Liuba, el Parque Vidal y las rondas del alma
Liuba María Hevia durante el concierto ofrecido este domingo 10 de julio en el Parque Vidal de Santa Clara.
Por Ricardo R. González
Desde temprano los niños aguardaban cerca de la plataforma. Querían escuchar las travesuras de una Estela convertida en granito de canela, o la historia del Trencito y la hormiga en viaje imaginario sobre rieles hasta Santa Clara.
De pronto Liuba María Hevia apareció con su grupo para lograr esa complicidad que nos toma de la mano e invita a emprender una especie de travesía mágica.
Lindo escenario en pleno corazón de la ciudad, en ese Parque Vidal que cautiva a los lugareños y lo hacen suyo. Ella cantó para quienes hoy disfrutan la inocencia como tierno regalo de la infancia, y para aquellos que, ya entrados en años, reviven esa cascada que brota desde el manantial de los recuerdos.
En definitiva niños y niñas de todas las edades, los que premiaron con el aplauso la Canción de la vacuna, a pesar del doloroso pero necesario pinchazo, o de ese canto que llama a la expulsión de los piojos y lo que debemos hacer para librarnos de su indeseable presencia.
Un momento especial con El cangrejo Alejo, dedicado a ese legado supremo representado en los abuelos y que Liuba llama a quererlos por todo lo que significan, y por los aportes inestimables que le hacen a la vida.
Por suerte Santa Clara regaló una mañana bendecida por el sol. Quizás con mucho calor, pero doblegable ante un Señor arco iris que insiste en encontrar esos colores de la felicidad, o de la invitación a todos a cantar para que perdure el corazón feliz.
Una acuarela musical con temas surgidos del talento del mexicano Francisco Gabilondo Soler, de la argentina María Elena Walsh, la cubana Ada Elba Pérez, y no por última menos importante: nuestra Teresita Fernández.
Y mientras la plaza se llenaba la imaginaba recorriendo ese parque que también es de ella. Guitarra en mano y evocando la historia del Niño de la Bota y los pasajes reales del gato más famoso de Cuba y de gran parte del mundo con ese Vinagrito convertido en leyenda.
Liuba también le cantó a Tere. Ha hecho suya la versión de Lo feo, o de esa palangana vieja rescatada y de la que prenden violetas.
Otra clase magistral que nos lleva a encontrar el sentido de la existencia y convoca a apreciar la belleza —y a encontrarla—aun en las cosas que parezcan detestables.
Liuba sigue cantando. Le piden temas. Algunos están, otros quedan pendientes para una próxima cita como esta que propicia el Proyecto Música sin par, y con el que ha recorrido la casi totalidad de los municipios villaclareños en considerables jornadas que incluyen dos conciertos por día en igual número de territorios.
La mañana de este domingo avanzó sobre el Parque Vidal… Se presagiaba el final. Nada mejor que volver a recordar a Teresita Fernández en su propia tierra y hacer esta especie de himno con música de esa maestra que sigue cantando desde su olimpo de la eternidad y texto de Gabriela Mistral.
Dame la mano y danzaremos incita a fomentar la amistad, a preservarla, y a compartir un mundo necesitado de la paz. Paz de coexistencia, paz espiritual, y paz en todo. Entonces muchos se tomaron de la mano y comenzaron a danzar como esos astros que suelen el mundo a mirar.
Gracias Liuba por el rescate de esta música y hacer que las nuevas generaciones no la olviden. Gracias a los excelentes músicos que dan vida a lo divino, y a todo el equipo realizador sin cuyos aportes sería imposible este regalo para la existencia.
El santaclareño Parque Vidal volvió a vibrar. Los menores a sus anchas, los adultos rebuscando ese niño que sí se lleva adentro. Esta vez con un arte perdurable a través de las rondas del alma.
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