«Con 2 que se quieran» Alejandro García Virulo (Parte I)
“Los humoristas somos gente seria”
Amaury. Muy buenas noches, estamos, como cada semana, en Con 2 que se quieran, aquí, en el corazón de Centro Habana, en el barrio de Lezama, en Prado y Trocadero, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC.
Hoy tenemos como invitado, me da risa hasta presentarlo, me da risa él siempre, es una persona muy simpática; uno de los más grandes humoristas, el padre del humorismo inteligente de los últimos 50 años en este país.
Trovador, compositor de canciones hermosísimas de amor, que me va a contar por qué no las hace, por qué no las canta, por qué no las graba. Mi querido amigo, fraterno, casi somos de la misma edad, él es un poquito menor que yo, Alejandro García, Virulo. Bueno, es un gusto tenerte aquí.
Virulo. Gracias, para mí también es un gusto estar aquí.
Amaury. Esta pregunta siempre te la quise hacer: ¿Cómo atreverse, formando parte del Movimiento de la Nueva Trova, a hacer canciones humorísticas en un momento donde la solemnidad imperaba?
Virulo. Chico, creo que yo no decidí nada, la vida me llevó pa’ allá. Tengo un amigo humorista venezolano que dice una cosa que es muy graciosa, él dice que los humoristas somos gente seria, pero que la gente se ríe con lo que decimos y finalmente siento que eso fue lo que a mí me pasó. Trataba de buscar un camino, de decir lo que yo quería y a mi manera, y salió el humor de una forma totalmente natural. Es cierto que en el momento en que empecé a hacer esas canciones todo era muy solemne, pero yo estaba en el Pre y los socios míos del Pre lo que querían oír era otra cosa también y entonces yo hice lo que quería mi generación de alguna manera también. Querían divertirse, y fui parte de todo eso.
Amaury. ¿Pero en el Pre fue que empezaste a hacer canciones, o antes, en la secundaria?
Virulo. En la secundaria todavía no hacía canciones humorísticas. En la secundaria tenía un grupo ahí loco que se llamaba los Sioux, ¿no te acuerdas?, que era un grupo de Rock and Roll. Después fue en el Pre que empezamos en la Nueva Trova y a hacer las canciones en ese corte.
Amaury. ¿La de Superman, no?
Virulo. La de “Superman” y “Acuaman”, la de “Manolito”. Una serie de canciones y a partir de ahí me fui definiendo en ese camino.
Amaury. Pero nunca dejaste de hacer canciones serias. Bueno, las canciones de humor tuyas son muy serias, son muy pensadas, pero las canciones románticas…
Virulo. Románticas… mira, yo siempre digo, que tengo mi corazoncito y hay cosas que no puedo resolver a través del humor y tienen que irse a través de otras canciones, tengo que contar cosas de otra forma, y siempre he seguido haciendo canciones.
Amaury. Pero no las cantas habitualmente.
Virulo. Habitualmente no las canto. Hace tres años decidí hacer un disco donde metí algunas de esas canciones, que se llamaba “El mundo está nuevecito”, que fue cuando nació mi hijo -el más pequeño, Sebastián-, y entonces hice una canción que se llamaba “El mundo está nuevecito”, hablando de esa capacidad de los niños de verlo todo nuevo, que es una capacidad que desgraciadamente los adultos vamos perdiendo con el tiempo.
La canción más o menos lo que dice es, que qué bonito sería volver a ver el mundo, pero con los ojos de mi hijito, que se asombra ante todas las cosas sencillas de la vida.
En ese disco metí algunas de esas canciones, digamos, más reflexivas, no humorísticas.
Amaury. ¿Cómo la gente las recibe cuando las cantas, cómo pueden separar al Virulo que están esperando, el del chiste? ¿Cómo puedes introducir al público en una canción de esas?
Virulo. Hay una canción que se llama “El Colibrí”, que es la historia de un colibrí, empieza como una canción humorística, pero después se convierte en una canción muy seria. Es un colibrí que tiene alergia por las flores y estornuda cada vez que llega a los jardines. Él se tiene que mudar a la ciudad y en la ciudad se empieza a deprimir y acaba metiéndose en una biblioteca y en la biblioteca, de repente ve que alguien abre un libro y ve las páginas de colores y se empieza a interesar y aprende a leer y comienza a meter el piquito en todos los libros y a polinizarlos y se empiezan a mezclar todos los conocimientos de la humanidad.
Amaury. Eso es una novela, es un buen tema para una novela
Virulo. Pues sí, hice una canción que es esa historia, ese cuento y mira, de una manera muy curiosa, es la canción con la que acabo casi todos mis conciertos.
