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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Eva Rodríguez (Parte II)

«Con 2 que se quieran» Eva Rodríguez (Parte II)

Amaury. Sí, claro, ir a ver…

Eva. Y yo dije le dije a tu madre, ay, pero si yo lo llevo, yo lo cuido, está conmigo y entonces te dejaron. Y todas las noches ibas para allá conmigo.

Amaury. Es que nosotros hemos vivido de todo. Ahora vamos a hablar de otras las cosas, porque yo tengo tantas preguntas para ti. Además estoy realmente muy agradecido, debo decirlo a la mitad del programa.

Eva. ¿De qué?

Amaury. De que tú estés aquí conmigo, que hayas aceptado venir.

Eva. Ay, chico.

Amaury. Es una entrevista que me cuesta trabajo porque estoy emocionado.

Eva. No, pero espérate, mira, Pedro García me hizo el traje, mira qué lindo. Yordanka Kristova me mandó los zapatos de Bulgaria.

Amaury. Los zapatos que ha traído Eva, lo más grande de la vida y entonces yo estoy muy…

Eva. …Olimpia me hizo estas joyas para que las exhibiera en tu programa.

Amaury. No, no, pero es que has venido como una princesa, no me puedo quejar. Ahora, ¿tú fuiste junto con Nela del Rosario, la mamá de Guido López Gavilán, la gran locutora y maravillosa persona, las primeras mujeres que hicieron Noticieros en Cuba?

Eva. En Cuba y en América Latina. Porque resulta que todo el mundo utilizaba hombres y “El mundo en televisión” rompió el esquema con nosotras dos.

Amaury. ¡Qué cosa!

Eva. Y fuimos las que dimos la noticia de la caída…

Amaury. …Ahí voy, de la caída de Batista…

Eva. …De la caída de Batista.

Amaury. Fueron ustedes dos las que estaban…

Eva. …Sí, cómo no y estaba Ibraín Urbino, que era tremendo locutor y Don Pablo Medina también.

Amaury. Don Pablo Medina que era también otro de los grandes.

Eva. De los grandes.

Amaury. Eva. ¿Cuándo tú conoces a Manolo Rifat?

Eva. Mira.

Amaury. Otro, otro de esos, de esa promoción que después de aquellos grandes de la primera generación, después viene Manolo, junto con Pedraza Ginori.

Eva. No, Manolo fue antes que Ginori…

Eva. …Manolo en la época…

Amaury. Manolo era muy joven

Eva. Sí. Los primeros fueron, los tres primeros: Amaury, que Manolo decía que era la cubanía, lo que él daba en sus programas era la cosa cubana. Estaba Condal que era cantidad de mulatas preciosas y todas de un mismo tamaño y toda esa cosa.

Amaury. Sí, sí, era como el Rodney en la televisión.

Eva. Y también lo hizo en Tropicana, trabajó muchísimos años.

Amaury. En Tropicana, el mejor show que yo recuerdo.

Eva. Y Manolo era lo moderno. En el 60 Manolo hacía ya videos clips, lo que es el video clip ahora.

Amaury. Eran muy atrevidas las cosas que hacía en aquella época. Pero ¿Cómo tú lo conociste?

Eva. Yo lo conocí…

Amaury. …Pero era más joven, más joven que Amaury, y más joven que Condal, mucho más joven.

Eva. Y más joven que yo. Yo le llevaba 6 años también.

Amaury. ¿Pero dónde ustedes se conocen?

Eva. En el estudio, él mortificaba mucho. El terror mío son las cucarachas, yo no puedo ver una porque me muero.

Amaury. Aquí no hay.

Eva. ¡Si hay una aquí se acaba el programa!.

Amaury. No, no hay, aquí no hay.

Eva. Entonces un día me tiró un papel negro con paticas así y yo solté el papel, la noticia y salí corriendo. Y me dice Amadeo Arleta por la noche, porque había un cóctel, al que yo fui. ¿Qué le pasó a usted por la mañana en el Noticiero? Porque él lo veía todo. Digo: que me cayó una cucaracha arriba, porque yo no iba a embarcar al compañero de trabajo.

Amaury. Sí, claro.

Eva. Y al día siguiente vinieron con bazucas fumigando todo y aquello, porque pensó el viejo que de verdad habían cucarachas.

