles corazones que ensanchan la vida con su arco iris creativo. El necesario para afirmar que quien desee ser feliz por el resto de su vida que siembre un jardín para irrigar esperanzas.

Sin dudas, fue lo que percibí desde este sitio cargado de ternura.

También puede ver este material en:

http://ricardosoy.wordpress.com

https://twitter.com/cibergonza

2 comentarios

Ricardo González -

En efecto Bárbara. Un lugar campestre pero con sus propias bellezas.
Después que se visita este lugar se ama más a la Naturaleza.
Y es muy cierto Amaro se caracteriza también por sus aguas de extraordinario valor.

Anónimo -

Amaro es un lugar muy hermosos., como bien dices ...el sitio de la ternura,.Es un paraje de muchas bondades , redconocido también por sus aguasminerales..
Saludos Bárbara
Bueb trabajo, qyue se repita la visista