«Con 2 que se quieran» Carlos Alfonso. (Parte II)
Carlos. Bueno, Síntesis se creó…Siempre hago el mismo cuento, porque…
Amaury. No puedes cambiar el cuento cada vez que te hagan una entrevista.
Carlos. Con aquella playa azul de Varadero, con el agua por nuestra cintura, -cuando la teníamos-.
Amaury. Teníamos cintura. (risas)
Amaury. Era una cosa de la Nueva Trova.
Carlos. Sí, un Festival.
Amaury. Un Festival de la Nueva Trova.
Carlos. Nosotros éramos un cuarteto que ya estaba siendo acompañado por dos o tres músicos, que uno era Kike…
Amaury. Kike la Fuente.
Carlos. Enrique la Fuente, Fernando Calveiro y un baterista de Tropicana y queríamos formalizar aquella cosa ¿no? Entonces, hablamos contigo, hablamos con Mike Porcel y hablamos con José María Vitier, que es parte de la vida de Síntesis.
Y antes de Síntesis conozco a José María de aquella época donde Pedro Luis tenía 14 ó 15 años.
Amaury. Sí, Jose creo que es uno o dos años menor que Pedro.
Carlos. La mamá y la abuelita de José María nos alimentaban al cuarteto allí. Nadie tenía un medio y entonces cuando ensayábamos con él, la abuelita de José María siempre nos preparaba un refrigerio y todo eso.
Pero bueno, todo el mundo dijo: ¡sí, maravilloso!, que lo íbamos a hacer. Después, tú fuiste el primero que te fuiste.
Amaury. Sí, ya yo estaba en otra cosa.
Carlos. Tú ya estabas metido en la cosa de la Nueva Trova. Y el grupo se inicia en la Catedral de La Habana, a finales de los años 70 y…
Amaury. 76.
Carlos. El 14 de diciembre con el concierto de La Plaza de la Catedral que empezó aquello con un piano, que no sé de dónde salió. Un piano de cola montado en la Catedral. El concierto para mí fue memorable y, ese fue el inicio de Síntesis, que cuando aquello, entre nosotros, nos llamábamos “Nueve ejemplares no tan raros”.
Amaury. ¿Quiénes más pasaron por Síntesis? por Síntesis -digo, el inicio- después por Síntesis ha pasado…
Carlos. Malanga y su puesto de vianda. (risas)
Amaury. Sí, yo puedo recordar a Ernán López Nussa, puedo recordar a Gonzalo Rubalcaba. Gente que volvió, como el caso mío que volvimos algunas veces.
Ahora, hay personas que tú recuerdas y las que tú nombras: Lucía Huergo. Tú hablas normalmente de esas personas en tus entrevistas.
Carlos. Sí.
Amaury. En tus entrevistas escritas y las verbales, pero hay gente de las que tú no hablas. Hay gente que para ti siempre fueron de Síntesis y gente que pasaron y tú has querido olvidar. ¿Por qué?
Carlos. Mira, de todas maneras no es un comercial lo que estoy diciendo, pero agradezco a toda la gente que pasó por aquí. Pero hay gente que no, que pasaron por el grupo y que no debían haber pasado por el grupo.
Fueron muchas veces músicos por una necesidad temporal y otros que abandonaron. Porque este trabajo no da nada pero a nosotros nos gusta hacerlo, es decir, esto no es para viajar, esto nunca fue como dicen, para “fastear”.
Entonces la gente pasa un tiempo contigo, es como un colador; los buenos, los que piensan que esto es un trabajo cultural se quedan, y el que no, se decanta y se va para otro grupo donde posiblemente gane mucho más y tenga más suerte que con Síntesis. Esos son lo que casi nunca menciono.
Amaury. Recuerdo que estaba escuchando el disco Hilo Directo, y aparecen dos temas que deslumbran y que cambian la suerte de Carlos Alfonso nuevamente, de Carlos, de Ele, del grupo, que es cuando aparecen Asoyín y Mereguo.
Recuerdo irme en una guagua a Varadero con el grupo Síntesis y tú me diste a escuchar ese disco, eran walkmans, en aquellos tiempos.
