«Con 2 que se quieran» Lázaro García (Parte I)
“Ser cubano me permite soportar la subestimación a un provinciano”
Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, aquí en 5ta. Avenida y calle 32, en el barrio de Miramar, en los maravillosos Estudios Abdala.
Hoy nos acompaña uno de los grandes trovadores cubanos, otro de los grandes trovadores cubanos. Lo que lo diferencia a él de todos nosotros, del resto de los trovadores, es que él nació en Cienfuegos y vive en Cienfuegos. Él es de los que no se vino para La Habana, por tanto, a eso le voy a dedicar mi primera pregunta cuando presente a mi gran, gran, gran amigo, Lázaro García.
¡Guajiro querido!, yo le digo guajiro, guajirón, y eso tiene una carga de cariño insólita.
Lázaro. ¡Sin dudas, sin dudas!.
Amaury. Guajiro, entonces empezamos con esa pregunta. ¿Tú naciste en Cienfuegos?
Lázaro. Cienfuegos, ciudad.
Amaury. ¿Cienfuegos, ciudad?
Lázaro. Sí, mis padres eran del campo.
Amaury. Del campo, ¿De dónde?
Lázaro. De la misma zona de Cienfuegos, la Sabana, cerca del Municipio de Palmira, Cumanayagua, de esas zonas son mis padres que luego recalaron en Cienfuegos, una vez casados, y mis hermanos también nacieron en Cienfuegos.
Amaury. ¿Cuán lejos vives ahora de dónde vivías cuando niño?
Lázaro. Ahora vivo muy cerca del mar.
Amaury. ¿Antes, no?
Lázaro. Antes no. Cuando volví a Cienfuegos, a cuatro cuadras de donde nací.
Amaury. ¿Cómo se llama ese dedo de tierra que se mete en la bahía de Cienfuegos, donde vives ahora?
Lázaro. Punta Gorda.
Amaury. Punta Gorda, es que ese es un lugar precioso, si usted va a Cienfuegos alguna vez, Cienfuegos es eso que le dicen: La Perla del Sur, ese mote está super bien puesto.
Pero tú vives en una casa, ahora, que es muy curiosa, porque es una casa humilde, es una casa de madera, pero que tiene el mar. Cuando tú entras a la casa, por delante tiene el mar y por detrás tiene el mar.
Lázaro. Sí, eso es lo más maravilloso. Yo cuando vi esa casa, a ver, estábamos buscando una permuta porque ya mi madre estaba un poquito mayor y teníamos que arrimarnos con ella alguno de los tres hermanos, y bueno, se hizo un concilio ahí y me tocó a mí. Entonces permutamos la casa de ella y la mía por esa. Cuando fui a ver esa casa, estaba en muy malas condiciones.
Amaury. Sí, porque la estás arreglando, todavía la estás arreglando.
Lázaro. Sí, ahora sí la estamos arreglando. Y cuando yo vi ese mar…, frente de la calle, el mar, o sea, el mar, la calle, la casa, el patio y el mar, yo dije: aquí puedo vivir en una casa de campaña.
Amaury. Claro, es que es un lugar paradisíaco donde tú vives.
Lázaro. ¡Sí, qué lindo lugar!
Amaury. ¿De niño estuviste un tiempo aquí en La Habana?
Lázaro. Sí, mis padres vinieron apenas unos meses.
Amaury. ¿Cómo en qué año, guajiro, sería eso?
Lázaro. Ellos vinieron para acá en el 49, creo.
Amaury. Y ellos vinieron a La Habana en busca de trabajo, seguramente.
Lázaro. Tratando de mejorar económicamente. Ya mi padre tenía unos hermanos aquí, que más o menos, con el tema de vender frutas, vegetales, cosas así, se fueron abriendo camino. Un camino con un techo muy bajito, pero bueno, recuerdo la niñez con mucha alegría, muy bien, sobre todo los primeritos años, ya después fue arreciando.
Amaury. Después la cosa fue apretando más. Ahora ¿Cuántos hermanos son ustedes?
Lázaro. Somos tres, yo soy el más pequeño. Mi hermano mayor Gilberto, que bueno, es el nombre de mi padre, José Ramón, que también ustedes lo conocen, ese es el del medio y yo soy el benjamín (risas).
