Blogia
soyquiensoy (Ricardo R. González)

Un santo revitalizador anda por El Santo

Un santo revitalizador anda por El Santo

Irma Pino Barrera indica hasta donde llegó el agua que penetró por el marco de la ventana en El Pavo. El río comenzó a crecer en solo dos horas. A las 2.00 de la mañana ya estaba bordeando el camino de El Pavo, y poco tiempo después imposibilitó la comunicación de un lado al otro con carros pequeños

Por Ricardo R. González

Fotos: Ramón Barreras Valdés

La vivienda de Irma Pino Barrera está muy próxima al río Sagua la Chica, allá por la porción que irriga el poblado villaclareño de El Santo. A diario sus quietas aguas la relajaban en medio de aquel entorno natural matizado entre vigorosos cedros, altos pinos, y embarcaciones guiadas por gente humilde que recrean una especie de miniambiente marino.

Como todos los lugareños siguió las orientaciones y partes meteorológicos del viernes 26 de octubre. El huracán Sandy se alejaba, e Irma manifestaba tranquilidad. Parecía que la región central respiraba aires de buenas dichas.

Su esposo cumplía la guardia aquella noche, y ella quedó con su hija en la vivienda. Se acostaron a dormir, pero madre al fin le quedó el barrenillo de una posible «sorpresa» tributada por ese río apacible al que trataba de seguir a través de la persiana.

«En verdad veía el movimiento del personal de la Cruz Roja de un lado al otro, y aquello me inquietaba, pero al apreciar que todo estaba en calma volví a la cama».

Una especie de premonición no la dejaba conciliar el sueño, por lo que ya en la madrugada volvió a levantarse y el panorama le cambió por completo

«Un compañero me advirtió del peligro con evacuación inminente. Desperté a mi hija para comenzar a subir los efectos electrodomésticos junto a otros objetos, y como a las 3:00 de la madrugada llegó mi sobrino y me dijo que ya el río ocupaba parte de la calle. Fue algo sobrenatural. En escaso tiempo esas aguas mansas que eran mi compañía cotidiana salieron de su cauce, y penetraron sin piedad en las casas.

«Me dio tiempo a subir algo, pero ya era el momento de irnos para casa de mi hermana como sitio más seguro. Cuando mi esposo llegó al aclarar no pudo pasar, y gracias a la cooperación de unos vecinos me levantaron mucho más el refrigerador, sacaron el televisor para salvarlo, e hicieron todo lo que pudieron.

«Ellos llamaron al teléfono público cercano adonde me encontraba. Ante la disyuntiva les dije que rompieran la puerta, y gracias a Idory Hernández, Naila Hernández, Naiyara Barreto, Yordanis Muriño y Richard Cruz, las pérdidas no fueron mayores».

El agua penetró bastante, llegó hasta el borde de la ventana, y provocó que se mojaran los bastidores, las camas, los escaparates… En el mediodía del lunes 29 las pertenecías tomaban el sol para tratar de recuperar su vitalidad, —como una escena repetida por muchas viviendas del sitio—, mientras el columpio situado en el portal recuperaba su posición inicial luego de ser arrastrado hasta las proximidades de un árbol.

Ya Irma no cuenta con un segmento de su cerca perimetral, en tanto gran parte de las plantas ornamentales que adornaban el frente de su casa forman parte del recuerdo.

«Yo era una niña cuando la creciente de 1978, ese resultó otro de los fenómenos de consideración registrados en la zona. En dicha ocasión me sacaron evacuada en helicóptero, pero como esta…ninguna, e incluso en viviendas donde guardaba parte de mis pertenencias en los anteriores percances, ahora en todas subió el agua».

Quien diría que un sol caliente como el quemaba este lunes se haya escondido en días atrás por estos lares de Encrucijada, que muestra un camino carcomido por las ráfagas de la Natura.

Por el transita Tania Espinosa Montero en su bicicleta. Desciende de ella, y como quien ha vivido allí desde que nació vierte sus impresiones… Llora a manera de desahogo, o quizás de impotencia ante las circunstancias vividas.

«!Terrible!, algo ocurrido de una manera vertiginosa. Perdí la grabadora que se me cayó al agua, y no me dio tiempo a subir la lavadora en estos instantes sometida a los rayos solares para ver si funciona.

«Sentí miedo, lo confieso, el río traía mucho ruido y hacía un viento muy grande. Vivo sola, y el agua daba al pecho ya a las 3.00 de la mañana hasta que comenzó a bajar, poco a poco, casi 24 horas después.

Ni dos cedros vigorosos, ni los pinos de antaño resistieron la furia de una corriente rebelde. Uno de los ejemplares se encontró a 6 km del sitio donde estaba sembrado, y el otro… aún se desconoce su paradero.

EL TESORO DE UN PUEBLO

A pesar de los pesares resultó impactante la disciplina manifestada por la población. María Elena Carvajal Fernández, secretaria de la Cruz Roja en la localidad, corrobora que el río Sagua la Chica arremetió contra los asentamientos de El Pavo, Tierra Fría, La Loma, El Arroyo, Embarcadero, y Coco Solo que quedaron incomunicados, pero gracias al sistema de Defensa Civil establecido y a la solidaridad humana se pudo sacar al personal de los lugares más afectados, incluso una niña de apenas 15 días de nacida fue la primera en protegerse.