Yo conocí a Manolo así. En “El mundo el televisión” a veces había una parte económica, que era bastante pesada, y los camarógrafos le decían a Núñez Pascual: no se mueva, quédese ahí sin moverse. Y el pobre Núñez Pascual hablando de la economía ahí y ahí y los camarógrafos bajaban a comer chicharritas y estábamos en el tercer piso. (risas)

Amaury. ¿Cuánto duraba el Noticiero ese, Eva?

Eva. Empezaba a las siete de la mañana y terminaba a las nueve.

Amaury. ¡Dos horas de Noticiero!.

Eva. Pero había que estar allí desde temprano.

Amaury. ¡Hombre!

Eva. Entonces ahí empezó Manolo a decirme: el día que te divorcies me caso contigo.

Amaury. ¡Ah!, porque tú no estabas divorciada todavía.

Eva. No, yo estaba con mi esposo y el niño chiquito. Y el niño le cogió un odio que no lo podía ver, porque él le decía: Cuando tu mamá se divorcie de tu padre, yo me caso con ella.

Amaury. ¡Qué cosa!

Eva. Y el niño lo miraba, ¡figúrate!

Él tuvo problemas y lo torturaron y se tuvo que ir y eso es una historia muy larga de contar. Se tuvo que ir, fue para Italia. Cuando regresa al triunfo de la Revolución, él toma la embajada de Cuba en Italia, que yo tengo la foto con la bandera cubana y demás y regresa rápido para Cuba. Cuando regresa yo estaba divorciada.

Me dice: ¿Qué tú te divorciaste? Me caso contigo. Y empieza a decirle a todo el mundo que era novio mío, y yo con una pena con Nela. Yo le decía: Nela, eso no es verdad, porque yo tenía una vergüenza de tener…

Amaury. No, Nela también, igual que tú, una señora, todavía tú eras joven. Pero Nela siempre fue la exquisitez, la decencia, la educación.

Eva. Sí, sí, y yo tenía una pena, que Nela pensara que yo era novia de Manolito. Yo decía. Ay, no, y a todo el mundo se lo negaba. Convocó para una despedida de solteros, preparó todo y nos casamos.

Amaury. Pero él dijo: sí, me caso contigo. Pero a ti te gustaba, está claro, te gustó desde la primera vez que lo viste ¿o no?

Eva. Yo lo veía como un niño. Fíjate, yo lo veía como un muchacho.

Amaury. Es que él siempre fue como muy juvenil.

Eva. Manolo sí, él era así y muy simpático.

Amaury. E hiperquinético.

Eva. Sí, sí. A Omara, por ejemplo, pasaba y le daba una nalgada y, cosas así, y yo pensaba que no, pero mira, me fue poco a poco enamorando y nos casamos enamorados y 50 años duró el matrimonio.

Amaury. Cuéntame la anécdota de cuándo Manolo te puso a donar sangre en el estudio. Cuando la campaña de las donaciones de sangre.

Eva. Sí, el programa comenzaba, era Música y estrellas, que no querían hacerlo, extraerme la sangre, porque decían que a lo mejor esa sangre se echaba a perder con el polvo del estudio y demás. Entonces, yo, vestida muy elegante, acostada en una camilla y empezaban a extraerme sangre. Y cuando dice el doctor, ya. Dice el coordinador: no, faltan tres carteles, déjela ahí. Y yo decía: me van a desangrar aquí. Manolo, que se moría de ver sangre, el se estaba desmayando, y como era en blanco y negro, no se veía que era sangre de verdad ,mi madre, después del programa, en San Antonio de los Baños, me llama por teléfono y me dice: ¡ay!, hija, qué susto pasé. Me parecía que te estaban sacando la sangre de verdad.

Amaury. ¡Y te estaban sacando la sangre de verdad!.

Eva. Claro. Y era para que yo dijera después: ¡Saludos amigos! Y era para que los que vieran el programa se dieran cuenta que donar sangre no era…

Amaury. …Que donar sangre no era una cosa terrible.

Eva. Yo tengo un diploma por haber donado muchas veces sangre.

Amaury. Bueno, tú has donado alegría que es una cosa de las cosas más importantes del mundo. Cuéntame la anécdota de la perla o, del arete de perla.