Amaury. Virulo, yo te conocí estando tú en el Pre, pero el Virulo niño ¿tú naciste en el Vedado?
Virulo. Yo nací en el Vedado, 23 entre 8 y 10.
Amaury. ¿En la casa adonde yo iba?
Virulo. En la casa adonde tú ibas.
Amaury. Cuéntame del Virulo niño.
Virulo. ¡Chico, ya no me acuerdo mucho!
Amaury. No hace tanto.
Virulo. Hace un poquito. Era un niño tranquilo, quizás un poquito… me gustaba jeringar a mis primas, a mi hermana. Aparte de ser un niño tranquilo, era un niño un poco jodedor, en otras palabras.
Me acuerdo, todos los muebles de la casa quedaron desbaratados, porque siempre agarraba los muebles los viraba al revés y hacía unas naves espaciales, entonces jugábamos. Desbaratábamos todo, yo creo que es clásico de todos los niños.
Amaury. A mí me hubieran matado…
Virulo. Los míos me lo están haciendo ahora.
Amaury. Si yo le rompo un mueble a mi mamá me hubiera arrancado la mano. ¡Óyeme, tu abuela, yo recuerdo siempre a tu abuelita!
Virulo. Mi abuelita Emma. Mi abuela era un personaje que escribía, pintaba a los setenta y tantos años. Escribió unos poemas extraordinarios. Tenía una gallina. Yo no sé si te acuerdas del apartamento ese de 23, que había un pasillo largo, largo, y al final había como una terraza y allá atrás estaba mi abuelita sentada en un balance con una gallina puesta en la cabeza, cualquiera que llegara y veía eso, qué locura, ella tenía esa gallina que ponía huevos en sus poemas. Era una cosa…, la relación de mi abuela con la gallina era la cosa más absurda del mundo.
Amaury. Tu abuela prácticamente te crió.
Virulo. Mi abuela fue la que me crió y la relación con mi abuela era una relación de amistad, pero ella me trasladaba su mundo loco también. Una vez hubo un problema, una crisis familiar alimentaria y hubo que meterle mano a la gallina. Mira, fue el único disgusto que he tenido con mi abuela. Estuvo seis meses sin hablarme, me dijo que yo era un antropófago. Parte de eso fue mi infancia y creo que el humor iba a aparecer de alguna manera.
Amaury. Y la cercanía de tu casa con el ICAIC, tu papá…
Virulo. Mi papá trabajó en el ICAIC, fue fundador del ICAIC; era del Departamento de Trucaje de dibujos animados donde trabajó toda la vida. Yo me la pasaba colado en todas las exhibiciones del ICAIC, y le robaba el carné y me metía en la Cinemateca a ver las proyecciones que eran para los empleados.
Y fíjate, una cosa muy interesante: como mi papá dirigía el Departamento de Trucaje, hacían muchas exhibiciones de películas de ciencia ficción y a mí me encantaban. Vi una cantidad de películas de ciencia ficción desde niño, que yo creo que alimentaron mucho mi fantasía, y eso es una cosa que no me ha abandonado, el deseo ese de fantasear, de imaginar un mundo distinto del que vivimos. Eso no me ha abandonado nunca.
Amaury. ¿Quién te puso Virulo?
Virulo. Virulo me lo dicen desde tercer grado, una profesora me puso en una lista de asistencia; mi nombre es Alejandro García Villalón, y me puso Alejandro García Virulo, y pasó la lista de asistencia así.
Creo que era porque yo jeringaba mucho, hablaba mucho en clases. Virulo en Cuba no significa absolutamente nada, después he sabido que, en Argentina, Virulo es darse un golpe.
Amaury. ¡Ah, no sabía!
Virulo. Darse un virulo, darse un golpe. Virolo en México es ser bizco, pero Virulo, yo no sé por qué me puso lo de Virulo en la lista de asistencia y pasó la lista.
Amaury. O será que leyó un error al pasar la lista.
Virulo. Pero de Villalón a Virulo, ¡coño!.., yo no me la he vuelto a encontrar, si me la encuentro le preguntaría ¿por qué?
Amaury. Pero de todas maneras es un término sonoro también.
Virulo. A mí lo que me lo empezaron a decir y no me gustaba y con eso sellé mi destino, entonces me decían más Virulo hasta que ya. Un día llegué a mi casa y mi mamá: ¡Hola, Virulo!
Amaury. ¡No, no puede ser!
Virulo. Y ya me olvidé del asunto.
Amaury. ¿Cuándo fue tu debut? No tu debut en las fiestas del colegio, de la secundaria, del Pre. No, no, el debut donde había un público que no te conocía. ¿Cuándo fue?
