Homenaje al Grupo Teatro Escambray en la Casa del Trompo
Este año, el evento Para bailar en casa del trompo estuvo dedicado a los 45 años del grupo Teatro Escambray. Como actividad colateral, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas realizó un homenaje a dicha agrupación por su trayectoria artística.
La puesta en escena del texto Dos amores y un bicho, del venezolano Gustavo Ott, dirigida por Rafael González Rodríguez, constituyó en mejor reconocimiento que los integrantes de Escambray pudieran presumir en su aniversario.
Esta obra trata sobre el fascismo cotidiano, la discriminación en el núcleo familiar, del que apenas nos percatamos, según comentó su director. Está relacionada con la violencia, en ocasiones sutil, que afecta tanto a hijos como a padres. También aborda el tema de la intolerancia, la diversidad sexual y el amor hacia los animales.
Las magníficas actuaciones de los tres jóvenes actores demostraron que este grupo teatral constituye una escuela de talentos. Arletti González lleva solo dos años como integrante del elenco y sorprende por su capacidad de dialogar con el público, sus repentinos cambios de voces para interpretar uno u otro personaje y la fuerza escénica con la que defiende el espacio que le corresponde.
Odette Macías, de 20 años, interpreta uno de los roles que precisa de acentuado énfasis dramático, incluso, realiza movimientos en solitario mientras los otros dos actores conversan, y, al final de la obra, sus lágrimas demuestran cuanto se adentra en el personaje. Por su parte, Roberto Águila defiende con histrionismo el papel del padre homofóbico, intolerante y impasible ante el abuso animal.
Rafael González, uno de los fundadores y actual director del grupo agradeció a Ernesto Alejo el homenaje y explicó que: «Hemos vivido muchas angustias en estos 45 años al tratar de hacer un teatro no populista, serio. Silverio siempre nos ha abierto este lugar y me complace mucho llegar aquí. Esta obra tiene vínculos con el capítulo llamado Venezuela, donde estuvimos en dos ocasiones consecutivas».
Dos amores y un bicho, constituye una de las tres obras de Ott que ha versionado para las tablas Teatro Escambray. También conforman sus repertorio Bandolero y Malasangre y Cielito lindo. Respecto al trabajo del grupo contestó: « El público ha cambiado, ya no es ingenuo, no es virgen como el de año 71, pero nos escuchan y las salas se nos llenan siempre. A veces no caben las personas. Me gusta servir al público, darles un goce estético, la posibilidad de dialogar consigo mismo. Aunque, ya no lo hacemos a través de temas locales porque creemos que las obras del mundo también tienen mucho que ver con la realidad cubana. Antes, eso era impensable porque todas partían de la investigación social en las lomas, ahora, mi investigación es con los integrantes del grupo, para conocer sus preocupaciones, sus modos de ver la vida. En los primeros años de Escambray, los muchachos iban a buscar nuevos caminos para el teatro cubano, ahora van a formarse como actores».
En estos 45 años, Teatro Escambray ha transitado por varias etapas. Lo cierto es que, con su fundación, las montañas villareñas experimentaron uno de los momentos más importantes de la historia dramatúrgica cubana.
(Con información de Laura Rodríguez Fuentes. Foto: Carolina Vilches. Periódico Vanguardia)
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