«Con 2 que se quieran» Eslinda Nuñez (Parte II)
Amaury, Eslinda, Solís y Yamil (camarógrafo) en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí
Amaury. Quedaron los imprescindibles.
Eslinda. Nos quedamos, el camarógrafo, él (Titón), la asistente de dirección y la script. Cuatro personas nos quedamos allí solamente.
Amaury. La script para quien no sabe, es la persona que lleva la continuidad de las escenas.
Eslinda. La que lleva la continuidad. Y yo me sentí protegida, no me sentí desamparada, no me dio miedo después. Tenía miedo antes de hacerlo, después ya no me dio miedo.
Amaury. Nuestros directores de cine, yo los conozco a casi todos, al menos los de la época dorada. Vendrá otra época dorada, pero a esos no los conozco todavía y ya no tengo ni tiempo para conocerlos. Pero siempre fueron, siempre fueron muy…
Eslinda. Muy cuidadosos.
Amaury. Muy respetuosos, porque yo trabajé también ¿te acuerdas?, como boom man y participé en algunas películas. Para afuera todo el que no tiene que estar aquí. Aquí nadie tiene que estar de mirón.
Eslinda. Para completar la pregunta que me habías hecho.
Amaury. Sí, claro.
Eslinda. No, es que me fui por otro, hablándote de Memorias (del subdesarrollo) bueno, al fin acepté Memorias, la hice, luego hice Lucía.
Amaury. Sí, Lucía es un capítulo aparte.
Eslinda. Un personaje hermosísimo, muy bien construido.
Un personaje de un trabajo interno que me exigía mucho como actriz. Y yo, incluso, por momentos tenía miedo no poder llegar hasta donde Humberto (Solás) me pedía. Tenía miedo no poder yo con el personaje, puse tal ahínco, tal pasión, tal entrega en tratar de dar esa muchacha tan frágil, tan tierna, y tan frustrada que se convierte de niña a mujer de la noche a la mañana y para mí fue una cosa extraordinaria. Y luego hacer La primera carga al machete, era la posibilidad de trabajar con Manuel Octavio Gómez, otro gran amigo, porque era muy amigo de mi casa, o sea, nos reuníamos en mi casa a cada rato a conversar, a discutir los sueños que teníamos.
Amaury. ¡Cómo tenía sueños Manuel Octavio!, fantástico tipo.
Eslinda. Entonces trabajé en una película coral, pero que era muy interesante desde el punto de vista de la estructura. Todo lo que ofrecía la película era muy novedoso estructuralmente y me encantó hacer el personaje que me ofreció.
Y realmente estas tres películas me ayudaron a formarme como actriz. Me ayudaron a saber que, -al cabo del tiempo, claro está-, que tenía una responsabilidad mayor.
Amaury. Ahora, cuando estabas en el Teatro Musical de La Habana y habías hecho el segundo cuento de Lucía, hay un elemento muy importante y es Leo Brouwer. No se puede concebir el cine cubano sin la música de Leo Brower. Pero ¿cómo siente dentro del cine cubano y dentro del cine cubano que ha hecho Eslinda, la figura de Leo Brouwer?
Eslinda. Mira, para mí Leo Brouwer es una figura muy importante en mi carrera y lo he dicho en otras ocasiones, porque casi todas mis películas, o muchas de mis películas tienen la música de Leo Brouwer. Yo venía a este estudio, precisamente, en este estudio Leo grababa su música. Y yo venía y él decía: ¡vengan mañana!. Veníamos un grupo de gente. ¡Vengan mañana! y me decía: ¡como estoy haciendo tu música, todos los músicos nos vamos a inspirar en ti!
Y bueno, yo venía y oía la música y entonces él decía: miren, oigan este fagot, oigan no sé qué cosa… era tan agradable venir a escuchar esa música aquí. Y luego siento que el personaje yo lo construía, yo lo armaba, pero yo pienso que me lo redondeaba Leo Brouwer. Después, al cabo del tiempo siento que mis personajes y la música de Leo tienen mucho, mucho que ver, que uno sin el otro no es nada, es increíble.
Amaury. Es lo que te pasó también con Humberto (Solás) y con Nelson Rodríguez, el editor. Y ahí vamos a dos personajes que me parecen también muy importantes: el personaje de Amada, en la película Amada, con César Evora, dirigida por Humberto Solás y con guión y co-dirección, aunque no está en el crédito, de Nelson Rodríguez. Quiero que me hables de la intensidad de Humberto a la hora de dirigir a Eslinda. ¿Cómo era la relación entre ustedes dos? Aparte de que eran amigos.