Poco o nada han dormido Ramón Rojas Vega, jefe de zona del Consejo de Defensa de El Santo, y Elio Carratalá García, presidente del Consejo Popular, porque tuvieron que hacerlo todo con un fluido eléctrico intermitente hasta que desapareció por completo.

«La evacuación —afirman— comenzó por las tres zonas más bajas (El Pavo, Tierra Fría, y Embarcadero), pero en la medida que transcurría la mañana comenzamos a recibir avisos y mensajes de emergencia gracias a los teléfonos alternativos, y al final tuvimos que evacuar áreas que nunca antes se contemplaban en estos planes».

El apoyo brindado por las FAR resultó encomiable, y los dos helicópteros contribuyeron a salvar a más de 280 personas, pero también la disposición de los pobladores estuvo en la primera línea a tenor de que los propietarios de carros y camionetas particulares manifestaron su disposición, sin necesidad de convencer a nadie.

Unas seis horas bastaron para acomodar a cerca de mil 320 evacuados. La mayoría en casas de familia y de amistades, y en otros centros estatales como escuelas, el policlínico y la Casa de Cultura.

Y bien lo sabe el hogar situado en Gesoria número 9 donde sus inquilinos: Santana Pérez Consuegra (El Nine), Margarita Caro Ruiz, y Mercedes Ruiz Calderón acogieron a 40 personas procedentes de El Pavo, El Arroyo, y de la propia barriada.

Con esa chispa criolla a pesar de los malos tiempos hicieron un caldero grande de espaguetis, prepararon chicharos, cocinaron 17 latas de arroz, yuca… y todo esto sin electricidad. Nada se recibió como asignación especial. Algunos trajeron sus raciones de mortadella, mas todo corrió por la cuenta de los moradores de la vivienda que pusieron también sus ropas de cama, y otros avituallamientos.

«El teléfono no paraba de sonar, relata Margarita. Llamadas de aquí y de allá. En las camas durmieron los viejitos y las embarazadas, y para el resto tiramos colchones por todo el piso. Internamente es inexplicable lo que se siente cuando uno brinda lo que tenemos. Esa es nuestra grandeza, un tesoro único».

— ¿Y volverían a hacerlo?

El Nine toma la palabra, y sin pensarlo dos veces asegura: «No es la primera vez, y aunque son condiciones que no desearíamos que se repitieran esta puerta se abrirá las veces sean necesarias. El agradecimiento es nuestro, ese de sentirnos útiles y poder ayudar».

Personas con extremidades amputadas, ancianos, embarazadas, ciegos… recibieron la solidaridad de este hogar y de muchos tejida, únicamente, con las buenas entrañas de los cubanos. Una fuerza brotada del corazón junto a las bondades de un país que, a pesar de sus carencias, se empina a base de su temple. Por eso es que un santo revitalizador anda en estos días revoloteando por los vericuetos de El Santo.

LA OTRA CARA DE LA LUNA

Según cifras preliminares esta zona villaclareña reporta las mayores afectaciones en la vivienda con el derrumbe total de ocho casas en la zona de El Arroyo, Coco Solo, y en el propio poblado, mientras en otros 825 hogares entró cantidades apreciables de agua, tanto en comunidades rurales como en áreas centrales del propio Consejo Popular. 

Hasta el lunes 29 El Santo y sus demarcaciones mostraban grandes afectaciones con 12 mil q. de arroz perdidos, al tiempo que registraba mil 125,5 hectáreas de caña bajo agua, sin contar las restas en frijoles, cultivos varios, y la desaparición de animales arrastrados por la corriente.

De los 4 mil 132 pobladores de El Santo ninguno falleció, y ya en fase de recuperación las problemáticas más críticas recaen sobre el abasto de agua y la limpieza de fosas.

Aun así llegan las pipas para el suministro del líquido, rastras destinadas a la limpieza de fosas, y el personal de salud insiste en las medidas higiénico-sanitarias con la aplicación de cloro, y las orientaciones de beber solo el agua certificada.

Ya el lunes las escuelas retornaban a la normalidad, y la localidad recibió más de 700 bolsas de cemento destinadas a la población que se vendieron en su totalidad, al tiempo que trabajan con madera rolliza, y de monte a fin de cumplir el programa preferencial para los casos de derrumbe total, así como del resto de los damnificados, en tanto la comunidad recibe alimentos como yogur, mortadela, huevo, galletas, viandas, y refrescos, entre otros.

1 comentario

Marisol/Argentina -

Hasta las lagrimas me emosioné al leer estas líneas,es que el pueblo cubano es así de solidario con los de adentro y los de afuera,ese sentimiento de amor que le nace de las mismas entrañas sin pedir nada a cambio ,darlo todo,doy é que es así.Un saludo a ese valeroso pueblo desde Argentina.