Eva. ¡Ay, chico! ¿Cómo tú te enteraste de eso?, eso nunca te lo he dicho…

Amaury. No, porque ¿tú crees que la gente no habla?

Eva. Mira, Manolo era muy efusivo. Al primer baile que fuimos, un bailecito de carnaval que yo no quería ir, pero involucré a una compañera locutora para que fuera con un musicalizador también, porque yo decía: y yo ir con este bebé a…, y fuimos. Y la despedida fue que me dio una mordida en el brazo esa noche, que se me hizo un…

Amaury. …Un hematoma.

Eva. Un hematoma tremendo. Pero ya éramos novios. Yo tenía un Buick y él no tenía carro y yo lo llevaba hasta la casa todas las noches. Y llevaba a una prima de chaperona, porque la tía mía decía que no debía de salir sola con él, porque la gente…

Amaury. Pero así era.

Eva. Y la prima mía me presta unos aretes de perla de cultivo, unos areticos que eran muy simples, la perlita nada más. Y Manolo besuqueándome y bueno, hasta mañana, ¡fua!, me da un beso en la oreja y se traga la perla. (risas) Se la tragó y yo decía: ay, mi arete, mi arete.

Amaury. Pero además, cuando llegaras a la casa, ¿dónde está la otra?, te preguntaría tía.

Eva. No, la prima mía, la dueña del arete, en el asiento de atrás de la máquina, decía: ay, Manolito mi perla, mi perla de cultivo.

Amaury. Y él le dijo, ¡espera hasta mañana!.

Eva. No apareció nunca.

Amaury. ¿No apareció nunca?

Eva. No.

Amaury. También era chiquita, ¿no?

Eva. Era una perlita chiquita.

Amaury. A ver, Eva. Estoy muy entusiasmado, Eva, te repito, sí, estoy muy entusiasmado. Estoy feliz, feliz de…

Eva. Ay, chico.

Amaury. Además estoy recordando cosas, tú hablas y yo recuerdo, y recuerdo, y recuerdo. Cuando fuiste a tener… Tú tienes otro hijo…

Eva. Cómo no.

Amaury. El hijo con Manolo.

Eva. Sí.

Amaury. Ese sí lo vi yo, a ese sí lo conozco bien.

Eva. Sí.

Amaury. Pero hay una anécdota vinculada con tu reticencia a tener ese segundo hijo.

Eva Ah, esa anécdota es muy buena. Íbamos para un 26 de Julio, creo que era en Santa Clara, iba el chofer, Amaury, tu padre y yo atrás. Se vira tu padre y me dice: Ven acá, Eva, ¿cuándo tú le vas a dar un hijo a Manolo?

Y yo me quedo así y le digo: Amaury, pero si yo no paro. Viajes internacionales, representando a la Televisión Cubana en todos los países socialistas. Estuve en los Estados Unidos en la parte de La Florida, Tampa, Cayo Hueso, Miami, al triunfo de la Revolución  fuimos. Y entonces Amaury me dice: Eva, fíjate, en la vida todo pasa -él era muy simpático también-, y me dijo, hasta la ciruela pasa (risas) Y me dice: y lo único que le queda a uno, cuando es viejo, son los hijos. Yo me quedé pensando y pensando y digo: Amaury tiene razón. Entonces estaba el Festival de Varadero andando, Manolo se tenía que ir a Polonia con Farah…

Amaury. ¿Con Farah María?

Eva. Sí, que ganó ese año, e iba también Alberto Vera.

Amaury. Ah, cuando Farah ganó Sopot, ¿no?

Eva. Claro.

Amaury. Exacto, exacto.

Eva. Y tuvimos un encontronazo antes de irse, naturalmente una despedida amorosa.

Amaury. Una despedida amorosa.

Eva. Claro. A la semana digo yo: ¡ay, estoy embarazada!

Amaury. Porque lo presentiste, porque a la semana no se entera nadie de que está embarazada.

Eva. Ah, pero yo sí. Yo sabía que estaba, tenía un asquito y una cosita. Y digo: ay, estoy embarazada. Y voy al comadrón y me dice: ¿Cómo tú vas a saber que estás embarazada ni con 15 días? Ah, pues yo estoy embarazada. Y estoy embarazada y ya, cuando me hicieron las pruebas, estaba embarazada.

Amaury. ¡Qué bárbaro!

