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Roberto Faz (Cuba)

Roberto Faz (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Regla, el pintoresco y ultramarino poblado habanero, lo vio nacer el 18 de septiembre de 1914, pero jamás se imaginó que Roberto Faz Monzón alcanzaría la gloria dentro del pentagrama musical e la ínsula.

Ya a los 13 años cantaba en el septeto infantil Bellamar fundado, precisamente, por su padre en su lugar natal, para luego pasar por la nómina del Champion sport, dirigido entonces por Félix Chapottín.

Faz incursionó por varios conjuntos y orquestas hasta que en 1941ingresó en la agrupación del Hotel Nacional, cuya plaza era codiciada por todos los cantantes  habaneros, pues representaba  un sueldo fijo y mejor economía para la subsistencia.

Sin embargo, durante un  corto período de tiempo figuró en el conjunto Kubabana, considerado como una escuela de cantantes de son bajo la batuta de Alberto Ruiz, quién era considerado un experto en ese estilo.

Ello abrió las puertas para que en 1943 llegara al Conjunto Casino —aunque algunos señalan la fecha un año después— y comenzara a sumar un éxito tras otro.

Fueron solo 13 años, pero marcaron un estilo imperecedero para la música cubana.

Según consta la entrada de Roberto Faz al grupo «simbolizaba  ese complemento que Roberto Espí esperaba ansiosamente, ya que este reglano traía una vasta experiencia de mucho valor sobre la música popular nuestra», al decir de algunos.

Así, se abrió paso hasta consagrarse como los mejores en aquel momento, mientras la voz de Roberto Faz quedaba registrada en infinidad de discos que hicieron historia. Junto a sus compañeros Espí y Agustín Ribot actuiaron en las principales plazas cubanas y comenzaron a recorrer una parte del mundo. 

La primera interpretación del filin creada por los jóvenes en el Callejón de Hammel, ubicado  en el barrio habanero de Cayo Hueso, para conjunto de música popular la cantó Roberto Faz con arreglo del Niño Rivera y titulada “Quiéreme y verás” original de José Antonio Méndez.

Después interpretó otros boleros de igual género rítmico  como consecuencia del éxito del primero.

Rondaba cuando el joven reglano se decide a formar su propia agrupación. Tenía 42 años y convida a los vocalistas Roeángel Rodríguez (Rolito) y Orlando Reyes a seguirlo en esta aventura, pues consideraba que ellos tenían la versatilidad de realizar cualquiera de las voces requeridas para grupos de son.

Para muchos fue una especie de locura. No es menos cierto que resultaba algo riesgoso abandonar una agrupación consolidada para crear otra con un futuro aparente incierto.

Pero Roberto Faz pasó la prueba con un éxito colosal. Grabó y actuó en los mejores centros artísticos del país y viajó a su antojo por Centro y Suramérica.

Ya en la década de los 60 se encontraba inmerso en el ritmo creado por Dámaso Pérez Prado con el nombre de dengue, creando las condiciones para interpretar correctamente las ideas del genial matancero.

Lograron su momento de esplendor en 1966 cuando aparecieron las obras «Dengue de la caña», de Montero y Castillo, «El dengue tiene su tiqui tiqui», compuesta por Andes Castillo, y «Dengue en Fa», del propio Roberto Faz.

Sin dudas, la cumbre había llegado, pero a su vez fue tronchada aquel 26 de abril de 1966 con la fatídica noticia del deceso de quien fue considerado entre los mejores soneros de Cuba por poseer una magnífica voz, un alto concepto del ritmo y una dinámica imprescindible para cantar el género.

Faz no solo fue un sonero. Interpretó boleros, guarachas, y cuanta modalidad consideró que podía pasearla en sus registros.

Entre los temas más recordados aparecen «Comprensión», « Amor de fango», «Pecado», «Deuda», «Miguelito y la tijera», «Píntate los labios María», y «Tócale la campana», por citar algunos.

Sin dudas, otro de los grandes que enriquece el tesoro inigualable de la música cubana.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

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