Una «calabacita» como para despertar
De una cosecha «casual», un ejemplar de 27 libras y media se llevó la admiración de un vecindario habanero.
A la pequeña Ana Lía Rodríguez Marrero, de casi dos años, le dio por encariñarse con la calabaza gigante en la cocina de su mamá, como aquellas que pueden convertirse en mágicos carruajes. Su papá Jesús no salía de su sorpresa al encontrar en los primeros días de junio, además de aquella, seis ejemplares más de dimensiones similares.
«Lo curioso es que yo lancé unas semillas del vegetal al patio con la intención de que progresaran, pero realmente no me ocupé de atenderlas como es debido. Le di algunas a un vecino y gracias a que él vino a decirme que llevaba un mes comiendo calabaza, yo bajé a revisar», explicó el joven técnico de nivel medio en Agronomía, residente en Bullén No. 7U, en Puentes Grandes, Playa.
Muy cerca del río Almendares bajaron a buscar y, según añade su esposa Anai, la más grande la hallaron en el agua porque las ramificaciones de las plantas se expandieron bastante. Ante el asombro, fueron con la calabaza hasta la bodega para saber con certeza cuánto pesaba.
«Cuando el bodeguero dijo 27 libras y media, puedes imaginarte la algarabía. Evidentemente la tierra es buena, y si uno se lo propone, se pueden lograr extraordinarias cosechas, ¿no? Así los vecinos pueden comer calabaza en abundancia», bromeó Jesús.
Pues así fue. Luego de tomarse fotos con el vegetal, la familia prefirió quedarse con algunas y regalar otras a los amigos y vecinos. Quedan unas cuantas en el sembrado, que aún no están para cortarse y quizá puedan superar a esta… o no. Tal vez explicarle a la pequeña que esa calabaza no es mágica a pesar de su parentesco con otras de gran tamaño recogidas en Cuba, será una de las tareas más difíciles.
Nuestro país posee tradición en la cosecha de grandes calabazas. Una de estas, con 84 libras, 67 centímetros de largo y 1,25 de diámetro, lograda en una finca cercana al río Agabama, en la provincia espirituana, fue noticia en el 2006.
Otros ejemplares dieron de qué hablar con 57 libras en la región de Piedra Redonda, Holguín, y con 46 libras y más de un metro de largo en el Reparto Siboney, en el municipio capitalino de Playa.
En el mundo los tamaños y pesos alcanzados son más exorbitantes. Las más grandes superaron las mil libras. Estudios científicos apuntan que el peso medio oscila entre cuatro y diez libras.
(Con información de Ana María Domínguez Cruz. Periódico Juventud Rebelde)
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