Amaury. El benjamín, tú eres joven todavía, guajiro, deja eso. Yo traje, Guajiro, la guitarra. Desde que llegaste la estás mirando, y es que a mí se me ocurrió esta idea que quiero compartir contigo. Si no quieres, no lo hacemos.
A mí se me ocurrió que sería una manera bastante diferente en el programa, si tú pudieras -¡fíjate!- no hacer un recital con un presentador, sino ir musicalizando, como si estuviéramos haciendo radio en televisión, ir musicalizando tu propia entrevista.
Cuando yo te conocí, la primera canción que me cantaste, fue una canción que se llama Carretón y evidentemente tu papá era carretonero.
Lázaro. Sí.
Amaury. ¿Carretonero itinerante o de esos carretones que se ponen fijos en algún sitio?
Lázaro. Sí, él se levantaba a las dos de la mañana, cargaba su carretón en la Plaza del Mercado de acá, y tenía un puesto fijo en Basarrate y San Miguel. La clientela, básicamente, eran de las casas de huéspedes aledañas a la Universidad, y más o menos ahí sobrevivíamos. El rigor del carretón lo sufrieron más mis dos hermanos mayores que yo.
Amaury. Claro, tú eras chiquitico.
Lázaro. No obstante, no me salvé de alguna que otra vez, cuando regresaban, si sobraban algunas cosas, tenía que venderlas por el vecindario.
Amaury. Pero,¿cómo hacías? ¿Te ponías una canasta en la cabeza?
Lázaro. ¡Sí, claro!
Amaury. Vamos a hacer la prueba esta, a ver, agarra la guitarra.
Lázaro. Fíjate que esta canción yo la hago muchos años después. El carretón para mí era un juguete, yo me entusiasmaba muchísimo con ese carretón, jugaba con la yegua que lo conducía, para mí era hermosísimo. Solo después me fui dando cuenta -cuando crecí, y murió mi papá, muy joven- lo que era ese carretón para la familia, para mis hermanos y todos. Hice esta canción, un poco evocando eso…
Amaury. …Bueno, canta un pedacito. Vamos a poner pedacitos nada más.
Lázaro. Vamos a ver,¿los dos primeros?, los dos primeros versos, que están en décimas, por cierto.
Carretón, coche en mis juegos
con látigos de papel
y una piedra de corcel
tirada en riendas de fuego.
Carretón, carreta luego
de andar triste y oxidado,
se hizo trabajo pesado
de mis hermanos mayores
y al centro de los dolores
iba mi padre sentado.
Lázaro. Y por ahí sigue.
Amaury. Ahhh. Me trae una cantidad tremenda de recuerdos. Deja la guitarra ahí, la vamos a utilizar en algún otro momento que a mí se me vaya ocurriendo, por supuesto, con tu aprobación. Lázaro ¿tú papá muere en La Habana?
Lázaro. Muere aquí en La Habana, en el año 58.
Amaury. ¿Y cuándo ustedes regresan a Cienfuegos?
Lázaro. Ya al otro año. Él muere en julio del 58. La situación de la familia, bueno, fue la debacle, porque él estuvo muchos meses aquejado de la enfermedad, sin trabajar. Un tío nos tiró un cabo, varios tíos y ahí la pasamos hasta que triunfa la Revolución, y como a finales de 1959, regresamos a Cienfuegos.
Amaury. Llegan a Cienfuegos. ¿Y tú empiezas a cantar, ya en ese momento, como niño?
Lázaro. Ya me gustaba la música. Me gustaba cantar, recitaba mucho en la escuela. Memorizaba mucho los textos de las poesías, me encantaba.Y es curioso, porque no tengo antecedentes en la familia. Pero era una cosa que disfrutaba muchísimo cantar, y cantaba lo que estuviera de moda. Sobre todo la décima campesina, las cosas mexicanas, que es parte del equipaje del campesino, ¿no?
Amaury. Y cantabas tangos.
Lázaro. Y tangos, porque se oía mucho tango. Y parece que a mis padres también les gustaba mucho el tango y eso me creó un poco a mí ese halo fatídico del tango y de tristón, ¿no?
