Recuerdan a la Avellaneda en Matanzas
En el coloquio dedicado al bicentenario del natalicio de Gertrudis Gómez de Avellaneda, celebrado en el museo provincial Palacio de Junco, se conoció que ya está en Cuba un álbum de autógrafos perteneciente a dicha escritora, el cual fue adquirido en una subasta en España.
Este álbum consta de 105 firmas, encabezadas por las de los Reyes de España y formará parte de los fondos de la Biblioteca Nacional José Martí, institución que resguarda otro de esa autora; además, existe un tercero (1859-1880) que se encuentra en el Museo Oscar María de Rojas, de Cárdenas, que incluye firmas de José Antonio Saco, José de La Luz y Caballero, entre otras personalidades de la época.
En el coloquio se presentó el texto Ensayos, artículos, crítica literaria e impresiones de viaje, de Gertrudis Gómez de Avellaneda, oportunidad en que su presentadora la investigadora Cira Romero, especialista del Instituto de Literatura y Lingüística, refirió que la Avellaneda transgredió los limites de lo expresable y su ingenio fue derroche y despilfarro, acaso como los artistas del barroco, pero abrió un surco en el tiempo que se abre y se recibe desde el amor mismo a la escritura, situada siempre en una temporalidad fecunda donde logró superar lo posiblemente efímero de nuestro tiempo hasta afincarse de sol a sol.
«Surco, cause, hendidura, carril, rastro y huella. Esas y muchas otras marcas dejó la obra de la bicentenaria Gertrudis Gómez de Avellaneda, campo abierto más allá de nosotros, vinculación al mundo desde un ejercicio del futuro de la memoria», amplió la estudiosa.
«Gertrudis Gómez de Avellaneda, entre exegetas, los más, y detractores, los menos, transitó por un arco creativo abarcador y a la vez convincente en todas sus expresiones, proceso casi simultáneo donde concurrieron la lírica, la novela, el teatro, las leyendas y tradiciones, su poco o nada conocido ensayismo, así como su labor, al frente, o como colaboradora, en revistas literarias y periódicos, tanto cubaos como españoles y de otras áreas del continente europeo», concluyó Romero, mientras leía las palabras enviadas para la ocasión del escritor Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura.
En la Exposición Transitoria Itinerarios matanceros de la Avellaneda, de la Doctora Diana Rosa Torriente y el Licenciado Daneris Fernández e inaugurada en el Palacio de Junco como parte de la feria, se exponen seis cartas inéditas de la Avellaneda, el álbum de autógrafos, su sillón, la hebilla de pelo, dos retratos y la Mariposa Avellaneda (dos ejemplares de Phoebis Avellaneda, cuyos primeros ejemplares fueron capturados en 1857 por el naturalista alemán Juan Cristóbal Gundlach y que fuera descrita y dedicada a la escritora cubana).
La Avellaneda vivió en la ciudad de Cárdenas desde 1860 a 1863, donde fue la presidenta de la Asociación de Beneficencia Domiciliaria, participó en la recaudación de fondos para el hospital y tuvo una activa vida pública y privada, que incluyó tertulias.
(Con información de Hugo García. Juventud Rebelde)
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