Virulo. Fue en la Sala Hubert de Blanck, cuando estaba en 12 grado. Digo que ese fue el debut porque fue la primera vez en una sala profesional, para un público que pagaba, claro. La mitad del auditorio era de socios del Pre, pero bueno, alguien que no nos conocía entró, supongo.
Amaury. ¿Pero cantaste ya canciones humorísticas?
Virulo. Canté como dos canciones, ya tenía la de Superman.
Amaury. ¿Y dónde estalla entonces el momento de popularidad? ¿Cuándo es que de repente todo el mundo reconoce a Virulo?
Virulo. Con la canción del Chevy en un festival de la FEEM creo que fue que la estrené, y ya después de eso se hizo un disco de esa canción, se empezó a popularizar y me empezaron a llamar para hacer televisión ¿Te acuerdas de Televisión Universitaria?
Amaury. ¡Claro, cómo no!
Virulo. Tenía un programa que se llamaba “Siempre en Domingo”, que lo dirigía Jorge Gómez: la gente le decía “siempre los mismos”, porque éramos como cuatro que siempre íbamos al programa.
Amaury. Pero recuerdo a los trovadores de aquella época, que cuando se hacían los órdenes de los conciertos, todo el mundo decía: “Yo no voy detrás de Virulo”. ¿Qué tú recuerdas de esa época?
Virulo. Bueno, Silvio me invita muy generoso, Silvio siempre ha mantenido un constante batallar con presentar a gente nueva y de alguna manera todos hemos disfrutado de esa generosidad de Silvio, de presentarnos.
Amaury. ¡Sí, sí, sí!
Virulo. Y entonces él me invita. Yo, muy sorprendido de hacer una gira por Venezuela y con Silvio Rodríguez. Entonces en un concierto donde estaba malanga y su puesto de vianda, de pronto Virulo para cerrar y nadie sabía quien era el Virulo aquel y ahí, yo, para cerrar, entonces anuncian: ¡Y ahora Virulo! La gente se empezó a levantar, y yo me paro y empiezo a meter mi trova. Una cosa muy tensa, porque imagínate, la gente en un estadio, yéndose todo el mundo. Me acuerdo que estaba haciendo una cosa del Génesis, ¡chico!, y empezó la gente a regresarse y la gente a regresarse y creo que es de las actuaciones más emocionantes que he tenido en mi vida, porque además era una cosa totalmente inesperada, que la gente no solamente no se fuera, bueno, algunos se fueron, vamos a no exagerar, pero los que se quedaron, se quedaron contentos, pidieron otra, y tuve una muy buena crítica en Venezuela, me acuerdo, en El Nacional, salió una página entera. Ahí yo creo que empezó mi carrera fuera de Cuba.
Amaury. ¿En Venezuela?
Virulo. En Venezuela.
Amaury. Recuerdo que la gente decía: trovador cubano que se conoce en Venezuela (por supuesto, Silvio y Pablo siempre están distinguidos); Venezuela es de Virulo. Virulo es Venezuela. ¿Ese vínculo se mantiene todavía?
Virulo. Mira, el tiempo que me fui a México, que estuve trabajando en México, me distancié de Venezuela, pero estoy tratando de recuperar esos vínculos. Todos los años voy alguna vez.
Amaury. Saliendo del Pre, ¿tú estudiaste una carrera?
Virulo. Estudié Arquitectura. Eso fue un compromiso familiar de que los viejos míos me dijeron: ¡bueno, lo que tú quieras, pero tú terminas la carrera! Yo voy a hacer la carrera, no te preocupes. Y bueno, pues, hice la carrera.
Amaury. Y colgaste el título.
Virulo. Después colgué el título y más nunca. Y ahora ni me acuerdo.
Amaury. ¿Pero nada, ni siquiera dibujas todavía?
Virulo. Dibujo. Mira, el gusto por la arquitectura me queda y me queda la organización. La arquitectura es el arte de organizar los espacios en función de necesidades, de expectativas, etc. Eso hace que organices tu forma de pensar, cómo tú obtienes más resultados con menos elementos, con menos dinero, con menos esfuerzo.
Lo mismo puede suceder para todo. Cómo tú puedes expresar más cosas con menos palabras en menos tiempo, la síntesis. Eso es aplicable a la Literatura, es aplicable a todo. El organizar tu pensamiento para llegar a un resultado, eso es una cosa que a mí me sirvió muchísimo de la carrera y lo sigo haciendo, y lo sigo aplicando.
Amaury. ¿Y esa cosa que la gente dice como en broma, de que un arquitecto es un tipo que no fue lo suficientemente hombre como para ser un ingeniero?