¡Oye, cuando oí aquello, aquella recreación de los cantos ancestrales afrocubanos llevados a lo contemporáneo, con aquel sonido! Además ese disco estuvo muy bien grabado. ¿Cómo surge la idea?
Carlos. Mira, a mí me cae un disco en la mano que se llama Viejos Cantos Afrocubanos y lo tenía en la casa. A cada rato oía el disco; y un día, oyendo Asoyín, se me ocurre ponerle un tipo de armonía. Desde que había ido a Trinidad me di cuenta de que había dos cosas que me erizaban: la música de Tchaikovsky y la música afrocubana y quería saber por qué me erizaba esa música.
Entonces bueno, hice “Asoyín” y Lucía estaba en el grupo. Incluso el tema de Lucía, que hizo “Mereguo”, no era “Mereguo” la base, ella lo cambió después.
Hicimos los dos temas con tremenda vergüenza, no se lo quería enseñar a nadie, porque, capaz de que me hubieran matado. ¡Mira este en qué se metió!, todo ese tipo de crítica. Y resultó ser un boom y además con el apoyo incondicional de la gente que trabaja el folclor.
Y después la EGREM me llamó, Ana Lourdes que era la directora, de que por qué no hacía un disco de este tipo de música, y fue cuando hicimos el disco Ancestros, que se ganó el gran premio EGREM de ese año.
Amaury. Pero tú has seguido insistiendo a lo largo de todos tus discos en hacer canciones con letra y ahora también está Esteban.
Carlos. Sí.
Amaury. Sin embargo, siempre los grandes momentos son los ancestros, la música afrocubana, esa recreada por ustedes, que después han hecho muchísimas más canciones. ¿A qué tú se lo atribuyes? ¿Tú eres religioso?
Amaury. Religioso, religioso, no. Yo de verdad, si tengo un niño enfermo y tengo que poner algo… y, he ido, me he consultado y todo y siempre me dicen lo mismo: tú no te tienes que hacer nada. Entonces yo vivo feliz, no tengo problemas en mi vida, entonces no practico la religión así.
Amaury. ¿Y Lázaro Ros, Titilaye?
Carlos. ¡Ay, mi madre, ese cuento, vaya! Lázaro Ros fue totalmente la inspiración del primer disco de nosotros. A él le debemos ese disco, la carrera prácticamente de Síntesis. Él fue un gran maestro para nosotros y además, cuando él estaba en el Estudio de la EGREM, el viejo, el de La Habana, allá arriba, él estaba al lado de nosotros ahí.
Le dije: ¡Lázaro, yo no puedo con esto! ¿Dime qué hago con Titilaye? Entonces le dije: ¿tú puedes hacer algo, a ver como tú lo cantarías? Y él salió de la cabina cantando, ese es el tema que está grabado en ese disco.
Es decir, esa es la única toma que tiene ese número. Eso fue sagrado, ¡vaya!, hasta el polaco Yuri estaba erizado. ¿Qué tiene que ver Yuri con eso?
Amaury. Sí, pero tú tienes que explicar que el polaco Jurek, no Yuri, es el grabador.
Carlos. El Ingeniero de Sonido.
Amaury. Que además es polaco y que además no se llama Yuri como le dice Carlos.
Carlos. Jerzy Belc.
Amaury. Unos le decimos Jurek y Carlos siempre le dice Yuri, ¡es una cosa! Bueno, también Ana Lourdes, nuestra gran productora y amiga.
Ahora, voy a caer entonces en un tema que sé que te fascina; tú escogiste a la mujer indicada, eso cuesta trabajo. Es decir, la mujer esa que uno la descubre y dice: ¡esto es para toda la vida!
Carlos. Sí.
Amaury. Ya es toda la vida, pero además después, con esa mujer tienen dos hijos extraordinarios, dos hijos maravillosos X Alfonso y M…
Carlos. …Alfonso.
