Cuando se tiende el brazo
Estrella Tristá en los momentos que realizaba su donación. Con el aporte de todos se logra cubrir las necesidades hospitalarias de componentes sanguíneos (concentrados de glóbulos rojos, de plaquetas, plasma fresco congelado (para la coagulación), entre otros renglones.
Dos mujeres cuentan historias del Banco Provincial de Sangre. Una como trabajadora del centro y donante de grupos especiales. Otra, con su amor profesional ante un universo humanitario.
Por Ricardo R. González
Fotos: Manuel de Feria
Cada día Santa Clara la ve pedaleando desde lo recóndito del reparto Los Sirios hasta el Banco Provincial de Sangre. Quizás cuando aún ni el sol asoma, más lo cierto es que la vida de Estrella Tristá Beltrán no se concibe sin estos amaneceres sorprendentes en plena travesía.
Durante 18 años recorrió cualquier punto de las demarcaciones villaclareñas. Las conoció al dedillo al integrar el equipo móvil destinado a las extracciones en comunidades distantes, y de pronto la necesidad impuso su instrucción a fin de laborar en el Departamento de Plasmaféresis. (*)
Aquí no solo demuestra sus habilidades como enfermera. También pone a prueba su altruismo al convertirse en donante de los grupos especiales. En el momento de la visita concluía su entrega. De la vena le retiraban la aguja temida por algunos, se repuso de inmediato, y emprendió una plática marcada de vivencias.
Cuenta que, anteriormente, donaba de manera voluntaria, y en la medida en que conoció los pormenores de la plasmaféresis no lo pensó dos veces para adicionar su nombre a esta nómina especial.
Ella sabe que el proceder le aporta al país. De esa extracción salen hemoderivados y componentes dirigidos a vacunas, sin excluir su empleo en instituciones de Salud.
Cada vez que permanece en el sillón del donante por su cabeza pasan múltiples pensamientos… La casa, los nietos, alguna tarea pendiente…en fin, pero hay una que no falta: esa convicción inigualable de contribuir a salvar vidas.
«Mientras dono muevo la mano, y me invade una satisfacción enorme. Doy gracias a Dios por tener salud, y facilitar las demandas del necesitado».
Si Estrella Tristá tuviera que escribir parte de uno de sus días diría que su cabalgata resulta un verdadero reto contra el tiempo. En ocasiones sale del hogar, pero desconoce a qué hora retorna. Depende de las urgencias o de los requerimientos impuestos por la jornada.
Muchas veces le da la bienvenida a la noche desde el puesto de labor, y una vez en casa sigue en los quehaceres que impone la comida, la visita a sus dos nietos, o la vueltecita a su padre residente en otro punto de la urbe.
Así transcurre un día y otro, con la convicción de que la entrega se impone por encima de todo, y que los problemas quedan atrás una vez que cierra la puerta para partir al trabajo.
— Dicen que las estrellas brillan ¿Usted se incluye dentro de ellas?
— (Se sorprende), y reflexiona… Me considero buena madre, otro tanto como esposa y también en el rol de trabajadora. A pesar de los pesares, trato siempre de que todo salga bien, y estoy segura que cada acción individual es por bien de la vida.
ANTE TODO…PASIONES
Desde pequeña Maritza Hernández Artiles interiorizó que su mundo era el de hacer por el prójimo. No faltaron los juegos de las casitas en su infancia, pero siempre una de sus muñecas estaba enferma y necesitaba curarla.
Luego de su graduación como enfermera, en 1983, llevó a la práctica aquellos sueños, y por algo se inclinó hacia la rama pediátrica en la que incursionó dentro de la ginecobstetricia. Después vendrían tres años más en el hospital de la infancia villaclareña hasta llegar a la puerta del Banco de Sangre, traspasarla, y sumar ya 14 años de permanencia.
Muchas veces le corresponde a ella atender a Estrella como donante, y no deja de reiterar que «El Banco significa una gran parte de mi vida desde el punto de vista profesional».
No se aparta de un gesto tan noble ante las necesidades humanas, y lo que para muchos parece algo tan sencillo como una extracción sanguínea, a quienes laboran en la unidad les trae, en múltiples ocasiones, bastantes contratiempos.
«Es una gama compleja a tenor de lo vital de las donaciones debido a que muchos desconocen el amplio espectro que alcanzan».
Y entre agujas, algodones, bolsas o equipos especiales, aun me pregunto cómo una mujer de carácter tan dulce pudo inclinarse, en un inicio, hacia el mundo de la infancia para ejercer su profesión…
«De hecho soy enfermera neonatóloga, y si bien no me gusta pinchar a un niño ni canalizarle una vena, el deber lo impone. Se me hace muy difícil, pero los sentimientos quedan a un lado, y con ese precepto de la pasión por la vida desplegué todos esos años».