Amaury. Sí, esa cosa melodramática, pero maravillosamente melodramática, porque lo lindo que tiene el tango es como también le canta al sufrimiento. Sería, haciendo una analogía, como el bolero de victrola, ¿no?
Lázaro. Anjá.
Amaury. Nuestro bolero de victrola es el tango y después está el gran bolero de Marta Valdés y el tango de (Astor)Piazzolla.
Lázaro. Claro, claro.
Amaury. Pero después,¿tú también fuiste músico de música pop?, ¿cómo llegaste a tocar pop y rock?
Lázaro. Bueno, las edades y el ámbito sonoro y además, los Beatles. Aparecen los Beatles.
Amaury. ¿Y llegan a Cienfuegos los Beatles? ¡¿Llegaron a Cienfuegos?!
Lázaro. ¡Sí, cómo no! Igual la historia, con los discos pasados escondidos y todas esas cosas. Y había un grupo que ya un poco hacía versiones al español de los números de los Beatles y ya yo había crecido un poquito, ya tenía unos 18, 19 años. Y me incorporo a ese grupo.
Amaury. ¿Y cuándo te haces profesional? Porque para tocar en el Jagua, para tocar en el Hotel Jagua hay que ser ya profesional.
Lázaro. Muy temprano, en el año 62. Ya yo cantaba boleros, y me buscaba mis quilitos por ahí, qué se yo… y estudiaba en la secundaria. Barqueaba mucho, porque me gustaba más la música.
Amaury. ¿Porque tú no tienes una formación académica convencional?
Lázaro. No, para nada. Fue empírica. Bueno, tuve un maestro de esos prácticos de guitarra, Tomás Sierra. Después Felito Molina, un tío de Argelia Fragoso, que vivía al doblar de mi casa, que fue un segundo padre para mí, el padre musical. Y así, y con mucha avidez, con muchos deseos de aprender, copiando, buscando acordes. Y ahí se enraízan, o confluyen muchas cosas, la corriente del feeling, que fue un portento en cuanto a armonías.
Amaury. Bueno, en la secuencia de acordes, tú tienes mucho de los acordes del feeling.
Lázaro. Sí, es que Felito cultivó también el feeling. Incluso, de acuerdo a Marta Valdés, que es una admiradora también-y bueno yo la admiro a ella-de Felito, esa familia de los Molina, tíos de Argelita, de alguna manera fueron los que llevaron el feeling a Cienfuegos. Porque recuerda que esa gente vivía cerca del Callejón de Hamel, donde vive Argelita Fragoso, allí, en la calle Hospital.
Amaury. Claro. Ahora yo voy a tu formación escolar. ¿Tú tienes una formación escolar sólida?
Lázaro. No, para nada. No, yo a duras penas pude terminar la secundaria.
Amaury. Ah, yo conozco un tipo que se apellida Pérez, que le pasó algo parecido, pero yo te lo pregunto porque tú tienes un dominio de la poesía, de la métrica. Conoces el octosílabo, el endecasílabo, sabes hacer un soneto, está en tus canciones. Sabes musicalizarlos. Sabes dónde están los tiempos en esas formas, y entonces tú dices, bueno: ¿Dónde aprendió Lázaro eso?
Lázaro. Eso nace en la musicalidad y la rítmica del propio verso. A mí me dormían con décimas y los domingos en mi casa, mi papá era amigo de Colorín, de Sinsonte Guasimero, y de toda la gente que…, los campesinos cantantes que estaban aquí en La Habana, y eso me fue educando el oído, de manera que yo no tengo que contar para hacer un octosílabo. Es un ritmo que se me fue…es tan normal como hablar. Lo otro, como me gusta la poesía, soy un lector insaciable.
Amaury. Guajiro ¿cómo es que tú haces el tránsito de ese grupo pop en el Jagua, de cantar canciones más ligeras, a la Nueva Trova?