Amaury. Yo no voy a entrar en la pregunta absurda del abecedario y las letras, porque esa pregunta; primero, se ha hecho mucho y segundo no tiene ningún sentido, cada cual le pone el nombre a los hijos que le da la gana. Pero ¿qué son tus hijos para ti?
Carlos. Son mis dos piernas, ¡vaya! Yo adoro a mis hijos, no sé qué decirte de ellos. Son maravillosos, son fruto de su mamá, de su insistencia. Y yo que los llevé a la escuela siempre. Yo era el que los levantaba por la mañana, el que le daba cariñitos.
Insistí para que fueran músicos, porque X, que es el mayor, tenía tres años y tenía ya un talento… Te puedo decir que tenía menos de tres años y cantaba “Molinos de mi corazón”.
Amaury. De Michel Legrand.
Carlos. La de Michel Legrand y ese tema tiene un pasaje, tiene un truco, que si no eres músico te vas, y él lo hacía. Después se metió en la carrera de video y ha ganado una pila de premios. Y un disco que hizo del Benny que fue nominado como mejor productor, como mejor grabador.
Amaury. Sí, al Grammy.
Carlos. Al Grammy y todo eso.
Amaury. ¿También ustedes, no? En la familia han tenido como cuatro o cinco nominaciones. ¿Qué importancia tú le das a eso?
Carlos. No voy a decirte mentiras. A mí me gustaría tener un Grammy, pero me parece que en el momento en que a nosotros nos podían dar un Grammy, pasó.
Eso me ha quedado, es decir, tú sabes que la nominación al Grammy del disco que nosotros hicimos “Habana a flor de piel”, ni siquiera es el mejor disco de Síntesis. Pero fue el único que había llegado ahí.
Pero los “Ancestros” ninguno de esos nosotros teníamos conocimientos de cómo colocarlo, además, el Grammy Latino empezó hace como 10 años nada más. Y los discos “Ancestros” ya tienen 20.
Amaury. Bueno, pero faltan discos.
Carlos. Faltan discos. Pero sí me gustaría tener un Grammy.
Amaury. Pero fíjate, eso que me estás diciendo, de que a lo mejor tu mejor tiempo pasó, con respecto al Grammy…
Carlos. ..Sí…
Amaury. Eso se contradice con la imagen que yo siempre he tenido tuya, de que Carlos es como un personaje de dibujos animados. Tú sabes que en los dibujos animados, las personas hacen locuras, los árboles se mueven. Los carros hablan, cantan. Para Carlos Alfonso ¿todo es posible?
Carlos. Sí, yo soy el que cree que… ¿tú sabes cómo es eso? Si es ruso te hubiera dicho: El mono no habla, claro, científico. Pero yo te digo, te pago si lo haces hablar, es decir, te doy esa posibilidad. Es mi manera. Creo que todo es posible.
Amaury. ¿Cuánto estarías dispuesto a arriesgar por un chiste ingenioso?
Carlos. El 25%. Tú sí el 100% que te he visto (risas).
Amaury. Tú eres una persona muy ingeniosa y tengo a veces la impresión de que estás muchas veces como en el borde. Tú te quedas en equilibrio, en el borde. Un chiste bueno en un lugar correcto, bien colocado, vale muchas veces más que una canción, ¿sí o no?
Carlos. Es verdad, sí. A mí me gusta. Es que a uno le pasan muchas cosas que están en la vida. Me acuerdo una vez que yo estaba velando a una persona, un familiar, y llegó un tipo y me dijo: ¿quieres tela de caja de muertos? Eso de verdad, ¿no es maravilloso?, ¡vaya! Tela de caja de muertos estaban vendiendo en la funeraria.
Una vez yo estaba parado ahí, con mi carrito, ahí, en el semáforo y se para un tipo y me dice: ¡Oye, vieja, un fula hasta 70! ¡Oye mami, un fula hasta 70! fue como me dijo. (risas)
Amaury. Mima, fue lo que te dijo.(risas)
Carlos. Sí. Y yo en Puerto Rico, ¿hago ese cuento?. Me dicen: abuela. Y yo no miré. ¡Qué coño, si yo no soy la abuela de nadie ni nada de eso! Y yo no vuelvo, no miré hasta que lo miro y me dice: ¿Abuela, tú estás sorda? (risas)
Amaury. ¡Se te cayó la cajetilla de cigarros! (risas)
Carlos. Andaba con un pantalón todo guarabeao y vaya, estaba hecho un desastre.