Como madre, ama de casa, al cuidado de sus padres enfermos, y trabajadora sabe que a veces no hay domingos, o que ante una emergencia no hay más alternativa que acudir aunque imponga múltiples sacrificios.
Bien lo sabe el doctor Osmel Isidoría León, director de la institución, quien observa a sus dos compañeras e introduce detalles importantes en la plática. Insiste en que no se trata de salvar una sola vida, si no de varias porque los componentes sanguíneos propician otros derivados como los glóbulos rojos, las plaquetas, el plasma, y las globulinas.
«Baste decir —reafirma— que una sola cirugía cardiovascular, a pesar de los esfuerzos del Cardiocentro por el uso adecuado de la sangre y sus componentes, demanda alrededor de ocho unidades de glóbulos, otras 10 de plasma fresco congelado, y disponer de una reserva de ocho unidades de concentrado de plaquetas destinado a situaciones de emergencia en caso de inestabilidades en la coagulación».
Durante el pasado año garantizaron la totalidad de las operaciones generales programadas en la provincia, así como los requerimientos del programa materno-infantil, además de los 3 mil 204 pacientes con intervenciones oncológicas, unos 15 trasplantes renales, y más de 30 mil cirugías mayores.
Por si fuera poco, la entidad tiene que vencer el reto de aquellos grupos sanguíneos infrecuentes en lo que impera un mayor fluyo de donantes.
«Se trata del O- ,A-, B- y AB- que exigen acumular reservas ante la gran demanda asistencial de las instituciones de Salud, y su limitada existencia entre la población».
Para ello disponen de un sistema bien organizado de donantes que al llamado del Banco asisten de inmediato, y a través de sus aportes enfrentan las situaciones de urgencia y emergencia, así como los requerimientos de actividades quirúrgicas programadas con pacientes de grupos infrecuentes.
Próximo a un 8 de Marzo, al doctor Isidoría León le complace que gran parte del colectivo esté integrado por mujeres sobresalientes en disciplina, entrega e incondicionalidad. Ejemplos como los de Estrella, Maritza, Miriam, y tantas otras, multiplicados para atender la voluntad de hombres y mujeres que realzan su valor humanista cuando la vida llama a tender el brazo.
(*) Método mediante el cual se extrae la sangre del cuerpo a fin de que los glóbulos blancos, glóbulos rojos y las plaquetas se separen del plasma.
MEMOORÁNDUM
— El Banco Provincial de Sangre concluyó el pasado año con 33 mil 356 donaciones, mientras 10 mil 772 pacientes requirieron de estas. Un solo enfermo puedo haber sido transfundido en dos o tres oportunidades.
— Unas 2 mil 500 donaciones mensuales se realizan en la entidad por voluntad humana. Quien presente las condiciones necesarias puede integrarse al grupo de donantes voluntarios para efectuar de tres a cuatro entregas anuales de cualquier grupo sanguíneo. En el caso de las mujeres, tres meses entre una y otra, y en los hombres, cuatro meses.
— Para donar es imprescindible que la persona mantenga condiciones óptimas de salud y posea de 18 a 65 años. Puede ser hipertenso o asmático pero controlado, en tanto los padecimientos excluyentes son aquellos de origen crónico, como la diabetes mellitus, además de las afecciones neurológicas, hematológicas, pacientes con traumatismos craneales y grandes contusiones, epilépticos, y portadores de enfermedades de trasmisión sexual.
CONTRASTES
Hechos similares ocurren a diario. Este lo reportó el periodista Alex Díaz en la publicación El Caribe, del 11 de junio de 2013.
La falta de logística —consigna su nota— para donar sangre provocó la muerte de una niña de seis años, en el hospital San Vicente de Paúl, de San Francisco de Macorís (República Dominicana). La familia no tenía el dinero para comprar la sangre.
Prosigue su información: «Familiares de la menor Lisbeth Taveras denunciaron que el hospital, aun teniendo la sangre, no pudieron suplírsela. La niña también tenía seguro médico del Seguro Nacional de Salud –Senasa»
Y todavía es más triste conocer que los médicos de asistencia achacaron el deceso como consecuencia de una neumonía.
Sin comentarios…
Mientras el hecho ocurrió en Dominicana vale decir que Villa Clara reportó, en el propio año del suceso, cerca de 700 infantes críticos que pudieron haber necesitado transfusiones o algún componente sanguíneo. Todos estaban garantizados.
¿Tenemos o no nuestras Razones?
También puede ver este material en:
0 comentarios