«Con 2 que se quieran» Luis Alberto García (Parte II)
Luis Alberto. Mira, mi mamá es una mujer de las que ya no existen. Mi mamá no acompañaba a mi padre en todas esas noches de farándula. Mi mamá iba al teatro, veía la obra una vez, pero tampoco era esa pareja típica, ¿no?, que tú ves al artista con su muchacha al lado, o su esposa al lado. No, no, mi mamá no iba a nada. Mi mamá iba al trabajo, nos cuidaba a nosotros y luchaba contra la migraña, que siempre tenía mucha migraña
Amaury. ¿En qué trabajaba tu mamá?
Luis Alberto. Mi mamá trabajó siempre haciendo uniformes y cosas así, en un taller textil.
Amaury. Ahora, tú eres una persona, Luisito, que a cada ratico uno lee una entrevista tuya, que a algunos les parece subida de tono, a mí me parece siempre justa y siempre equilibrada y siempre coherente. Porque así eres tú. Ahora, ¿Tú haces eso por una necesidad de que las cosas mejoren, cuando tú eres crítico, porque tú sientes que tienes una vocación de mejorador humano, sería la palabra, mejorador de la sociedad, sanador, sería, o tú lo haces porque te gusta la polémica?
Luis Alberto. No, no, mira, mira, yo no… Ser polémico no es un oficio, no, y además…
Amaury. …¡Hay personas que lo ejercen y lo trabajan!.
Luis Alberto. Sí, pero no, no, ni yo estoy interesado en hacerme de un pedigrí de contestatario ni mucho menos. Yo lo que mira. Este es el país que mi padre y mi madre escogieron para que yo viniera al mundo. Cuba me escogió a mí, yo orgulloso, ¿eh?, aquí es donde yo vivo y desde esa pertenencia, que además es una pertenencia que a mi me gusta decir, una pertenencia militante, porque tomo partido, desde esa pertenencia, yo siento que tengo todo el derecho de ser crítico y de cuestionarme cosas. Primero como artista, porque yo creo que los artistas -esto no es una verdad de Perogrullo, ni estoy diciendo que sea una sentencia así- yo creo que los artistas, más que dar soluciones, se cuestionan muchas cosas, casi todas.
Ahora, desde la pertenencia, que te hablaba antes, yo creo tengo el derecho de vivir en un país más justo, mucho más justo. A que el sueño del que hablaba mi Poeta Nacional, que es Silvio Rodríguez, que decía: En busca de un sueño ando todavía, pues yo ando todavía. Y para que los sueños sean sueños, uno tiene que pelearlos, y hay que ganarle espacio, a veces, a la desidia, a la estupidez, en ocasiones.
Amaury. A la inercia.
Luis Alberto. A la inercia, a la abulia.
Amaury. A la abulia.
Luis García. A la doble, hasta la triple moral.
Amaury. Y yo conozco gente que tienen más caras, ¡hasta cuatro!.
Luis Alberto. (risas) Ahora, no soy un apóstata, para nada. Yo digo las cosas en donde vivo, a tiempo y sonriente, ¿viste?, otra vez apareció Rodríguez.
Amaury. Claro, claro. Rodríguez ha estado apareciendo en todos estos programas. Es extraño que no haya querido venir aún.
Luis Alberto. Digo, en dependencia a lo que me pregunten, digo con toda sinceridad lo que pienso. Pero siempre para que la historia que me hicieron desde pequeño, tenga sentido.
Amaury. ¿Qué cosa era el Programa de Ramón?
Luis Alberto. El problema de Ramón.
Amaury. Porque era un programa como de radio provincial, por tanto este programa se escuchaba solo en la capital…
Luis Alberto. …Claro, ese programa se escuchaba en Radio Ciudad de La Habana. ¡Qué bueno que tú tocas eso! Hay algo que la gente no comprende. Un actor no es los personajes que él interpreta, ¿eh?
Te digo esto por lo siguiente. Cuando yo empecé a hacer el programa de Ramón, ya yo había hecho Algo más que soñar, para la televisión, con Eduardo Moya, y ya había hecho Clandestinos. Y la gente pensaba, mucha gente pensaba en ese entonces, que yo había ido realmente a Angola o que yo venía de la lucha clandestina. No, no, error, yo era un actor interpretando personajes. De ahí que como siempre me ha gustado todo lo que es transgresor, todo lo que es indagador, todo lo que se haga a la luz cosas en la que yo creo, Cuando Ramoncito me dijo: vamos a hacer un programa así.