Amaury. Bueno, Carlos, tú acabas de cumplir 60 años.
Carlos. Sí.
Amaury. Y cumplir 60 años es más que la certeza de que uno está vivo, que uno ha vivido, que uno ha transitado una etapa importante en la vida. ¿Cómo tú ves de ahora para adelante?
Carlos. Mira yo de verdad no pienso mucho en eso.
Amaury. Ahora que tienes nietas.
Carlos. Yo necesito mi futuro ahora, porque si trabajé para el futuro, el futuro debe estar al llegar, ¿no?, debe ser ya.
Amaury. Sí, pero supuestamente, cuando uno se plantea el futuro y uno tiene 15 años, el futuro sería tu presente.
Carlos. Yo el futuro lo necesito ahora. Necesito tener más tiempo para trabajar en la música, menos tiempo perdiendo el tiempo para poder trabajar en la música. Necesito un apoyo incondicional del Estado a la gente joven, a la gente como mis hijos.
Amaury. Como tus nietas.
Carlos. Necesito un apoyo incondicional, que no pasen el mismo trabajo. Yo tocando puertas por todos lados a ver cómo podía hacer música. Pero necesito que eso sea ya.
Amaury. ¿Y no sería contraproducente, pienso yo, tomando en cuenta tu propia experiencia? Tú has llegado a dónde has llegado justamente porque tuviste que derrumbar puertas o cincelar puertas en el teatro de Matanzas.
Carlos. Sí.
Amaury. A veces, el paternalismo del Estado lo que hace es acomodar a las personas y evitar ese esfuerzo, o tú crees que ha habido…
Carlos. …¡No, lo que hablo es de canalizar….!
Amaury. ¿Canalizar el talento?
Carlos. A mí nadie me ha preguntado cómo hubiera querido que fueran las cosas, y es una cosa que estoy esperando hace años. ¡Oye! ¿Cómo tú querías que fuera tal cosa?
Amaury. Esa es una pregunta muy difícil de hacer, aunque tú tengas muy clara la respuesta. Porque las cosas son como son.
Carlos. Sí, pero bueno…
Amaury. …y fueron como fueron.
Carlos. Pero este país que ha hecho tanto por los jóvenes y por los niños, y que ha graduado a tanta gente, yo quisiera que se quedaran aquí en el país. Y que ese talento no se fuera de aquí. Conozco a muchos de los jóvenes que están viviendo en el exterior, y ni siquiera están viviendo bien, ni nada de eso.
Muchos están pasando trabajo, unos están fregando por la mañana para tocar guitarra por la noche y eso quisiera que el Estado lo cuidara. Que ese talento que la Revolución ha hecho y ha cultivado en las Escuelas de Arte se quede aquí, dentro del país, y no tenga que buscarse afuera nada, que no sea un contrato de trabajo o una cosa digna.
Amaury. Claro, una cosa que lo eleve. ¿Qué significa para ti ser cubano?
Carlos. Yo no soy de esos que dicen que el cubano es el que es. Yo no soy ese tipo de…
Amaury. …lo sé, por eso te lo pregunto.
Carlos. Creo que nosotros somos, sí, un poco especiales. Si te digo la esencia, para mí, en mi caso, es poderte mirar a los ojos. Es decir yo soy una persona que no tengo que bajar la cabeza para nada. Es un orgullo, para mí lo más grande que yo tengo en la vida, es poder pararme dondequiera, en este país ante cualquier persona y poder mirarle a los ojos. Para mí eso es lo más importante.
Amaury. Bueno, Carlos, gracias. A veces me cuesta trabajo decirle gracias a los invitados y mucho más trabajo me cuesta cuando quiero y admiro tanto a la persona que tengo en frente. Te quiero mucho, siempre y bien. Cuídate mucho.
Carlos. Gracias.
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