El Benny en su rincón querido
Aunque no nació allí, Benny Moré, el hijo más ilustre de Santa Isabel de las Lajas, tiene, en pleno paseo de ese municipio, una vivienda de corte colonial que atesora por tres décadas ya, algunas de sus pertenencias y su legado artístico.
Precisamente, es en el Museo Municipal que lleva el nombre del Bárbaro del Ritmo, donde se resguarda la historia del territorio, cuna de tan popular y talentoso músico.
Con paredes de ladrillo, cubierta de madera, tejas criollas y ventanales franceses, el inmueble cuenta con tres salas dedicadas a la figura de Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, las cuales combinan la vida del artista con la historia local.
El espacio dedicado a su niñez y juventud posee documentos que refieren sus primeros acercamientos a la música y los instrumentos rústicos que creó, así como exhibe a su vez una réplica de los tambores de Makuta, los cuales aprendió a tocar en el Casino Congo cercano a su barrio natal La Guinea.
Igualmente contiene un salón dedicado a su trayectoria artística, donde aparecen partituras, producciones discográficas y trofeos alcanzados a lo largo de su carrera, explicó Francisco Cruz Veloz, director de la institución.
Incluye, además, fotografías originales, publicidad de la época y obsequios de amigos y artistas.
Resaltan en esa área asimismo, pertenencias del Benny como su bastón, sombrero, agenda de mano, cartera y reloj.
Posee también el museo una pequeña galería en la cual son expuestas obras de las artes plásticas y decorativas, cuyo principal eje temático deviene, por supuesto, la figura del Benny.
Llama la atención de los visitantes una escultura de gran tamaño hecha de bagazo, ubicada en el patio interior y creada, precisamente, por Francisco Cruz Veloz, quien- además de ser investigador y artista-, es también admirador del Bárbaro del Ritmo, como todos los lajeros.
Sin embargo, no solo en el museo es posible recordar al Benny, a solos unas cuadras de esa instalación, se encuentra el Café Cuba, bar donde el pueblo se reunía para escuchar al sonero.
Toda Santa Isabel de las Lajas, localizada en los dominios cienfuegueros, resulta entonces un sitio mágico para eternizar a una de las figuras más trascendentales de la cultura cubana, cuyo amplio registro para la interpretación y su capacidad innata para la composición musical, lo hicieron convertirse en el Sonero Mayor.
(Con información de Glenda Boza Ibarra. AIN)
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