Amaury. Ramón Fernández Larrea.
Luis Alberto. Ramón Fernández Larrea me invitó a hacer el programa y yo enseguida le dije: Sí, venga, claro. Y luego he leído por ahí que él dice; que se sorprendió, que yo que venia de filmar epopeyas patrias, que no sé qué, que hiciera colaborar en eso. Le digo: Ramón, ¿hasta tú caíste en esa trampa?, claro que sí. Tienen que entender de una vez y por todas que el mismo tipo que hace Clandestinos, es el mismo que participa en el programa de Ramón. Es el mismo que hace Los Nicanores, es el mismo que hace Algo más que soñar, es el mismo que trabaja en La vida es silbar. O sea, que un actor no puede casarse con un solo tipo de personaje.
Amaury. ¿Y qué cosa era El programa de Ramón? Cuéntaselo a la gente, a los que no lo conocen.
Luis Alberto. El programa de Ramón era un programa en clave humorística que diseccionaba la realidad cubana de ese momento, los años 80.
Amaury. 80, a mí me daban un cuero en el programa de Ramón.
Luis Alberto. Sí, daban un cuero violento, violento.
Amaury. Yo me reía mucho con las cosas que decían de mí.
Luis Alberto. Ramoncito era un tipo muy ocurrente, le gustaba ese humor muy, muy irreverente, muy irreverente. Y en ocasiones nos llevamos muy buenos cocotazos, ¿eh?, pero fue un espacio de mucha libertad, ahí, en Radio Ciudad de La Habana, con un piquete de gente muy divertida. Ahí estaba conmigo, por ejemplo, Ulises Toirac. Entonces era como un cuadro de comedia y se le daba chucho a todo el mundo, a todos. Había gente que se molestaba.
Amaury. ¿Sí, que se ponían bravos?
Luis Alberto. Había gente que se personaba en la emisora: oye, no digan más eso por ahí, porque…
Amaury. No te puedo creer.
Amaury. ¿Por qué dicen algunos que tú eres el más joven de los actores mayores y viceversa?
Luis Alberto. Ahhh, porque, a ver. Eso sí es algo que es innato en mí. Yo nunca he establecido barreras generacionales.
Amaury. ¡Qué bueno!, porque a los actores de tu generación, fíjate que ya caí yo mismo en eso, les gusta hablar de la generación, entonces son los cantautores de la generación, los escritores de mi generación y eso se convierte como en un cliché también, ¿no?.
Luis Alberto. No, no, para mí Cuba es mucho más y la cultura cubana es mucho más. O sea, yo no hago.
Amaury. Mucho más que una generación, claro.
Luis Alberto. Yo no hago quincallas particulares, ni finquitas, no, no. Para mí un actor de mi edad, o de 70 años, es lo mismo que uno que tiene 16 y empezó ayer. Si lo hace bien y enfrenta su trabajo con rigor, con seriedad, pues ese también es de mi generación.
Entonces, esas personas que dicen eso, lo que quieren decir es que, aunque los años vayan pasando por mí, en el almanaque, quiero decir, mentalmente yo siempre quiero tener 16 años. Y además, me encanta tener 16 años.
Amaury. Y arriesgarte, ir al barranco
Luis Alberto. Quiero decir que colaboro. Sí, sí, sí, colaboro con toda esa gente. Oye Luis, tengo una película que quiero hacer y no tengo dos kilos y no sé más, no sé qué. A ver, enséñame lo que quieres hacer. ¿Es esto? Mira, me interesa, venga, vamos a hacerlo.
Vas a trabajar con tal actor, pero él tiene temor. ¡No, qué temor de qué, ni qué temor! Si a mí cuando yo empecé tuve tanta gente linda que me ayudaron, que me tendieron una mano.
Amaury. Uno tiene que estar en reciprocidad, ¿no?
Luis Alberto. Sí, ahora, ¿qué me toca a mí? pagar, pagar y decir: Esta muchacha jovencísima, este tipo recién salido de la escuela, no les puedo hablar desde una altura. No, no, ¿qué te pasa? Yo estoy al mismo nivel que tú. Tú estás enfrentado al mismo demonio que yo y vamos a batirnos los dos juntos por esto, pero así, sin pose de ninguna clase, sin dar conferencias, sin ser un tipo doctoral. No, no, normal, normal.