Lázaro. Mira, paralelamente. Yo hacía esa vida profesional de cabaret y de grupo popular juvenil, sin embargo, yo cantaba en las descargas cosas de Serrat, cosas de…, ya aparecían Silvio y Pablo, y como estábamos muy establecidos en Cienfuegos, en el Hotel Jagua, sobre todo, hasta monté con Los Jaguares, que así se llamaba el grupo, La era está pariendo un corazón, y funcionaba.
Amaury. Claro, porque además, el arreglo de Omara era medio pop, medio rock.
Lázaro. Sí, yo hice un arreglo, incluso la introducción era Los débiles y poderosos (tararea) y ahí arrancábamos con La era está pariendo un corazón (tararea) y fue una cosa que funcionaba.Y yo decía, caramba, yo creo que no es irreconciliable esta manera de hacer canciones y el público que las recibe.
Amaury. Claro, y el mundo del rock, del pop y del jazz y de cualquiera de ellos.
Lázaro. Exactamente.
Amaury. Ahora, hay una pregunta que yo la dejé colgada desde el principio y después la gente dice, mira a Amaury como se le van las cosas.
Ya en ese momento hay gente como Augusto Blanca, por ejemplo, de Santiago de Cuba, que vino para La Habana. Otros trovadores se mudaron a La Habana, pero tú seguiste en Cienfuegos. Explícame bien ¿por qué no saliste corriendo para La Habana, como hace la mayoría de la gente cuando dice: “voy a hacer una carrera, me voy para La Habana” y vives en Cienfuegos todavía?
Lázaro. Mira, no sabría explicártelosi hay una razón concreta. Pero a mí me gusta mi ciudad, no me hallo sin mi ciudad. Y además, tal vez en el subconsciente hubiera estado rondando la experiencia de mi padre muerto, los trabajos del carretón y que cuando no se pudo pagar la casa, tuvimos que reconcentrarnos en casa de unos tíos. Tal vez esa sombra del pasado haya estado influyendo en que La Habana no me dejó muy lindos recuerdos como vida.
Amaury. Claro, como vida. Yo fui hace poco a una peña, se lo digo a los televidentes porque tú lo sabes, Lázaro tiene una peña que ahora vamos a hablar de ella, porque quiero ir saltando, con mis amigos quiero ir saltando. Lázaro tiene una peña fantástica en el teatro Tomás Terry, que es un teatro hermoso y la peña de Lázaro tiene un swing y una magia, y yo que ya no canto ni en la ducha, me fui para allá y canté y la pasé muy bien. Y me asomé al balcón, allá arriba…
Lázaro. …En el Ateneo…
Amaury. Allá arriba en el Ateneo, y yo miré el parque y sentí una sensación de felicidad y de tranquilidad inusitadas, yo no sé, de pronto dije: ¡Qué bonito está esto! así que ahora en televisión te voy a hacer una propuesta, si un día te entra el arrebato de querer venir a vivir para La Habana, yo te permuto mi apartamento por tu casa.
Lázaro. Muchos amigos comunes me lo han planteado, pero más fácil es que ustedes vayan, además mi casa es espaciosa, caben todos.
Amaury. Claro, claro, como ya hemos hecho algunas veces, esas historias no se pueden hacer en televisión,los momentos maravillosos que hemos pasado en casa de Lázaro.
¿Tú crees que la Nueva Trova, Lázaro, la Nueva Trova es un nombre, es decir, los trovadores, los cantautores, que hoy hay muchos en todas las provincias, -hay un movimiento grande de jóvenes- están viviendo su mejor tiempo, o están viviendo un mal tiempo, o hay que regresar a las cuevas, o hay que atrincherarse otra vez? ¿Cómo tú ves eso?
Lázaro. Yo creo…bueno, tal vez los ingredientes epocales que nos tocaron a nosotros -y te incluyo a ti, aunque tú eres el benjamín de los fundadores de esa etapa- los ingredientes no son los mismos y que también están como que viviendo internacionalmente un momento desvalorizado, de un poco de vivir al día, de no complicarse mucho con las cosas inteligentes. No sé, el consumismo este, la locura. Aun así yo creo que existen muchas condiciones y de hecho hay muchos trovadores jóvenes que tienen mucho talento, demostrando cosas, ¿no? Pero la Nueva Trova, que no es un género, bueno, estamos cansados de decirlo, es una actitud ante el arte, la canción. Creo que esa actitud, hay que reclamar más esa actitud en los artistas de hoy, más que nunca, en estos momentos, y bueno, creo que nos hace falta pensar.