Eva. Entonces empiezan a sacarle sangre a Manolo para ver si teníamos la sangre acorde uno con otro, que teníamos RH Negativo los dos, pero Manolo se desmayó. Ya eso era con el barrigón y yo, ay, mi marido se me mure, mi marido se me muere, porque Manolo no podía. Él llego y dijo muy serio: ¿Qué mano pongo, doctor? Y cuando le dieron el pinchazo hizo así y se desmayó, y yo, por todo aquel pasillo corriendo.

Amaury. A ver, yo quiero que tú me hables, ya hemos hablado de Nela del Rosario, pero hay dos locutoras de las que se habla poco y tú las conociste Freya García y Dinorah del Real.

Eva. Sí, mira, Freya era una muchacha sencilla, humilde, que le pidió a Dios vivir hasta que su hijo se graduara; y así fue, graduándose el muchacho murió ella. Yo la admiraba mucho, la quería mucho.

Amaury. Era muy culta, hablaba muchísimos idiomas, ¿no?

Eva. Sí, sí, sí.

Amaury. Yo la recuerdo que hablaba muchos idiomas.

Eva. Sí, una muchacha muy culta, muy culta. Dinorah fue compañera de nosotros.

Amaury. Claro, claro.

Eva. Y trabajaba muchísimo. Pero Consuelito y yo teníamos una empatía, una cosa desde que nos conocimos…

Amaury. Sí, por eso yo…

Eva. …¿Tú te acuerdas Varadero 70 que teníamos la puerta del cuarto abierto?

Amaury. Ah, sí, el cuarto de una y el cuarto de la otra con una puerta entre los dos cuartos.

Eva. Me decía: ¿Gorda, qué te vas a poner hoy? Y yo, Flaca, ¿qué te vas a poner hoy? Y siempre teníamos esa relación familiar.

Amaury. Yo quería justamente hablar de eso. Yo intento normalmente en estas entrevistas, porque me afecta, no hablar de mi mamá, de mami. Pero contigo no, contigo es como tenerla viva y yo quisiera que tú le contaras a los televidentes, porque mucha gente pensaba que entre ustedes dos había rivalidades y yo sé que no la había.

Eva. Ninguna.

Amaury. Mi mamá te amaba y tú a ella. O sea, se respetaban.

Eva. Y yo la amaba. Porque fíjate. Teníamos dos estilos distintos.

Amaury. Totalmente diferentes.

Eva. El estilo de Consuelo era uno y el mío era otro.

Amaury. ¿No había competencia?.

Eva. Quizás, si hubiéramos sido del mismo estilo, quizás, quizás, hubiera habido… pero nosotras ¡en la vida!. Yo recuerdo una vez que se le dio un homenaje a Consuelo y me dijo: óyeme, el micrófono no se lo des a nadie, tú sola. Y yo me quedé así, yo decía: ¿ y si alguien me quita el micrófono para hablar y decir algo?…

Amaury. Si, porque había un grupo de…

Eva. Un grupo grande, y ella me dijo, tú sola.

Amaury. ¿Cómo se llevaban todos ustedes? Bueno, ya sé cómo te llevabas con mi mamá.

Eva. Germán, igual.

Amaury. Con Papá Pinelli, con Cepero…

Eva. Sí. Hay una anécdota con Pinelli cuando fuimos a Varadero 70 nos dieron una casa para los tres. Y dice Consuelo: Ven acá, ¿cómo vamos a vivir nosotras aquí, con Pinelli? Bañándonos y esto y lo otro. Entonces fuimos y dijimos que queríamos una habitación para cada uno, porque por mucho que lo quisiéramos, era un hombre.

Amaury. Sí, claro, claro.

Eva. ¿Verdad?

Amaury. Sí. Pero bueno, Papá Germán, tú sabes que era un caballero. Pinelli era un hombre… era el sumun de la caballerosidad un hombre de caballería de otro…, perteneció a muchos otros siglos.

Eva. Era una persona, una gente increíble.

Amaury. Eva ¿Cómo es eso de que tú le ponías los nombres a los programas de Manolo?

Eva. Chico, porque mira, yo me hice profesional publicitaria. En aquella época los publicitarios tenían que ser profesionales en eso y yo compré una hora en el Canal 4 para hacer un programa que se llamaba Tele Bazar. Para hacer las menciones de ese programa, tenía que ser publicitaria.

