Hogar, dulce hogar
El índice ocupacional de las dos dependencias existentes en Santa Clara se comporta de manera adecuada, y ha contribuido a disminuir el índice de bajo peso al nacer, y la tasa de mortalidad infantil que durante el último quinquenio reportó 6,1por mil nacidos vivos en 2006; 6,5 (2007); 2,0 (2008); 2,3 (2009), e igual cifra al cierre del pasado año.
Por Ricardo R. González
Foto: Ramón Barreras Valdés
Pueden llamarse Estela, Karina, Lissette… No importan nombres, pero sí abrazan la idea compartida de esperar las cigüeñas en el largo camino de una maternidad deseada.
También las unen algunos contratiempos de salud o de lejanía geográfica, entre el domicilio y las instituciones maternas dedicadas al parto, que las llevan a cumplir determinados reglamentos en busca de criaturas saludables y de madres llamadas a velar por cada uno de sus sueños.
De ello se encargan los hogares maternos o instituciones que vieron la luz en la capital provincial como parte del perfeccionamiento del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) a finales de la década de los 80.
Desde entonces acogen a gestantes portadoras de deficiencias nutricionales, a las premiadas con embarazos múltiples, a las que padecen de enfermedades crónicas, aquellas con bajo peso por múltiples causas, y a quienes presentan amenaza de parto, entre otras.
PASOS POR LA VIDA
La capital villaclareña dispone de dos hogares de este tipo. Uno de ellos radica en la Carretera Central, banda a Placetas, y Doble Vía. Se identifica con el número 1, y dispone de 25 camas.
El otro, está ubicado en la Carretera de Sagua, muy próximo a la estación ferroviaria, y constituyó la primera unidad en iniciar dicha experiencia.
Durante un tiempo el local recesó en sus funciones. Luego de aplicarse el reordenamiento en el sector de la Salud, retomó sus objetivos, y funge actualmente con 21 capacidades.
El doctor Omar Milián Ramírez, al frente del PAMI en el municipio, sustenta la influencia directa de estas dependencias en la disminución de las tasas de mortalidad infantil y materna, así como en los indicadores de bajo peso al nacer.
«Cada gestante recibe atención médica y de enfermería según las afecciones de base que casi siempre resultan combinadas.»
Otras consideraciones aportan las doctoras Marlén Ruiz Hernández, pediatra del PAMI, y Mirtha Gutiérrez Fernández, epidemióloga, en torno a esa vida para las embarazadas dentro de los hogares maternos que insiste en la utilidad del tiempo.
Por eso, las asistidas reciben charlas educativas apoyadas en la importancia de la lactancia materna o en la necesaria psicoprofilaxis del parto, sin apartarla de los cuidados indispensables ante el nacimiento del bebé, de los futuros riesgos de accidentes, o del comportamiento de la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, u otros padecimientos causantes de ingresos durante el embarazo.
Y entre la atención médica, de enfermería, y las sesiones de aprendizaje, a manera de preparación para la vida, hay espacio ocupado por actividades recreativas y culturales coordinadas con los organismos competentes, a la vez que se garantiza las interconsultas con la red de hospitales, la praxis de exámenes complementarios u otros estudios que demanden acudir a centros especializados mediante el Sistema Integrado de Urgencia Médica (SIUM) que aporta la transportación en ambulancia, según confirma el licenciado Deivis Hechavarría Pérez, asesor de enfermería en la Sectorial de Salud santaclareña.
Mientras las embarazadas permanecen ingresadas no pierden el vínculo con sus familiares. Ellos pueden visitarlas en horarios oportunos que no interfieran el pase de visita de los expertos ni tampoco las horas destinadas al sueño y al descanso.
Un régimen nutricional adecuado, con las frecuencias diarias imprescindibles ante una gestación, dictaminan los dietistas y el personal de cocina como parte del colectivo de estos centros; sin embargo, vale señalar que en ocasiones las CPA y CCS incumplen los convenios establecidos de contribuciones en viandas, granos, frutas y hortalizas, algo a tener en cuenta en próximas etapas.
Por demás, las gestantes retornan a sus viviendas cuando el personal especializado reconozca la ausencia de peligros para la madre y su futura descendencia, cuyo seguimiento compete a las respectivas áreas de salud, excepto en embarazos gemelares que permanecerán internadas a partir de las 22 semanas hasta que la gravidez llegue a término.
Una obra de muchos que velan por esperanzas compartidas a fin de que los pequeños tesoros bienvenidos a nuestro mundo tengan una historia de felices cigüeñas que se posan en ese dulce hogar.
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