Eslinda. Mira, Humberto, por supuesto, cuando empezó a dirigir, era un hombre muy joven, tendría 24, 25 años y entonces él buscaba diversos métodos por donde llegarle al actor. Nelson y él hicieron el guión y la co-dirigieron. A veces, en algún momento él dirigía algunas escenas y en otros momentos Nelson dirigía otras o las ensayábamos. Esta es una película que contrariamente a lo que se había hecho antes en el ICAIC, la ensayamos durante mucho tiempo. La ensayamos en la casa donde íbamos a filmar, tuvimos esa gran posibilidad.
Amaury. Sí, allí en Línea y no me acuerdo qué.
Eslinda. Sí. Queríamos hacerla en muy poco tiempo y se hizo en muy poco tiempo. Veníamos de hacer Cecilia Valdés.
Amaury. Isabel Ilincheta.
Eslinda. Donde yo hice Isabel Ilincheta, la rival. Entonces en esta película Humberto quería ser más preciosista y llevaba la filmación de una forma muy intensa. Había una entrega total en esos días en la filmación y Nelson (Rodríguez) me ayudaba mucho, porque Nelson era más paciente, a pesar de ser Nelson un individuo impulsivo.
Amaury. Sí, pero es que Nelson es maravilloso y es un hombre de una inteligencia y unos conocimientos.
Eslinda. Sí es un hombre muy inteligente.
Amaury. Muy inteligente.
Eslinda. Entonces él se acercaba y me decía: no te preocupes, tú vas a ver que todo va a salir. Bueno, era como una especie, bueno, de hermano, así.
Amaury. ¿El fotógrafo era Livio, no?
Eslinda. El fotógrafo era Livio Delgado.
Amaury. Livio Delgado.
Eslinda. Derubín Jácome hacía el vestuario. Yo le debo mucho a Derubín también, porque Derubín es una gente con un buen gusto extraordinario.
Amaury. Ese es otro, ese es otro. Si anduviera por aquí lo hubiera agarrado por el pelo y lo hubiera sentado en la silla ahí y le hubiera hecho la entrevista.
Eslinda. Él está aquí a cada rato. El mes pasado estaba.
Amaury. A veces no estoy filmando.
Eslinda. Entonces esa fue una película…
Amaury. …¿Y por qué siendo una película tan, para mí extraordinaria, tú me comentabas hace un rato, que para muchas otras personas cercanas, es una película tan importante, por qué tienes la percepción de que ha sido medio olvidada?
Eslinda. Con esa película pasan cosas muy curiosas porque siendo una película que tiene un público muy firme, que la defiende mucho…
Amaury. …Yo soy uno.
Eslinda. …Es una película con un halo romántico, que dentro de la película tratamos de proteger el lenguaje, de hablar poco, como se hacía en la época.
Amaury. Así debía ser.
Eslinda. Y entonces, eso quizás, fue un poco contradictorio para algunas personas, para algún crítico, pero sin embargo, la película conserva una belleza tremenda. Hay muchas personas y personalidades que…, ¡Oscar Valdés adoraba esa película!.
Amaury. Oscar Valdés, gran director de cine.
Eslinda. Roberto Fernández (Retamar), muchas personas se han acercado a mí y me han hablado muy bien de esa película.
Amaury. Va a ser difícil para ti contestar la siguiente pregunta, porque tú eres una mujer muy discreta. ¿Pero de todos los compañeros actores que has tenido, trabajando en el cine y en el teatro, a cuáles, va a ver omisiones, tú recuerdas con más cariño, en el trabajo, no en la relación personal, con quién te has sentido mejor? ¿Con quién te gustaría, todavía, porque tú eres una mujer que tiene una vida por delante? ¿Con quién te gustaría repetir, volver a hacer cosas con ellos?
Eslinda. Mira, yo he tenido suerte, yo tengo mucha suerte porque he tenido magníficos compañeros de trabajo, actores que…, de esos actores que se entregan, que te dan todo en escena y que interactúan con su compañera de trabajo, ¿no?. Realmente son muchos, pero tengo que decir que, así, el primero, Adolfo Llauradó, con él trabajé muchas obras de teatro, en Teatro Estudio, en La Rueda.
Amaury. Un príncipe.
Eslinda. Un príncipe, un amigo entrañable y además un actor enorme, enorme actor. Con él hice una obra de teatro que todavía recuerdo, que fue una puesta en escena muy interesante, que se llamaba El Pequeño Prodigio. Bueno, hice Macondo, Richard trajo su flauta; Oh Papi pobre, papi, mamá te metió en el closet y yo estoy muy triste (risas), de Arthur Kopit.
Amaury. Lo que pasa que el título ese es delicioso.
Eslinda. Trabajé en Casablanca también.
Amaury. Claro
Eslinda. De Manuel Herrera.
Amaury. De Manolito, de Manolito.