Virulo. Bueno, hay parte de realidad, no es mi caso. Yo era trovador, llegué ahí de casualidad. Sí, pero los arquitectos por otro lado decían que eso era fruto de la envidia, porque las mujeres más lindas que había en esa CUJAE estaban en la escuela de Arquitectura, y los ingenieros se morían de envidia.
Amaury. ¿Cuándo fundaste el Conjunto Nacional de Espectáculos?
Virulo. El Conjunto Nacional de Espectáculo, la verdad, ya existía. El Conjunto Nacional de Espectáculos lo fundan Alberto Alonso y Sonia Calero.
Amaury. Que eran grandes profesores.
Virulo. Eran grandes profesores, muy bien formados y se suma Sara González, estaba Carlos Montezuma, Carlos Más.
Amaury. Carlos Ruiz, Natalia…
Virulo. …Natalia Herrera, Carlos Ruiz de la Tejera, de ese Génesis…
Amaury. … Que lo bajaban…
Amaury. …Carlos Ruiz bajaba como un Dios con dos angelitos en biquini, pero en el Carlos Marx, allá arriba -eso la gente no lo sabe- hay una pila de murciélagos y durante toda la primera parte de la obra uno oía a Carlos Ruiz dando gritos allá arriba: “¡Bájenme, bájenme! ¡Acaben, acaben!” Nosotros estábamos actuando para el público, y él gritando, la gente no se daba cuenta de eso, hasta que sonaban unos acordes y entonces bajaba Carlos Ruiz, el Dios.
Amaury. ¿Cuántas obras hiciste ahí?
Virulo. ¿En el Carlos Marx? ¡Oh, una pila, hice muchísimas! El primero fue Génesis, después hicimos La candela; El Bateus de Amadeus; La Esclava contra el árabe. Hacíamos dos obras todos los años.
Amaury. ¿Cómo era lo de Sara González? Que es tan cómica en su vida personal.
Virulo. Creo que Sara estuvo en el Conjunto y siempre estuvo en la dicotomía de por un lado la canción revolucionaria, “La victoria” y no sé cuánto, y por otro lado la jodedera que implicaba estar allí en el Conjunto y hacer Eva, porque salía Sara con un maillot amarillo que aquello había que mandarse a correr ¿te acuerdas? Sara era Eva y Tatica, Adán.
Amaury. Que lo hacía bien, porque Sara hubiera sido una buena actriz cómica.
Virulo. Creo, que como lo han hecho muchos actores, muchos grandes actores, ella podía haber llevado las dos carreras juntas.
Amaury. ¿Y cuáles son los riesgos? ¡Fíjate! Yo estaba pensando en todas esas obras y esas obras tenían, sí, un componente humorístico grande, pero también había una parte intelectual muy trabajada. En el país del choteo, ¿cuál es el riesgo que corre un tipo que trata de hacer un humor inteligente?
Virulo. Nosotros teníamos que buscar un equilibrio siempre de decir cosas, pero que la gente también gozara y se divirtiera mucho. Incluso, como parte de la programación, siempre pensamos hacer un espectáculo universal, con otros planteamientos y hacer un espectáculo nacional de la gozadera, ya de la actualidad.
Amaury. Y los guiones, ¿los hacías tú solo?
Virulo. No, yo tenía un equipo de gente. Trabajábamos básicamente los guiones Jorge Guerra (que desgraciadamente falleció a principios del año pasado, mi hermano de Chile), Héctor Zumbado que sigue vivo (creo que de este año no pasa que le organice un homenaje, alguna cosa), y yo.
Amaury. Hay que hacérselo, se lo merece.
Virulo. Se lo merece porque además, creo que es el más grande escritor de humor de los últimos 50 años en Cuba, sin lugar a dudas. Hacíamos los espectáculos básicamente entre nosotros tres. Hay espectáculos como el Génesis que escribí yo, pero después a la hora de adaptarlo para teatro, nos metíamos a trabajar en conjunto.
Amaury. ¿Y quién dirigía la puesta en escena de todo eso?
Virulo. Pues hubo muchos directores, desde José Antonio Rodríguez, hasta no sé, Nelson Dorr. Yo contrataba para cada espectáculo a un director.
Amaury. De prestigio.
Virulo. De prestigio…, eran cosas maravillosas, que a mi me gustaría, fíjate, volver a hacer una experiencia de ese tipo. Que se diera la posibilidad, porque ahora las cosas están organizadas como de otra manera. Cuando aquello era muy fácil decir: ¡bueno, vamos a llamar a un, qué se yo!… Hubo coreografías ahí, que las hizo ¡hasta Alberto Méndez!
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