Lazarito. El niño que desea ser pelotero o tocar las nubes desde un avión

Por Ricardo R. González
Fotos del autor y aeropuerto internacional Abel Santamaría
Se llama Lazarito. Integra el mundo de la infancia, y es uno de los nueve menores acogidos al Hogar número 3 destinado a niños sin Cuidados Parental.
Tiene seis años, y resulta el más pequeño de todos. Llegó a su lugar de convivencia bajo el signo de lo desconocido como arriba la gran mayoría. Solo el paso de los días, arropados por la familiaridad de su personal, le hace cambiar el rostro inicial y ayuda a comprender el cariño que tanto necesitan a fin de sentirse acogidos.
Poco a poco fue querido, se adaptó, conoció de inmediato a quienes comparten juegos y tareas, las particularidades del recinto… Así un día y otro, y cada jornada llega, junto a sus compañeritos de convivencia que cursan idéntico nivel, a la escuela primaria Juan Oscar Alvarado de Santa Clara, acompañados por personal de la institución. En su caso recibe las nociones del primer grado y comienza a descubrir lo inmenso del universo hasta que concluida la sesión retornan al Hogar junto a las personas del colectivo que los suman como esos hijos o sobrinos para resultar la gran familia.
Comienza a caer la tarde y la disciplina se impone. Habrá que cumplimentar el horario de merienda, la hora del baño y de hacer las tareas como responsabilidad que no puede faltar. Luego el momento de la comida, el receso frente al televisor o mediante el juego hasta que llega la hora de esperar el nuevo día y cada uno a sus dormitorios muy bien condicionados.
Son cinco hembras y cuatro varones quienes permanecen allí, y en la medida de las posibilidades recorren instituciones que le abren las puertas y los nutren de conocimientos y sabiduría bienvenidas.
Una de ellas fue el aeropuerto internacional Abel Santamaría de Santa Clara. A muchos les sorprendió el despegue y aterrizaje de las aeronaves visto desde la plataforma o en una visita a la torre de control,
Aún es temprana la edad para decidir y hablar de futuro, mas Lazarito se sintió complacido, y con su carita pícara subrayó: «Me gustó», por lo que no descarta en inclinaciones, muy primarias, el deseo de ser ser un buen pelotero o tocar las nubes bajo el paraíso de un avión.
En cuanto a las asignaturas prefiere la lengua española, reiteró que en el Hogar lo tratan «muy bien», a tal punto que el último fin de semana lo pasó en casa de una trabajadora.
Lazarito se va curtiendo de valores, de costumbres que lo harán un hombre de bien. Con el tiempo, sabrá de las lecciones de por vida que deja «El Principito», del mundo fantástico de las aventuras de Julio Verne, o profundizará en un Martí que invita a cultivar la rosa blanca, a tender la mano, y a abrir esa esperanza del mundo que aguarda para ellos.
PIE DE FOTOS
1.- Lazarito (primero de la izquierda) junto a algunos de sus compañeros de Hogar y la directora del centro Rayda Marrero Sol. Sin cuidado parental es la denominación que reciben los niños, niñas y adolescentes que por diversas razones no viven con los padres y tampoco permanecen bajo el cuidado de estos, independientemente de las circunstancias.
2.- Lazarito en una tarde recién llegado de su escuela primaria Juan Oscar Alvarado.
3.- Durante una visita al aeropuerto internacional Abel Santamaría de Santa Clara. Según ellos, una jornada inolvidable junto al colectivo del aeródromo que despertó motivaciones.
4.- Dormitorios tendidos y organizados. Desde pequeños se les enseña buenos hábitos.
5.- Una parte del personal del Hogar que atiende a los niños. De izquierda a derecha: Milagros Ríos Guerra, una de las cocineras, Reina Teresa Sol Álvarez, subdirectora para el trabajo educativo, y Yamila Hernández López, auxiliar general de servicios.
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