Eslinda. Donde él hacía mi gran amigo, un periodista, yo era la mujer que estaba apasionada por Capablanca, lo perseguía a todas partes del mundo.
Amaury. Una co-producción cubano-soviética, esa película, ¿no?.
Eslinda. Anjá. Y bueno, que te voy a decir, Adolfo un personaje inolvidable.
Amaury. Y ya diciendo Adolfo, yo creo que en él se resumen todos tus demás compañeros.
Eslinda. No, tengo que mencionarte a Albertico Pujol.
Amaury. ¡Albertico!
Eslinda. Albertico Pujol, que hizo un Ñico extraordinario, en una Santa Camila de la Habana Vieja que hicimos en el Fondo Cubano de Bienes Culturales y luego en la Plaza de la Catedral.
Amaury. Es que fue un espectáculo grandísimo.
Eslinda. Sí. Bueno, después tengo muchos otros actores que son grandes actores con los que me he sentido muy bien, como Pancho García, Sergio Corrieri, Mario Balmaseda, José Antonio Rodríguez.
Amaury. Bueno, es que tú trabajaste con todo el mundo.
Eslinda. No, no, por favor.
Amaury. Cómo buscar la manera de una mujer como Eslinda…
Eslinda. Actores que te dan mucho en escena, que tú sientes que nada más con mirarnos a los ojos ya entendemos lo que puede pasar.
Amaury. Pero fíjate que el tránsito, ahora yo te miraba a los ojos y decía: déjame sacar una pregunta de los ojos de Eslinda, y yo decía: Eslinda empieza, es un tránsito raro el tuyo, porque tú empiezas en teatro y lo normal es que te hubieras ido del teatro a la televisión y después al cine. ¿Alguna vez menospreciaste, estando en el cine cuando tú has sido una de las tres grandes actrices de cine que ha tenido Cuba, alguna vez menospreciaste tú a la gente, a la televisión como género o a las actrices que solamente hacían televisión?
Eslinda. No, yo admiré mucho, admiro a todas las actrices. Hemos tenido una cantidad de actrices y actores enormes que hacían televisión y yo aprendí mucho de ellos. Desde Santa Clara, veía mucha televisión y aprendí muchísimo de todos ellos.
Lo que sucede es que muchas veces no había posibilidad de hacer cosas interesantes en la televisión en un momento determinado. Pero yo tuve una gran suerte porque a partir de que me invitó a trabajar en la televisión Carlos Piñeiro, con la obra El Chino, de Carlos Felipe, me “llovieron” cosas siempre muy interesantes.
Amaury. Y después has hecho mucha televisión.
Eslinda. Después trabajé bastante, sobre todo en cuentos para la televisión, teatro para televisión, algunas series, por ejemplo, trabajé en La otra cara con Rudy Mora, y en Doble juego con Rudy Mora también, o sea, dirigida por Rudy Mora.
En novelas trabajé en Cuando el agua regresa a la tierra. Trabajé con Tomás Piard, que ha llevado puestas importantísimas de la literatura universal a la televisión.
Amaury. Y la última telenovela que hiciste, hasta hace poco estuviste en el aire ¿cuándo fue?
Eslinda. Bueno, hice Polvo en el viento dirigida por Xiomara Blanco.
Amaury. ¿Tú piensas que ya lo hiciste todo o tú estás esperando todavía ese personaje que te va a dar la gran alegría de tu vida?
Eslinda. Amaury, no espero ningún personaje. No, para mí todos son extraordinarios, para mí todos vienen bien, a todos les voy a sacar partido. Yo siempre estoy empezando, Amaury.
El problema, yo creo que lo que me mantiene a mí vital, no sé, con ideas, es que siempre estoy empezando.
Amaury. Y trabajar con Manolito Herrera, con tu esposo ¿cómo pueden trabajar? Me imagino que tú te subordinas a su criterio, pero cuando llegan a la casa deben seguir hablando de la película.
Eslinda. Mira, yo no soy fácil de subordinarme al criterio de nadie. Detrás de esta ternura que tú dices.
Amaury. (risas) Sí es verdad que tú eres muy tierna, tu eres muy tierna.
Eslinda. Pero yo soy una mujer bien dura, para que tú veas.
Amaury. ¿Verdad?
Eslinda. Sí, sí, y yo siempre…
Amaury. …A mí no me pareces frágil, me pareces una mujer muy tierna, fragilidad tú no proyectas, pero tú das ternura.
Eslinda. Pero por momentos puedo aparentar fragilidad.
Amaury. Allá el bobo que se lo crea. (risas)
Eslinda. (risas) Pero te digo, honestamente, que soy una mujer con un criterio y que ese criterio lo voy a defender ante cualquier director, ante cualquier situación. Aún incluso con mi esposo, Manolo.
