Cremata: No se puede negar a un pueblo, y sobre todo a sus niños, que respeten a los héroes
La cámara de Cubadebate captó un diálogo entre Carlos Alberto Cremata, director del la Compañía de Teatro Infantil La Colmenita, y José Pertierra, el abogado que representa a Venezuela en el caso de extradición del terrorista Luis Posada Carriles, cubano de nacimiento y nacionalizado venezolano.
Cremata es el hijo de una de las 73 víctimas que viajaban en el avión que hizo estallar el terrorista en el aire, con dos bombas de C-4. La Colmenita está ahora en Washington DC, donde Pertierra tiene su bufete, y la conversación entre ambos necesariamente pasa por la decisión de Venezuela de llevar al asesino ante la justicia y por el dolor de los familiares de las víctimas de ese escandaloso crimen.
José Pertierra: Tin, tu papá fue una de las víctimas de la voladura del avión de Cubana de Aviación en Barbados el 6 de octubre de 1976. ¿Cuántos años tenías tu en ese momento?
Carlos Alberto Cremata: 15 años.
José Pertierra: ¿Puedes explicarnos el impacto que el asesinato de tu padre tuvo en ti a esa edad?
Carlos Alberto Cremata: Me aferraba más a la idea de que todavía había alguna esperanza. Que no se perdiera una persona que no puede desaparecer. Al principio sentí un desconcierto muy grande. Yo lloré mucho cuando Fidel hizo aquel discurso en que dijo “cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla …”
Es muy difícil no sentirse como conmovido. Como se sintió todo ese pueblo en Cuba. Hasta lo último. Pero no era fácil. Me aferraba más a la idea de que había alguna esperanza.
Unos meses después de aquel 6 de octubre (de 1976), yo estaba en el comedor de los Camilitos (preuniversitario militar) y de golpe pensé: ¿quién me devuelve todos esos meses que he estado yo sin papi? Dejé la bandeja e inmediatamente salí y lloré, lloré y lloré. Es cuando empecé a reconocer la posibilidad real de que lo habían matado y la rabia fue in crescendo. Yo estuve años con una rabia in crescendo.
José Pertierra: ¿Cómo es que decides hacer teatro? ¿Cuántos años tenías y qué te inspiró?
Carlos Alberto Cremata: Muy poca gente sabe esto. Yo entré en los Camilitos con 11 años, y el hecho (la voladura del avión) se produce en mi ultimo año de los Camilitos. Cuando estaba allí, hacía teatro con mis compañeros desde los 11 años. Empecé a ganar premios. Pero yo lo único que hacía era exclusivamente repetir lo que veía hacer a mi papá con los compañeros de oficina en el aeropuerto José Martí.
Mi papá montaba las obras de teatro para sus compañeros. Simplemente por placer. Y esas mismas obras casi siempre eran sainetes, obras de divertimento. Casi siempre obras de Enrique Núñez Rodríguez. La primera que monté se llamaba “Este burócrata es la muerte”, una comedia de Enrique Núñez Rodríguez. La había acabado de hacer mi papá hacía un mes en el aeropuerto. Yo iba con él a todos los ensayos. Me sabía todo los parlamentos. Le pedí el texto y fue la primera obra que yo monté con 11 años en los Camilitos. La obra que había visto hacer a mi papá. A partir de ahí, las obras que yo montaba- que ganaban premios -cada 3 meses, cada 6 meses– eran exactamente las obras que yo había visto montar a mi papá.
Cuando voy a salir ya de los Camilitos pierdo a mi padre, al ser que yo imitaba, al ídolo, al maestro, al maestro de mi verdadera vocación.
José Pertierra: Tin, cuéntanos de la formación académica que recibiste. ¿Dónde estudiaste y qué?
Carlos Alberto Cremata: Estudié en la Unión Soviética por cinco años. Fui a estudiar una carrera artística. Me gradué como director artístico. Pero el título científico es Licenciado en Ciencias Pedagógicas. Y de pronto se unión esa formación academica de la Pedagogía con la dirección artística. Cuando me gradué en el Instituto Superior de Arte (ISA), empecé a hacer con mi mamá un programa de televisión con niños. Todo eso confluye en el nacimiento de La Colmenita.