Amaury. Claro.

Eva. Y eso me dio cierta cosa así de… y todos los programas de Manolo…, a veces estaba con él, por ejemplo, Quiroga, que trabajó mucho con él…

Amaury. Orlando Quiroga, claro.

Eva. A Buenas tardes. ¿Ay y cómo le ponemos, cómo le ponemos? Y en ese momento entro yo y digo: Buenas tardes y dijeron: Ah, vamos a ponerle, Buenas Tardes, era a las doce del día.

Amaury. Claro, a las 12 del día.

Eva. Entonces ¿cuál otro?, yo estaba haciendo té en la cocina y estaban ellos planificando Saludos amigos. ¿Y cómo le ponemos, cómo le ponemos? y ¿Cómo le ponemos? Y digo yo: bueno, ¡Saludos amigos!, vamos a ponerle Saludos amigos.

Porque cuando aquello todos los locutores salían y decían: Muy buenas noches amables televidentes.

Amaury. Claro.

Eva. Muy buenos días, amables televidentes. Y yo salí diciendo Saludos amigos.

Amaury. Ahora, ¿cuando te retiraste de la Televisión y de la Radio?

Eva. Chico, un día me llamaron del departamento mío, y me dijeron, como llamaron a Consuelo también.

Amaury. Sí, sí…

Eva. …Y a Pinelli y a todos.

Amaury. Sí. Yo sé cómo los llamaron.

Eva. Hay una disposición de que se tienen que jubilar para darle paso a la juventud pujante. Así decía la carta, que yo la tengo.

Amaury. Juventud pujante, pero, ¿por qué, porque iban al baño o, por qué?

Eva. No. (risas) a la juventud pujante, no sé, esa frase…

Amaury. La frase es muy sugerente: juventud pujante.

Eva. Y entonces me jubilé pero yo seguí haciendo…, el último programa que hice, lo hice ya jubilada fue Para sentir amor.

Amaury. Para sentir amor.

Eva. Sí me afectó.

Amaury. Sí te afectó.

Eva. La jubilación me afectó. A partir de eso, empecé a padecer de depresiones. Unas depresiones que…

Amaury. ¡Bueno, pero el que te está viendo en este programa, está viendo a una persona que es la antidepresión, es un antidepresivo Eva Rodríguez en esta noche en Con 2 que se quieran!. Tú has sido, todavía eres, muy bonita.

Eva. Hay, gracias, pero, imagínate tú.

Amaury. Pero es que tú siempre fuiste bonita y yo he visto fotos tuyas, en la casa las tengo. O sea, fotos tuyas con mami en el 70, y antes, y de los sesenta y tantos. Y yo tengo esas fotografías y las conservo como un tesoro…

Eva. Es que trabajamos juntas tantos años…

Amaury. Trabajaron juntas, es un tesoro que yo conservo. A veces los recuerdos se van quedando solamente en eso, en fotos y uno empieza a querer las fotos tanto, tanto, tanto como lo mas preciado.

Pero tú mejor que yo, eso sí lo sabes mejor que yo, los programas tienen maravillosos principios y, a veces, la desazón del final cuando los programas ya hay que llegar al final. Para mí ha sido un programa…

Eva. …No, y para mí es más, porque no me puedo parar con facilidad, ¡así que el beso me lo das tú a mí sentada!.

Amaury. No, no te preocupes, no te vas a parar, ahora yo voy para allá. Pero yo te quiero decir que ha sido para mí emotivo, porque viéndote sentada frente a mí. Primero, nunca soñé que eso iba a pasar. Nunca pensé…

Eva. ¡Ay, Amaury!

Amaury. Nunca pensé que iba a pasar, porque yo qué entrevisto ni qué cosa, y entrevistar a una conductora como tú de tanto talento, de tanta trayectoria me emociona. Pero además, en algunos momentos creí ver a mi mamá, así que te lo agradezco mucho.

Eva. Ay, mi vida querida. Un beso grande para ti.

Amaury. Y no voy a despedir este programa, me voy a sentar aquí, y me voy a quedar así, aquí me voy a quedar. (Amaury posa su cabeza en los muslos de Eva)

Eva. No me hagas llorar.

Amaury. Muchas gracias.

Eva. Gracias a ti.

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