Amaury. Bueno, tú eres muy buen amigo. ¿Quién le puso a ese grupo con el que tú te reúnes tantas veces y que son las personas que más tú ves? Pichi, Bárbaro Marín, Los Malitos. ¿Por qué Los Malitos?
Luis Alberto. Mira mijo.
Amaury. Digo para aclararlo de una vez.
Luis Alberto. Una vez más, un joven, Atanay ¿sabes quién es Atanay?
Amaury. Sí, hombre, como no voy a saber quién es Atanay el rapero
Luis Alberto. Atanay, que es mucho más joven que nosotros, de repente fue a una fiesta creo que en casa de Pichi, o algo así con nosotros, y se divirtió horrores, se murió de la risa. Y Atanay dijo: oye, pero ustedes son malitos, malitos, ¿eh?, ustedes se ponen malitos, malitos. Y él fue el primero que empezó a decir: Oye, ven acá, ¿los Malitos no se van a reunir más? Somos un grupo de amigos, no somos solamente actores. Hay pintores…
Amaury. …Músicos…
Luis Alberto. …Muchos músicos, que lo que hacíamos sobre todo, era; uno, querernos mucho y dos, apoyarnos mucho.
Amaury. A ver, ¿cuántos discos tú tienes? Porque tú eres uno de los melómanos más importantes que tiene Cuba. Tú, Sigfredo Ariel, creo que son ustedes dos. Creo que son ustedes los que le ganaron ya a todo el mundo.
Luis Alberto. No, no, tengo sentado frente a mí al “Boss”.
Amaury. Ya no tengo muchos. (risas)
Luis Alberto. Tengo sentado al frente al “Boss”. Mira, lo mío con la música, es, yo creo que a veces toma ribetes ya de enfermizo, ¿no?. Soy un melómano empedernido, de toda la vida, de toda la vida. Yo, desde que era un niño, descubrí que la música me aporta a mí una intensidad sentimental que no lo logra ninguna otra de las artes. Yo te digo con toda sinceridad, yo con gusto dejaría de ser actor y todas las películas y todas esas cosas, todo, todo, si mi padre me hubiera llevado a una escuela de música. Por lo tanto, todos ustedes que se dedican a hacer música, que la hacen incluso, para mí son como dioses. A mis personajes los hago con música, en serio.
Amaury. ¡Qué bonito, qué bonito eso!
Luis Alberto. Y ahora, que ya salió el IPod, es mejor, porque antes era muy complicado llevarte un long playing o una grabadora a un rodaje. Pero hoy en día yo llego a un sitio, me conecto mis audífonos y venga Mozart para abajo o Keith Jarrett para abajo, o en dependencia de lo que venga.
Amaury. Sí, en dependencia de lo que venga.
Luis Alberto. Y ¿sabes qué?, logro, incluso, aislarme, porque en un rodaje hay muchas personas que están haciendo lo suyo y yo he descubierto que con la música yo me voy a otro sitio y después regreso. Me preguntabas por la cantidad de discos…
Amaury. …Eso, te vas con la música a otra parte, qué bonito, ¿no?.
Luis Alberto. Sí, yo estaba, desde que tengo uso de razón, siempre me gustó acopiar música y tener música. Ese es como mi violín de Ingres. ¿Luis, a qué te dedicas en tu tiempo libre? Bueno, veo muchísimo cine, que es lo mío, que es lo que me toca, pero escucho muchísima música. Yo vivo para eso, de verdad, en serio y he hecho. Mira, yo he ido a los lugares más increíbles del mudo a buscar una canción, una canción.
Amaury. ¡Bueno, a mi casa has ido a buscar un disco!.
Luis Alberto. Y las veces, las poquísimas veces que he salido con un presupuesto más o menos decente. Las pocas veces que he salido de Cuba con un presupuesto más o menos decente, tengo que evitar entrar en las tiendas de discos.
Amaury. No, eso puede convertirse en una dulce tortura y en un privilegio también que nosotros hemos tenido gracias a nuestro trabajo.
