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Manos de multioficio en granja avícola de Placetas

Manos de multioficio en granja avícola de Placetas

Pedro Enrique Brito Borges (al centro) dialoga con Lidia Chinea Cabrera, la mejor navera del centro durante el pasado año. Junto a ellos Dayron Depestre Pérez y Jeanny Santana Juvier. Todos saben que agua y comida no lo es todo para los pollos. Influye la luz, las condiciones de las mallas protectoras, y el manejo técnico que establece compartir el mismo ruedo según las dimensiones homogéneas de cada animal 

Por Ricardo R. González

Foto: Carlos Rodríguez Torres

La Pastora resulta una especie de sabana encantada y solitaria donde solo se escucha el piar de las aves y el trino de pájaros que vuelan libres. No hay casas cercanas, mientras el camino presenta mil recovecos que delatan su estado deplorable. Así se llega a la Unidad Empresarial de Base de igual nombre, una de las entidades villaclareñas responsabilizadas con el inicio y desarrollo de las aves que reemplazan a las gallinas ponedoras cuando cumplimentan su ciclo útil en los diferentes establecimientos afines.

Situada a 16 km del corazón placeteño 31 trabajadores realizan su gestión, y llama la atención que solo cinco son mujeres, incluida la navera más destacada durante 2011. Once años atrás, el centro interrumpió sus funciones de pollos en ceba con tecnología de punta hasta reanudar su vida en 2006. De las 20 naves existentes solo quedaba el recuerdo, y con esfuerzo de todos y el apoyo de la Empresa Avícola de la provincia reacondicionaron 11 de ellas a fin de asumir una encomienda diferente a la anterior.

Un hombre —devenido verdadero líder— asume desde entonces el comando del equipo. Pedro Enrique Brito Borges quien se detiene en ese día anunciado para el recibo de pollitas convertido en una jornada que involucra al colectivo. Desde quien prepara las delicias en la cocina hasta el director, al igual que ocurre en el momento  de la partida luego de permanecer 112 días en el establecimiento.

«Por lo general el proceso es tarde. Asumimos el arribo muchas veces después de la 6:00 de la tarde de la planta Rolando Vera, ubicada en Camajuaní, pero en ocasiones proceden de La Habana o Santiago de Cuba», confirma Brito Borges.

Previamente se ha realizado el proceso de desinfección y mantenimiento de las naves, y a partir de aquí comienza los…

DESVELOS COMPARTIDOS      

Pesaje correspondiente, vacunas específicas, ubicación en los ruedos o cuartones, y seguimiento continuo constituyen un ABC inviolable bajo un sistema de calentamiento encendido desde mucho antes de la llegada.

Pendientes del ahorro de recursos y también de los salarios ante un sistema de pago que propicia un trabajador multioficio a favor de la productividad eficiente. Cada nave tiene su guardián que, a la vez, responde al mantenimiento, y al suministro del pienso.

Los nutrientes se depositan a granel sin hora fija de llegada, y en la descarga interviene todo el personal. Con ahorro tratan de sustituir importaciones sin detrimento de un proceso altamente consumidor en el que cada ave consume unos 6 kg de pienso durante su estancia en el sitio a fin de lograr un pollo con óptima calidad.

Los días imponen estricta vigilancia, y la experiencia de todos afirma que el ave necesita un chequeo diario. «A veces lo que no se aprecia en la mañana resalta en la tarde, y con miradas colectivas. Por ello hay que escuchar cualquier criterio de cada trabajador», sustenta Pedro Enrique.

Mas no todo es convivir inmersos en la rutina de animales y ruedos. La vida contemporánea reclama la atención al hombre, sin obviar posibles fuentes de estímulos. Y en medio de un sitio tan desolado se dieron a la tarea de reconstruir la única carreta que posibilita la transportación de obreros ante un horario laboral que inicia en la granja a las 7:30 de cada mañana hasta las 4:50 de la tarde, incluidos sábados y domingos porque los animales no entienden de descanso.

Pero estas son horas normales, pues el día de llegada o salida de aves puede extenderse hasta pasadas las 3:00 de la madrugada.

Y si de autoabastecimientos se trata en esta sabana construyeron pequeños diques para garantizar el arroz, aunque también aseguran frijoles negros, colorados y blancos destinados a la alimentación de los trabajadores y a premiar a los más destacados en determinados momentos del año.

La periferia del establecimiento está adornada por 300 matas de mango sembradas por la colectividad que no ha olvidado la malanga, la yuca, diversas variedades de frutales, el coco, y el plátano. Todo atendido por dos compañeros que también cooperan en el resto de los perfiles, y velan por un pequeño módulo pecuario que garantiza la leche en el almuerzo.

Por ello, y por mucho más Pedro Enrique y sus obreros piensan desde la casa en la granja tanto en el plano técnico, veterinario, de seguridad, como humano. Son esa especie de desvelos que no permiten, en ocasiones, conciliar el sueño.

Gentes que ahorra divisa mediante alternativas, influyen en la sustitución de importaciones, y aportan con creces en su misión de propiciar alimentos para el pueblo en medio de una sabana aislada, envuelta por una paz natural, pero dotada de ganas de hacer con manos de multioficio.

MEMORÁNDUM  

— La pollita llega a la unidad con solo 24 horas de haber salido de la incubadora, y permanece hasta los 112 días (cuatro meses y medio). De aquí es trasladada a las granjas ponedoras donde cumplen un período de adaptación hasta alcanzar las condiciones idóneas para iniciar la puesta a partir de los 175 días de nacida.

— Dentro de las naves se ubican por ruedos. Cada caja de traslado contiene un centenar de pollos para ubicar unos 500 por cada segmento.

— A la llegada proceden al muestreo para valorar las condiciones de las aves, separar los animales que mueren en el trayecto, y recibir tratamiento específico durante tres días. La cifra de recepción oscila entre 20 mil y 30 mil polluelos en cada arribo a la unidad.

— Durante toda la permanencia las aves deben alcanzar un peso promedio de mil 180 gramos (2,56 libras), aunque es decisivo valorar la salud del ejemplar, y la talla del tarso (medida desde la pata al inicio del muslo) como detalle definitorio del desarrollo alcanzado.

CONTRASTES    

Si bien la Encuesta de Nutrición y Alimentación Avícola de WATT Publishing de 2012 muestra cierto optimismo en cuanto a la rentabilidad avícola en gran parte del mundo, no deja de reconocer los altos costos de los granos junto a la volatilidad de los precios.

Los productores de Europa y Latinoamérica son más pesimistas, a tenor de una realidad que dispara el precio del maíz hasta un estimado de 134, 188 y 240 dólares por tonelada.

Sin embargo, a las principales preocupaciones se suman el costo de la energía, y el correspondiente a los microingredientes o aditivos de alimentos balanceados.

Entre otros desafíos aparecen, también, las dificultades económicas y financieras, sin descartar la calidad y escasez del agua, así como la falta de un personal capacitado en muchos lares del Orbe.

El costo directo del bloqueo en la producción avícola asciende a 59,6 millones de dólares anuales. Solo por tener que adquirir las materias primas para piensos en mercados distantes, este sector incurre en gastos adicionales superiores a los 10 millones de dólares cada año.

Aun así prevalecen los ejemplos de proseguir ante los avatares de crisis que sacuden a un globo terráqueo colmado de heridas.

El caso de La Pastora, en Villa Clara, habla por si solo de cómo puede transformarse la realidad, a pesar de las asfixias.

¿Tenemos o no nuestras Razones?   

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