Amaury. Lázaro ¿tú crees que ahora hay un futuro, un espacio para los nuevos trovadores?
Lázaro. Estoy pensando en un fenómeno que se está dando ahora de popularidad entre los jóvenes con Buena Fe.
Amaury. Claro.
Lázaro. Yo considero a Buena Fe…
Amaury. …Son trovadores.
Lázaro. Son trovadores.Y mira qué resultado tienen en la juventud que los sigue. ¿Qué quiere decir eso?
Amaury. Lo tienen no solo en Cuba.
Lázaro. Sí. Pero en esencia, la trova ¿qué cosa es?: texto con música.Un vehículo divino para comunicarse con la juventud. Pero sí, y estoy convencido de que hay una sed de poesía y un hambre de oír cosas inteligentes que a veces los medios no lo facilitan.
Amaury. Hay gente que está iniciando carreras venturosas, que si tienen esfuerzo, constancia y logran atravesar el muro de incomprensión que siempre se plantea ante este tipo de canción…
Lázaro. Sería una suerte, sería una cosa formidable, que esto que hemos mencionado haga así, porque detrás vienen más.
Amaury. Sí, porque nosotros estamos ahorita para fundar el Asilo de la Nueva Trova. (risas)
Lázaro. Allá nos dicen La Nueva Trova Social Club. (risas)
Amaury. La Nueva Trova Social Club. (Risas) Además existe, existe el Buenavista Social Club. Nosotros tenemos que fundar La Liga contra la ceguera (risas)
Oye, yo me quiero ir a un tema que para mí es muy serio, muy serio, y si yo te quería y siempre te he querido, te empecé a respetar mucho cuando en el año 76 te fuiste a Angola. ¿Tú fuiste como cantante-soldado o como soldado-cantante?
Lázaro. No, no, fui como soldado, que hay una anécdota curiosa, porque bueno, me llaman a las 2 de la mañana en enero del 76 y me llevan para el Escambray, una zona del Escambray, unos campamentos, pero da la casualidad que voy con un oficial, en aquel entonces era primer comandante: Orlando Lorenzo Castro, y él me asociaba siempre con que yo tocaba mi guitarra en el Servicio Militar, y cuando me ve en el entrenamiento, nos saludamos, y me dice: ¿Y tu guitarra, no la trajiste?, ¿Pero cómo yo voy a venir a una citación militar, y me voy a acordar de mi guitarra? Y entonces él mismo mandó a su chofer conmigo a buscar la guitarra y me dijo una cosa que no olvido nunca: “Esta guitarra va a ser tan o más importante como el arma para los soldados”. Y así fue.
Amaury. Te fuiste para Angola en el 76.En el momento en que el tiro estaba… en el 76 había guerra, guerra total.
Lázaro. Sí, todavía estaba ocupado por los de Sudáfrica.
Amaury. ¿Estuviste en combate, Guajiro?
Lázaro. Realmente combate frontal, apenas tuve. Allá se utilizó, después que se retiró Sudáfrica, una especie de guerra de emboscadas. Pasé dos, mataron a un compañero, hirieron a otro, bueno. Pero sí era una… es la parte más fea del asunto, la guerra es un…, es muy cruda, es otra realidad, está tan lejos de la poesía y de la música. A mí en lo personal y muchos de mis compañeros nos estábamos cuestionando, me estaba cuestionando, ¿hasta qué punto soy coherente como persona?
Amaury. Claro.
Lázaro. Me parece que me impuse una prueba para sentirme bien conmigo mismo, y en cierta medida saldar una deuda, que jamás será saldada, con la Revolución.
Amaury. Claro. Cántame Querida vieja.
Lázaro. Bueno.
Amaury. A ver.
Lázaro. Es que bueno, voy a ver si llego.
Amaury. Olvídate si llegas, si esto es una descarga, aquí tampoco esto es programa recital, ni es un disco, ni nada de eso. Canta la parte que tú quieras.
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