Luis Alberto. Claro, claro
Amaury. Háblame de la familia que tú fundaste. Ya hablamos de la familia que tú heredaste. Ahora hablemos de la que tú has fundado.
Luis Alberto. Tengo tres hijas.
Amaury. Que yo sé que las adoras y que hablas de ellas todo el tiempo.
Luis Alberto. Sí, Claudia y Camila son grandes, ya son mujeres. Y ahora tengo una bebé muy pequeñita, tiene tres meses, que se llama Vida. Ellas tres son lo mejor que yo he logrado hacer en mi vida, ahí está lo mejor de mí.
Amaury. Vamos a hablar de una cosa maravillosa. La última época en que nos vimos mucho fue porque tú habías hecho uno de los documentales -tú como realizador- más impresionantes que yo he visto, de los documentales que yo pongo para llorar, para emocionarme, Leal al tiempo, un homenaje a Eusebio Leal. A mí me parece que eso tiene una factura impecable. Se ha puesto por televisión en varias oportunidades. ¿Cómo fue trabajar con Eusebio?
Luis Alberto. Eusebio es un patriarca. Eusebio es un patriota. Eusebio es una columna de las que sostienen la cultura y la historia de este país. Es todo eso y al mismo tiempo es un tipo asequible.
¿Tú sabes cómo yo pude hacer ese documental? Ese documental lo pude hacer porque partí de mi admiración hacia él. Estudiando a este hombre, y acompañándolo durante casi seis meses, yo hice también un viaje a la semilla. Verle a él haciendo lo que hace, y lo bien que lo hace, pues a mi me alimentó espiritualmente. Yo me devanaba los sesos diciendo: ¿cómo en una hora puedo acercarme mínimamente, a la estatura de este hombre?
Amaury. Luisito, ¿tú suscribirías esta frase de Ortega y Gasset que dice: sin admiración no hay amor? Es muy arriesgada esa sentencia.
Luis Alberto. Sí, yo la suscribiría, claro. Así, pensado ahora así, no encuentro nada o a nadie en mi vida, que yo ame o a quien yo ame, sin que antes, sin que también pase eso por la admiración. O sea, que para mí, amor y admiración van en la misma valija.
Amaury. El documental de Eusebio y, con esto vamos a terminar. Tiene el gran título, Leal al tiempo, ya desde el título, ya uno empieza a temblar. ¿Luis Alberto García ha sido leal al tiempo? Sería la pregunta.
Luis Alberto. Sí. Yo he cometido errores como cualquiera, pero he sido leal al tiempo que me ha tocado vivir y al tiempo de las personas que me antecedieron. Antes te dije que mis padres escogieron para mí que yo naciera en esta tierra, ¿no? Al mismo tiempo yo también he escogido esta tierra para que nazcan mis tres hijas.
Hablamos de los sueños, yo decidí hace mucho tiempo, y sigo decidido a ello, sembrar los sueños míos aquí. Y yo soy de los que le gusta vigilar lo que sembré. Soy consecuente, aquí estoy, fajao. Inconforme en ocasiones, claro, ¿cómo qué no?, pero inconforme desde la pertenencia de la que también te hablé, que es mi derecho.
Sí, yo soy un tipo leal al tiempo que me tocó vivir. A veces gente que no me conoce, o gente que me quiere mucho, y que entiende las cosas de otra manera, me dicen: “Luis, ¿por qué tú te quedaste aquí? ¿Por qué no buscaste otros derroteros, o hiciste tu carrera en otra parte?”
Yo no critico al que quiere vivir en otra parte, yo creo que es un derecho muy soberano que tú quieras hacer tu vida donde quieras. Pero yo no soy de esos, no podría estar fuera de aquí.
¿Y si Fernando hace su mejor película y yo no estoy?
¿Y si Silvio y Pablo vuelven a cantar juntos y yo no estoy?
¿Y si mi hija más grande me da un nieto y yo no estoy?
¿Y si mi hija la pintora se vuelve una enorme pintora, que es lo que espero y yo no estoy?
¿Y si Vida, la más pequeñita, logra tener una vida más plena que la mía, y yo no estoy?
¿Y si los Industriales vuelven a hacerme una campaña como la del año pasado, yo me la voy a perder?
No señor, este es mi lugar, y tienen que darme también.
Amaury. Bueno, ante esas palabras, solo queda decir, gracias. Gracias mi socio. (abrazos)
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