Un chef cubano conquista a Beijing
Se trata de Veimar Loyola Fonseca
Por Ricardo R. González
Pudiera ser que el chef cubano Veimar Néstor Loyola Fonseca figure entre quienes afirmen que el amor entra por la cocina, mas no se trata de despejar los caprichos de Cupido en torno a la teoría, y sí de resaltar que el caballero ha conquistado la ciudad china de Beijing con su libro La cocina de un cubano, publicado por Ediciones Selvi.
Hasta allí viajó sin imaginar que se alzaría con un Premio al mejor texto de artes culinarias a nivel mundial en el área de Latinoamérica, conferido por la prestigiosa Gourmand World Awards, gracias a la manera original de presentar un producto comunicativo que, lejos de sazones e ingredientes inalcanzables, toca la realidad actual, y las dimensiones culinarias para los que entretejen opciones y sacan crucigramas antes de servir cada mesa en los hogares de la mayor de Las Antillas.
Dotado de excelente diseño y fotografía, unido a esa manera peculiar del autor en el afán de mostrar el buen arte, constituyó uno de los más esperados en la vigésimo segunda edición de la Feria Internacional del Libro Cuba 2013, lo que conllevó a su rápida adquisición, y al deseo insatisfecho de innumerables personas que se quedaron con las ganas de incorporarlo al patrimonio hogareño.
Por algo Eddy Fernández, presidente de la Federación de Sociedades Culinarias de Cuba, manifestara que «el volumen rompe todos los esquemas y recrea con mucho arte una de las necesidades vitales del ser humano: la alimentación».
Y es que Veimar Loyola dispone de un aval respetable cuyo aliño formativo lo curte bajo la sabiduría de los excelentes maestros cubanos, de la respetable escuela francesa, y de esa superación personal que traspasa la epidermis y hurga en las esencias de la creatividad.
Nacido hace cuatro décadas en pleno corazón de La Habana Vieja, Loyola Fonseca figura en la actualidad entre la vanguardia gourmet sin apartarse de lo auténtico, con el mérito de demostrar que es posible lograr platos deliciosos al paladar —y a la vista— sin recurrir a componentes remotos.
Eso sí, convencido de que la cocina criolla necesita de mayor comunicación y creatividad como basamentos elementales a fin de modernizarla dentro del trono que ocupa a escala internacional.
La cocina de un cubano se ha comercializado en todo el archipiélago, y a través del Centro Promotor el ALBA en Venezuela. Cuenta, además, con una tirada especial en inglés dirigida a determinado mercado que fue agotada en su primera ronda de venta.
Ya acumula una segunda edición, y pienso que por lo necesario que resulta y por la imposibilidad de satisfacer la totalidad de las demandas poblaciones bien pudiera pensarse en venideras tiradas.
Ya Veimar suma 18 años de ejercicio profesional, y en esta cabalgata resultó seleccionado para el primer intercambio de Le Cordón Bleu, en París, Francia, donde recibió un curso de cocina mediterránea, sin obviar que, en 1998, se especializa en cocina francesa en la Ecole de la Cuisin Duboch en San Dense, Francia con la colaboración de los restaurantes Ashte Manuas y El Ermitage.
A su talento insoslayable agrega su carisma como excelente comunicador, y lo ha demostrado en el programa televisivo El arte del chef (Cubavisión, sábados, 12:10 del mediodía), como conductor principal de un espacio «donde el deleite es único».
Ahora que el mundo vive la fiebre del Mundial de Fútbol en Brasil, Veimar Loyola también tiene su palmarés y ha disparado certeros balonazos. Para quienes lo dudan aquí les va algunos: 1997: Segundo lugar en el primer encuentro de soderos de Cuba, y Certificado como relevante en Fórum de Cocina Artística. 1999: Primer lugar en el rescate de la cocina cubana, Asociación Culinaria de la República de Cuba. 2000: Premio Relevante en el Fórum Nacional celebrado en la ciudad de Santa Clara, en la categoría de cocina e identidad nacional, y tercer lugar en cocina artística en el Show de las Estrellas de la corporación Cubanacán, efectuado en noviembre de 2004.
Con la llegada de 2007 adiciona el lugar cimero en el evento Saborear lo cubano, de la compañía Habaguanex, y otro tanto con la puesta en marcha del Mini restaurante Don cangrejo, como parte de la Feria Internacional de Turismo en el complejo Morro-Cabaña.
Ya en 2012 queda nominado a nivel internacional por la revista excelencias Gourmet en tres categorías, y es laureado y reconocido como mejor chef en cocina artística por esta publicación, mientras alcanza la máxima distinción en la categoría cocina fusión en el Festival Habana Fusión.
Quizás sus musas inquietas por el diseño artístico lo llevaron a pasar un curso en el Museo Nacional de Bellas Artes de la capital cubana, lo que demuestra que, si bien el amor puede penetrar o no por la cocina, en el caso de Veimar Loyola Fonseca cala en lo hondo para demostrar que también ese sentimiento universal resulta necesario cuando de cocina se trate. Amor y arte, arte y amor, conjugados a fin de hacer grande la obra de un cubano que ya traspasa los mares.
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