Pero el verdadero director artístico de La Colmenita es mi papá. Yo sigo recibiendo indicaciones, consejos. Yo todavía me siento como el asistente de dirección. Porque además mi papá tenía una gracia con los niños absolutamente inimitable. No he visto un ser humano. Lo que hacía papi con los niños de la cuadra era impresionante.
Yo nunca he llegado a tanto. Papi era ese flautista de Hamelín que va por las calles y los niños lo siguen. Era muy simpático, muy alto. Era muy especial. Se parecía mucho al actor norteamericano Robert Mitchum. Todo lo que hago ahora, estoy seguro que lo hubiera hecho con papi.
José Pertierra: Venezuela sigue pidiendo que EEUU extradite al autor intelectual de la voladura del avión cubano. Hay 73 cargos de asesinato pendiente contra Posada Carriles en Caracas, pero él vive libremente en Miami. ¿Cómo te sientes ante el fenómeno de la impunidad que goza en los Estados Unidos el asesino de tu padre?
Carlos Alberto Cremata: Lo que más nos ha preocupado (del caso Posada Carriles) es la impunidad. Con el ejemplo que le pueden dar a otros que quieren hacer lo mismo: enlutar la vida, el camino. Imáginate que otros digan que pueden hacer lo mismo. Ese es el todo del terrorismo. El terrorismo va a existir mientras exista la impunidad. El primer paso para eliminar el terrorismo es eliminar la impunidad de los asesinos. Lo de Posada no tiene nombre. Se fugó de una prisión. Está Venezuela esperando. Hay leyes internacionales, pero reina la impunidad.
José Pertierra: Hay cierta crítica en los medios de Miami hacia La Colmenita, porque dicen que los que hace en esta gira es propaganda política. ¿Tienes alguna reacción a eso?
Carlos Alberto Cremata: Me interesa mucho que me haga esa pregunta, porque antes de venir para acá yo tuve la oportunidad de ver en la televisión norteamericana una obra para Kindergarten donde le estaban enseñando a los niños a amar a Martin Luther King. Tenemos todo el derecho del mundo -todos los pueblos del mundo- a respetar, a admirar y a querer a nuestros héroes.
En estos momentos en Cuba, no hay ninguna diferencia entre estos Cinco hermanos y todos los héroes de la nación. Amamos tanto a Martí, a Maceo, a Camilo como amamos a esos Cinco hermanos. Al final, todos estaban haciendo lo mismo: velando por la nación. Estaban velando por los ciudadanos. Estaban velando contra el terror, contra la muerte, contra todas esas cosas horribles.
Los que critican de esa manera a La Colmenita, primero no han visto la obra Abracadabra. Yo vi uno de sus programas (que critican a La Colmenita) y lo que hacen es que ponen a Federico en una escena (que por cierto ya no está en esta versión que realizamos en EEUU) donde dice: “Los Cinco héroes eran cinco hombres que luchaban contra el terrorismo”. En ese momento, Federico lo que está haciendo es criticando en la obra como a veces los niños o los adultos repiten como papagallos consignas y lemas.
Lo que propone la obra, lo que propone la profesora, es que no vamos a hablar de héroes. Vamos a hablar de seres humanos. Y vamos a entender por qué nuestro pueblo les llama Héroes. Uno puede estar de acuerdo o no. Pero lo que no se puede hacer jamás es negarle a un pueblo, y sobre todo a sus niños, a que respeten a sus héroes. Ellos no son héroes oficiales. No son héroes de la prensa. No son héroes de la propaganda. Son los héroes reales del pueblo.
Yo invito a todo el que pueda a que vaya a Cuba, y que investigue cómo la gente de a pie, cómo la gente del pueblo (que tienen muchas insatisfacciones, que tienen muchas ideas), cómo ese pueblo siente a los Cinco hermanos nuestros.
(Con información de José Pertierra. CubaDebate)
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