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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Un Lago de larga vida

Un Lago de larga vida

Por Ricardo R. González

Hay veces que la vida caprichosa sorprende para convertir a los humanos en cazadores cazados, y un día de este octubre trajo la noticia de que el prestigioso cirujano cardiovascular Álvaro Lagomasino Hidalgo debía someterse a un acto quirúrgico a fin de mejorar la vitalidad de sus arterias coronarias.

Desde entonces, innumerables personas han seguido cada detalle de su evolución que avanza, día a día, después que, en el último domingo, traspasó el quirófano, ese al que tantas veces ha entrado para «zurcir» las heridas de miles de corazones rotos.

Nada, que el «Lago» nos hizo pasar un susto, pero él es más fuerte que las adversidades. Como el más grande de los huracanes  derribó las murallas impuestas por las circunstancias, y hoy le da gracias a esa vida que le ha dado tanto.

Una realidad operatoria matizada con aires de bendita amistad, pues su amigo uruguayo Mauricio Cassinelli Arana, el profesor que junto al convaleciente introdujo, allá por los años 80, novedosas técnicas quirúrgicas, y quien no ha perdido los vínculos con el Cardiocentro, viajó al centro de Cuba para participar en la intervención, y unirse a los expertos villaclareños que «Lago» ha ayudado a formar.

Llámense Roger Mirabal, Gustavo Bermúdez, Ernesto Chaijub, Yuri Medrano… los indispensables anestesiólogos, técnicos, especialistas de cuidados intensivos, personal de enfermería, auxiliares, en fin…la excelencia que se respira en ese complejo de Salud sin distingos entre un ciudadano y otro.

Sé que cuando el tiempo lo permita Lagomasino estará vistiendo el atuendo verde a fin de realimentar su universo profesional. Ahora, cuídese… siga cada consejo porque todavía hay mucho que aportar, y usted lo sabe.

Quizás hasta se embulle y asuma la tradición periodística que corre por sus venas y escriba algo sobre esa dualidad que lo ha convertido en profesional y paciente. Sería la mejor de las crónicas apoyada en la insuperable vivencia.

No voy a llenar la cuartilla de adjetivos porque ¿quién no conoce el lo que le ha entregado Álvaro Lagomasino Hidalgo a este mundo nuestro?

Un hombre, con defectos que no esconde, y virtudes que las deja al tiempo, el que llegó de La Habana, y convirtió a Santa Clara en la ciudad de sus sueños, el amante del béisbol que ha propinado tantos batazos descomunales en bien de la vida, aunque esta le haya tendido su jugarreta.

Mientras tanto, siéntase el rey del mundo, porque a través de las redes sociales, de mensajes particulares, llamadas telefónicas, de velas encendidas y oraciones de aquí, de allá, y de más allá desean el bienestar del cubano bonachón, sensible, amigo… Para el terrícola que opera a la más renombrada de las personalidades como al campesino internado a leguas.

Ese es el premio mayor profe… Trascender y quedar por la cotidianeidad demostrada en la obra. Ganar el reconocimiento de la gente por su valía, de esa que, conózcalo personalmente o no, lo ven como un Lago especial al que todos le desean larga vida.

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