Fructíferas experiencias en el Ecosistema SabanaCamagüey
Por Ricardo R. González
Culminan dos décadas de estudios e investigaciones en el ecosistema Sabana—Camagüey (ESC), y entre las lecciones aprendidas queda lo mucho que puede contribuirse a la conservación de la biodiversidad cubana a partir de la protección de especies y hábitats.
Una plataforma erigida sobre 465 km en la costa norte central de Cuba, desde las provincias de Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, considerada como el mayor sistema de cayos establecidos en el Gran Caribe.
Este minucioso trabajo constató las riquezas naturales existentes apoyadas en la variedad de bosques con una flora y fauna caracterizada por su elevado nivel de endemismo.
A ello se suma la presencia de arrecifes coralinos, manglares de amplia diversidad, y playas dotadas de arenas blancas y aguas transparentes con variadas tonalidades.
Uno de las mayores fortalezas del Proyecto ESC fue la de consolidar el Manejo Integrado Costero como vía para la conservación de la biodiversidad en sus paisajes productivos, naturales y protegidos, pues solamente en el Parque Los Caimanes desovan nueve especies, hecho que solo ocurre en otro punto del Caribe.
El Proyecto contó con varias fases iniciadas a principios de los años 90 hasta 2014, aunque tuvo antecedentes de estudios desde finales de los 80, y derivó un trabajo multidisciplinario a gran escala que, entre sus saldos, derivó el primer mapa de pastos marinos existente en el país.
En el caso de Villa Clara sobresale la participación de especialistas del Centro de Estudios y Servicios Ambientales (CESAM) y de otras instituciones, a tenor de que el ESC abarca toda la cayería del noreste con frágiles ecosistemas que exigen un manejo adicional.
De esta provincia central surgió la iniciativa de crear centros de capacitación para luego generalizarse en el resto del país.
Otro de los avances concierne a la integración y mejoramiento de la vida en las comunidades del área, sin obviar la reforestación en la franja costera con especies nativas a fin de fomentar corredores biológicos y reconstruir hábitats de flora y fauna.
El ESC constituye refugio para una cifra nada despreciable de aves migratorias, unido a la presencia de moluscos, reptiles, especies exóticas, ecología, y paisajes marinos inigualables.
La experiencia estuvo auspiciada por el Gobierno cubano, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), el Programa de Naciones Unidas dirigido al Desarrollo (PNUD), el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y el Centro de Estudios Ambientales (CESAM), entre múltiples instituciones que apoyaron una experiencia de Manejo Integrado Costero digna de compartir.
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