Respeto mucho su obra, yo soy admiradora cien por ciento de Girón, me parece que es una extraordinaria película.
Amaury. Tremenda película.
Eslinda. Una de las cosas más grandes que se han hecho en Cuba.
Amaury. También está en los clásicos.
Eslinda. Es uno de los clásicos. Con él he tenido la posibilidad de trabajar en No hay sábado sin sol.
Amaury. En Capablanca.
Eslinda. En Capablanca y ahora más recientemente en Bailando Cha Cha Cha. Por supuesto, voy a ser la que primero va a llegar, la última en salir, la persona más estricta. Siempre lo soy, soy una persona bastante profesional, estricta a la hora de trabajar y estudiosa, pero en las películas de Manolo tengo que ser mucho más ¿te das cuenta?, para no crear ningún desajuste, ningún desbalance, algo que él me pudiera llamar la atención que no me gustaría.
Amaury. Claro. ¿Y cuál es el éxito, el secreto de la relación, de la larga relación de ustedes? Porque yo tuve padres, lo digo por tu hijo, yo tuve padres donde él era director y ella era actriz, y eso no funcionó, fue una familia disfuncional. Sin embargo, en el caso de ustedes ha sido muy funcional, una familia muy funcional. ¿Hay algún secreto, alguna receta que se pueda decir?
Eslinda. Mira, Amaury, yo pienso que en el amor hay que ser muy generoso, hay que ser tolerante, no te creas que no hemos tenido nuestros encuentros y desencuentros.
Amaury. Lógicos y normales, que forman parte del amor también.
Eslinda. Pero ha sido lindo y es lindo, y tratar de que todo sea diferente cada vez. Eso es lo mejor.
Amaury. En un momento, Eslinda, y ahí ya me voy al final del programa. Tú, cuando estás haciendo El jinete sin cabeza, donde trabajaste con Enrique Santisteban, donde trabajaste con Farah María, con otros actores, por supuesto, que yo recuerdo.
Eslinda. Alejandro Lugo.
Amaury. Tú te enfermas, vas a un hospital, tú no respetabas demasiado…, estas cosas las sé, tú no estabas demasiado consciente de la importancia de una actriz dentro de la sociedad y una enfermera que te estaba atendiendo, soviética, me imagino que no se entendían demasiado. Yo no sé si tú hablas ruso…
Eslinda. Dice algo en ruso.
Amaury. (risas) Ella te demostró un cariño especial y tú escribías, en aquel momento no había Internet. Tú escribías cartas a Manolo, pero esas cartas venían a un lugarcito, esas cartas volaban de la Unión Soviética y venían a un lugarcito pequeño, a una islita que está aquí, la llave del Golfo, aquí en el Caribe y había que poner una dirección y la dirección siempre terminaba La Habana, Cuba. ¿Qué significa para ti eso?
Eslinda. Para mí eso tiene un significado tremendo porque imagínate cuánta añoranza durante siete meses separados y bueno, como tú bien dices, tuve el apoyo de esa enfermera que me hizo valorar tanto mi trabajo. Yo le dije que yo la admiraba mucho a ella por su trabajo y ella me dijo que ella admiraba tanto el trabajo de todos los artistas. Yo le decía: No, ¡yo soy la que la admiro a usted! Ella me decía: No, no es posible, porque fíjese yo solamente puedo curar el cuerpo. ¡Ustedes los artistas curan el alma! ¿Qué sería de los trabajadores si cuando llegan a la casa no pueden poner un radio, una música, leer un libro, ir a un teatro el sábado, el domingo? Sería una vida espantosa, tristísima. ¡Ustedes nos curan el alma!
Y a partir de entonces yo empecé a valorar mucho más mi trabajo y empecé a añorar mucho más querer regresar para poder trabajar con nueva fuerza, con nuevos bríos, porque yo estaba un poco, pensando si yo había hecho bien dedicando mi vida a la actuación. En ese momento me di cuenta que sí, que yo tenía que regersar rápido para volver a hacer esas grandes obras de teatro.
Amaury. Y volver a tu público, el que ya estaba y el que estaba por venir.
Eslinda. Y el que estaba por venir. Es verdad, mi público que siempre ha sido un público tan cariñoso, tan extraordinario.
Amaury. Bueno, quizás yo me voy a atrever en el final a hablarte en nombre de todos los cubanos. Yo no soy quién para hablar en nombre… prácticamente no soy nadie para hablar ni siquiera en nombre mío, pero me voy a atrever a decirte que Cuba te agradece tu talento, tu actuación, tu entrega, tu permanencia y tu belleza. Que Dios te la mantenga siempre intacta de corazón y de cuerpo.
Eslinda. ¡Ay, gracias Amaury por ser como eres!
Amaury. Te quiero mucho, mi vida.
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